lunes, 29 de julio de 2013

TOROS CÉLEBRES

T  O  R  O  S         C  E  L  E  B  R  E  S
                       


A  los  socios  de  la  Peña  Taurina "Ruta del Toro"
de  Alcalá  de  los  Gazules.



¡Malditos  sean  para  siempre
esos  toros  traicioneros
que  acabaron  con  la  vida
de  tantos  grandes  toreros¡
Si   repasamos  la   historia,
lo   primero  que  aparece,
que   nos  viene  a  la  memoria
son  esos  tristes  sucesos,
esas  muertes  dolorosas,
provocadas   por   los   toros
célebres  más  que  otra  cosa,
porque  con  sus  astas  fieras
puñales  de  vil  miseria,
le  dieron  renombre  y   gloria
a   estas  sonadas  tragedias.

Perdigón  era  un  miureño,
que  maldito  sea  su  nombre,
pues  acabó  para  siempre
en  el  ruedo  madrileño,
con  el  genio  pinturero,
con  la   gloria  de   La  Alfalfa,
el   gran  maestro  Espartero.

Y   la  noticia  llegó,
conmocionando  a   Sevilla.
Y   Sevilla  se   enlutó,
Con   la   Giralda  volteando
su  broncíneo  campanario,
y   el  Giraldillo  angustiado,
vestido  de  negro  luto,
rezó  llorando  el   rosario,
sobre   su   cielo  impoluto.
Toda   Sevilla  rezando
por  el   diestro   asesinado.
Toda   vestida  de   negro.
Toda  estuvo  en   el  entierro;
toda  la  Sevilla  llana…
que   con  gran  dolor,  llorando
se   despidió  del   torero;
hombre   bello   y   zalamero,
amor   de   las  sevillanas,
según   nos   contó   Fernando,
el   famoso   ganadero
de   toros   con  ojos   verdes,
que  en  las   marismas  pastando,
de  muerte  son  pregoneros.

El   mal   nacido  Bailador,
otro  toro   traicionero,
que  en  Talavera  una  tarde
de  feria  y  mucho  calor,
entre  sus  cuernos  malditos,
destrozó  con  muerte  negra
el   arte  de   Joselito . . .
Era  clavel  y   alegría,
tan  temerario en  el   ruedo
que  lo  adoró   Andalucía.
Cuando  la   arena   manchó
muerto  entre  sus  alamares,
Sevilla  le  lloró  a  mares
y   hasta  el   río   se   desbordó;
y   arrancó  los  olivares
que   se   volvieron  cadenas
de  cobre, para  abrazarle,
en   el   fondo de  otra  arena.
El   bronce  de  los  gitanos
le   sirvió  para   esculpir
su  mausoleo  a   Mariano,
con   tal  arte  en   su   buril,
que   hasta  se  siente el  sufrir
que   padece   el   pueblo  llano.
Duerme   El   Gallo   sevillano
cerca  del   Guadalquivir.

Granadino  se   llamaba
el  toro  que  se   llevó
a   Ignacio  volando  al   cielo.
Como  un  rayo  ejecutor
de  color  rojo  escarlata,
queriendo  hacer  un  alarde,
se  lo  colgó  de  las  astas
y   lo  lanzó  por  el   suelo . . .
eran  las   cinco  en  la  tarde.
No  se   prendó  el  gran  traidor
del   frescor  de  sus  poemas;
no  respetó  la  finura
de   un   magnifico  escritor;
ni   su  bella  galanura
de   gran  amante  y   mecenas.
¡Dios, que  infortunado nombre!
¡Que injusto que es  el  destino!
Pues  el  mejor  granadino,
poeta   de   piel   morena
y   en   el   mundo  de  renombre,
presintiendo  la   gangrena,
a  las  cinco  de  la  tarde
le  lloró   con   desconsuelo,
el  alma  rota  de  pena,
porque   no   quería   mirar
su   sangre  sobre  la  arena,
ni   sobre  su   cuerpo  un  velo
oliendo  a   flor  de  azahar.

La  mezquita  está  llorando
gotas  de  sangre  inocente.
Un  ermitaño  en  la   sierra
vestido   de   penitente,
recogido  está  rezando,
por  las  almas  de  esta  tierra.
Con  la  pena  en  los  pinceles,
desde  su   tumba  reciente,
Julio  Romero  pintando
los   flecos  de  sus  caireles.
Toda  España  está  negando
que  la  noticia  sea  cierta;
todas  sus  gentes  rezando,
y   Córdoba  está  despierta. . .
Y   el   Guadalquivir  está . . .
manando  caños  de  sangre
a   compás  de  soleá.
¡Manolete   se   llamaba!
En  tauromaquia  el   primero,
todo  el  mundo  lo   afirmaba.
Pero  una  tarde   agosteña,
ya   casi  en  los  días  finales,
 toro  de  raza  miureña,
y   el  nombre  infame  de  Islero;
en  la  feria  de   Linares,
como  si  fuera  un  mal  sueño,
terminó,  ya  casi  muerto,
con   la   vida  del  torero.
Hoy   suena  en  Santa   Marina,
y   el  Cristo  de  los  Faroles,
y   hasta  en  la  plaza  del  Potro,
cuando   aprietan  las  calores
en  los  finales  de  agosto,
la   guitarra  cantarina,
que  en  noches  de  amor  y  mosto,
nos   recuerda  los  sabores
de  aquellas  manoletinas . . .
                                      


Francisco Teodoro Sánchez Vera –
Roma
  


M A N I F I E S T O:

En  estos  tiempos  en  los  que  el  ARTE  DEL  TOREO, está  siendo atacado (desde  todos los ángulos y con tremenda ferocidad) por personas y  asociaciones  antitaurinas, protegidas  y  amparadas por la Constitución y con pleno derecho para hacerlo; somos  un  pueblo libre y como tal, cada cual puede expresar libremente sus ideas.

Bien, pero PIENSO que aquellas otras personas a las que nos entusiasma el toro y el toreo y que respetamos, aunque no compartamos, la  opinión  de  esas  otras  personas  y  colectivos, que  tienen una manera distinta de ver esta fiesta trimilenaria de la que  tenemos nosotros, y con nosotros otros pueblos europeos, que incluso lo han  declarado BIEN  DE  INTERÉS  CULTURAL  A  PROTEGER, como  lo  ha  hecho  el  Parlamento francés, también  tenemos derecho a decirlo.

DEBEMOS  EXPONER,  con  absoluta  libertad,  nuestro punto de vista sobre LA  FIESTA DE LOS TOROS. Con la cara alta y apoyados en el alto conocimiento que  tenemos de la  tauromaquia, hagamos pública nuestra opinión. Si nos callamos le  damos la razón a los que no piensan como nosotros. Yo quiero ejercer libremente la oportunidad que me proporciona el vivir en este país  democrático, al que amo profundamente, y dejar este pequeño apoyo al ARTE DEL
TOREO y  su  larga  historia.

En  estos  versos  trato  de  la  muerte  de  cuatro grandes  figuras  del  toreo,  muertes  provocadas por las  heridas que le infligieron los toros en el ruedo. Estos cuatro  toreros fueron:  El Espartero, Ignacio  Sánchez Mejías, su cuñado Joselito el Gallo y  Manuel Rodríguez “Manolete”. Un  homenaje a su memoria  y a la de muchos más  que murieron pensando en alcanzar la gloria, y en muchas ocasiones, alejar el  hambre  con sus dotes para el toreo. Con ello solo espero recibir para mis gustos, el  mismo  respeto  y  el  mismo  trato, que yo practico conscientemente, por los gustos y  aficiones de los demás: Un  respeto  absoluto.  

Francisco  Teodoro  Sánchez  Vera
7-2013


ALCALÁ, CARBÓN Y CORCHO


Tú has vivido, Alcalá, con la negrura
tus años de esplendor con el carbón,
tú, que al verte, admiran tu blancura,
fue tu época alegre y más segura
porque luego empezó la emigración.

Tú tuviste, entonces, tanta suerte
pues tuviste trabajo, pan y amor,
era entonces tu vida sana y fuerte,
hoy, en cambio, el paro es tu muerte,
tu desvelo, tu pena y tu dolor.
Todos los días hay que comer, o se debe comer; eso dicen, al menos que se invente esa pastillita milagrosa que nos tenga el organismo mantenido sin tener que recurrir a la cuchara y al tenedor. Y se debe comer, igualmente, tres veces al día, una de ellas, al menos, debe ser caliente. ¡Pobres negritos de África! Para poder cocinar en cada hogar se necesita calor, que la sazone y caliente.
Antes se encendía con leña, paja, etc. la chimenea y allí se colocaba la olla en unas trébedes y otras se colgaba de una fuerte cadena sobre el fuego un gran perol. Esto lo hemos visto y vivido los que ya arrastramos en el DNI muchos ceros. A la gente joven le puede parecer como algo de tipo antediluviano o sentirse como si hubiéramos vivido en la época de Neanderthal, Cromagnon o Tutankamon. Nada de eso. Fue en los años 40-50, llamados los años del hambre.
Aquel gran caldero colgado de una cadena nos podría parecer a cómo se cocinaba en el Castillo de Bellver, en Baleares, el Castillo de la Mota, y tantos otros. Durante toda la mañana cocerse el puchero a fuego lento, el cocido de la abuela, aquel… no sabía como el mismo de hoy.
Más tarde nos llegó el carbón; fue un gran adelanto respecto a lo anterior. No había que agacharse para soplar, no hacía tanto humo, no se producían ni volaban tantas pavesas.
Hemos pasado después a la cocina eléctrica, al butano, propano y por último a la vitrocerámica.
Pero en Alcalá se produjo durante mucho tiempo cantidad de carbón; es a éste al que quiero referirme y dedicarle este escrito. Hacer carbón, supongo, no será tan sencillo como pueda parecer. El que esto escribe no lo sabe, porque nunca lo ha visto, pero admito que no será tan fácil. Tampoco habremos visto Nueva York, el Himalaya, el río Amazonas o las cataratas del Niágara para escribir un somero artículo sobre ello.

Recostada en una loma
como queriendo volar,
tras una curva se asoma
tan blanca como paloma
Alcalá, que mira al mar.
En aquella época todo el mundo tenía trabajo; no solo era el carbón con sus trabajos previos de preparación. En aquellos tiempos Alcalá llegó a tener, según dicen, 13 o 14 mil habitantes; hoy tiene 5.800 según datos del Ayuntamiento obtenidos la pasada semana. Al haber trabajo, dinero para comprar, abrir pequeños negocios, establecimientos, divertirse, viajar, etc.
Todo el pueblo tiene empleo
causando admiración,
siendo blanco, según veo,
vive un tiempo de apogeo
vendiendo el negro carbón.
Además “en las corchas” hay trabajo para muchos alcalaínos que generan, a su vez, labor a nuevos paisanos. Al que pone las mulas, al que vende la paja, la cebada, a los que venden la comida para todo el día, el panadero, el de las chacinas, la frutería, el vino – que nunca falte – el que vende las hachas, el que las afila, los arreos de los animales, etc.
Y la gente que, mientras trabaja en el campo, corta leña, forma la pira para quemar la leña, no del todo, pone las capas de tierra o arena, encenderlo todo a su debido tiempo, esperar que todo se enfríe, apilando las seras de grandes dimensiones, cargarlas, transportarlas, etc.
Cien que están descorchando
¡ved qué alegría!
todos que van ganando
el pan del día.
Vida corchera,
veinte bestias bajando
la carretera.
Y así un día y otro. El derecho y el deber del trabajo, la obligación y la devoción. El amor y el sudor. La satisfacción del deber cumplido. Trabajo como castigo y como honor. “El que no trabaje que no coma”, dice nuestro refrán. Los italianos, en cambio, de forma alga parecida dicen: “Qui non laborat non fa lámore”. Creo que van más lejos. El que pueda comprender…
En los montes y en la sierra,
en la sierra y en los montes
el obrero no se aterra,
pues trabajando la tierra
el pueblo tiene horizontes.
Pero no todo es trabajo; el día es largo y hay tiempo para el descanso, el jolgorio, el chiste, el canturreo. El que sabe canta y el que no, aplaude, jalea, alaba. Vida en sus diferentes facetas, vida sana y alegre. Vida cansada y de reposo. Vida de medio bandoleros de sierra en su indumentaria, sus hachas y sus sierras. Cuerpo rendido y deber cumplido. Duro trabajo y esposa y niños que te reciben con besos y abrazos. Carbón para la candela y corcho para la botella. La del vino, la del champán.
Con el hacha en la mano
y entre el vino y el yantar
vive el pueblo alegre y sano,
en la cima o en el llano
y en los labios un cantar.
Es la vida y la rutina, es la rutina y la vida. Es la esperanza de que aquello dure y no sobrevenga el paro. Es la fe en la creencia de que habrá alguna reserva para comer otro día. Es la mujer y los niños. Es el coraje de vivir. El que lleva el pan a su casa. El jefe de familia. “El que no trabaje…” ”Comerás el pan con el sudor de tu frente” dijo Dios en el Paraíso a Adán. Y tú cumples el mandato divino.
Rompe el aire su silencio
en la paz del claro día,
coge el hacha por el mango
corchero con alegría
se arranca y canta un fandango.
Y termina otro día, y cuando el sol baja por el horizonte, el corchero también baja del monte.
Y en su corazón sencillo
que trabaja sin cesar
solo coge el atillo
y un duro en el bolsillo
para el vinillo del bar.
Y en fechas muy señaladas
hay que parar las jornadas,
pues el Cine Andalucía
traía artistas a porfía
que nadie se las perdía.
Y con la camisa limpia, bañados y quizás hasta perfumados se agolpaban a las puertas del Teatro para escuchar el flamenco de una de las dos sesiones que daban y en las que intervenían, ni más ni menos que Juanito Valderrama, Emilio El Moro, La niña de Antequera, Rosita Ferrer, Antonio Molina y Antonio Machín, entre otros varios.
Pero esa vida ya no se repite.


José Arjona Atienza
Alcalá, 19 de junio de 2013


         

EDITH STEIN

EDITH STEIN

Alemana, judía, historiadora,
catedrática, atea, teóloga,
conferenciante, monja, antropóloga,
filósofa, política, doctora.

Pedagoga, enfermera, traductora,
poetisa, educadora, psicóloga,
latinista, socióloga, filóloga,
feminista, políglota, escritora.

Empática, intelectual, germanística,
religiosa, carmelita y mística,
en los campos de Auschwitz deportada.

Encontraste el martirio gaseada,
tanta fue tu virtud, tu ciencia tanta,
que, Juan Pablo Segundo, te hizo santa.



José Arjona Atienza
Cádiz, 23 de febrero de 2006


viernes, 26 de julio de 2013

CARTEL DE LA XIX EXPOSICIÓN DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS SAFA


EN EL HOMENAJE A JESÚS CUESTA ARANA


-      SONETO -
Todo un pueblo ante ti se ha reunido
orgulloso por ser tú de Alcalá
y han llegado de aquí, también de allá,
al reclamo de un nombre y apellido.

A tu obra humilde se ha rendido
y ojalá que te aclame, ojalá,
porque el premio que logras, desde ya,
te hace ser predilecto y escogido.

Solo tú, con dos más, lo ha logrado,
tanto honor, tanta fama y tal altura,
por tu arte, tu esfuerzo y tu agrado.

Desde hoy ya te une otra atadura
a tu tierra que amable ya se afana
en hablar, aún más, de CUESTA ARANA.

Aquí estáis alcalaínos
con vuestro amigo y paisano,
un ser sencillo y cercano
con albores campesinos.
Mas eran otros destinos
los que le reserva el mundo,
y en su viajar errabundo
llegó tan alta su gloria
e indeleble su memoria
como su rastro profundo.

Cuando pasa el Nazareno
por tu calle, moribundo,
la mirada de un Dios bueno
miró tu piso, sereno,
 y vino Jesús al mundo.

Con el costado abierto
y colgado de una cruz
va el Cristo frío y yerto;
cuando JESÚS pasa muerto
es cuando nace JESÚS.

Como sin querer la cosa
de la noche a la mañana
surgió, cual planta hermosa,
colorista y deliciosa
el niño Jesús CUESTA ARANA.

Las primeras sensaciones
son la luz y el color,
y pasan las procesiones
y con tantas emociones
nació también un pintor.

De este modo tan sencillo
de aparecer por la vida,
nos sorprendió un chiquillo
con aires de luz y brillo
y de artista sin medida.

Y con tanto colorido
y figuras desgarradas
dan color y dan sentido
a un niño recién nacido
cuando suenan campanadas.

Traía el niño aquel
el arte a manos llenas,
en la derecha un pincel
en la izquierda un cincel
y la palabra, en las venas.
Y cuando al mundo llegó
desde aquel remoto día,
lo que él quiso pintó,
en escultura esculpió
y todo con maestría.

El campo te definió
la vocación de tu arte,
más tarde te consagró
y tu obra se forjó
y prestigio vino a darte.
Y con frases de bella factura
tú recuerdas del campo tu infancia,
días de pan y de barro perdura
en tu mente que añora aventura
y que, en parte, quedó en la distancia.

Desde aquel lejano día
al redoble del tambor
del Cristo que ya salía,
mientras que JESÚS nacía
nació un gran escultor.

Cuando en un distante día
que supe de esta ocasión
el corazón me pedía
dedicarte una poesía
salida del corazón.
Por esta corazonada
y ante tanto arte hecho,
mi espíritu se anonada.
yo ante ti no hice nada,
menos que un niño de pecho.

De todos bien conocido
y de todos estimado
a pesar de que alejado
y gran parte en el olvido,
es también desconocido.
Y es su obra ignorada
por más que sea agrandada;
algo menos su persona,
dislate que se perdona
por ser materia privada.

Tu conversación agradable
variada, fluida y amena
hace que seas entrañable,
atento, fino y afable,
cosa que vale la pena.

Yo me quedo anonadado
al saber lo que he sabido,
tantas tallas esculpido,
tantos cuadros has pintado
que me quedo sorprendido.

Y desde el día aquel
ya su vida es la pintura
y es su vida el pincel
la paleta, el cincel,
el buril y la escultura.

Tanto artículo escrito,
casi llega al infinito,
tanto tema abordado,
tantas teclas has tocado
que me parece inaudito.

Tu obra artística es tanta
y tanta tu producción
que, añadida tu afición
tu apellido se agiganta.
Tu figura se levanta
viendo tanta medianía
como se ve cada día
con nombres de medio pelo
que apenas alzado su vuelo
ya presumen de ufanía.

Y en tu loca fantasía
y en tu ansia sin igual
no dejas para el final
por si el tiempo se te acaba.
Tu ilusión caminaba
por caminos y senderos
no pisados por “Plateros”,
pues es en tu juventud
cuando sientes la inquietud
por Boticelli y Dureros.

Aunque Jesús es tu nombre
milagros tú no has de hacer
tu milagro es aprender
sin que nada a ti te asombre.
Eres tan solo un hombre
lleno de fe y voluntad
de ingenio y capacidad
que hace lo que se propone
que larga meta se impone
y logra perpetuidad.


Con el “Álbum de los Vuelos”
y la “Candela y los  Vientos”
dejas pues dos monumentos,
y en “Cuentos de Navidad”.
Tanta es tu diversidad
que ni lo entiendo ni explico
que tu obra no tiene fin
y cual veloz bergantín
metes la pala y el pico
de bronce en Villamartín.

¿Jesús, a ti no te CUESTA
robarle horas al día
tú no te echarás la siesta,
ni irás a esa fiesta
que tanto te apetecía?
Tú te has trazado un camino
que sigues a tu manera
y haces con mucho tino
un busto a “Sainz de Andino”
que otro a la “Petenera”.

Y en tu afición sin parar
corre tu literatura
paralela a tu escultura
lo que es digno de admirar.
Mas, pienso que es tu pintura
tu pasión más preferida
y la más correspondida
a tu mundo de expresión
con mayor dedicación
a tu entrega más querida.

Siendo un artista total
lo mismo escribe que pinta
y en su arte sin igual
coge un cincel para el metal
que un “boli” con mucha tinta.

Ni el mismo dios de las Artes,
el mismísimo griego Apolo
no lo impartió en todas partes,
solo tú que lo compartes
porque te lo dio a ti solo.

Por un extraño camino
llegó Alcalá a tener,
porque lo quiso el destino
un artista pueblerino
y en ella vino a nacer.
De este modo pudo ser
que un día feliz, de mañana,
o tal vez al amanecer,
la cigüeña fué a traer
a Don JESÚS CUESTA ARANA.

El Don porque te enaltece
por ser Hijo predilecto,
la Autoridad te lo ofrece
y Jesús se lo merece
por ser su Arte perfecto.

Y pasando a otra cosa
te hablo de Literatura
que es ciertamente hermosa,
hoy no lo hago en prosa
sino en poesía pura.

Oigo Jesús tu afición
al arte de tu pintura
de la pluma y la escultura
que produce admiración.
En tu extensa producción
tienes cuadros en todas partes
y amando todas las Artes
y en tu libre cautiverio
pintas un mural al Beaterio
que con todos ya compartes.

Puedes, tú, queja tener
que ignoremos tu valía,
mas, vivimos el día a día
porque al fin hay que comer.
Que eso del Arte es hacer
de la vida algo difuso,
algo diáfano y confuso
y estando los tiempos duros
algunos no están seguros
que pueda tener buen uso.

Y es tanta su confusión
y su admiración es tanta
que se niega y se levanta
su alma y su corazón.
Son ciegos de profesión
que no saben comprender
que un pueblo pueda tener
a un escondido artista
y, recobrada la vista
les llega a sorprender.

Saben que no está en su lista
los que a ti te conocieron
algunos de ellos no vieron
que eras tú un gran artista.
Tan grande fue tu conquista,
tanto en Madrid y en Sevilla
que admiran la maravilla
que uno solo forman tres,
que uno solo es el que es
no siendo cosa sencilla.

Que es el mismo el que firma
un cuadro y una escultura
un libro de envergadura
y él sabe lo que afirma.
Su obra también lo confirma
y él se empeña y se afana
dando siempre en la diana,
y en su largo caminar
el que se pone a firmar
es el mismo CUESTA ARANA.

Sufres porque te ignoraron
los que a ti te conocieron
a ti a quien te tuvieron
por un chico muy formal
y en un artista genial
llegas de la noche al día,
te conoce Andalucía,
de Francia la capital
y en cualquier lugar podría
ser un alguien sin igual.

Y en tu mundo saltarín
por cada vía o sendero
cual camina un andarín
oyes agudo el clarín
y entras al mundo torero.

Tú abriste de par en par
todas las puertas del Arte;
tú supiste sujetar
en casi todo o en parte
los duendes de la Estética.
Tú serías de la Bética
nuestro LEONARDO cercano,
tú no fuiste de Sevilla
ni tampoco italiano;
solo fuiste maletilla.

En tu afición juvenil
te atrae el mundo torero,
y entre quiero y no quiero
y los triunfos del momento
te hace cambiar de intento,
la capa por el cincel,
la espada por el pincel
y, como puedes con todo,
haces figuras del lodo
y se aleja el redondel.

Si no manejas la espada
tú no te lo propusiste
al ver que un toro te embiste
y, que, en una revolera
te aplaude la plaza entera
desde el ruedo a los tendidos
y dejas a los entendidos
en una tarde incierta
con la boca medio abierta
y nublados los sentidos.

Y yo me hago una pregunta
más propia de un profano,
¿no tiene Sevilla junta
tanta afición que despunta
de Triana al Altozano
para escribir una obra
de tamaña envergadura?
porque afición ya le sobra;
más mérito en ti eso cobra
y el elogio más perdura.

¡Porque atreverse a escribir
poniéndose de horizonte,
el intentar describir,
y en grueso libro decir
quién fue Don Juan Belmonte!

El monstruo del toreo
fue el “Pasmo de Triana”,
fue en la Plaza apogeo,
fue locura y fue mareo
fue dominio y filigrana.
Desgarbado y peculiar
en su toreo y hechura,
nunca se vio torear
ni a tal altura llegar
con aquella su figura.

Y quiero ya terminar
pues ser pesado no quiero,
mucho más podría hablar
y muchas cosas contar
que no salen del tintero.

Ya que tú has triunfado fuera
en su total dimensión,
es tu misma afición
la que admira tu madera.
Cual torero sin montera
digno de toda alabanza
se despide tu Alcalá
y, sin ser la Maestranza,
no conoces la “espantá”
ni tu deseo se alcanza.

Tu habrás soñado despierto
con la corrida de toros
de brillos, de plata y oros
y el aforo cubierto.
El miedo medio encubierto
en ese día ferial,
y en una tarde triunfal
entre palmas y entre mieles
cambiarías los pinceles
por la seda y el percal.

Hoy tu pueblo agradecido
que lo aireas con denuedo,
te airea tu apellido
que no lo echa en olvido
y pide tu vuelta al ruedo.
Y entre palmas y entre gritos
ahora sí que ya acabo,
aldeanos y eruditos
entre aplausos infinitos
te entrega orejas y rabo.





José Arjona Atienza
7 de Junio de 2013

Alcalá de los Gazules

El tiempo que hará...