domingo, 2 de mayo de 2010

ROMANCE

Lejos, muy lejos de aquí
no se donde, en cualquier parte
deben ocurrir las cosas
que les cuento en mi romance.

Imagínense señores
una familia cualquiera
una de tantas y tantas
que tuvieron que irse fuera
arrancando sus raíces
de la tierra en que nacieran
para buscar un trabajo
que vivir les permitiera.

Atrás quedaron parientes
amigos, lágrimas, besos,
sus corazones llevaban
un cofre con mil recuerdos.

Recuerdos de su niñez,
del colegio, del maestro,
de compañeros de clase
de travesuras, de sueños
de juegos en La Coracha
en el patio del Convento,
de brincos en la Alameda
y en el hoyo de aquel tiempo.

Recuerdos de juventud
de aquella calle Real
donde la gente de noche
se solía pasear.
Del Control, la Pastoriza
donde se podía llegar
el domingo, tras la misa
como una cosa especial.

Recuerdos de aquellos días
sin trabajo, duros, grises
en los que las circunstancias
les obligaron a irse.

También de aquellos abuelos
que llorando se quedaron
mezclando lágrima y beso
con adios desesperado.

¡Hace de esto tanto tiempo!
¡Han pasado tantas cosas!
Allí nacieron sus hijos
¡alguno ya tiene novia!
allí encontraron el pan
el cobijo y el hogar.

Pero dentro de su alma
sigue estando su Alcalá
y más dentro todavía
aquella que quieren tanto
su Virgencita de siempre
¡la Señora de los Santos!
En lo mejor de su casa
la pusieron en un marco
y una foto en la cartera
pa verla de cuando en cuando
y desde que se marcharon
sin saber cómo ni dónde
no pasó ni un sólo día
sin que mentaran su nombre.

¡Haz que se cure mi niño
Virgencita de los Santos!
Y a todos los de esta casa,
protégenenos con tu manto.

¡Pero ya llega Septiembre
y se forma la algarabía!
Niña prepara las cosas
que vamos de romería
que por "naíta" del mundo
me pierdo yo la salía
cuando radiante y hermosa
con su gracia nos rocía.

Que quiero decirle ¡guapa!
al pasar por los olivos.
Y extasiarme contemplando
al divino pastorcillo.
Y en el patio del algibe
saludar a los amigos
y contarnos nuestras cosas
entre abrazos emotivos.
También quiero emborracharme
con el aire de mi tierra
y beber su claridad
hasta empaparme de ella
y darle miles de besos
a mi padre y a mi madre
juntos todos esos besos
que en el año sueño darles
porque todas esas cosas
son el mágico elixir
que tan lejos de la tierra
nos ayudan a vivir.

Quizás, queridos amigos,
con las cosas que he contao
alguno de los presentes
se sienta identificao.

¡Bienvenido amigo mío
y vuelve todos los años!
Ya sabes que como siempre,
¡todos te quieren paisano!

Bienvenido, amigo mío!
y vuelve todos los años
ya sabes que como siempre,
la Virgen, ¡te está esperando!


Manuel Caro Ríos

0 comentarios:

El tiempo que hará...