VIENDO SALIR A
LA MACARENA
La
noche luce estrellada.
Sevilla espera
en silencio.
Viernes Santo,
madrugada.
El
aire huele a
azahar
y
al humo del
incensario
que
impregnan todo el
lugar.
Ya
pasan los nazarenos
con
la capa nacarada,
color
de los macarenos,
y
la túnica morada.
Capirotes verde
oliva,
para
la larga enfilada
de
la Reina de
Sevilla.
La
sentencia se ha
dictado,
y
Jesús con amargura,
ve
que el momento
ha llegado…
Prevalece la
locura,
pese
a la ayuda
prestada
por
la esposa de
Pilatos
en
un gesto de
ternura.
Tras
el gran paso
dorado,
marchan firmes
los Armados
con
sus plumeros al
viento,
los
escuadrones formados.
La
gente guarda silencio,
expectante y
anhelando
que
aparezca el bello
palio
con
la Esperanza llorando.
¡Suena la
Marcha Real!
¡¡Silencio, que
está saliendo
con
su gracia celestial!! .
De
rosas y clavellinas
le
arrojan pétalos nuevos
desde
las casas vecinas…
Solo
se oye el
zapateo
de
los costaleros buenos,
a
compás de bambalinas,
con
un gusto de
mareo.
¡Con
majestad cruza el
arco
La
Esperanza Macarena!
¡Ay, quién le
pudiera alegrar
Su
bella cara de
pena!
¡Mírala como
camina
con
la gente de
su barrio!
¡¡Que
belleza tan divina!!
Con
el corazón saltando,
mojan
tu cara morena,
saladas perlas
rodando,
por
la emoción que
te llena.
Lágrimas de
devoción
que
no pueden controlar
los
ojos del corazón,
viendo a la Virgen
pasar.
El
gran silencio se
rompe,
cuando en
la noche resuena
una
voz fuerte que
implora
el
nombre de: ¡¡¡Macarena!!!
Y
un barrio entero
que llora;
macareno y
sevillano;
como
un gran coro
contesta:
¡guapa!, ¡guapa!, ¡guapa!, ¡guapa!.
Es
la voz del
pueblo llano
que
con fervor manifiesta
su
sentimiento mariano.
Los
suspiros van temblando
en
las llamas de
los cirios
hechos con
cera de abeja.
Suenan millones
de aplausos.
Con
la banda interpretando
la
Salve de la
Hermandad…
entre
piropos se aleja,
la
Dolorosa más bella
de toda la
Humanidad.
Tus
ojos siguen llorando…
Francisco Teodoro
Sánchez Vera-2016
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