PRESENTACION DEL LIBRO
POEMAS PARA LA VIDA
DE
CRISANTO CALERO RUIZ
Jaime Guerra Martínez
Febrero nos trae hoy a Alcalá la alegre noticia de una
nueva publicación que ha brotado en el consciente de un alcalaíno que desgarra
su corazón para mostrarnos su mundo interior y exterior en un alarde de
generosidad que agradecemos.
No todos somos capaces de mostrar nuestra alma,
nuestros sueños, nuestros sentimientos y realidades, y mucho menos no todos
somos capaces de dejarlo por escrito.
Ello es un signo de valentía, propia solo de los
enamorados de la vida que quieren que sus vivencias sean testimonios para que
cada cual lo tome como quiera. Ahí están.
Aprender de la memoria es una opción. Pero esa opción
que nosotros podemos aceptar o no, constituye la memoria, con mayúscula, de los
pueblos y se inserta en nuestro Patrimonio como un bien cultural intangible,
que no se puede tocar, que solo se puede distinguir por la inteligencia y lo
sensible, porque se tratan de cosas inmateriales, aunque en el caso de la literatura
es posible conservar trazas materiales de este patrimonio, como es el caso, en
los escritos. Un libro es el mejor ejemplo.
Trasmitir lo aprendido y sentido es algo sin precio
porque ello viene a enriquecer el patrimonio cultural tan denostado a veces.
Este patrimonio cultural entrelazando vivencias del patrimonio natural posibilita
la formación de ciudadanos conscientes de la pertenencia a una comunidad.
Crisanto Calero Ruiz, incrementa con esta publicación
nuestro Patrimonio. Y lo hace, no desde una posición académica reglada, desde
el Olimpo, que muchas veces presupone (aunque a veces erróneamente) una
categoría intelectual. Crisanto lo hace desde ras del suelo, a la misma altura
de los personajes, los árboles y los sentimientos, y eso le da el valor de lo
próximo y de lo auténtico, y por eso es muy fácil identificarse con sus
vivencias y su poesía.
Sin embargo como los pájaros de su poesía, cuando han
comido y bebido, Crisanto levanta el vuelo para que se vea el color de sus alas
y se escuche el trino de su canto. Por eso su poesía es de luces y colores, y
dibuja en ellas un arco iris de eternas sensaciones que engordan nuestro ánimo.
La vida no es fácil para nadie. Pero los que usan su
memoria para enriquecer el patrimonio cuentan con el hándicap de que esta se
muestre a veces esquiva porque el tiempo es muchas veces ingrato y en ocasiones
cruel.
Pero Crisanto es una de esas personas difíciles de
encontrar, que optan por arrancarle a la dificultad trozos de su belleza y roen
una y otra vez la madera para extraer la savia que el sabe que está ahí, que
fluye aunque no se vea.
Por eso cuando hace unas semanas mi cuñado Andrés
Moreno me hizo participe de la presentación de un libro, le pregunté de quien
se trataba. El me respondió: aquí tienes el libro, es de Crisanto. Inmediatamente
le dije que si.
No pensé si lo haría bien o mal, solo pensé, si es que
me dio tiempo, que a Crisanto no le podía decir que no, a parte porque para mi
es siempre un honor participar en este tipo de actos.
Cuando me quedé sólo empecé a recordar cosas de
Crisanto, y se me vinieron muchísimas imágenes de los tiempos jóvenes que
compartimos sobre todo en el Instituto, sobre todo en el patio de recreo:
Sus canastas a gancho imitando a Crifor Luis.
Sus saltos espectaculares en longitud y altura.
Sus carreras de fondo en el Prado y San Jorge.
Sus trallazos en balonmano.
Y sus saques de bandas en el campo de futbol del
Prado, que eran cornees y goles en la cabeza de Pedro el Conde. Como gritábamos
los chiquillos. Que alegría nos procuraba.
Nunca lo vi enfadado, y menos mal, ni siquiera cuando
los bajitos de estatura nos amarrábamos a los brazos y nos quedábamos colgados.
Se giraba, bajaba los brazos y nos dejaba en el suelo. Se reía, se reía, se reía,
con esa risa grande y generosa que solo sale de corazones generosos y nobles.
Siendo más mayores, el casado y yo también, cuando
hemos coincido, nos hemos tratado con afecto y hemos compartido momentos
siempre agradables.
Pero claro hoy no se trata de contar batallitas. No se
trata de eso.
Se trata de
su libro.
Asi que lo mejor era empezar por leerme el libro.
Y me puse a la tarea.
Conforme lo fui leyendo me fui entusiasmando y fui
descubriendo al Crisanto que de joven yo había tratado.
Fue saliendo a la luz en cada poesía retazos de
vivencias con los que ha ido construyendo el sendero de su vida, que en gran
medida es la de muchos de nosotros.
107 poesías.
650 cuartetas.
2600 versos forman el coctel poético que hoy Crisanto
nos ofrece en este libro lleno de reflexiones sobre la vida.
No es fácil darle unidad a una diversidad poética,
pero en ella hay un hilo conductor, que es la experiencia vital. Lo que nos
cuenta Crisanto en este libro no es otra cosa que retazos de su vida, sus
experiencias vividas y sentidas que el pone, limpia de polvo y paja, para que
reflexionemos sobre lo que nos puede pasar a cada uno de nosotros. En ocasiones
cuando uno va leyendo vamos mirándonos en nuestro propio espejo, y otras veces
observamos desde fuera realidades que están ahí, por las que pasamos sin mirar
y él, de manera acertada, nos la recuerda y nos la presenta. Todo ello en pleno
contacto con la naturaleza de la que ha tenido la oportunidad de disfrutar y
defender profesionalmente y por convicción. En el contexto juega con las
referencias a los animales, las plantas y las flores usándolas como metáforas
de realidades y sueños.
Las golondrinas, los tordos, palomas, ruiseñor, la
rana, los grillos, los topos, venado, zorzal, petirrojo, mariposas, caballos,
perro, cigüeña, pito real, grullas y cucos, etc.… nos reflejan la variedad de
intereses, la diversidad de miradas de un corazón que respira una “economía
sostenible” que hagan al hombre un elemento de la naturaleza no un explotador
que la violente.
Por ello se le rebosa el verso de ternura ante el jazmín,
las rosas, la albahaca, el clavel, la lavanda, el azahar, el alcornoque. Y eso
lo hace quien lleva el nombre de una flor de oro, el crisantemo. Todo lo
mezcla, lo funde con el olor al pan, la lluvia, el levante, el carbón, el
queso, el rocío, el gazpacho y como no el vino, blanco o tinto. Así va sumando
ingredientes a un collage de experiencias, de vivencias, como si construyera
una colcha multicolor de muchas aplicaciones como hacían nuestras madres.
Su poesía tiene en muchas ocasiones la rusticidad de
lo manufacturado, de lo hecho a mano, como un artesano bravío, que trabaja la
madera con una navaja, no preocupándole el refinamiento excesivo pero si la
exposición de imágenes que nos impactan, que nos llegan, que nos trasmita. Lo
que no emociona no puede producir arte, y sus versos francos, sinceros, y
directos, no están exentos de innegable belleza, que gustan releer varias
veces.
El mismo lo dice; la poesía es
Poder oír tu voz
Cada DIA al levantarme
Contemplar juntos la puesta de sol
Y sentir tu presencia al acostarme.
Ese “TU” no
es solo la voz de la amada, es también la voz de la amistad, de la familia, de
los amigos, de la naturaleza, del hombre que sufre, del niño, del joven, del
anciano, del que ríe y del que llora.
Crisanto se
define entre líneas como: Un hombre
libre que valora la libertad como una imprescindible amiga y siempre espera ese
arco iris que vuelve tras los versos como un escape hacia el cielo.
Un ecologista práctico que cree en el desarrollo
sostenible.
Un alcornoque centenario de buen corcho y recias
bellotas.
Un amigo agradecido para soñar en compañía.
Un filósofo que responde a las enseñanzas de los
sabios bravíos.
Un enamorado de la verdad y la palabra al que se le
queda estrecha la camisa del hombre feliz, pues su corazón no le cabe en el
pecho.
Un silencioso enamorado que reza a la virgen de los
Santos y canta a la plaza Alta, al molino de viento, a la salina de las Joyas,
a la Playa , a la Pastoriza y a la zua, a
los Carrascales y al Parque natural de los alcornocales
Un Segismundo que rompe las cadenas para soñar
despierto.
Un agradecido por el dia a día que le permite
disfrutar del amanecer de los buenos sentimientos y de los nobles proyectos.
Un labrador de esperanzas que rompe terrones de
ignorancia e injusticia.
Un maestro de promesas y secretos, empeñado en retener
a los amigos de aquellos tiempos de gloria.
Una pasión que mira con ojos de niños buscando tesoros
en las cosas pequeñas.
Un aventurero de la voz y la palabra envuelta en la
sonrisa de una alegre existencia.
Un Cuentacuentos de viejas cazuelas y de puchero de la
abuela.
Una melodía de humedades y silencios que mira al cielo
buscando las estrellas.
Un carnavalero de paladar fino y piano de cola, de
esteros y olas gaditanas.
Un cantaor que calienta el aire con los árboles que mueren.
Un reivindicador social porque soñar no va a estar
nunca prohibido.
Crisanto sentencia
en sus versos algunas máximas para la vida:
Mi huerto del deseo con vuestra amistad se labra.
Sin riesgo no hay solución.
Mira que el invierno es frío mas fría es la soledad.
Me conformare con soñar si estoy contigo hasta el alba.
A lo largo
de su camino poético y su vida se queda con:
El amor sin razonamiento de los niños.
Con la juventud que vive el momento.
El tiempo que maquilla lo vivido.
Con la voz que rompe el silencio.
Se queda:
Con
el amor del cuidador que es la vida del enfermo.
Con las flores de mayo que festejan a las madres.
Con ver salir el sol todos los amaneceres.
El ocio compartido con los amigos.
La mirada furtiva de los enamorados.
El elixir que embeleza el sabor de la añoranza.
Se queda
Con el redoble del pito real.
El canto de una voz desgarrada.
La desnudez del almendro florecido.
El sudor del que sobrevive.
El éxtasis esperado.
Se queda con
El sueño sin ruido.
La capacha del amigo.
La libertad que respeta las ideas.
La música de la vida.
La poesía que sirve a la naturaleza del sustento.
Se queda con
La lluvia de pétalos y polen de primavera.
El huerto de su conciencia y
Las vivencias que residen en la memoria.
Condena al olvido
Las malas experiencias.
La vela que se apaga.
Los senderos que no conducen al amor.
Los árboles secos en los que no cantan los pájaros.
El papel que no admita un poema, y el día que se agote
la fuente de inspiración
Condena
al olvido
A la tierra seca.
Al corazón que calla cuando el amor muere.
La amistad con cláusula de reciprocidad.
La soledad no buscada.
Los amantes de la paz que asesinan en su nombre.
El juego del cuco en nido ajeno.
Condena
al olvido
El tiempo gastado inútilmente.
El amor adulterado.
El abandono de la masa forestal.
Las promesas incumplidas.
El titulo POEMAS
PARA LA VIDA
es el preludio de un canto a la esperanza para todos, donde Crisanto se muestra
como un jabato, luchador continuo entre la realidad asumida (mi soledad no
buscada, dice él) y su deseo de no entregar la cuchara respondiendo como la
naturaleza al ataque de los hombres “con flores, perdonando su torpeza”
La lección de vida no puede ser más mágica, sincera y
generosa.
Me siento profundamente agradecido por permitirme
participar, Crisanto, en la presentación de este regalo para la vida que me ha
hecho vivir y soñar, y que hoy me hace estar de nuevo contigo en esta cancha
para balancearme en los hilos de tu memoria, sabedor que tu respuesta como cierre
será la risa alegre y contagiosa de un hombre bueno, de un niño grande y de un
amigo sincero.
Un PASEO POR LA VIDA que Crisanto presenta hoy es un autentico
regalo.
Aunque solo sea por eso, por habernos entretenido, te
estamos agradecidos. Las enseñanzas que las tome el que quiera.
Gracias y felicidades por tu libro
Ahora nos toca a todos y todas leerlo y disfrutarlo.
15 de febrero 2010
Centro Cultural Santo Domingo
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