domingo, 31 de octubre de 2010

EVOCACIONES ALCALAÍNAS

52.- EL CEMENTERIO

Muchas tardes, al salir de la Escuela, nos íbamos a coger hojas de morera al cementerio para la cría de gusanos de seda. Traíamos un buen manojo y se las íbamos echando cada día para que crecieran y se enfundaran en sus mallas de hilos de seda. Los gusanos la roían con avaricia, abriendo en las tiernas hojas grandes agujeros. A los pocos meses, se encerraban en sus capullos y, más adelante, salían para transformarse en mariposas que ponían ristras de huevecillos. Finalmente, se metamorfoseaban de nuevo en gusanos.

Los criábamos en cajas de cartón que nos daban en la tienda de tejidos de Bartolo Visglerio, cerca de la Alameda. Le abríamos unos boquetes a la tapa de arriba para que no se ahogaran. Era curioso ver a los chavales con sus cajas cambiando gusanos, durante una etapa que duraba varios meses, hasta la producción del capullo. Nos decía don Manuel que la producción de la seda la trajeron a España los moros y de aquí pasó a Francia y a Inglaterra. En primavera comenzaban a enclaustrarse en sus capullos de seda y, en verano, rompían el capullo y aparecían las palomas para poner los huevecillos.

El cementerio de Alcalá está cerca de la altura que hoy ocupa el mirador sobre el “Prao” y el río Barbate. Una cancela de hierro deja ver el interior de los patios donde se sitúan aún los nichos y las tumbas. Siempre estuvo bien cuidado, con un camino de flores que aparentaba un jardín. Pero ahora ha mejorado extraordinariamente, de manera que tanto el camino como el recinto, no se parecen a aquella evocación que rememora.

Una tarde, víspera del Día de Difuntos, se fueron a coger hojas y se detuvieron más tiempo del debido. El camino del cementerio era una auténtica procesionaria de gente que no cesó en todo el día. Se hizo de noche y, desde los árboles, vieron algunas luces sobre las tumbas. A uno se le ocurrió decir que los muertos se levantaban de noche, salían de las tumbas y encendían velas. Cundió el miedo, nos bajamos de los árboles y subimos corriendo el camino de San Vicente hasta la plaza Alta. Bajamos a la Alameda en un suspiro.

Más tarde, cuando oyeron las campanadas de la noche de Difuntos, supieron que mucha gente había ido aquel día a llevar flores y a encender “mariposas” en las tumbas. La mariposa era un vaso de aceite con unas velitas de cartón y un pabilo que duraba muchas horas. La dejaban encendida, en el pretil del nicho o sobre la tumba, hasta que consumían el aceite. En todas las casas había una mariposa para iluminar la capillita de la Virgen de los Santos que visitaba a las familias. También servía para iluminar cuando se iba la luz eléctrica, lo cual sucedía con frecuencia.

Según Jaime Guerra, ahí estuvo situada, frente al postigo que se abría en la muralla y el camino de la izquierda que conduce al cementerio, la antigua parroquia de San Vicente. Se cuenta que, en 1350, se veló en ella el cadáver del rey Alfonso XI el Justiciero (1312-1350), muerto en el sitio de Gibraltar víctima de la epidemia de la peste. Ejerció como parroquia, hasta que en 1520, por bula de Clemente VII, quedó refundida con San Ildefonso y San Jorge. No obstante, parece que siguió abierta hasta 1787, aunque en 1790 se inicia su declive y, a fines del siglo XIX, se sigue mencionando como iglesia. De sus imágenes, ornamentos y demás objetos de culto no hay referencias y sólo existe San Vicente que, en 1919 se sitúa en la iglesia de Santo Domingo y, en 1962, estaba en una hornacina de la iglesia de la Parroquia y, actualmente, tras el altar mayor.

Era costumbre muy antigua, en las villas y ciudades cristianas medievales, que los enterramientos se hicieran en los corrales y huertos que rodeaban las ermitas e iglesias. En cada barrio solía haber una ermita y, en ella, un cementerio para los difuntos del barrio. El primitivo cementerio de Alcalá de los Gazules fue el corral de la parroquia, próximo a San Ildefonso y a San Vicente. Cuando el pueblo fue saliendo de las murallas, se levantaron nuevas ermitas con nuevos cementerios, bajo las ordenanzas del Marqués de Tarifa.

Así se mantuvo hasta que Carlos III, en abril de 1787, prohibió los enterramientos en las iglesias por higiene y salubridad de los recintos. Por estas fechas, el cementerio era el huerto de la ermita de San Antonio Abad (La Victoria Vieja). Pero la epidemia de 1800, la invasión francesa y el deterioro del lugar exigieron un nuevo emplazamiento para el camposanto. El nuevo lugar fue la proximidad de la iglesia de San Vicente. Según el padre Barberá, la capilla, además de lugar de culto, sirvió de panteón para los sacerdotes de la localidad.

El actual cementerio de Alcalá es un recinto digno, perfectamente cuidado y bien atendido. Su situación es excelente, ya que ocupa uno de los lugares más altos de la ciudad y está perfectamente aireado. En muchas ciudades, los tanatorios han sustituido a los camposantos y, para guardar las cenizas, se están erigiendo los modernos columbarios. El columbario era el cementerio de los antiguos romanos, donde un conjunto de pequeños nichos acogían las urnas cinerarias. El columbario o palomar y las palomas eran el símbolo de la paz, donde los difuntos tenían un descanso eterno.

JUAN LEIVA

EVOCACIONES ALCALAÍNAS

56.- “POR LAS VIEJAS CALLES DE ALCALÁ” (IV)

Distrito IV, “La Victoria”.-

Con este IV Distrito, damos por terminado el recorrido por las viejas calles de Alcalá. No obstante, algún día volveremos a pasear por los novísimos barrios de San Antonio y del Lario, en sus últimas prolongaciones. Sánchez del Arco llamó a este distrito “La Victoria”. Nuestros paisanos Gabriel e Ismael Almagro Montes de Oca han hecho un formidable estudio del convento y del templo de la Victoria. Y Jaime Guerra Martínez lo ha documentado minuciosamente con los diferentes trabajos y referencias que a través de su historia se han hecho.

El Distrito de la Victoria está situado al sureste de la Ciudad y recibía el nombre del convento de los Mínimos. Constaba de 7 calles, 3 plazas, 3 barrios y 2 callejones. En realidad, era uno de los cuarteles de mayor densidad de población, porque sus calles eran largas y sus barrios anchos. Por eso constaba de pocas calles. Es la parte más cómoda de la ciudad y de más espacios abiertos. Su centro es indiscutible, la Alameda.

Ahí mismo, cerca del Ayuntamiento, está la iglesia de San Francisco, al que todo el mundo llama “La Victoria”, ya que era el templo del convento de los frailes mínimos o victorios. Esos frailes llegaron a Alcalá en el siglo XVII y parece que la iglesia estaba terminada en 1683. Una de las imágenes más familiares para mí, cuando fui monaguillo de La Victoria, era el Jesús Nazareno, una bella escultura de la Semana Santa alcalaína, hecha por el gran imaginero José Montes de Oca.

La presencia de los frailes victorios en Alcalá y la iglesia de la Victoria se deben al duque de Medinaceli, don Juan de la Cerda y Enríquez de Ribera, que era también duque de Alcalá, de Segorbe, de Cardona y de Lerma, aparte, además, de conde de El Puerto de Santa María. Al morir su padre en 1671, el rey Carlos II le confió la capitanía general del Mar Océano, cuya Armada tenía su sede en El Puerto. Pero en 1679 hubo de dejar El Puerto para ir a Madrid, adonde lo llamó el monarca a fin de que se hiciera cargo del Gobierno, como presidente del Consejo, una vez producida la muerte del hermano bastardo del rey, Juan José de Austria.

Calles y plazas del distrito.-

Vera-Cruz (Plaza Alameda de la).- Como se suele hacer en Andalucía, el nombre se apocopaba por economía del lenguaje y se decía “Alameda de la Cruz”. Tenía una longitud de 65 metros de longitud por 14 metros de ancho; es decir, una explanada de 910 metros cuadrados. A excepción de La Victoria y del Ayuntamiento, no cuenta con edificios destacados, pero las principales calles del centro parten de aquí.

Río Verde (Calle de).- Es la que baja desde la entrada de la calle Real hasta la Playa. Anteriormente constituía la entrada de la ciudad. Ahora lo sigue siendo, pero hay otros accesos por la afluencia de tráfico, que hace que se facilite el acceso principal al corazón de la ciudad. En la calle se sitúa el “Centro de Educación de Adultos”, una de las creaciones culturales más importantes de la democracia. En mis tiempos, la calle acogía la panadería de Agustín Pérez, la fábrica de la Luz y el Cine.

Tizones (Calle).- Transcurre por detrás de la Victoria y del Ayuntamiento actual y, anteriormente, se llamó “Segunda de Río Verde”. El nombre responde a los hermanos Tizones, alcalaínos que lucharon por España en Cuba. Hoy ostenta el nombre de José Tizón. Una bocana con su arco constituye el pasaje que une la Alameda con el Arroyo.

Lerma (Calle).- Se llama actualmente Lepanto y es un tramo que une la calle Real con Río Verde. Lo de Lerma debe responder a uno de los ducados que ostentaban los Medinaceli, junto con los de Alcalá, Segorbe y Cardona. Lerma es un municipio de la provincia y diócesis de Burgos.

Sánchez Flores (Barrio de).- Comprende una serie de casas reconstruidas y reformadas por don Manuel Sánchez Flores. Uno de sus tramos se llama Maura, en memoria del estadista y ministro español del siglo XIX, que no consiguió la autonomía para Cuba. El nombre responde, por tanto, al protagonista de la reconstrucción y reforma de la calle.

La Peñuela (Barrio de la).- Comprende el Callejón de la Herrada, el transversal que sale de éste a la calle del Arroyo, toda la calle del Río Verde y desemboca en la escalerilla que pega al corral del exconvento de la Victoria. El nombre deriva “de peña” o peña pequeña. Varios cortijos de la provincia llevan el nombre de “La Peñuela”.

Arroyo (Calle del).- Comienza en el Barrio de la Peñuela y acaba en la Alameda de la Cruz. El topónimo originario responde a uno de los tantos nombres que la orografía del terreno imponía. Une el Altillo Bajo con la calle José Tizón.

Angostura (Callejón de la).- El nombre ya nos dice la razón de su denominación, es decir, la estrechez de una calle o angostura. Callejones estrechos hay muchos en Alcalá, como corresponde a una población donde vivieron los árabes casi siete siglos.

Altillo (Callejón del).- Es un callejón que sale de la calle de Los Pozos y llega a la calle del Arroyo. Tiene el apellido de “Bajo” para distinguirlo de otro “Altillo Alto” que debió existir en el entorno.

Alameda Vieja (Parque de la).- Es la primitiva Alameda que estuvo en el lugar que ocupaba el edificio del Colegio Juan Armario, al final de la Calle Los Pozos. Es anterior al Parque Galán Caballero.

Legorburo (Plazuela de).- Con este nombre se conoció la zona intermedia entre San Sebastián y la Plaza del Hambre.

San Sebastián (Barrio de).- Es el situado entre la calle Los Pozos y La Veredilla. Es frecuente en los pueblos andaluces encontrar una calle o un barrio dedicado a San Sebastián. Es un santo francés, pero reconocido como abogado contra la epidemia de la peste, tan frecuente en los siglos XVI y XVII.

Los Pozos (Calle de).- La calle de Los Pozos es una de las más emblemáticas de la ciudad. Transcurre desde el Ayuntamiento, en la Pl. de la Cruz, hasta La Telefónica, cerca de la carretera Alcalá-Paterna y Alcalá-Puerto Galis.

Salada (Calle de la).- El nombre lo recibe de la célebre fuente romana que se encuentra hacia la mitad de la calle, siendo la salida principal de los arrieros y agricultores que aprovechaban para dar de beber a las caballerías. Actualmente se le da también el nombre de “Nuestra Señora de los Santos”, pues hacia mediados de la calle, hay una capilla dedicada a la patrona. Esta calzada sale de la Alameda de la Cruz y baja hasta el Prado.

Contrabandista (Calle).- Posiblemente el nombre se deba a la ruta que seguían los contrabandistas desde Gibraltar hasta Jerez. Quedaba casi a las afueras de la ciudad, cerca de las entradas más escondidas y menos frecuentadas. El contrabando estaba tan arraigado en los pueblos serranos que le dedicaban una calle.

Los espacios y calles modernas las trataremos en otra ocasión, para no hacer excesiva esta evocación. Sin duda, existen nuevos topónimos dentro y fuera de la población actual de Alcalá y deben constar en su nomenclátor.

JUAN LEIVA

jueves, 21 de octubre de 2010

EVOCACIONES ALCALAÍNAS


55.- “OTOÑO EN ALCALÁ”

El otoño es la estación puente entre el verano y el invierno. Comienza alrededor del 21 de septiembre y termina en torno al 21 de diciembre. Su duración no es constante, por las desigualdades del movimiento de la Tierra, pero viene a durar 89 días y 19 horas. En agricultura se llama otoño a la segunda hierba o heno que producen los prados. Sus temperaturas en Alcalá son suaves, placenteras, gratas, porque las calores del verano han desaparecido y los fríos del invierno aún no han hecho su aparición. Algunos años, la celebración de la patrona, Nuestra Señora de los Santos, augura ya la presencia otoñal en las noches alcalaínas. El otoño, junto con la primavera, son las dos estaciones que prefieren los mayores.

En su inicio, los días son iguales a las noches, pero pronto comienzan a decrecer y las noches nos sorprenden, casi de pronto, tras las dos luces de la tarde. El 21 de diciembre, último día del otoño, se achica extraordinariamente y la noche es la más larga del año; es el solsticio de invierno. Y el 21 de junio, es el solsticio de verano, el día más largo del año. La abundante arboleda y flora de Alcalá muda sus hojas, y los suelos de los caminos y los patios de las casas amanecen con una tupida alfombra de hojas y ramitas. El verdor de los árboles se torna amarillo y la melancolía se adueña de las almas. Para colmo, los niños desaparecen de las calles y pierden su candorosa empatía trastornada por las clases y los libros. Ya no se oyen sus gritos, están haciendo la tarea en casa.

Decía Juan Ramón que hasta “el sol siente pereza de salir de sus sábanas, y los labradores madrugan más que él.” Y algunas tardes, ¡cómo sopla el norte en Los Larios! Los Alcornocales blindan sus árboles y arbustos con hojas perennes y sus verdes se vuelven verderón profundo. Los rosales van perdiendo los pétalos de sus rosas, aunque algunos luchan por mantenerlas hasta que no lleguen las aguas. Los campos han revuelto sus entrañas en San Miguel, para recibir las lluvias de octubre y noviembre.

La noche de “Tosantos” –1 de noviembre- se celebraba comiendo castañas, nueces y frutos secos en torno a la copa de la camilla. Y nos sentábamos todos a jugar a los juegos de siempre: el Parchís, la Oca, las Cartas, el Dominó...Fuera, sonaban las campanas de la víspera de Difuntos. Los mayores se aburrían y se recogían pronto para no coger frío, mientras la Alameda se quedaba sola con los sonidos de la espadaña de la Victoria. El pueblo en silencio, recogido y pensando en los muertos que se han ido.

Las mujeres decían que ya habían ido al cementerio a limpiar las tumbas, a cuajarlas de flores y a evocar los amores eternos. Pero ahora las tumbas son columbarios con bomboneras de cenizas; las flores son contrahechas de los “chinos”; y los amores son temporeros. Las torres de las iglesias de Alcalá por aquel entonces se echaban a volar y había como un concierto de bronces graves y de esquilas triples para inundar de sonidos los cielos alcalaínos. Yo no sé si ahora doblarán las campanas la noche de difuntos; si acaso lo harán las de la torre de San Jorge, pero las de la espadaña de La Victoria y las del campanil de Santo Domingo quedarán mudas. Y, aunque suenen, ahora hay mucho ruido en todas partes y no hay espacio para los bronces religiosos.

JUAN LEIVA

martes, 19 de octubre de 2010

CONCIERTO DE FLAUTA BARROCA Y ÓRGANO EN ALCALÁ DE LOS GAZULES (2ª PARTE)

Y para completar el texto de Isaac, he pensado que lo mejor sería poder escuchar el estupendo concierto que tuvimos ocasión de disfrutar, y de paso, las personas que no pudieron asistir tienen una segunda oportunidad.

Sólo tienes que picar en el botón de “play” o sobre el título de las canciones.

 

Que lo disfrutes.

domingo, 17 de octubre de 2010

JESÚS CUESTA EN LA CALLE

La prensa empieza ya a recoger la noticia del nombramiento de Jesús Cuesta como Hijo Predilecto de Alcalá.

Éstas son las páginas de la prensa de Cádiz, pero también ha aparecido en la de Jerez y el Campo de Gibraltar.

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Ya sabes. Si la quieres leer… pulsa sobre la hoja.

EVOCACIONES ALCALAÍNAS

54.- Por las viejas calles de Alcalá (III)

El Barrio Nuevo.- El distrito al que Sánchez del Arco llama “Barrio Nuevo” está situado en el centro de la Ciudad. Es lo que podíamos llamar “La ciudad nueva”. La vieja Alcalá, la de los nobles, se quedó rezagada en las cumbres y en el poniente de la ciudad, con los viejos caserones y las mansiones palaciegas. La nueva se vino al centro y levante de la ciudad, en busca de las carreteras, de los accesos más cómodos, del confort... Es la Alcalá de la burguesía, la de los terratenientes y ganaderos, la de las profesiones liberales...Y se hicieron cambios inexplicables, como el bellísimo Ayuntamiento del Renacimiento (Siglo XVI), por el nuevo de la Alameda sin identidad; la formidable parroquia tica de San Jorge, por la iglesia de la Victoria; y la espléndida plaza Mayor, por la modesta Alameda. Afortunadamente, SAFA se quedó con el recoleto convento de las Clarisas Concepcionistas, donde los jóvenes suben cada día a pasar sus mejores horas en la vieja Alcalá.

Este Alcalá se hizo a base de viviendas confortables, imitadoras de las viviendas de la Plaza Alta, pero sin estilo. Nosotros vivíamos en el nº 6 de la calle la Amiga. La casa tenía un amplio zaguán por el que decían que antiguamente entraba el carruaje de los antepasados; un jardín con arriates y macetas, y una habitación-despacho de mi padre. Por una puerta se pasaba a una habitación interior donde dormían las hembras. Unas escaleras llevaban a un pasillo superior cubierto, alrededor del cual había un salón con cabezas de angelotes. Mis padres decían que aquel salón había sido un antiguo oratorio. A su lado estaba el comedor y una alacena camuflada detrás de una cómoda, donde mis padres guardaban algunas cosillas de valor. Una puerta del comedor daba a la alcoba, una habitación interior donde sólo entraban mis padres y el pequeño que dormía en una cuna. Por otra escalera interior, se subía a otra habitación amplia a la que llamábamos “el almacén” o “soberao”, porque debió ser un almacén para el grano. Allí dormían los varones. Detrás de la casa, a un nivel superior siguiendo la orografía del terreno, había un patio al que llamábamos el corral. Una puerta daba a una habitación abierta que servía de lavadero y donde se hacía la matanza. El resto era un corral donde solía haber gallinas, jaulas con pajarillos canoros, árboles de jardín, “una dama de noche”, “un jazmín” y “una dama luisa”. También había un gran arriate con rosales, claveles, geranios, romero...El perfume de las flores se colaba por todas las ventanas. Una puerta grande daba al callejón Osorio y dicen que por allí entraban las bestias que venían del campo. Aquel caserón me parecía un palacio, pero ahora lo han descuartizado y se han convertido en dos modestas viviendas.

El Distrito se encuentra en el corazón de la ciudad actual. Recibe el nombre de “Barrio Nuevo”, situado junto a la Calle Real, Calle Galán Caballero y Fernando de Casas. Asume todas las calles que lindan con este centro. El nomenclátor de sus calles nada tiene que ver con el callejero de los distritos anteriores. Por eso, quizás, la arquitectura de sus calles y de sus edificios ostentan cierta novedad y confort. Consta de 17 calles, 3 callejones y una plaza. Se da la mano con el distrito IV, Victoria, de manera que es difícil delimitar su contorno. He aquí sus calles:

Blasa (Plaza de la).- Todo el mundo la conoce por “La Plazuela”. Anteriormente se le llamó “Plasa de la Plaza” y “Plaza de la Carnicería”, pues era el lugar donde se situaba el Mercado de Abastos. Lo de la Blasa debió responder a alguna residente de cierta popularidad, cuya identidad nos aportará algún alcalaíno mayor.

Real (Calle).- La Calle Real hace honor a su nombre. Es la calle principal, la que ha evadido la orografía del terreno para poder discurrir con alguna rectitud y sin cuestas. Sus edificios son confortables y acoge al principal comercio de la ciudad. En invierno se convertía en el paseo principal desde la Alameda a la Plazuela. Allí vivía la burguesía de la ciudad, si se puede hablar así a estas alturas.

Chamorro (Callejón de).- Es una pequeña calle o pasaje, que une la Calle Real con el Callejón de la Botica. Los pasajes y callejones de Alcalá son entrañables, hechos conforme a la naturaleza que han encontrado en su entorno. Esa visión de la naturaleza que nos circunda la hemos perdido de vista y la destrozamos sin miramientos.

Botica (Callejón de la).- El nombre responde a la ubicación de la Farmacia, a la que siempre se le llamó con el nombre de Botica, derivado del Latín “Apoteca”. El almacén de las medicinas de Alcalá sigue ostentando el nombre primitivo. Por aquel entonces era “La Botica de Espinosa”.

Bartolomé Palma (Calle de).- Antes se llamaba “Carril Alto”. En la actualidad, se le ha dado el nombre del famoso alcalaíno. Cuando se decidió rotular al “Carril Alto” con el nombre de Sáinz de Andino, a la calle que une la de “Fernando Casas” y la de “Sáinz de Andino”, se le dio el nombre de “Bartolomé Palma.”

Bartolomé de Mesa (Calle de).- Anteriormente se llamaba “Carril Bajo”, pero se decidió darle el nombre del célebre alcalaíno Bartolomé de Casas. Es la actual Fernando de Casas, que une a Juan María de Castro (“Amiga”) con Fernando de Casas y con Barrio Nuevo.

Gaspar Racero (Calle).- El nombre debe responder a un alcalaíno de cierto relieve, aunque no sabemos las razones.

Escalereta (Calle).- Es un topónimo local sacado de la constitución de la calle. Calles con escaleretas hay muchas en Alcalá.

Revueltas (Calle).- Está configurada por las calles Levante, San Pedro y Atahona. Sin duda, el nombre responde también a la configuración de la calle.

Barrio Nuevo (Calle).- El nombre responde a uno de los barrios que surgieron en Alcalá en épocas anteriores.

Alonso Cárdeno (Calle).- Anteriormente se llamó “Segunda Cárcel Vieja”. Actualmente rotula con el nombre del fundador del ex convento de la Victoria.

Osorio (Callejón de).- Es el callejón que circundaba la casa donde nací, entrañable lugar donde viví y jugué en los años felices de mi primera niñez.

Amiga (Calle).- Hoy se llama Juan María de Castro, en memoria de otro famoso alcalaíno. En el número 7 de la calle la Amiga nací, así como otros once hermanos.

Fernando de Casas (Calle).- Es la actual Fernando de Casas, el alcalaíno e insigne humanista traductor de Cicerón. Antes fue travesía de la calle “La Amiga”.

Sol (Calle).- Esta calle transcurre desde la Galán Caballero hasta la Veredilla, muy cerca de la calle Luna.

Luna (Calle).- Camina paralelamente en uno de sus tramos con la calle Sol y con Atahona.

Despeñadero (Calle).- Muy cerca de las anteriores está la calle Despeñaderos, nombre original de la configuración del terreno. Todas estas calles parten de la Alameda.

JUAN LEIVA

miércoles, 6 de octubre de 2010

JESÚS CUESTA, HIJO PREDILECTO

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Foto de Joaquín Hernández “Kiki”

 

Por unanimidad de todos los grupos presentes en nuestro Ayuntamiento, se ha aprobado la propuesta presentada por Izquierda Unida – Los Verdes para que se nombrara Hijo Predilecto de Alcalá a nuestro vecino y amigo Jesús Cuesta Arana.

Ésta es una noticia que sin duda alegrará al pueblo entero y que no hace sino reconocer la valía de alguien que vive entre nosotros de la forma más natural posible.

Yo conocí a Jesús cuando éramos unos adolescentes, a través de Ricardo Rodríguez (Ulloa, para los amigos) y recuerdo algunos buenos ratos de entonces.

Aun tengo colgada (y lo que le queda) en una pared de mi casa aquella pintura que Jesús me regaló, a medio terminar, realizada con una “técnica mixta”: óleo, bolígrafo bic negro y Kanfor marrón sobre una tabla (que resultó ser un tablero perteneciente a una cama vieja que ni Jesús recordaba de dónde había salido). Quedamos que yo lo invitaría a Ceuta y así él podría terminarla allí mismo, cosas ambas que evidentemente, nunca se hicieron.

Eran los tiempos de The Rangers Black, los bailes en el “Sindicato” y los paseos por La Playa.

Ha llovido mucho desde entonces y aquel chico aspirante a pintor, hoy es un artista con un prestigio reconocido y valorado.

Si todo va como está previsto, el nombramiento será público el año que viene, dándole su nombre a una de nuestras calles (por cierto ¿a cuál?).

Además, se programará una Semana Cultural sobre su obra en la que se desarrollará una exposición de sus obras en sus tres facetas de pintor, escultor y grabador.

Y se espera que a todos estos actos, acudan artistas de reconocido prestigio.

Aquí se queda mi felicitación pública y espero que 2011 sea el año Jesús Cuesta en Alcalá de los Gazules.

Un abrazo, amigo.

El tiempo que hará...