lunes, 5 de agosto de 2013

AGOSTO, SIN REMEDIO



Agosto es el mes más largo del año, pero el que nos resulta más corto. Como consecuencia, nadie quiere saber nada durante el mes veraniego por antonomasia. Hay que intentar no caer enfermo, ni tener un accidente, ni dar a luz, ni pedir un favor. Nadie está en su puesto y los que suplen están aprendiendo. Es mejor encomendarse a Santa Marta,  a San Antonio o a San Judas Tadeo. Y es que el refrán dice que “Quien no goza de agosto, está loco.”  

Según las cabañuelas, en este mes se puede hacer la predicción meteorológica del año siguiente, basándose en los doce primeros días de agosto. Agosto es un mes seco, caluroso, típicamente solaz y entretenido. Pero por la Virgen de agosto, ya es fosco y nebuloso. La noche se echa encima rápidamente y el frío corta el rostro.

No obstante se alcanzan altas temperaturas durante el día, que se remedian con las largas noches y las frescas madrugadas. Las frutas del tiempo lo invaden todo, porque “lo que agosto madura, septiembre lo asegura.” En agosto, “Uvas, sandía y melón /  higos y melocotón.”

Los buenos vinos se inician en agosto con las altas temperaturas, que proporcionan a las uvas los mejores grados de alcohol. El refranero aconseja que en agosto se comience a preparar la tierra para la siembra. Si llueve en agosto, suele ser bueno para la agricultura, a no ser que  las tormentas sean intensas.

Lo de las cabañuelas es una tradición popular muy arraigada. Según ésta, los doce primeros días de agosto son un pronóstico de los doce meses del año. El día 1 corresponde a enero; el 2, a febrero; el 3, a marzo y así sucesivamente hasta el 12 que representa a diciembre. A partir del día 13, a la inversa: el 13 representa a diciembre, el 14 a noviembre y así hasta el 24 que representa a enero.

Por agosto, con las primeras aguas, entra el otoño. Los hombres del campo encuentran el secreto de los 12 meses completos en el mes de agosto. Y así enfilan la andadura más difícil del agricultor, poner en marcha unas labores cuyos frutos no se conocerán hasta que no llegue el próximo Agosto, tiene el secreto de los doce años completos. Es un secreto que oculto, escondido, ignorado, que puede tener efectos muy difíciles de preveer. No se sabe la cosecha cuál será, hasta que no estén los granos en el granero.

Los refranes lo traducen así: “Julio y agosto, cada uno como el otro; siete agostos, siete rostros; a agosto y septiembre, pocos los entienden; pájaros en agosto, gordos como tordos;  por agosto, con las aguas primeras, comienza el otoño; primer día de agosto, primer día de invierno”
                                                                      

JUAN LEIVA








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El tiempo que hará...