Va dando pasitos cortos
por la acera de su casa,
apoyado en el bastón
muy cerquita de la plaza.
Según la hora del día
se va cambiando de acera
buscando el sol calentito
o la sombrita más fresca.
La gorra es su compañera,
babuchas y una bufanda
y una mochila muy llena
de años en sus espaldas.
Aunque vaya despacito
le viene bien caminar,
pues el “azúcar” le sobra
y también la voluntad.
En un tiempo ya lejano,
aquí en la Plaza de Abastos,
él tuvo una frutería
donde hoy podemos ver
a Manolo Peró y a María.
En su casa negoció
espárragos, tagarninas,
el conejo y el zorzal,
caracoles y cabrillas,
los regalos generosos
de la tierra alcalaína.
Y cuidó una “Margarita”
que pronto se marchitó,
y con el paso de los años
con Pepa otra flor llegó,
pero lo quiso el destino
y Juan sin “flores” quedó.
Y casi solo en la vida
va siguiendo el camino,
tan solo que ni siquiera
de algún pariente cercano
su cariño recibiera.
Que “el roce es más que el cariño”
dice un refrán popular,
por eso Manolo y María
son como una familia
que su cariño le dan
igual que el yerno y las hijas.
Y le dicen SEVILLANO
y de Sevilla no es él,
que quien vino de Sevilla
fue su primera mujer.
Que nació en Benarrabás
este hombre laborioso,
generoso y campechano,
que es conocido por todos
como JUAN “EL SEVILLANO”.
El veintinueve de Junio
con unos sobrinos marchó
hasta un Asilo de Ancianos
del pueblo donde nació.
Ya está más triste la Plaza,
ya está su casa en silencio,
ya los vecinos del Barrio
su ausencia sentiremos.
Paco Gil
García. Julio 2.016.
0 comentarios:
Publicar un comentario