jueves, 31 de marzo de 2011

GUARDERÍA “LA MIGA”

miércoles, 30 de marzo de 2011

I ENDURO TODO TERRENO. BAJA LA JANDA

Alcalá de los Gazules, 26 y 27 de marzo de 2011.

XI JORNADA CULTURAL TAURINA. Clase Practica

lunes, 21 de marzo de 2011

JORNADAS TAURINA 2011

  Estos son los carteles con toda la información necesaria sobre los actos de las próximas Jornadas Taurinas que se celebrará del 25 de marzo al 2 de abril próximos.

Ya sabes, si lo necesitas, pica sobre ellos para ampliarlos.

Cartel_XI

Cartel Prácticas

Cartel

jueves, 17 de marzo de 2011

CARNAVAL 2011 EN ALCALÁ DE LOS GAZULES

FOTOS PARA UN LIBRO - ALCALÁ DE LOS GAZULES

Jesús Cuesta Arana, está buscando fotos solamente referidas a la década de los 60 en Alcalá de los Gazules. No importa el tema: toros, fútbol, diversiones, oficios, colegio, "tarcisios", guateques, carnaval, feria, Romería, Semana Santa, personajes populares, actos sociales, costumbres, música...también son interesantes en grupos familiares. Para ilustrar y contextualizar a través de las imágenes CUANDO SONARON LOS RANGERS, un libro sobre el mítico y entrañable grupo rockero alcalaíno.
Estamos recibiendo ya bastantes fotos; pero siempre quedan fotos preciosas en la zona de sombras. Por eso hago ésta llamada a toda la gente de Alcalá y amigos que vivieron la bien llamada "década prodigiosa",que tanta repercusión tanto universal, como en otros ámbitos menores, tuvo en todos los aspectos y muy especialmente - por proximidad y cariño- en nuestro pueblo.
Espero con toda la ilusión vuestra colaboración. Así que si tenéis alguna foto que consideréis de interés la enviáis a cuestarana@yahoo.es
Os lo agradeceré de todo corazón y de camino sacaremos a la luz -dándole forma a los recuerdos- una época muy interesante y poco divulgada en Alcalá.
Abrazos muy alcalaínamente.

lunes, 14 de marzo de 2011

EVOCACIONES ALCALAÍNAS


66.- Alcalá y su Jardín Botánico “El Aljibe”

“Tenemos que ir al Jardín Botánico del Aljibe” –me dijo Andrés-. “De pequeño, no había jardines en Alcalá” –repliqué-. “Alcalá era un inmenso jardín donde nuestra fantasía infantil no se agotaba nunca. Había plantas y flores por todas partes, bosques de encinas y alcornoques por cualquier rincón del entorno, arbustos de quejigos y acebuches en cualquier ladera, y matorrales de lentiscos, pitas, palmitos, chumberas y adelfas por todos los caminos. ¿Qué nos pueden mostrar ahora?”.

En el recinto del Jardín, uno piensa que los bosques no se han hecho por casualidad. Miles de especies se afincaron aquí con sus simientes arrastradas por el viento, por las aguas, por las aves, por las patas y pezuñas de los animales. Encontraron un clima cálido y humedad, las dos condiciones para proliferar. Muchas se vieron sometidas a un proceso de adaptación y otras tuvieron que morir porque se extinguieron. Para entender todo esto, tendríamos que remontarnos a millones de años. Pero también tendríamos que reconocer la mano del hombre que se aprovechó de la flora y de la fauna para sobrevivir.

Por eso, todo lo que hagamos por defender la riqueza que nos ha dado la madre naturaleza es poco. Y todo atentado que personas irresponsables hagan a la naturaleza no tiene excusa, a no ser que lo exija la subsistencia o la misma naturaleza. Ciertamente, a veces, la intervención del hombre es decisiva en la transformación del bosque, reduciéndolo a arbustos y matorrales y evitando la desertización. Los elementos en contra fueron la tala y los incendios, pero lo aprovecharon obteniendo maderas, carbón y corcho.

En mi niñez, desde febrero a octubre, la naturaleza reventaba de flores y frutos silvestres que conocíamos al dedillo. Cuando teníamos hambre, nos íbamos al campo a saciarnos de madroños, palmichas, majoletos, murtas, azufaifas, zarzamoras, palmitos, cardos, higos chumbos, higos brevales, piñones, bellotas, algarrobas, y tantas y tantas plantas comestibles como había en Alcalá. El léxico de los chavales se enriquecía continuamente ¡Y qué nombres, Dios mío!

Y los corrales y los patios del pueblo estaban impregnados de naturaleza pura. Las mañanas olían a tomillo, a romero, a orégano, a lavanda, a mejorama, a abulaga...Estregábamos las manos por sus hojillas y volvíamos oliendo a una mezcla de animalillos montunos, de naturaleza salvaje, de monte florido, de helechos, de jara, de durillos en flor, de matagallos de fregar platos... ¡Qué flora, Virgen de los Santos!

“A veces veníamos con un manojo de tagarninas, de espárragos, de alcauciles silvestres, de cardillos, de berros, de borrajas, de madroños, de naranjas chinas, de moras, de palmitos...Era como un regalo de la naturaleza, sin precio, sin nada a cambio, sin exigencia alguna. Sólo había que cogerla de la planta. A veces, durante los meses malos de trabajo, algunos hombres venían por las casas vendiendo esas mismas plantas y frutos comestibles: espárragos, tagarninas, cardos, palmitos o lo que fuera. Y no ponían precio, sino lo que quisieran darle, para llevar a casa un jornal. ¡Qué tristeza, Ángel de la Guarda!”.

“Pero tenemos que ir al jardín botánico a ver las plantas que han reunido allí –insistía Andrés-. Y bajamos a la carretera de Benalup, y entramos en el complejo de Conservación de los Alcornocales y dependencias del “Aljibe”, donde se encuentra nuestra flora más autóctona. Es una nueva adquisición del pueblo.” Una joven nos recibió encantada de podernos mostrar el espacio natural donde se recoge y expone una muestra de la flora alcalaína. La guía nos introduce en el jardín botánico mientras nos dice: “Alcalá, afortunadamente, sigue siendo un lugar privilegiado, entre dos mares –Atlántico y Mediterráneo- y entre dos continentes –Europa y África- para albergar gran diversidad de la flora y desarrollar espléndidos ecosistemas, climas y suelos variados. Porque Andalucía cuenta con unas 4.000 especies de plantas superiores diferentes, y unas 3.500 especies de hongos. Y tenemos uno de los parques naturales más ricos de nuestra región, Los Alcornocales, cuyo jardín “El Aljibe” es una muestra excelente.

Ahora, desgraciadamente, nuestros pueblos han perdido mucho de su flora y de su fauna, porque han sido invadidos por el cemento y por el asfalto. Los jardines botánicos tratan de proteger, de dar a conocer y de conservar la flora y la vegetación autóctona, amenazada por las inmobiliarias incontroladas y por las carreteras de intereses públicos y privados. Lo mismo ocurre con los hongos y setas, recolectados por cualquier ciudadano sin ningún criterio. El Jardín Micológico trata de proteger con una representación local los hongos y setas de nuestras tierras.

En el Jardín del Aljibe, Alcalá puede enorgullecerse de que sus bosques puedan mostrar aún los alcornoques, cortejados por brezos, jaras y helechos. Y los robles, acompañados de robledillas y juagarzos. Y de las mismas cumbres de los cerros o herrizas, lavandas, brezos y plantas carnívoras, empeñadas en cazar insectos. Y los quejigos andaluces refugiados en vaguadas y lugares de alta humedad, rodeados de durillos y madroños, cubiertos de musgos, líquenes y plantas epífitas, vividoras sobre otras plantas de forma parasitaria.

Y los canutos oscuros, donde apenas entra la luz del sol y la humedad, es constante por las nieblas, la vegetación y los arroyos. Ahí existen plantas de otras latitudes, como ombligos de Venus, ojaranzos, acebos, laureles, avellanillos y especies de helechos exclusivos de esta zona. La joven nos asegura que estamos en uno de los lugares más valiosos y sensibles del sector y de mayor interés para la conservación.

Una mujer hace una almáciga rodeada de piedras para sembrar las semillas que seguirán cubriendo el Jardín de plantas alcalaínas, aquellas mismas que encontrábamos los chavales en nuestras correrías. Unos empleados, en plena faena, nos saludan y se afanan por dar vida, lustro y actividad a las dependencias del Jardín. Dicen que se reciben visitas de colegiales de toda la provincia y de los distintos niveles. Vienen a vivir la experiencia en directo de lo que la teoría les ha dado en las clases. Nosotros, de pequeños, teníamos conocimiento directo de nuestras plantas y, después, don Manuel Marchante nos hablaba de ellas en clase.

JUAN LEIVA

Ventana al Juan Armario

imageLa comunidad educativa podrá sentirse orgullosa de la ventana que las personas responsables del blog han abierto al interior de Colegio.

Esa ventana está en la dirección…

http://colearmario.blogspot.com

y desde ahora podrá ser visitada permanentemente también desde nuestro blog a través del enlace que encontrarás en la barra lateral.

Felicidades y nos vemos en la Red.

CARNAVAL EN ALCALÁ DE LOS GAZULES

Javier Sánchez Herrera y su amigo Juan Sánchez Suarez, no actuaron en el Parque, pero sí en "La Sacristía". Les acompañan, en las copas, Domingo Ruiz Ruiz y Ángel Fernández Rodríguez.





Ensayo general de Agrupaciones Carnavalescas alcalaínas, celebrado el sábado 12 de marzo en la carpa instalada en el Parque Municipal "Félix Rodríguez de la Fuente".

Las fotos son de Jaime Guerra Martínez, al que agradecemos su colaboración.

jueves, 10 de marzo de 2011

INAUGURACIÓN JEFATURA DE POLICÍA LOCAL DE ALCALÁ DE LOS GAZULES

Inauguración de la nueva Jefatura de la Policía Local de Alcalá de los Gazules, sita en Plaza Alameda de la Cruz, por el Consejero de Gobernación y Justicia de la Junta de Andalucía Luis Pizarro Medina, hoy 10 de marzo de 2011 a las 18:00 horas.

CUARESMA 2011

Cuaresma, bien pensado, es toda la vida. Hay momentos en nuestra existencia que, ya sea por fracasos, enfermedad, circunstancias especiales… volvemos nuestra mirada a Dios. Mirada que reclama respuestas, soluciones, presencia de un hálito divino, ayuda…

Esta cuaresma se nos presenta cuando menos la esperamos.

Cuaresma litúrgica.

Es preparación al momento culminante del cristiano: LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR.

Ésta, y cualquier cuaresma, es retirada al desierto, es silencio, es soledad del corazón, del ser. Pero no para quedarnos allí abrasados por el sol y la soledad de nuestros sentimientos, sino como decisión irrevocable de caminar hacia la LUZ gozosa del Resucitado.

La cuaresma no es un estado masoquista, sino búsqueda de la Verdad, del sentido cristiano de la vida, de la reconciliación con Dios, el universo y los demás “hermanos”; sobre todo, los más próximos.

¿Por qué desierto?

Porque el desierto es despojo, es desnudez de todos los apegos innecesarios, que nos impiden madurar y nos hace, muchas veces, rechazar la LUZ verdadera de Dios. Al desierto se va para algo muy vital: buscar la Verdad y el Bien absoluto, que es, ni más ni menos, que el Amor eterno y pleno de Dios.

Al desierto se va para estar, a solas, con el que nunca nos abandona.

Al desierto se va para llenarnos de Dios. Pero no podemos llenarnos de ÉL si antes no nos hemos vaciado de nosotros mismos, de nuestras suficiencias y egoísmos, de nuestros caprichos y veleidades.

Al desierto se va para orar y contemplar el rostro de Dios…

Pero no olvidemos que el desierto es, sobre todo, sequedad, soledad, cruz, renuncia a toda comodidad, sacrificio…Porque Dios no se manifiesta siempre a través de sentimientos más o menos placenteros, sino a través de la sequedad del corazón…El sentimentalismo es un espejismo que nos impide profundizar en el Misterio.

El desierto es aridez, es decir, esfuerzo denodado por abandonar toda seguridad humana y lanzarnos a los brazos maternales de Dios. Y eso no se puede hacer sólo desde los sentimientos, que también, sino desde la voluntad y el esfuerzo, desde la confianza, la fe en la Providencia divina y la GRACIA. Porque en el fondo, TODO ES GRACIA.

Cuaresma es silencio. Silencio exterior, pues los ruidos adormecen nuestros sentidos y los insensibiliza para el Misterio. Y, sobre todo, silencio interior para escuchar la Palabra creativa, nueva, vivificadora y salvífica de Dios, que siempre nos busca y sale a nuestro encuentro.

Silencio para escucharLE.

Silencio para contemplarLE.

Silencio para adorarLE.

Silencio para gozarLE.

Silencio para amarLE.

Cuaresma es arrepentimiento y reconciliación. Cuando buscamos a Dios desde la sinceridad del corazón, nos damos cuenta de nuestras imperfecciones, oscuridades y limitaciones. Quien se encuentra verdaderamente con Cristo, grita desde lo hondo de su ser: “Hijo de David, ten compasión de mí”. Y Dios Amor, Compasivo y pura Misericordia, nos limpia, purifica y nos perdona para toda la eternidad. Pero con una condición: que nosotros también seamos misericordiosos con los que nos ofenden. Si no perdono, impido que el perdón de Dios me libere del mal, impido su perdón hacia mí. Y el perdón sincero exige, en reciprocidad, rectificación sincera, conversión…, amparados y reconfortados por la Gracia del Sacramento. Sin perdón no hay Redención.

Y desde el desierto, el silencio, la oración, la conversión…, nos dejamos deslumbrar por la Luz Vivificadora y Eterna de Dios. Luz que se hizo presente en Belén. Luz que se hizo visible en el Tabor. Luz que se encarnó en todos nosotros por la Resurrección.

Cuaresma sin Resurrección es sequía y esterilidad.

El desierto con Dios es un oasis y un anticipo del Edén Eterno.

Pero no olvidemos que la Cuaresma, es decir, desierto, Getsemaní, Gólgota…, es paso previo para podernos fundir un día en la Luz gozosa y amorosa de DIOS AMOR, DIOS PERDÓN y MISERICORDIA.

Que la Luz de Cristo Resucitado nos ilumine en nuestra vida y, sobre todo, en nuestro desierto interior.


Manuel Jiménez Vargas-Machuca

Medalla Pro-Ecclesia et Pontífice

martes, 8 de marzo de 2011

PEÑA TAURINA "RUTA DEL TORO" - ALCALÁ DE LOS GAZULES

lunes, 7 de marzo de 2011

EVOCACIONES ALCALAÍNAS





65.- ALCALÁ, SUS CABALLOS Y SUS CABALLEROS

Eugenio Moreno Reyes nos esperaba a Andrés y a mí en Santo Domingo. Allí estaba, y encontramos también a Iván Valencia, el penúltimo herrador de Alcalá. Eugenio es uno de los descendientes de una larga saga de alcalaínos que se han dedicado a la cría caballar. Su bisabuelo, Antonio Moreno Hidalgo, estaba afincado en Las Viñas, por lo que lo llamaban “El Maestro Barbero de las Viñas”. Era natural de Alcalá, pero vivió toda su vida laboral en Las Viñas. Su trabajo consistía en gestionar una pequeña finca heredada de sus padres, pero su profesión era barbero. Se trasladaba de cortijo en cortijo a caballo, para pelar y afeitar a los trabajadores. Compraba los potros y él mismo los domaba a su gusto. Tenía buena mano con los caballos. Su último caballo lo domó con 70 años. También tocaba la guitarra y sobre los años sesenta, en colaboración con Elena Pastor Morales, ganaron el I Premio de Bailes Regionales en el Gran Teatro Falla de Cádiz, presentando el “Gazpacho de Alcalá”. Cincuenta años después, su bisnieto, José Manuel Moreno Reyes, actuó en el mismo lugar del escenario del Falla, con el Coro de Carnaval “El triángulo”, alcanzando la final del concurso de agrupaciones. El abuelo de Eugenio, hijo de Antonio, se llamaba Eugenio Moreno Celis y se casó con Belén Román Estudillo. Tenía un ventorrillo, pero lo dejó y se vino al pueblo. Continuó, durante treinta años, la profesión de su padre, barbero, y la afición a los caballos y terminó regentando la Posada de la Cruz. Fue un gran jinete, por lo que su fama cundió por toda la comarca. El padre de Eugenio, Diego Moreno Román, heredó también la profesión de peluquero y la afición a los caballos. Después se colocó en Acerinox y se trasladó con la familia a Los Barrios, pero nunca perdió la vinculación con el caballo. Así, todo el conocimiento del que era depositario se lo fue transmitiendo a su hijo desde pequeño, inculcándole el amor por este bello y noble animal. En esa labor didáctica fue clave contar con “Camarón”, ese potrillo tordo de apenas dos años que le regalón a Eugenio su abuelo materno, Pepe Reyes. Aquel colino, que estuvo enla casa unos quince años, llegó a ser uno más de la familia. Como afirmaba Diego Moreno Román, “potro y jinete se domaron juntos; se enseñaron mutuamente”. Hoy, Eugenio es un caballero joven, que gasta sus mejores horas en el trabajo, en la cría caballar y en montar a caballo. Cuando acabó sus estudios, tuvo la oportunidad de pasar unos meses en la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre, donde entra a fondo y con pasión en el conocimiento de la equitación tratando de absorber como una esponja toda la sabiduría que conserva la Escuela jerezana. En ella se tituló como Juez de Doma Clásica, Doma Vaquera y Alta Escuela Española, disciplina en la colabora como periodista para la Federación Andaluza de Hípica.

En el todo-terreno de Eugenio, bajamos de Alcalá hasta El Prado, pasando por la salina de Ignacio Toscano Puelles, que tenía una mina de sal y estuvo en explotación algún tiempo. La carretera de acceso a la “Huerta de Reyes” estaba cortada y tuvimos que dar un gran rodero. El día es una primavera avanzada, cuando asoma la carretera del Valle y pasamos cerca de la cantera de piedra del Hurón. Más arriba encontramos el “Puerto de la Pará” y el cruce de caminos. El río Fraja corre paralelo a la carretera y aparece bajo un puentecillo nuevo, porque el antiguo puente colgante se lo llevó la riada de 1992.

Atravesamos el río con el todo terreno y salimos de la fangosidad. Frente, aparece la “Huerta de Reyes” y el “Cerro de los Pájaros.” Una bandada de pajarillos hace honor a su nombre. Y un manantial, que abasteció de agua a Alcalá, pasa por la casa y la alberca. “Aquí veníamos los chavales a bañarnos en verano” –comenta Andrés. “Esta es la finca de la familia” –dice Eugenio. Con cierta ufanía, Eugenio nos enseña su tesoro, sus caballos. Trae una jaca y dice: “Esta es “Bandolera”, la yegua que manda en la cuadra. Y este es “Curro”, el mejor caballo, pero con una historia trágica.

Tuvo la mala fortuna de caer sobre un pozo ciego del que hubo que sacarlo con una excavadora atándolo con cuerdas. En la briega para poder salir, el animal se había cortado completamente el tendón de una de sus patas. Hubo que operarlo. Eugenio y su padre se turnaban para poder estar en todo momento ayudando a un caballo que ni siquiera podía levantarse. Inventaron un artilugio para que no moviera el pie hasta que curara. Lo pudimos salvar sin tener que sacrificarlo y ahí está vivo y sano. Aunque no podrá ser un caballo dedicado a la doma, debido a las secuelas que aquel infortunio le dejaron, “Curro” tiene una nobleza enorme y sobre su lomo aprenden a montar los chiquillos que quieren iniciarse. Os aseguro que se llega a amar al caballo como si fuera un compañero. Cada caballo tiene su pequeña historia, de gran calado en el valor sentimental de cada uno de ellos. El “Rubio” es un alazán que nació hace unos cinco años en el molino de Jara, fue propiedad de Jorge de la Jara Pérez (primo de Eugenio), un gran jinete que recientemente nos dejó.

Una de las actividades tradicionales de Alcalá fue la ganadería caballar. Eso se debía a las formidables dehesas que se extendían en sus términos, al trabajo del campo y al influjo que tuvieron los caballos jerezanos en nuestro pueblo. Según Sánchez del Arco, las dehesas alcalaínas eran ocho: Barracones de Alberite, Hernán Martín, Dehesa Jota, Laganes, Laurel, Dehesa del Montero, Sauzal y Hoyo de la Zarza. Reunían un total de 427 cabezas de ganado caballar, y 846 de ganado vacuno. Y añade que, en 1893, “Gozaba Alcalá de justa fama por sus caballos de hermosa presencia y noble condición, siendo estimadísimos para tiro y más para silla.”

Recordamos también que, en el siglo XIX, los dueños de cuadras de Alcalá eran cerca de veinte: “Jorge Jara Rodríguez, cuya ganadería caballar procedía de los Caleros de Paterna, cruzada con la de Zapata de Arcos y con la de Moreno Rodríguez, también de Arcos. En invierno pastaban en sus dehesas y en verano en el cortijo de la Pagana.” Y otros eran Antonio Pérez, Antonio Puelles, Francisco Hita García, Isabel Fernández, José Sánchez, José Jiménez, Juan Carrillo, Herederos de Juan Álvarez, Antonio Visglerio, Juan Cabrera, Pedro Visglerio, Pedro Toscano, Miguel Caro, Melchor Román, Manuel Coca, Manuel Cuesta, Domingo Acedo y Pedro Cuesta Mariscal. Sus yeguas procedían de la Cartuja de Jerez y pastaban en el Cermeñuelo en invierno y, en la Pagana y en la Mata del Tuerto en verano.” (Sánchez del Arco, Eloy, pág. 118).

Los chavales, en cualquier prado de Alcalá, podíamos descubrir luminosas estampas de caballo en la década de los 40. Una de ellas era la de las yeguas dando de mamar a sus potros y potrancas, mientras los caballos pastaban tranquilamente. De pronto, se desencadenaba una espantada electrizante y los potrillos con sus madres emprendían veloz carrera sin que se supiera la razón. Los caballos se apresuraban detrás, como para proteger a las madres y a los hijos. El espectáculo era de lo más bello. Se paraban de pronto y cada potrillo se arrimaba a la ubre de la madre para mamar. Duraba unos minutos, como si respondieran a un impulso materno. Al cabo de la mamada, volvían las madres a comer y a seguir el rito instintivo. Era el milagro de la maternidad y de la paternidad superando al de los propios humanos.

En la evocación, titulada “Los sementales”, recordamos el acontecimiento de la llegada de los soldados de la “Remonta” de Jerez, con los caballos jerezanos, para cubrir a las yeguas y asegurar la pureza de la raza. La tradición, en 1985, seguía, porque entre las cien ganaderías de caballos de pura raza, españoles y árabes, de la provincia de Cádiz, aparecidas en el Diccionario Enciclopédico de la Caja de Ahorros de Jerez, se encuentra la de Juan Gutiérrez González, de Alcalá de los Gazules, con las siglas de “LI” de raza española. Estas siglas, como las otras ganaderas, las tienen asignadas para el tatuaje de sus crianzas. Hoy hay catalogadas bastantes cuadras.

Actualmente, el cultivo de los caballos alcalaínos casi ha quedado reducido al desfile en la Romería de los Santos, montados por caballeros y mujeres alcalaínas a la grupa, estampa pintoresca y castiza que ofrecen los nativos y envidian los visitantes. Los chavales participábamos de ese orgullo, pero era sólo un sueño: tener un caballo y montarlo en la Romería de Los Santos.

El caballo andaluz es un animal fácilmente domesticable, de miembros fuertes, cabeza grande, hermosos ojos laterales, orejas puntiagudas, pequeñas y movibles. Su nariz tiene ollares ampliamente abiertos, cuello largo y pelo suave, tupido y corto, excepto en la parte superior del cuello, de largas crines, y en la cola. El caballo tiene 40 dientes y la yegua 36. Las tres razas más comunes de caballo andaluz eran el de tiro, el de silla y el de carrera y saltos. “Los caballos andaluces criados en Jerez de la Frontera y su entorno, son muy estimados en todo el mundo, antes incluso de que el caballo inglés se pusiera de moda. El andaluz ocupaba el primer lugar como caballo de silla, no distinguiéndose del árabe, y siendo tan proporcionado y tan bello, que Napoleón sentía gran predilección por él, hasta el punto de que su caballo de guerra era andaluz, conservándose su esqueleto en el Museo de Historia Natural de París.” (Sansón Andrés, Tratado de Zootecnia.)

Hace ya algunos meses, en una de mis visitas a Alcalá, encontré a un chavalito de unos seis o siete años, a caballo por la cuesta de Río Verde, como un auténtico jinete. Iba orgulloso, tranquilo, seguro, sin temor alguno. Le saqué una foto y le pregunté: “¿A dónde vas?”. Y me contestó como un hombre: “A dar un paseo por el pueblo.” Y volví a interrogarle: “¿Y no te da miedo que el caballo se espante con los coches?” Y me contestó con tono despectivo: “¡Anda ya!”. Y siguió el paseo con su caballo. Cuando salía con el auto por el cerro de la Ortega, lo vi de nuevo en su caballo por la carretera. Iba hablando con él como con un amigo, como dos cómplices de aventuras y sueños. Y a mí me asaltaron los recuerdos evocadores de aquellos años de mi niñez.

Hoy, en Alcalá, queda todavía afición al caballo, pero el automóvil lo ha desplazado hasta el punto de romper la auténtica tradición. Incluso las paradas de sementales que se hacían en Alcalá han desaparecido. Los ganaderos se tienen que desplazar a Jerez y llevar las yeguas en vehículos para ser cubiertas. En muchos casos, las preñan por inseminación artificial. Entonces, el caballo alcalaíno era una referencia obligada por su tradición ganadera. Quedan algunos jinetes jóvenes, discípulos de Antonio Fernández Muñoz, como Adriano Cuesta Márquez, Manuel García Alconchel, Javier Giráldez Rodríguez, Diego Herrera Reyes, Juan Fernando Holgado Estrada, Jorge de la Jara Pérez (q.e.p.d.) y Juan Manuel Pérez Lozano, que motivan a otros jóvenes y les enseñan la doma y las lecciones elementales de la equitación.

Según los especialistas, los caballos cartujanos constituyen la variedad más pura y menos contaminada de la raza española. Y terminamos con un lírico árabe, que canta la creación del caballo con estas palabras:

“Cuando Dios quiso crear al caballo, dijo al viento del sur: ‘De ti produciré una criatura que será la honra de mis allegados, la humillación de mis enemigos y la defensa de los que me atacan’. ‘Sea’, respondió el viento. Cogió entonces Él un puñado de viento y creó al caballo. Le habló: ‘Te llamo caballo, te doy raza árabe, a tu crin anudo el bien, cabalgándote se logrará botín, la gloria se hallará donde tú estés. Yo te distingo de todos los animales, sobre ellos te hago señor; la querencia de tu amo te concedo; te permito volar sin alas; servirás para perseguir; servirás para huir; en tus lomos subiré a hombres que Me glorificarán, exaltarán y aclamarán.” (Alí Ibn Abi Talib. Califa de Medina (Arabia) 656661. Cita de Alcornocaleños).

JUAN LEIVA

viernes, 4 de marzo de 2011

DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER - ALCALÁ DE LOS GAZULES

miércoles, 2 de marzo de 2011

VISTAS DE ALCALÁ DE LOS GAZULES


Nuestro agradecimiento a Chemary Gómez Reyes por enviarnos estas magníficas fotos de Alcalá de los Gazules, para compartir con todos los que aman a su pueblo.

El tiempo que hará...