Matías Rodríguez Ramos
Nació en Alcalá de los Gazules el 24 de Diciembre de 1863.
En 1909 entraba en la Asociación de la Prensa de Cádiz Resulta de gran interés porque es el único de los periodistas estudiados que indica como profesión, en su entrada en la masonería, la de periodista y tipógrafo y así consta también en su expediente del Tribunal parta la Represión de la Masonería y Comunismo. De hecho, fue una pieza importante del periódico “El Obrero Tipógrafo”, fundado en 1904 y órgano de los tipógrafos gaditanos que tenía su sede en el local de la Sociedad de Tipógrafos en la calle Fernández Fontecha, número 3. Según Juan Egea, Matías Ramos debió ser su director por la frecuencia con que se veía su firma en los editoriales. Aunque en 1913 en su ingreso en la Masonería indica vivir en Cádiz, en la calle Sopranis, 11 1º, al parecer, marchó a San Fernando pues allí pasa a dirigir en 1920 el bisemanal La Lucha.
En su expediente de la sección de Masonería detalla que ingresó en la Logia España democrática número 249 de Cádiz el 6 de Enero de 1913. Eligió como nombre simbólico “Fermín” e hizo testamento masónico al entrar. En él decía no tener nada y que por ello no podía testar nada, pero si llegase a tenerlo, una parte iría a los hermanos pobres. Además añadía un deseo: el ser enterrado por lo civil.
Es de gran interés su explicación:
“Hago constar, que al cesar en el mundo de los vivos, deseo que mi entierro sea civil, pues en los recintos seculares de ahora es donde moran los restos de los hombres que fueron de limpia conciencia y amplia moralidad para ejecutar el bien; y, aunque la mía carezca de algunas de aquellas virtudes tan necesarias, quiero se purifique al lado de los restos de héroes y mártires de las hermosas ideas de redención humana”. Cádiz 19 de Mayo de 1913.
Efectivamente la ficha que Rodríguez Ramos rellena al entrar en la orden, en el apartado “Religión que profesa”, incluye lo siguiente: “emancipación de las conciencias de los humanos”. Sin embargo, su adscripción a la entidad secreta debió ser mínima.
En septiembre de 1950 se le abría expediente en el Tribunal para la Represión de la Masonería y Comunismo que era archivado el 23 de Abril de 1955 por desconocerse el paradero del acusado. La Comisaria de Cádiz indicaba que no aparecía como vecino de la capital y la Dirección General de Seguridad tampoco conocía su paradero. El documento enviado por ésta da una nueva información sobre el periodista: existía otra ficha en el archivo de masones de un tal Matías Rodríguez que se creía debía ser la misma persona. En esa ficha se revelaba que ya había entrado en la Logia España democrática de Cádiz, con el nombre simbólico de “Salvochea y el grado 1º. También aparecía en el Boletín del Gran Oriente Español del 31 de Diciembre de 1914 dado de baja por su falta de asistencia. En 1951 se ordenaba su detención por la Dirección General de Seguridad. Ante la imposibilidad de encontrarlo, el caso se termina archivando en Junio de 1955. Es muy posible que dada su edad (en 1950 debería tener 87 años) hubiese fallecido.
Juan Richarte Muñoz
Richarte había nacido en Alcalá de los Gazules en 1882. Era zapatero y vivía en Cádiz en la calle Primo de Rivera, según su testimonio hacía más de 20 años que se había trasladado a la capital. Estaba casado.
Se trata de otro anarquista que colabora en prensa, en este caso formaba parte del grupo editor del periódico Bandera Libre. También debió participar en Rebelión, según lo cita en sus memorias el anarquista Antonio Rosado.
Fue detenido en 1937 acusado de tener una pistola y llevado a la Prisión Provincial de Cádiz. Se le hizo juicio sumarísimo. También se le acusaba de atacar el edificio de Renovación Española cuando era su conserje y escribir frases como “Abajo el fascio” en la calle. Según alegó Richarte en su defensa, dicha pistola había sido dejada en la zapatería por un viajante hacía unos tres años. Declaró que había pertenecido a la CNT desde 1935 para poder trabajar y, como otros, alegó en su defensa ser lector de ABC y Diario de Cádiz a los que añadió La Tierra.
Como las pruebas eran inconsistentes y tenían una sola fuente (y todo el aspecto de una venganza personal) el tribunal absolvió a Richarte y el 7 de julio se le concedía la libertad por esa causa, pero se le dejaba en prisión hasta que se diese la orden de la autoridad. Aunque parezca increíble, Juan Richarte permaneció en la cárcel hasta marzo de 1938, mientras unos y otros se cruzaban cartas, muestra del burocratismo que tanto caracterizó al régimen franquista.
La mayoría de los datos proceden de la obra “Periodismo y represión” (Los periodistas gaditanos y el Franquismo), de Concha Langa Nuño, y nos han sido enviados por Juan Romero. Gracias Juan.
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