lunes, 13 de mayo de 2019

DESPEDIDA DE UNA NIETA





Abuelo querido:

Me duele en el alma que te vayas, aún sabiendo que ya vivías en tiempo de descuento, por usar el lenguaje del fútbol que tanto te gustaba.

Quiero darte las gracias por todo lo que me has dado, por tu sabiduría, por tus enseñanzas, por tus consejos, por cada vez que me reñías cuando algo no te gustaba, con esa autoridad imponente que siempre te acompañaba cuando eras más joven. Y también quiero darte las gracias por la ternura, esa que fuiste acumulando a medida que cumplías años, cuando por fin le perdiste el miedo a decir te quiero. 

Fuiste un buen hombre, con voluntad de hierro, autodidacta, culto, con apetito siempre de aprender más, con curiosidad por las artes, las ciencias y los idiomas. Gracias por tu insistencia en enseñarme latín, por adelantarte siempre con la pregunta de historia que iba a caer en el examen, por tu empeño para que aprendiera de memoria la tabla periódica, o q supiera de física o trigonometría!! antes de que me enseñaran esas materias en el instituto. Cuanto me molestaba entonces y cuanto te lo agradezco ahora!! Siempre me dijiste que en la vida había que formarse, prepararse y tener disciplina para llegar lejos, y siempre me infundiste confianza y autoestima diciéndome que yo podría llegar adonde quisiera. Siempre creíste en mi y me ayudaste a que creyera en mi misma. Y no encuentro palabras para expresarte mi profundo agradecimiento porque hayas estado tan presente en mi vida en la forma en que lo estuviste. Te echaré de menos cada día de mi vida. Me cuesta mucho decirte adiós, pero me consuela saber que tiraste del carro de la vida hasta el final, que estuviste en tus cabales hasta casi el último suspiro y sobre todo, que fuiste amado por quienes te rodeamos durante toda tu vida. Vida que termina pero que permanecerá presente en los corazones y en la memoria de quienes te quisimos. Gracias por tanto abuelo.

Sabes que mi despedida no puede ser otra que acompañada de tu canción favorita, esa que siempre me pedías que te cantara:

“Mi abuelo es dulce como el pan de chocolate,
Mi abuelo es bueno como el jugo de melón, mi abuelo es sabio como veinte diccionarios, y es que mi abuelo es un abuelo superior”. 

Así permanecerás siempre conmigo, como el abuelo superior que tuve la suerte que me acompañara durante 42 años de mi vida. Gracias por tanto.

Que la tierra te sea leve abuelito.



Bibiana Aido Almagro

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