Cada año por Septiembre
llegaban los turroneros,
cada año por Septiembre
a la feria de mi pueblo.
Aparecían por sorpresa
con su puzle de tableros,
y apenas sin darnos cuenta
el puzle estaba compuesto.
Ahí estaba la cocina,
ahí la sala y el aseo,
ahí estaba el dormitorio
del modesto turronero.
En Santo Domingo,
siempre fiel en El Paseo,
en Río Verde, seguro,
se alegraban con su
“puesto”.
Y notaban su compaña,
y se sentían contentos,
por compartir vecindad
con su amigo el turronero.
Fiel a tu cita de siempre
aquí has llegado de nuevo
para endulzarnos la vida
a mayores y a pequeños.
¡Cuánto tiempo, turronero,
llevas viniendo a mi
pueblo!
¡Cuánto tiempo, turronero!
pues ya lo hicieron tus
padres
y tal vez también tus abuelos.
La señora turronera
con delantalito blanco,
reflejo de pura nobleza
a todos está esperando.
Con infinita paciencia
y la ternura en su cara
ofrece el coco y la
almendra
y la rica garrapiñada.
El turrón blando y el
duro,
y la manzana acaramelada,
y yo me recreo en la
escena
que grandes bombillas delatan.
¡Cuánto agrado, turronero!
¡Cuántas ferias a tu
espalda!
Y quizás a ti, turronero,
mi feria no te diga nada.
Hasta tu “puesto” se
acercan
y se ilumina la cara
del pequeño y la pequeña
que apenas si a ver
alcanzan.
Todo lo quieren comprar,
parece que no se aclaran,
pero el turronero les
espera
todo el tiempo que haga
falta.
Y les ofrecerá cocinitas,
y la muñeca delgada,
y la escopeta de corcho
y su serena mirada.
Y si no se deciden
tampoco pasará nada,
ahí estará el turronero
allá por la madrugada.
La feria se va pasando
con alegría desbordada,
y yo adivino, turronero,
el cansancio en tu mirada.
¡Qué tristeza, turronero,
que ya la feria se acaba
y yo no sé si tú sientes
que ya se acerca tu
marcha!
Ya no vendrás por
Septiembre,
pues la feria se adelanta,
y yo no sé, turronero,
si a ti este cambio te
agrada.
Y no volveré a ser vecino
de aquel turronero de
antaño
que a mi calle se acercaba
hasta dos veces al año.
Ya sólo vendrás en Agosto
y no estarás a mi vera
pero yo estaré junto a ti
aunque esté más lejos la
feria.
En Septiembre o en Agosto
tú no faltes, turronero,
y ten siempre por seguro
que en Alcalá te queremos.
Francisco Gil
García.
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