viernes, 27 de junio de 2025

FIESTA DE SAN PEDRO Y SAN PABLO

 

FIESTA DE SAN PEDRO Y SAN PABLO 

Una pareja extraña para una fiesta peculiar

Cuando Pablo tuvo un serio altercado con Pedro en Antioquía de Siria, acusándolo casi de estar traicionando a Jesús, no podía imaginar que la Iglesia terminaría celebrando su recuerdo el mismo día. (Para los interesados, el conflicto lo cuenta el mismo Pablo en la carta a los Gálatas 2,11-21). Pero estoy convencido de que le gustaría la idea: lo que pretende la Iglesia al unirlos en una celebración común no es cantar la gloria de ninguno de los dos sino celebrar la obra común que Dios llevó a cabo a través de ellos.

Pedro, el cabecilla

Entre los discípulos de Jesús, Pedro fue sin duda el más lanzado, con el peligro que eso conlleva. Era el cabecilla del grupo, el primero en hablar en cualquier circunstancia, sin miedo a reprender a Jesús cuando anuncia su pasión, sin miedo a llevarle la contraria cuando quiere lavarle los pies o cuando anuncia que todos lo traicionarán. El ser tan lanzado lo sitúa también en el lugar más peligroso, y termina negando a Jesús. Pero, como él mismo termina confesando después de la resurrección: «A pesar de todo, tú sabes que te amo». No es raro que Jesús lo viese como el cabecilla natural del grupo después de su muerte.

Pablo, el hombre universal

Pero la expansión de la Iglesia primitiva es humanamente inconcebible sin la figura de Pablo. Todos hemos leído su conversión. Lo que muchos no conocen es la revelación que Dios le hizo y en la que él tanto insiste en sus cartas: que la buena noticia de Jesús no era sólo para los judíos sino también para todo el mundo; para judíos y paganos. Es cierto que a mediados del siglo I ya hay cristianos en Roma (a ellos les dirige Pablo su famosa carta), pero si el evangelio se extiende por lo que actualmente es Turquía, Grecia, quizá España, es gracias a la labor de Pablo, que recorrió miles de kilómetros y se expuso a toda clase de peligros por llevar la fe en Jesús «hasta los confines de la tierra».

El enfoque de las lecturas

La liturgia concede especial importancia a Pedro, dedicándole las lecturas primera y tercera (evangelio). A Pablo dedica la segunda. En ambos casos se destacan los aspectos de protección divina y misión.

PEDRO: PROTECCIÓN Y MISIÓN

1ª lectura: protección divina

Se expresa a través de un sorprendente milagro: Pedro, a pesar de estar encadenado y vigilado por cuatro piquetes de cuatro soldados cada uno, es liberado durante la noche por un ángel.

En aquellos días, el rey Herodes se puso a perseguir a algunos miembros de la Iglesia. Hizo pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan. Al ver que esto agradaba a los judíos, decidió detener a Pedro. Era la semana de Pascua. Mandó prenderlo y meterlo en la cárcel, encargando de su custodia a cuatro piquetes de cuatro soldados cada uno; tenla intención de presentarlo al pueblo pasadas las fiestas de Pascua, Mientras Pedro estaba en la cárcel bien custodiado, la Iglesia oraba insistentemente a Dios por él. La noche antes de que lo sacara Herodes, estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, atado con cadenas. Los centinelas hacían guardia a la puerta de la cárcel. De repente, se presentó el ángel del Señor, y se iluminó la celda. Tocó a Pedro en el hombro, lo despertó y le dijo:

 ― Date prisa, levántate.

Las cadenas se le cayeron de las manos, y el ángel añadió:

― Ponte el cinturón y las sandalias.

Obedeció, y el ángel le dijo:

― Échate el manto y sígueme.

Pedro salió detrás, creyendo que lo que hacía el ángel era una visión y no realidad. Atravesaron la primera y la segunda guardia, llegaron al portón de hierro que daba a la calle, y se abrió solo. Salieron, y al final de la calle se marchó el ángel. Pedro recapacitó y dijo:

― Pues era verdad: el Señor ha enviado a su ángel para librarme de las manos de Herodes y de la expectación de los judíos. 

Resulta imposible no pensar en la liberación de los israelitas de Egipto, cuando el ángel marcha delante de ellos también durante la noche. Esta es la tercera vez que meten a Pedro en la cárcel, y la segunda que lo saca un ángel. Algo que llama la atención, porque otros cristianos no gozan del mismo grado de protección divina: a Esteban lo apedrean, a Santiago lo degüellan, a Pablo lo persiguen a muerte y tienen que descolgarlo en una espuerta… Por otra parte, el mismo Pedro terminará crucificado según la tradición.

Esta primera lectura, que puede provocar una sonrisa escéptica en muchos cristianos actuales, tiene gran valor simbólico. Basta pensar en los últimos Papas, atados con todo tipo de cadenas: geográficas, culturales, económicas (desde el lejano caso Marcinkus hasta los recientes escándalos del IOR), tradiciones que tienen muy poco que ver con el evangelio, y vigilados por multitud de cardenales, obispos y teólogos (más atentos que las cuatro cohortes romanas de Pedro). Buen momento para pedirle a Dios que envíe un ángel a liberar a Francisco.

Evangelio: misión

La misión se cuenta con el famoso episodio de la confesión de Cesarea de Felipe, que parte de la gran pregunta: ¿quién es Jesús? El pasaje se divide en tres partes: 1) lo que piensa la gente; 2) lo que afirma Pedro; 3) la promesa de Jesús a Pedro.

Lo que piensa la gente

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:

― ¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?»

Ellos contestaron:

― Unos que Juan Bautista, otros que Ellas, otros que Jeremías o uno de los profetas.

Jesús realiza una encuesta: quién dice la gente que es él. Un lector moderno con cierta cultura bíblica pensará que el resultado no puede ser más descorazonador. Para la gente, Jesús no es un personaje real, sino un muerto que ha vuelto a la vida, se trate de Juan Bautista, Elías, Jeremías o de otro profeta. De estas opiniones, la más "teológica" y con mayor fundamento sería la de Elías, ya que se esperaba su vuelta, de acuerdo con Malaquías 3,23: "Yo os enviaré al profeta Elías antes de que llegue el día del Señor, grande y terrible; reconciliará a padres con hijos, a hijos con padres, y así no vendré yo a exterminar la tierra".

Al lector moderno le puede resultar interesante que el pueblo vea a Jesús en la línea de los antiguos profetas, en lo que pueden influir muchos aspectos: su poder (como en los casos de Moisés, Elías y Eliseo), su actuación pública, muy crítica con la institución oficial, su lenguaje claro y directo, su lugar de actuación, no limitado al estrecho espacio del culto...

Sin embargo, cuando se conoce la época de Jesús, la visión anterior resulta inadecuada. En la mentalidad popular, el título de "profeta" tiene fuertes connotaciones políticas; significa que la gente ve a Jesús como un libertador. Flavio Josefo nos ha dejado testimonio de varios "profetas" surgidos por entonces. Su visión es muy negativa, pero interesante:

"Hombre engañadores e impostores, que bajo apariencia de inspiración divina realizaban innovaciones y cambios, induciendo a la multitud a actos de fanatismo religioso y la llevaban al desierto, como si allí Dios les hubiese mostrado los signos de la libertad inminente. Félix envió caballería e infantes contra estos, matando a gran cantidad. Mayor desgracia fue la que trajo sobre los judíos el falso profeta egipcio. Efectivamente, llegó al país un hombre charlatán, que, habiéndose ganado reputación de profeta, reunió a casi treinta mil de los seducidos por él; desde el desierto los llevó al monte de los Olivos, desde donde, según decía, podía penetrar a la fuerza en Jerusalén, vencer a la guarnición romana e imponerse como tirano sobre el pueblo" (Guerra de los Judíos II, 258-263).

Este mentalidad popular del profeta como libertador político es la que comparten los discípulos de Emaús; para ellos, Jesús era "un profeta poderoso en obras y en palabras... nosotros esperábamos que él fuera el libertador de Israel" (Lc 24,19-21).

Lo que afirma Pedro

Jesús quiere saber si sus discípulos comparten esta mentalidad o tienen una idea distinta:

Él les preguntó:

― Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?

Simón Pedro tomó la palabra y dijo:

― Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.»

Es una pena que Pedro se lance inmediatamente a dar la respuesta, porque habría sido interesantísimo conocer las opiniones de los demás.

Según Mc 8,29, la respuesta de Pedro se limita a las palabras "Tú eres el Mesías". Mt añade "el Hijo de Dios vivo". ¿Aporta algo especial este añadido? Según algunos, Pedro confesaría no sólo la misión salvadora de Jesús (Mesías), sino también su filiación divina (Hijo de Dios). Sin embargo, esta teoría no es tan clara como parece. El rey de Israel -y por tanto el Mesías- era presentado desde antiguo como "Hijo de Dios" o "Hijo del Altísimo". En el fondo, parece que Mateo no añade nada nuevo. En cualquier caso, hay un dato indiscutible: confesar a Jesús como "Hijo de Dios" ya lo habían hecho los discípulos después de verlo caminar sobre las aguas (14,33). Por consiguiente, la novedad no reside aquí, sino en el título de Mesías. En su origen, el Mesías era el rey de Israel, al que se ungía derramando aceite sobre la cabeza. Con el paso del tiempo, especialmente en los siglos II y I a.C., la imagen del Mesías fue adquiriendo rasgos cada vez más sorprendentes, como se advierte en los Salmos 17 y 18 de Salomón (de origen fariseo, no forman parte de la Biblia). De él se esperaba la liberación política de Israel y la instauración de una sociedad de justicia, paz en entrega al Señor.

Por consiguiente, la confesión de Pedro reviste una importancia y novedad enormes. Además, es importante advertir que se sitúa inmediatamente después del episodio de fariseos y saduceos, representantes del judaísmo oficial, que no aceptan a Jesús. Pedro, contra la opinión oficial, ve en Jesús al salvador del pueblo elegido por Dios.

Las promesas de Jesús a Pedro

Jesús le respondió:

― ¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo. 

Esta tercera parte es exclusiva de Mateo y es la fundamental para la fiesta de hoy. En los evangelios de Marcos y Lucas, el pasaje de la confesión de Pedro en Cesarea de Felipe termina con las palabras: "Prohibió terminantemente a los discípulos decirle a nadie que él era el Mesías". Sin embargo, Mateo introduce aquí unas palabras de Jesús a Pedro.

Comienzan con una bendición, que subraya la importancia del título de Mesías que Pedro acaba de conceder a Jesús. Humanamente hablando, Pedro es un hereje o un loco. Para Jesús, sus palabras son fruto de una revelación del Padre. Nos vienen a la memoria lo dicho en 11,25-30: "Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y aquel a quien el Padre se lo quiere revelar".

Basándose en este revelación, no en los méritos de Pedro, Jesús le comunica unas promesas: 1) sobre él edificará su Iglesia; 2) le dará las llaves del Reino de Dios; 3) como consecuencia de lo anterior, lo que él decida en la tierra será refrendado en el cielo.

Las afirmaciones más sorprendentes son la primera y la tercera. En el AT, la "roca" es Dios. En el NT, la imagen se aplica a Jesús. Que el mismo Jesús diga que la roca es Pedro supone algo inimaginable, que difícilmente podrían haber inventado los cristianos posteriores. (La escapatoria de quienes afirman que Jesús, al pronunciar las palabras "y sobre esta piedra edificaré mi iglesia" se refiere a él mismo, no a Pedro, es poco seria).

La segunda afirmación ("te daré las llaves del Reino de Dios") se entiende recordando la promesa de Is 22,22 al mayordomo de palacio Eliaquín: "Colgaré de su hombro la llave del palacio de David: lo que él abra nadie lo cerrará, lo que él cierre nadie lo abrirá". Se concede al personaje una autoridad absoluta en su campo de actividad. Curiosamente, el texto de Mateo cambia de imagen, y no habla luego de abrir y cerrar sino de atar y desatar. Pero la idea de fondo es la misma.

El texto contiene otra afirmación importantísima: la intención de Jesús de formar una nueva comunidad, que se mantendrá eternamente. Todo lo que se dice a Pedro está en función de esta idea.

¿Por qué pone de relieve Mateo este papel de Pedro? ¿Le guía una intención eclesiológica, para indicar cómo concibe Jesús a su comunidad? ¿O tienen una finalidad mucho más práctica? Ambas ideas no se excluyen, y la teología católica ha insistido básicamente en la primera: Jesús, consciente de que su comunidad necesita un responsable último, encomienda esta misión a Pedro y a sus sucesores.

Es posible que haya también de fondo una idea más práctica, relacionada con el papel de Pedro en la iglesia primitiva. Uno de los mayores conflictos que se plantearon desde el primer momento fue el de la aceptación o rechazo de los paganos en la comunidad, y las condiciones requeridas para ello. Los Hechos de los Apóstoles dan testimonio de estos problemas. En su solución desempeñó un papel capital Pedro, enfrentándose a la postura de otros grupos cristianos conservadores (Hechos 10-11; 15). En aquella época, en la que Pedro no era "el Papa", ni gozaba de la "infalibilidad pontificia", las palabras de Mateo suponen un espaldarazo a su postura en favor de los paganos. "Lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo". Es Pedro el que ha recibido la máxima autoridad y el que tiene la decisión última.

PABLO: PROTECCIÓN Y MISIÓN

De Pablo se podrían haber elegido infinidad de textos, dada la abundancia de sus cartas y lo mucho que cuenta de él el libro de los Hechos. La liturgia ha elegido un breve pasaje, muy autobiográfico, de la segunda carta a Timoteo. A punto de morir, Pablo recuerda su intensa actividad apostólica y espera el premio prometido. Al mismo tiempo, es consciente de que siempre contó con la ayuda y la fuerza del Señor. Igual que a Pedro lo liberó milagrosamente, a él lo ha librado también de la boca del león, no milagrosamente, sino después de naufragios, azotes, apedreamientos, hambre y sed.


Querido hermano: Yo estoy a punto de ser sacrificado, y el momento de mi partida es inminente. He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe. Ahora me aguarda la corona merecida, con la que el Señor, juez justo, me premiará en aquel día; y no sólo a mí, sino a todos los que tienen amor a su venida. El Señor me ayudó y me dio fuerzas para anunciar íntegro el mensaje, de modo que lo oyeran todos los gentiles. Él me libró de la boca del león. El Señor seguirá librándome de todo mal, me salvará y me llevará a su reino del cielo. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén. 

 

 

Padre José Luis Sicre Díaz, S.J.

Doctor en Sagrada Escritura por el

Pontificio Instituto Bíblico de Roma

 

 

LOS MEDICI. MI FAMILIA

 La influencia de una familia en la cultura occidental.


Los Medici. Mi familia

Lorenzo de´ Medici

Barcelona, Ariel, 2025

                                    

Si aceptamos que la función principal del estudio de la Historia es el conocimiento de las raíces de la vida actual, tenemos que reconocer que esta obra es valiosa y, en cierta medida, imprescindible. La comprensión de la situación social, política, económica y cultural del mundo de hoy exige que indaguemos en sus antecedentes porque, como es sabido, nada es producto del azar sino consecuencia de hechos anteriores. Otra de las razones por las que, a mi juicio, este relato es oportuno y pertinente es la perspectiva desde la que se cuenta: es una crónica efectuada por el último heredero de la familia relatada.

Lorenzo de´ Medici, en esta ocasión, más que como autor de novelas históricas, nos ofrece un relato autobiográfico sobre su familia, tras haber vencido su comprensible temor –compartido con su hermano- por sentirse sometido a la carga “demasiado pesada” de un apellido de una de las dinastías más conocidas e influyentes del mundo. La lectura de esta obra es valiosa para los historiadores profesionales y también para quienes tenemos curiosidad e interés de conocer la interpretación personal de un miembro de una de las familias más importantes de la historia política, cultural y artística de Occidente cuyas decisiones siguen explicando nuestras maneras de ser y de disfrutar de la belleza.

Resulta curiosa –a pesar de ser obvia- la sincera declaración de que “no es lo mismo ser parte de la historia que crearla”, y, a mi juicio es oportuna su afirmación de que “hay gente que mataría por tener un título nobiliario, o por lo menos una condecoración”.  Aunque los datos que él refiere son o pueden ser conocidos por las historias políticas y artísticas elaboradas por los especialistas, pienso que es importante que conozcamos la interpretación que hace quien es un descendiente del Renacimiento y que, junto a su hermano, son los últimos de la rama y tras quienes se abrirá “el vacío”. 

Son especialmente valiosas las informaciones y los análisis sobre “El primer Medici, sobre el Renacimiento y sobre la intuición al descubrir artistas como Botticelli, Brunelesschi, Verrocchio, Vasari, Donatello y Miguel Ángel, sobre el proceso para que Lorenzo Il Magnifico sucediera en el gobierno a su padre, sobre la pertenencia de tres papas a su familia, o sobre Marí de´Medici, reina de Francia y, finalmente cómo sus padres cerraron el siglo, el milenio y la historia de la familia.

Estoy de acuerdo en que esta peculiar lectura de la obra política, cultural y artística de Los Medicis, realizada desde la óptica de uno de sus últimos miembros, nos proporciona unas claves valiosas para seguir releyendo, interpretando y disfrutando de uno de las principales y determinantes periodos de nuestra cultura occidental.

 

José Antonio Hernández Guerrero

Catedrático de Teoría de la Literatura


PREGÓN DE FERIA 2025

 

PREGÓN DE FERIA 2025

Buenas tardes, pueblo de Alcalá.

Este año me ha tocado a mi pregonar nuestra feria, y a nuestra Virgen de los Santos!!!

Sr. Alcalde, corporación municipal, agradezco el voto de confianza que me habéis dado; ¡qué valientes sois!; y que además estéis aquí escuchándome!!!, vosotros, la autora del precioso cartel, la corte de guapas romeras, mi familia de sangre, mi familia escogida, y toda la buena gente que ha decidido esta noche compartir su tiempo conmigo; ¡¡¡GRACIAS!!!

Gracias también a esas amistades que por algún motivo no han podido venir, pero sin estar estáis, lo sé; casi que os puedo ver en el patio de butacas.

Y una mención especial a los feriantes que me están viendo desde la nube del arte…; volveremos a vernos, y hasta que llegue ese momento, os mantenemos vivos con nuestro recuerdo, y seguimos caminando con vuestra energía. Besos al Cielo.

Han sido muchas las muestras de cariño y de apoyo en estos días; no se si seré capaz de alcanzar las expectativas, tengo el listón muy alto, tanto por los pregoneros de años anteriores, como por la confianza que tenéis en mí; qué osados…; pero bueno, se hará lo que se pueda; la suerte está echada!!!

Toda mi gente, al igual que yo, está viviendo el pregón intensamente desde el comunicado oficial; si os tuviese que nombrar a todos, o contara las llamadas; conversaciones, risas, bromas…no haría falta otro pregonero de feria en, por lo menos, siete años!!!, porque todavía estaría yo hablando y hablando; pero sí que os digo desde aquí, que sois mi motor cuando tengo que caminar, y mi freno, cuando cojo velocidad.

Además, he tenido ayuda por si me faltaban ideas, mis dos sobrinos mayores; Juan y José; me veían con el ordenador y me decían: escribe tita, di que la feria tiene que durar tres meses…; estas son las tomas falsas, que son siempre las mejores…, con ellas me quedo.

Hablemos de la feria…

Si buscamos el significado de la palabra feria en el diccionario, se nos habla de la feria de ganado, de la suspensión o descanso en el trabajo, o de un conjunto de instalaciones recreativas, casetas, carruseles…, en definitiva, nos hablan del contenido o de los días de asueto; pero una feria es mucho más que eso; irse de feria es salir con los amigos, con los que vemos a menudo, y con los que vemos de feria en feria; es trabajar con esmero para que el pueblo, y los visitantes, disfruten: preparando actos, atracciones, montando casetas, llenando neveras para que tengamos la comida y la bebida a punto, limpiando de noche para que por la mañana todo este impoluto…; una feria es alegría y color; jinetes perfectamente ataviados paseando por el real, y mujeres vestidas de gitana luciendo una gama de colores tan intensos, que el mismo arcoíris querría para él.

Los jinetes, los de San Jorge, nuestra peña caballista!!!, que con todo el arte del mundo, cambiaron la lanza del dragón, por el palo de garrocha; y es que de nuestro pueblo, siguen saliendo caballistas de élite a través de los tiempos en todas las modalidades; enhorabuena a todos!!!

Irse de feria es compartir, es bailar, es cantar, es charlar, es reír; es montarse en los cacharritos con los niños y pescar patos; es disparar en los tiritos y comerse un perrito caliente en los puestos ambulantes; y cuando creemos que no podemos más… llega la hora del chocolate con churros!!!, no nos podemos ir de la feria sin comernos unos churritos y encontrarnos en la mesa de al lado con los amigos que hemos buscado todo día…

Este año retomamos la feria de Junio, y los que ya tenemos cierta edad, recordamos nuestra infancia; esa feria con fresquito por la noche; las actuaciones, ya eran en este mismo recinto, en lo que era la caseta municipal, y en ese escenario chiquitito y tan bonito que estaba justo ahí; que por cierto, no tenía escalones…, siempre me llamó la atención…

Pues amigos, así somos la gente de Alcalá, no necesitamos escalones para subir; vivimos en un pueblo precioso lleno de cuestas, y nos pasamos la vida subiendo y bajando; saludando a los vecinos, comentando lo bien que lo hemos pasado en San Jorge, mientras hacemos planes para la feria y le pedimos a la Virgen de los Santos que no haga mucho calor el día de la Romería, pero tampoco levante; a pesar de todo eso, llegado el momento, allí estamos hasta que nos echan.

La que os habla, estrenó su primer traje de gitana con siete meses y pico en feria de Jerez, y al mes siguiente, ya lo tenía puesto otra vez en la feria de Alcalá, la feria de mi pueblo; y siempre, con la Virgen por testigo!!!.

Hará en unos meses 27 años que pregoné la Romería en Su honor, y hoy también en Su honor, pregono la feria, ¡qué privilegio más grande!

Y porque la Virgen quiso, nació en 2013 Romero de Paula; seis años más tarde, este ayuntamiento nos hizo un reconocimiento, otorgándonos uno de los premios Al-kalat; qué importante fue para mí el recibir esa noticia!!!; y qué orgullosa me sentí cuando al presentarme, dijeron que ir a la Romería, iba unido a lucir una pulsera de Romero de Paula…; una vez más os lo agradezco a todos y cada uno de vosotros, que sois en realidad los que hacéis posible que sigamos adelante.

Pues es la Virgen de los Santos nuestra Patrona, nuestra alcaldesa, nuestra Madre…, es la Virgen del pueblo; existe una simbiosis perfecta entre Ella y nosotros; es una especie de cordón umbilical, que aunque se corte, nos tiene unidos para siempre; Ella está feliz a nuestro lado cuando se enciende el alumbrado de la feria, de la vida…; pero cuándo se apagan las luces, Ella coge a ese pueblo entero de la mano, y la energía que fluye de ahí, es tan grande, que ilumina cualquier sendero.

Hoy, brindamos con la Virgen de los Santos, porque es una Virgen de Gloria, y porque comienza su feria, nuestra feria!!!; la feria del pueblo más bonito del mundo, Alcalá de los Gazules!!!

Y este año, además, tenemos que celebrar los éxitos deportivos en varias modalidades; enhorabuena!!!; hacéis que nos sintamos aún más felices, si cabe, de ser alcalaínos!!!

Desde que recibí la llamada del sr. Alcalde y acepté el nombramiento, vivo con una sonrisa de orgullo y nostalgia; de orgullo porque hubiesen pensado en mí, habiendo tanta gente en mi pueblo mucho más a la altura que yo para estar aquí; y de nostalgia por los recuerdos de tantas ferias…

Alguien dijo por ahí, que “el recuerdo es el perfume del alma”; y recordar es vivir; yo llevo un mes viviendo en plena feria; rememorando y comentando con amigos tantos detalles que parecían olvidados, pero no, sólo estaban en estado de vigilia…

No recuerdo el último año que hubo feria en junio, y nos quedamos con la velada en honor a la Virgen de los Santos en septiembre; soy más de momentos, que de fechas…

Y son tantos los momentos, que necesitaría media vida para contarlos…

Puedo sentir el aire en la cara mientras cogía impulso para que las cunitas que ponían en la acera, delante de la plaza de toros, llegaran más altas; creo, que todos teníamos la ilusión de dar la vuelta…; y cuando más animados estábamos, el señor de la gorra tiraba de un palo que movía un tablón, que a su vez rozaba con la base, y nos paraba casi a testarazos; por supuesto, no llevábamos ningún tipo de arnés de seguridad. Mientras, su señora nos vendía los turrones en el puesto que estaba al lado; a mí me encantaban los paquetitos de piñones!!!

Otra cosa que me volvía loca era la tómbola!!!; una vez me tocó un jamón que paseé abrazado mientras invitaba a todo el mundo a que viniera a comérselo conmigo; llevaba puesto ese día un vestido amarillo claro, y no quiero imaginar como quedaría de pringue…

Cuántas vueltas y vueltas hemos dado en esos caballitos chicos o en los caballitos sube y baja…

En los voladores no me dejaban montarme de pequeña, y ya después se me quitaron las ganas; pero la noria me encantaba; sobre todo cuando se paraba y me quedaba arriba; me gustan las alturas!!!

Los coches choques se ponían delante de lo que es hoy el ambulatorio; y allí, en un garaje que había, recuerdo la primera caseta de la peña Taurina.

Y para taurina y flamenca, la discoteca de la Plaza de toros, que se convertía en una caseta más; donde estábamos varias generaciones mezcladas, padres, hijos, abuelos…. Allí, bailábamos y bailábamos sevillanas, que ponían desde la cabina del disyóquey, un cuartito pequeño que había arriba de la grada.

Entonces, como no teníamos recinto ferial, todos los bares eran los que nos ofrecían servicio de catering; el paseo se llenaba de mesas por todas partes, y en el callejón de los ponys parecía que se estaba celebrando un bautizo!!!

Al final de ese callejón, se puso años después la caseta de la peña taurina, desde donde la peña la Canastera, mi peña, se despedía para hacer el camino cuando el día 12 de septiembre caía en domingo, y coincidía la Romería con el domingo de feria, en nuestros estatutos dice que se camina en la víspera del día de la Virgen, caiga cuando caiga; aunque esto no siempre se ha cumplido por caminar las dos peñas, que había entonces, juntas. Esa hilera de carretas de la peña Amigos del camino era una cosa preciosa!!!; cuando el Simpecado estaba llegando al cortijo Barbate, no se divisaba aun el final de la caravana.

Divina juventud…, después de jueves, viernes y sábado de feria, ese mismo sábado, estábamos a las diez de la noche a caballo en el pueblo para hacer ese camino tan bonito con rengues de madrugada, sevillanas a compás y bocadillos de queso emborrado regados con un buchito de aguardiente al amanecer; el domingo por la mañana llegábamos a los Santos, y por supuesto, después de la Romería, volvíamos al pueblo el mismo domingo por la noche…; había que cerrar la feria como Dios manda.

Los tiempos cambian, pero los cambios son buenos; echo de menos esas ferias; pero disfruto de ese recinto ferial tan bonito que tenemos ahora; y en el pueblo se duerme más tranquilo…: cuando yo no tenía edad de trasnochar mucho, me dormía oyendo la nana de “a por otro, a por otro, a por otro perrito piloto”, o lo que es mejor aún “yo quiero una chochona con la cara de una mona”, y lo peor de todo era que no quería dormir, quería seguir en la feria!!!

Los primeros años en nuestro precioso recinto ferial, nos quedábamos, los más “jartibles”, haciendo compás en la barra de la caseta, y echándonos un cantecito por sevillanas, esos ratitos me gustan con locura…; mientras que las personas de más orden, iban a sus casas a engalanarse para vivir la feria de noche.

Yo sé cuándo salgo de casa, pero no cuando entro…; voy a la feria una vez al día, si me recojo a las 7 de la tarde, o a las 7 de la mañana, pues ya eso depende de las circunstancias, del cambio climático, o… de lo que mande mi tío Pepe…, la vida es así…

En todo esto que os he contado, mezclo sin ton ni son, feria de junio, agosto, septiembre…; perdonadme por el desorden cronológico, mi naturaleza es así, desordenada…, y yo no puedo dar el pregón de otro, sino el mío, con fechas mezcladas y vivencias agolpadas a salto de recuerdo; pero con todo el amor hacia mi pueblo y hacia vosotros, y con un espíritu feriante, que llevo dentro desde que nací.

Bueno, pues creo que he charlado bastante, y ya sólo os digo que:

ES MI PUEBLO, MI TESORO;

MI VIRGEN, MI TALISMAN;

Y LOS QUE ESTAIS A MI VERA, EL SON, EL SOL Y LA SAL!!!

 

Con el permiso del sr. Alcalde:

¡QUE COMIENCE LA FERIA DE ALCALA!

 

¡¡¡Muchas gracias!!!

Buenas noches.

 

Francisca Romero Fernández

sábado, 21 de junio de 2025

FIESTA DEL CORPUS CHRISTI - JESÚS ALIMENTA, LA COMUNIDAD RECUERDA.


Jesús alimenta, la comunidad recuerda

Fiesta del Corpus Christi

Ciclo C

La institución de la Eucaristía se celebra el Jueves Santo. ¿Qué sentido tiene dedicar otra fiesta al mismo misterio? Podríamos decir que, en el Jueves Santo, el protagonismo es de Jesús, que se entrega. En la fiesta del Corpus, el protagonismo es de la comunidad cristiana, que reconoce y agradece públicamente ese regalo. Esta fiesta comenzó a celebrarse en Bélgica en 1246, y adquirió su mayor difusión pública dos siglos más tarde, en 1447, cuando el Papa Nicolás V recorrió procesionalmente con la Sagrada Forma las calles de Roma. Dos cosas pretende: fomentar la devoción a la Eucaristía y confesar públicamente la presencia real de Jesucristo en el pan y el vino.

            En el ciclo C, las lecturas centran la atención en el compromiso del cristiano con Jesús, al que debe recordar continuamente con gratitud (2ª lectura), porque él lo sigue alimentando igual que alimentó a la multitud (evangelio).

1ª lectura. ¿El primer anuncio de la Eucaristía? (Gn 14,18-20)

El c.14 del Génesis cuenta una batalla casi mítica de cinco reyes contra cuatro, en la que termina tomando parte Abrán (no es una errata, el nombre se lo cambió más tarde Dios en el de Abrahán). Al volver victorioso, el rey de Salén (Jerusalén), que es sacerdote del Dios Altísimo, «le ofreció pan y vino» y lo bendijo. En respuesta, Abrán le da el diezmo del botín recuperado.

Este breve pasaje contiene dos datos que explican su elección para esta fiesta; 1) Melquisedec no es solo rey, es también sacerdote, 2) Lo que ofrece a Abrán no es una comida normal (un cabrito o un ternero) sino pan y vino; además, lo bendice.

Siglos más tarde, el autor de la Carta a los Hebreos estableció un paralelismo entre Melquisedec y Jesús. Con estos elementos, no es raro que los Padres de la Iglesia vieran en esta escena un anuncio de la Eucaristía y que los artistas plasmaran esta idea. Lo mejor que Melquisedec pudo ofrecer a Abrán es pan y vino. Lo mejor que Jesús nos ofrece es su pan y su vino.

En aquellos días, Melquisedec, rey de Salén, sacerdote del Dios altísimo, sacó pan y vino, y bendijo a Abrán, diciendo: «Bendito sea Abrán por el Dios altísimo, creador de cielo y tierra; bendito sea el Dios altísimo, que te ha entregado tus enemigos.» Y Abrán le dio un décimo de cada cosa.

2ª lectura. “En recuerdo mío” (1 Corintios 11,23-26)

            Hermanos: Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó un pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía.» Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: «Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía.» Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.

            Dos veces insiste Pablo, al recordar la institución de la Eucaristía, que hay que realizarla «en memoria mía». Evoca la imagen de un padre o una madre que, antes de morir, entrega un foto suya a los hijos diciéndoles: «acuérdate de mí». Lo que pide Jesús es que recordemos todo lo que hizo por nosotros a lo largo de su vida. La Eucaristía nos obliga a echar una mirada al pasado y agradecer todo lo que hemos recibido de Jesús. Pablo no omite la mirada al pasado, pero la limita a la muerte de Jesús, su acto supremo de entrega; y la proyecta luego al futuro, «hasta que vuelva».

            Pablo escribe estas palabras a propósito de los desórdenes que se habían introducido en la celebración de la Eucaristía en Corinto, donde algunos se emborrachaban o hartaban de comer mientras otros pasaban hambre. Por eso les advierte seriamente: cuando celebráis la cena del Señor, no celebráis una comida normal y corriente; estáis recordando el momento último de la vida de Jesús, su entrega a la muerte por nosotros. Celebrar la eucaristía es recordar el mayor acto de generosidad y de amor, incompatible con una actitud egoísta.

Evangelio. Segundo anuncio de la Eucaristía (Lc, 9,11b-17)

            Si la lectura del Génesis ha sido considerada el primera anuncio de la Eucaristía, la multiplicación de los panes es el segundo.

En aquel tiempo, Jesús se puso a hablar al gentío del reino de Dios y curó a los que lo necesitaban. Caía la tarde, y los Doce se le acercaron a decirle:

            «Despide a la gente; que vayan a las aldeas y cortijos de alrededor a buscar alojamiento y comida, porque aquí estamos en descampado.»

            Él les contestó: «Dadles vosotros de comer.»

            Ellos replicaron: «No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos a comprar de comer para todo este gentío.»

            Porque eran unos cinco mil hombres.

            Jesús dijo a sus discípulos: «Decidles que se echen en grupos de unos cincuenta.»

            Lo hicieron así, y todos se echaron. Él, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los dio a los discípulos para que se los sirvieran a la gente. Comieron todos y se saciaron, y cogieron las sobras: doce cestos.

            Lucas, siguiendo a Marcos con pequeños cambios, describe una escena muy viva, en la que la iniciativa la toman los discípulos. Le indican a Jesús lo que conviene hacer y, cuando él ofrece otra alternativa, objetan que tienen poquísima comida. La orden de recostarse en grupos de cincuenta simplifica lo que dice Marcos, que divide a la gente en grupos de cien y de cincuenta. Esta orden tan extraña se comprende recordando la organización del pueblo de Israel durante la marcha por el desierto en grupos de mil, cien, cincuenta y veinte (Éx 18,21.25; Dt 1,15). También en Qumrán se organiza al pueblo por millares, centenas, cincuentenas y decenas (1QS 2,21; CD 13,1). Es una forma de indicar que la multitud que sigue a Jesús equivale al nuevo pueblo de Israel y a la comunidad definitiva de los esenios.

            Jesús realiza los gestos típicos de la eucaristía: alza la mirada al cielo, bendice los panes, los parte y los reparte. Al final, las sobras se recogen en doce cestos.

            ¿Cómo hay que interpretar la multiplicación de los panes?

            Podría entenderse como el recuerdo de un hecho histórico que nos enseña sobre el poder de Jesús, su preocupación no sólo por la formación espiritual de la gente, sino también por sus necesidades materiales.

            Esta interpretación histórica encuentra grandes dificultades cuando intentamos imaginar la escena. Se trata de una multitud enorme, cinco mil personas, sin tener en cuenta que Lucas no habla de mujeres y niños, como hace Mateo. En aquella época, la “ciudad” más grande de Galilea era Cafarnaúm, con unos mil habitantes. Para reunir esa multitud tendrían que haberse quedados vacíos varios pueblos de aquella zona. Incluso la propuesta de los discípulos de ir a los pueblos cercanos a comprar comida resulta difícil de cumplir: harían falta varios Hipercor y Alcampo para alimentar de pronto a tanta gente.

            Aun admitiendo que Jesús multiplicase los panes y peces, su reparto entre esa multitud, llevado a cabo por solo doce personas (a unas mil por camarero, si incluimos mujeres y niños) plantea grandes problemas. Además, ¿cómo se multiplican los panes? ¿En manos de Jesús, o en manos de Jesús y de cada apóstol? ¿Tienen que ir dando viajes de ida y vuelta para recibir nuevos trozos cada vez que se acaban? Después de repartir la comida a una multitud tan grande, ya casi de noche, ¿a quién se le ocurre ir a recoger las sobras en mitad del campo? ¿Y cómo es que los apóstoles no se extrañan lo más mínimo de lo sucedido?

            Estas preguntas, que parecen ridículas, y que a algunos pueden molestar, son importantes para valorar rectamente lo que cuenta el evangelio. ¿Se basa el relato en un hecho histórico, y quiere recordarlo para dejar claro el poder y la misericordia de Jesús? ¿Se trata de algo puramente inventado por los evangelistas para transmitir una enseñanza?

            El trasfondo del Antiguo Testamento

            Lucas, muy buen conocedor del Antiguo Testamento vería en el relato la referencia clarísima a dos episodios bíblicos.

            En primer lugar, la imagen de una gran multitud en el desierto, sin posibilidad de alimentarse, evoca la del antiguo Israel, en su marcha desde Egipto a Canaán, cuando es alimentado por Dios con el maná y las codornices gracias a la intercesión de Moisés. Pero hay también otro relato sobre Eliseo que le vendría espontáneo a la memoria. Este profeta, uno de los más famosos de los primeros tiempos, estaba rodeado de un grupo abundante de discípulos de origen bastante humilde y pobre. Un día ocurrió lo siguiente:

«Uno de Baal Salisá vino a traer al profeta el pan de las primicias, veinte panes de cebada y grano reciente en la alforja. Eliseo dijo:

― Dáselos a la gente, que coman.

El criado replicó:

― ¿Qué hago yo con esto para cien personas?

Eliseo insistió:

― Dáselos a la gente, que coman. Porque así dice el Señor: Comerán y sobrará.

Entonces el criado se los sirvió, comieron y sobró, como había dicho el Señor»

(2 Re 4,42-44).

            Lucas podía extraer fácilmente una conclusión: Jesús se preocupa por las personas que le siguen, las alimenta en medio de las dificultades, igual que hicieron Moisés y Eliseo antiguamente. Al mismo tiempo, quedan claras ciertas diferencias. En comparación con Moisés, Jesús no tiene que pedirle a Dios que resuelva el problema, él mismo tiene capacidad de hacerlo. En comparación con Eliseo, su poder es mucho mayor: no alimenta a cien personas con veinte panes, sino a varios miles con solo cinco, y sobran doce cestos. La misericordia y el poder de Jesús quedan subrayados de forma absoluta.

            ¿Sigue saciando Jesús nuestra hambre?

            Aquí entra en juego un aspecto del relato que parece evidente: su relación con la celebración eucarística en las primeras comunidades cristianas. Jesús la instituye antes de morir con el sentido expreso de alimento: “Tomad y comed... tomad y bebed”. Los cristianos saben que con ese alimento no se sacia el hambre física; pero también saben que ese alimento es esencial para sobrevivir espiritualmente. De la eucaristía, donde recuerdan la muerte y resurrección de Jesús, sacan fuerzas para amar a Dios y al prójimo, para superar las dificultades, para resistir en medio de las persecuciones e incluso entregarse a la muerte. Lucas volverá sobre este tema al final de su evangelio, en el episodio de los discípulos de Emaús, cuando reconocen a Jesús “al partir el pan” y recobran todo el entusiasmo que habían perdido.


Padre José Luis Sicre Díaz, S.J.

Doctor en Sagrada Escritura por el

Pontificio Instituto Bíblico de Roma


LA VACUNA CONTRA LA INSENSATEZ

                Evitar la trampa de creer que todo es falso

 

José Antonio Marina

La vacuna contra la insensatez

Barcelona, Ariel, 2025

                                              

Aunque pensar es una necesidad humana –de todos los humanos-, cultivarla a veces nos resulta difícil sobre todo cuando los problemas son complejos o cuando nos dominan los intereses y las pasiones. Fíjense cómo, en la actualidad, a pesar de que algunas verdades como la redondez de la tierra o la eficacia de las vacunas ya están demostradas, abundan quienes proclaman que nuestro planeta es plano y quienes sostienen que las vacunas son productos venenosos.  Es cierto que los seres humanos nos definimos –nos deberíamos definir- por el uso de la razón, pero los hechos nos confirman que, con excesiva frecuencia, todos –tú y yo- cometemos errores que generan graves consecuencias individuales y sociales.

José Antonio Marina en esta obra nos muestra cómo el ambiente social se infecta con ideas perniciosas que, como virus, “distorsionan nuestra memoria, sesgan nuestros juicios y nos vuelven vulnerables a la manipulación política, económica e ideológica”. Él nos descubre algunos de los “trucos elementales” que los poderosos emplean para convencernos de sus, a veces, perniciosas ideas. Muchos descubrimos que son burdos recursos para ganar adictos a sus causas, pero no siempre advertimos la gravedad de esos venenos tan contagiosos. Lo peor quizás sea que caemos en la trampa de creer que todo es igualmente falso y que, por lo tanto, nos es posible “pensar” para conocer la realidad. Aunque el conocimiento no garantiza la buena conducta, la ignorancia es casi siempre una garantía de lo contrario.

Marinas afirma categóricamente que “no hay mayor manifestación de estupidez que la de quien, poniendo cara de autenticidad virtuosa, no es capaz de reconocer sus ignorancias y sus errores: “Eso equivale a decir que no ha aprendido nada”.

En esta obra nos proporciona abundantes sugerencias para que nosotros reflexionemos sobre nuestras maneras de pensar, de hablar y de actuar. Cuando decimos que el “poder corrompe”, estamos afirmando que el poder abre un campo donde los errores se expanden con facilidad en un marco de insensatez. Explica cómo la bipolaridad feroz de los partidos políticos disminuye permanentemente su capacidad para resolver los problemas reales de la sociedad. Tras distinguir los fracasos cognitivos, los afectivos y los volitivos, califica de “ingenuidad” ese ingenuo e interesado aplauso a la “sabiduría de multitudes” que, en realidad es la “insensatez de las multitudes”.

En mi opinión, además de la claridad de sus escritos sobre el pensamiento, en esta ocasión sus análisis resultan oportunos para que reflexionemos sobre la importancia ética, social y política de unas ideas que influyen de manera determinante en la vida individual y colectiva de todos nosotros. Ojalá su lectura resulte orientadora para quienes ejercen poderes políticos, sociales, económicos y culturales. Una obra oportuna e imprescindible para quienes, quizás, no la leerán.

 

José Antonio Hernández Guerrero

Catedrático de Teoría de la Literatura

viernes, 13 de junio de 2025

FIESTA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

 

FIESTA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

CICLO C

 

El ciclo litúrgico se abre con la venida de Jesús y culmina con la venida del Espíritu; el Padre está presente en todo momento. Es lógico que se dedique una fiesta en honor de la Trinidad. Para ella había que elegir textos que hablaran de las tres personas, al menos de dos de ellas. Pero no pretenden darnos una lección de teología sino ayudarnos a descubrir a Dios en las circunstancias más diversas. La primera, llena de belleza y optimismo, en los momentos felices de la vida. La segunda, incluso en medio de las tribulaciones, dándonos fuerza y esperanza. La tercera, en medio de las dudas, sabiendo que nos iluminará.

Dios presente en la alegría (Proverbios 8, 22-31)

            Del Antiguo Testamento se ha elegido un fragmento del libro de los Proverbios que polemiza con la cultura de la época helenística: ¿cuál es el origen de la sabiduría? Para muchos, es fruto del pensamiento humano, tal como lo han practicado sobre todo los filósofos griegos. Frente a esta mentalidad, el autor del texto de los Proverbios afirma que la verdadera sabiduría es anterior a nuestras reflexiones y estudios; y lo expresa presentándola junto a Dios muchos antes de la creación del mundo, acompañándolo en el momento de crear todo.

Así dice la sabiduría de Dios:

            «El Señor me estableció al principio de sus tareas,

            al comienzo de sus obras antiquísimas. 

            En un tiempo remotísimo fui formada,

            antes de comenzar la tierra. 

            Antes de los abismos fui engendrada,

            antes de los manantiales de las aguas.

            Todavía no estaban aplomados los montes,

            antes de las montañas fui engendrada. 

            No había hecho aún la tierra y la hierba,

            ni los primeros terrones del orbe. 

            Cuando colocaba los cielos, allí estaba yo;

            cuando trazaba la bóveda sobre la faz del abismo;

            cuando sujetaba el cielo en la altura,

            y fijaba las fuentes abismales. 

            Cuando ponía un límite al mar,

            cuyas aguas no traspasan su mandato; 

            cuando asentaba los cimientos de la tierra,

            yo estaba junto a él, como aprendiz, 

            yo era su encanto cotidiano,

            todo el tiempo jugaba en su presencia: 

            jugaba con la bola de la tierra,

            gozaba con los hijos de los hombres.

            ¿Por qué se eligió esta lectura? San Pablo, en la primera carta a los Corintios, dice que Cristo es “sabiduría de Dios” (1,24). Y la carta a los Colosenses afirma que en Cristo “se encierran todos los tesoros del saber y del conocimiento” (Col 2,3). Este fragmento del libro de los Proverbios, que presenta a la Sabiduría de forma personal, estrechamente unida a Dios desde antes de la creación y también estrechamente unida a la humanidad (“gozaba con los hijos de los hombres”) parecía muy adecuado para recordar al Padre y al Hijo en esta fiesta.

Dios presente en los sufrimientos (Romanos 5, 1-5

            Curiosamente, en este texto, que menciona claramente a las tres personas, los grandes beneficiarios somos nosotros, como lo dejan claro las expresiones que usa Pablo: “hemos recibido”, “hemos obtenido”, “nos gloriamos”, “nuestros corazones”, “se nos ha dado”. Él no pretende dar una clase sobre la Trinidad, adentrándose en el misterio de las tres divinas personas, sino que habla de lo que han hecho por nosotros: salvarnos, ponernos en paz con Dios, darnos la esperanza de alcanzar su gloria, derramar su amor en nuestros corazones. Para Pablo, estas ideas no son especulaciones abstractas, repercuten en su vida diaria, plagada de tribulaciones y sufrimientos. También en ellos sabe ver lo positivo.

Hermanos: Ya que hemos recibido la justificación por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo. Por él hemos obtenido con la fe el acceso a esta gracia en que estamos; y nos gloriamos, apoyados en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios. Más aún, hasta nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce constancia, la constancia, virtud probada, la virtud, esperanza, y la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado.

Dios presente en las dudas (Juan 16, 12-15)

            El evangelio también menciona a Jesús, al Espíritu y al Padre, aunque la parte del león se la lleva el Espíritu, acentuando lo que hará por nosotros: “os guiará hasta la verdad plena”, “os comunicará lo que está por venir”, “os lo anunciará”.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

            Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que tomará de lo mío y os lo anunciará. 

            Pienso que el texto se ha elegido porque habla de las relaciones entre las tres personas. El Espíritu glorifica a Jesús, y todo lo recibe de él. Por otra parte, todo lo que tiene el Padre es de Jesús. Tampoco Juan pretende dar una clase sobre la Trinidad, aunque empieza a tratar unos temas que ocuparán a los teólogos durante siglos.

            Para entender el texto conviene recordar el momento en el que pronuncia Jesús estas palabras. Estamos en la cena de despedida, poco antes de la pasión. Sabe que a los discípulos les quedan muchas cosas que aprender, que él no ha podido enseñarles todo. Surgirán dudas, discusiones. Pero la solución no la encontrarán en el puro debate intelectual y humano, será fruto del Espíritu, que irá guiando hasta la verdad plena.

Reflexión final

            En numerosas ocasiones, la liturgia repite la fórmula “Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo”. Es fácil caer en la rutina y rezarla mecánicamente. Hoy es el día más indicado para darle todo su valor, igual que a la recitación del Gloria, que se extiende en la alabanza del Padre y del Hijo (aunque al Espíritu solo lo menciona de pasada). 

 

 

Padre José Luis Sicre Díaz, S.J.

Doctor en Sagrada Escritura por el

Pontificio Instituto Bíblico de Roma

El tiempo que hará...