Hoy quiero recordar a Ernesto Hinojosa, para mí y para muchos, Don Ernesto. Mención especial para él, que nos ha dejado en el día de hoy en la ciudad de Almería, donde se asentó junto a su familia tras más de treinta años como profesor en la Sagrada Familia de Osuna. Nos ha dejado su cuerpo, porque su memoria perdurará intacta para siempre entre nosotros. Somos lo que somos gracias a personas como él, educadores de corazones, que supieron transmitir sus pensamientos a varias generaciones.
Una persona seria, admirada, educada, trabajadora, constante y metódica. Una gran pérdida para todos los que formamos partes de esa gran familia que es la SAFA. Uno de los grandes culpables de que hoy en día seamos lo que somos. Hasta siempre, profesor. Gracias por todo, Don Ernesto.
Hoy los números están de luto,
al igual que las funciones,
al igual que los problemas,
matemáticas y ecuaciones.
Hoy escribo yo estas líneas,
rememorando sus acciones,
recordando su legado,
añorando sus labores.
Hoy comparto esta tristeza,
desde pequeños hasta mayores,
desde nietos hasta abuelos,
desde alumnos a profesores.
Hoy no sonríe la SAFA,
hoy no corrigen errores,
hoy recordamos su ausencia,
aprendices y tutores.
Hoy hemos llorado su marcha,
los safistas de corazones,
los alumnos que en su día,
admiramos sus lecciones.
Hoy pretendo agradecerle,
lo que en su día me inculcó,
que no hay acto más valioso,
que tener educación.
Hoy me despido de usted,
recordando con honores,
su trabajo y su constacia,
por convertirnos en mayores.
Hoy me despido de usted,
con un pequeño hasta luego,
porque su alma sigue viva,
aquí en la SAFA y allá en el cielo.
Descanse en paz, maestro.
Gracias por tanto, Don Ernesto.
Ignacio de la Puerta M. de la Hinojosa
