Romera Mayor, Romera Infantil,
Romeras de Honor, Autoridades, Señoras y Señores:
Este año tengo el honor de ser
la pregonera de nuestra feria.
Quiero tener presente en primer
lugar a mi esposo, que sé que está en el Cielo
disfrutando viéndome de Pregonera. A mis hermanos ausentes y a mi hermano Jaime
y a mi cuñada María; a mis sobrinos: Arsenio, Antonia Mª, Mariló, Mª Carmen,
Jaime y Francisco.
Cuando me comunicaron que habían
pensado en mí para pregonar la feria sentí una gran emoción, y a la vez una
gran inquietud se apoderó de todo mí ser. Lo pensé durante unos días.
Después de meditar la petición
recibida, las razones expuestas y sobre todo, la razón principal por la que me
proponían, acepté.
Acepté por ser un año especial
para mí, y para mi peña: La peña “La Canastera”. Peña a la que pertenezco por
vocación, desde hace muchos años y de número, no hace tantos.
Esta peña ha cumplido 25 años de
su fundación. El Alcalde del Ilustre Ayuntamiento, Don Julio Toscano Gómez, ha
tenido el detalle de pensar que una de sus componentes fuese la pregonera de la
feria.
Tampoco me podía negar pues esta
Corporación Municipal y las anteriores, con otros alcaldes al frente, siempre
han ayudado, en lo que han podido, a nuestra peña.
Y aún menos me podía negar
porque llego a este, mi pueblo, sintiéndome pregonera de Alcalá desde hace más
de cuarenta años, que son los que falto de vivir aquí.
Soy una emigrante alcalaína. Por
amor, pero emigrante. Me fui por culpa de la lluvia. Sí, la lluvia de enero del
70 fue la culpable. Las casas se caían y el Batallón Mixto de Ingenieros de
Jerez vino a construir unos barracones para las familias que se habían quedado
sin hogar. El Ejército, como siempre, en tiempos de paz, acudió a socorrer a sus
congéneres.
Uno de aquellos militares me
“raptó”, siempre lo he llamado así, aunque fue por propia voluntad, y me marché
de Alcalá. Hasta hoy que sigo en el mismo lugar, Valencia.
Según la Real Academia Española
de la Lengua, pregón es promulgación o publicación que se hace en voz alta de
un asunto de interés.
También, discurso con que se
anuncia una festividad.
Según el cubano Miguel Barnet,
son gritos o voces especiales de los vendedores para anunciar su mercancía.
Algunos pregones hasta se cantan. Son propios de las tierras cálidas y del sur.
¡Siempre el Sur!
Os confieso que me gusta esta
definición más que las anteriores.
Porque yo a veces he gritado,
cantado e incluso bailado las cosas de mi pueblo y de mi gente.
He pregonado a Alcalá, sin
cansarme. Creo que no miento, si digo que todos los días te nombro, pueblo mío,
por cualquier motivo.
No voy a pregonar la conquista
de San Fernando, ni la repoblación catalán-aragonesa, ni hablaré de cuando
estuvieron los franceses…nada de eso. Aquí tenéis y habéis tenido personajes
ilustres con gran formación en la materia y yo no puedo competir.
Pero…
Quisiera poseer el verbo de Don Luis Berenguer, el pregonero marino, premio
Nacional de Literatura, que el año 1969, unas cuantas jóvenes de Alcalá,
tuvieron el honor de tener como pregonero. Entre esas jóvenes estaba yo de
Dama.
Quisiera, ya digo, tener su
palabra y poder contar como él todas las grandezas de nuestro pueblo.
Pero…voy a pregonar lo que
tantas veces he contado en Valencia y en Aragón, principalmente. Esto que
cuento esta noche mágica (que son parte de mis recuerdos) lo he repetido
montones de veces a muchísimas personas. Por eso, repito, me siento pregonera
desde hace muchos años. Los que llevo fuera de Alcalá y hablando de Alcalá.
Por aquellos tiempos la feria
comenzaba con el pregón en la Alameda. Se nombraba a la Reina y a su corte de
honor, (se llamaban Damas) y pasábamos a un salón del ayuntamiento, que estaba
en la Alameda donde hoy se reúnen personas mayores a echar sus partiditas de
domino. Seguían muchos actos a los que teníamos que asistir, igual que os
pasará este año a vosotras. Teníamos toros en una plaza portátil y acudíamos
con los trajes de gitana y la mantilla y peineta. Después, otra noche, se
elegía a “Mis Ruta del Toro” y otros premios más y se nos hacía entrega de un
obsequio. Esa noche nos poníamos otra vez, nuestro vestido de Dama. Eran
Blancos, largos, con adornos… ¡Estábamos encantadas! ¡Llenas de ilusión!
Siempre me he sentido muy
orgullosa de mi Reina: Chari Ulloa. Porque me eligió ella personalmente, porque
era y es una persona extraordinaria, buena y guapa.
Sigo pensando después de tantos
años, que tuvimos uno de los más ilustres y famosos pregoneros. Escribió mucho.
Amaba a este pueblo, y en su
famosa novela” El mundo de Juan Lobón”, aparecen personajes de Alcalá, y
costumbres de nuestro pueblo; más tarde esta novela, se llevó al cine.
Esto ocurría allá por el año
1969…Han pasado la friolera de ¡cuarenta y tres años!
Si no fuera porque la historia
se mide de otra forma, podríais pensar, queridas niñas, que os estaba hablando
de la Prehistoria.
También vosotras, en el futuro,
lo vais a recordar como uno de los acontecimientos más felices de vuestras
vidas. El hecho de estar aquí (ahora os pido imaginación) en este nuestro parque
de nuestros amores, ilusiones, juegos infantiles, estar aquí elevadas sobre las
personas que os miran, sentiros importantes, nerviosas por hacerlo todo bien…
Será difícil que lo olvidéis. Disfrutad del momento y de los días venideros. No
lo olvidéis como yo tampoco lo he olvidado.
Por lo dicho anteriormente creo
que ya os he dado la pista, vengo a pregonar como lo que soy: emigrante. Lo
haré como lo he contado, pregonado, desde que me fui.
Soy Maestra de Escuela Pública,
jubilada y me dirijo a vosotras, Romeras. Por ser niñas y jóvenes y porque así
también llegaré a todos.
Nací en Santo Domingo, hace aún
sesenta y cinco años. Mi barrio de Alcalá fue durante siete años mi mundo.
Podía ir por todos lados desde bien pequeña.
El Llanete, la Cucarra, las Peñas…
La casa de las de Elvira (donde
contaban las amigas de mi madre historias de fantasmas y del hombre del saco,
que tanto miedo me daban), los patios de las niñas que eran mis amiguitas: el
de Crespo con su rico naranjo mandarino, el de más arriba con un loro; el de
los abuelos de mi sobrina Mª de la Cruz, donde tenían las murtas y los palmitos
más ricos del pueblo; la tienda de los Armenta, la de Purita y Dolores Reyes
…No voy a seguir por aquí pues os aburriría.
Era atrevida, me iba sola, desde
bien pequeña; de casa hasta la Alameda, a la tienda de Juan Sánchez, despues de
Isabelita, en la calle Real... Bajaba corriendo por el callejón del Gato, para
acortar camino y llegar antes a Santo Domingo. Esto lo hacía principalmente, el
domingo de Ramos y así ver mejor la procesión de la Pollinita.
Los juegos por las Peña, la
cerca de mis abuelos, hoy parte es el cine… Recibí mi primera catequesis en la
iglesia del Compás. Recuerdo mi guardería por el carril y cómo llevaba todos
los días mi sillita chica. Más tarde acudía con una maestra, Dª María, que daba
clases un poquito más arriba de la tienda de Quico el de Lola. Estos
recorridos, unidos a la carretera, el control, el chalet, (decir en Alcalá el
chalet, era el de la familia Sánchez), los paseos hasta los pozos, para echar
un ratito en una venta con una familia que al hombre le conocían como “el
moro”; la calle la Salá, visitar la capillita de la Patrona y no podían faltar
las visitas a los hermanos Márquez, Diego y Amalio. Allí aprendí a diferenciar
muchos olores: el del buen jamón, el vino, el queso, los cueros y ese olor
característico de la posada.
Allí supe, años después, cómo se
fraguó una amistad: la de mi padre con la de los hermanos Márquez.
Seguimos el recorrido:
La plaza Alta, subiendo por el
Carril. San José, aún no estaba como ahora.
En la plaza Alta, todas las
calles de su alrededor, el corralón de mi tía Juana donde fuimos niños felices
y aprendices de construcción; las tardes de Palé, alrededor de una mesa. La
parroquia impresionante con sus columnas revestidas de rojo y su letrero en
cada columna recordándonos que ”era casa de oración y no de conversación”. El
órgano, que tocaba un hombre, alto, formal, todo un caballero: mi querido
padre. Fue el último organista contratado por la Parroquia de San Jorge de
Alcalá. Desde el año 26, creo recordar, hasta el año 67, que falleció. Recuerdo
que le ayudaba un hombre a mover los fuelles, a este hombre le llamaban “el
Sultán”. Desde entonces, rara vez he vuelto a oír la Marcha Real tocada para
Dios, como hacía mi padre.
El querido Beaterio con sus
clases, su cerca, su preciosa capilla, las meriendas riquísimas que nos daban
las Hermanas, el trato cariñoso y la preocupación que sentían por nosotras, con
un amor especial, que no encontré en ningún otro profesorado.
La Coracha, allí nos asomábamos
a un gran hueco y pensábamos que podríamos, algún día entrar y cruzar todo el
Castillo y toda la Plaza Alta por pasadizos. Entre la chiquillería corría el
rumor que así lo podríamos hacer, ya que la plaza, decían, estaba hueca, de ahí
el motivo por lo que retumbaban los pasos de las personas al andar por ella en
el silencio de las tres de la tarde.
En el corralón de la parroquia
también íbamos a limpiar objetos de la iglesia y teníamos reuniones al aire
libre.
Al hablar de la plaza Alta se me
viene a la cabeza siempre San Juan de Rivera y otras personas conocidas. Pues
también he hablado bastante en Valencia a San Juan de Rivera.
¡Mira que pregonar en Valencia a
San Juan de Rivera! ¡Allí donde hizo tanto y de tanto valor! Y todo grandioso,
tanto espiritual como material.
¡Me he sentido tan orgullosa al
contar que se crió aquí! (Cuando vayáis por Valencia, visitad la plaza del
Patriarca, la iglesia y el colegio del Corpus Cristi).
O cuando me han dicho eso de
¿Eres de Alcalá de los Gazules? Y al responde, sí, montones de personas me han
contestado: De allí era el filósofo Millán Puelles! Y yo más orgullosa. Y el
Arzobispo Don Luís de los Cameros…y los mas eruditos me han nombrado a Don
Pedro Sainz de Andino. También les cuento inmediatamente que casi es de aquí
Alejandro Sanz.
Ahora ya se lo creen, pero hace
unos años lo ponían en duda y tenía que dar toda clase de explicaciones.
Seguimos con el recorrido: Pasó
el tiempo y se arregló San José.
Por San José, su impresionante vista,
los campos, el río Barbate, con agua abundante en invierno y sequito en verano,
el campo de fútbol, (fui muchas veces a animar al C.D.Gazul y a mis hermanos);
en otros tiempos, el campo era, precisamente, un gran hoyo que había donde está
el Parque.
También bajaba por la calle de
la Cárcel, que es a donde me fui a vivir el año 53.
Esta calle ha sido durante el
resto de mi vida mi calle, por ella he jugado, subido y bajado corriendo sin
casi parar. He pasado los mejores años de mi vida: la niñez y la juventud. He
encontrado a mis amigas para siempre, en esta calle y en sus alrededores.
También corría por todos los
callejones cercanos: Despeñadero y todos los que me llevaran hasta la calle la
Salá o a la casa de mi peluquera.
La calle de los pozos era otra
bien conocida, sobre todo por las tardes, cuando jugábamos a un juego que se
llamaba:”Hilo verde…más pa` lante”. Y porque en ella hay una casa donde he sido
feliz y me he sentido querida, y para un niño son cosas muy importantes.
Y la querida Alameda donde no
nos cansábamos de jugar, al pollito inglés en el reloj y a sujetarnos de la
última baranda de la escalera para con nuestra pierna columpiar a otra niña.
Las caminatas a Villa Consuelo,
pero por el monte, hasta bajar por dónde hoy está la feria para luego subir al
monte Ortega, bajarlo y subir a la peña la Negra…y seguir hasta la Palmosa.
Las otras excursiones eran al
Barbate, bajando por la Zorrera y tratar de pescar algún barbo y coger flores,
esas que llamábamos gamones. Y renacuajos de ranas con todos los Toscano que
iban llegando a pasar las vacaciones, entre ellos los hermanos del alcalde de
Dos Hermanas. Y con esta pandilla a tirar la cometa en el molino de viento.
No quiero pasar por alto los
recuerdos de los olores. Del campo recién mojado por la lluvia, del azahar, del
jazmín bendito, la isabela, las rosas, las azucenas, la yerba luisa, la yerba buena, el celindo, el
heliotropo…y tantas y tantas flores como tienen las mujeres en sus patios de
Alcalá.
Al hablar de los olores
aromáticos de mi querido Alcalá, no he dejado de pregonar el olor de la
parroquia los días de Semana Santa. ¡Son olores que jamás se olvidan! Esa
mezcla de romero, tomillo e incienso…
Ahora recuerdo que… También he
pregonado San Jorge. Cuando yo me fui de aquí, no era como ahora, se celebraba
y a mi me parecía bastante. Tanto, que como se ponía una traca en la Alameda,
cuando llegué a Valencia, y pasé mis primeras Fallas, comenté ¡que era como en
mi pueblo! Reconozco que me pudo el amor y un poco la exageración, como buena andaluza.
Y volviendo a los aromas, ¡Qué
decir de los olores de la cocina! No conozco otro pueblo donde huela también
como en el mío. ¡Cómo guisan sus mujeres! Solamente deciros que cuando hablo
por teléfono y me cuentan lo que están preparando para comer, me vendría
corriendo. Y cuando entro por el patio de mi casa no me resisto a preguntar
¿Qué estás guisando que huele tan bien?
Y muchas veces la respuesta es
algo sencillo, pero hecho con el primor de la mujer alcalaína.
Todo esto y mucho más es lo que
no olvida la persona que no vive en Alcalá.
Por eso, cuando estás a 800 Km.
de tu casa y de tus gentes deseas volver.
Piensas en Alcalá, sufres por
Alcalá, te alegras con Alcalá…y solo quieres volver.
Cuando llego a Despeñaperros y
leo el letrero que dice: “Ha entrado usted en la Comunidad Andaluza”, me
santiguo y rezo a mi Virgen de los Santos. Pero la emoción va en aumento, al
pasar cerca del Santuario, allí son tres Ave Marías y los ojos se me nublan por
la emoción y cuando paso el puerto Levante y tengo en frente esa visión
extraordinaria de nuestro pueblo, lo que siento es difícil de explicar.
Entonces sé que otra vez he vuelto a mi hogar. A mi Alcalá.
Ahora quisiera ser Ana Mª
Salgado de Barroso y servirme de sus palabras para decir que estoy en “Alcalá de
los Gazules, ciudad de ilusión y ensueños, de gloriosas epopeyas y heroicos
caballeros…”
También he pregonado a la mujer
alcalaína y hoy muy especialmente me voy a dedicar a ella.
Lo hago por motivos muy
especiales. Por ser el pregón de feria.
¡Qué sería la feria sin las
mujeres! y por ser de una peña que en su momento fue avanzadilla de las mujeres
de Alcalá. Es una peña Mariana, que quiere decir que nuestro principal objetivo
es el amor a la Virgen de los Santos, que por cierto es la mujer más importante
de este nuestro pueblo. Es una peña de mujeres y es una peña que gracias a la
constancia y la visión futurista de una de las primeras Canasteras, las mujeres
de Alcalá tienen voz y voto en los Cabildos de la Hermandad de nuestra Sra. la
Virgen de los Santos.
La mujer de Alcalá, queridas
niñas, es presumida, sabe vestirse y vestir a sus niñas desde que son bien
pequeñitas. La mujer de Alcalá tiene una gracia innata, para todo.
Para hablar, vestir, andar,
comportarse, saber quitar importancia a los problemas, reírse hasta de su
sombra, ser amiga, contar con ella en todo momento, cariñosa, decidida…y
liberal en el sentido único de esta palabra.
Cuando llegan a este pueblo
personas de Despeñaperros para arriba, notan la diferencia.
No digo que seamos mejores,
somos diferentes. Se dan cuenta que este nuestro mundo de Alcalá es otro mundo
y las causantes somos nosotras.
Cuando yo era adolescente,
venían unas amigas de fuera y me contaban que su madre siempre les preparaba
los vestidos más bonitos y más almidonados… ¡Pues aquí no podían ir como en la
capital!
Hay muchos pueblos dónde las
muchachitas y las más mayores salen sin bolso, vestidas y calzadas de cualquier
manera…Aquí, no. Aquí cuando vienen mujeres de otro sitio lo notan rápidamente.
Se percatan de todo y ven que este pueblo es especial. Que es distinto.
Por su arquitectura, por su
paisaje y por sus gentes.
¿Dónde vas a encontrar un pueblo
con “playa” en el interior? Pues aquí.
¿Dónde poder estar horas y horas
con tus amigas, bien en el parque, o en el hotel a tomar un cafelito o en las
terrazas de los bares? Aquí ¿Dónde poder desayunar con tus amigas sin prisas?
Aquí. Y aquí rodeadas de mujeres extraordinarias.
La mujer alcalaína tiene una
sensibilidad especial y se fija en cosas que otras ni se dan cuenta. Es
prudente y te dirá la verdad, pero tratando de no herir. Es trabajadora y sabe
que si vale para trabajar también vale para pasear y echar un rato con sus
amistades; y lo mejor de todo, que encima parece que no ha hecho nada en todo
el día: ¡se arregla y a pasear!
Ahora quisiera tener el verso de
José Mª Pemán, nuestro ilustre escritor gaditano y pregonar la feria. Cambiar
sus versos y cantar:
” Feria de Alcalá, rumbo y
elegancia de la raza vieja, que gasta diez duros en vino y almejas, vendiendo
una cosa que no vale tres”.
¡Feria de Alcalá! ¡Ferias de
Alcalá!
Cuando yo dejé este mi querido
pueblo, en Alcalá había dos ferias: La de Mayo, que se pasó a Junio y la de
Septiembre, que era medio cívica y religiosa, pues terminaba con la Romería al
Santuario en honor a nuestra Patrona.
La feria de mayo era la clásica
feria que quizá hayáis estudiado.
Las ferias surgen para comprar y
vender productos, entre los pueblos cercanos de una comarca.
Mucha gente vivía en el campo y
era curioso ver cómo iban llegando a sus casas unos días antes para tener las
viviendas aseadas para la feria. Y la ilusión que nos hacía el encuentro. A
veces nos pasábamos meses sin vernos.
La feria de mayo era para
comprar y vender, principalmente. Por la mañana bajábamos al “Prao” y allí
estaban los animales para ser comprados. Me maravillaba ver cómo le abrían la
boca a todos los equinos para así saber la edad. Me gustaba y me siguen
gustando todos los aparejos de ese animal híbrido, de carga, que es el mulo.
Estábamos esperando como agua de
mayo que alguien nos subiera, aunque fuera en un burro y de tres en tres si era
preciso. Por ahí hay una foto que lo atestigua.
No podía faltar nuestro querido
y a veces inseparable levante. Los ojos llenos de motas, los pañuelos a la
cabeza para cubrirnos del sol y del polvijero, la sed, el calor…Pero todo era
genial, como decimos ahora.
Luego, por la noche, arregladas,
bajábamos a la Playa, a la caseta Municipal. Años después también ponían otra
caseta privada. Y entonces como ahora, estábamos a ver quién nos sacaba a
bailar, que para eso nos habíamos puesto lo mejor.
La caseta Municipal se ponía en
lo que hoy es el ambulatorio, y en lo que es el Parque, el circo. Como
comprenderéis era una de las cosas más interesantes que podía ver la
chiquillería de Alcalá. No el circo en sí, no. Ver cómo se iba instalando el
circo, todo su montaje, hablar con la gente del circo, ver las jaulas de las
fieras, ver los dromedarios…y sentir la tentación, como Pinocho, de seguir a la
gente circense y tener como ellos la aventura de ir de pueblo en pueblo… y lo
que más nos preocupaba era saber cuándo y dónde los hijos de los del circo
recibían sus clases ¿A qué “cole” iban?
Aquí también se ponían los
cacharritos, la ola, que cuando yo era muy pequeña, venía de Valencia.
También nos vestíamos de gitana,
igual que hacemos ahora. Casi siempre empezábamos el 2º día; hablando del 2º
día, me llamó siempre la atención que al bajar por Río Verde y si era el primer
día de feria y se veía la Playa llena, se oía el comentario, todos los años era
el mismo: “Parece 2º día de feria”.
Igual que ahora, no todos pueden
ir todos los días a la feria y muchas personas esperan al segundo día.
Pasaron los años y nos quedamos
con la feria de Septiembre. Que como ya he dicho antes culminaba con el Jubileo
o Romería a los Santos.
La feria de septiembre era otra
cosa, era una velada de tres días.
Muy parecida a ésta: Por la
mañana al paseo de la Playa, a los bares, las casetas, ya eran varias: La
Municipal, la Peña Taurina, y alguna más, pero la caseta con el nombre más
original, para mi gusto, ha sido la del nombre: ”Quemedejes”. Es algo tan
nuestro, de nuestras niñas, cuando la madre o el padre dice eso de: “Niña, para
casa, que ya es tarde”… Casi todas hemos contestado alguna vez: “Quemedejes”.
Por la tarde íbamos a casa a
descansar y por la noche volvíamos a las casetas.
Venían grandes artistas a animar
los bailes, por lo menos una noche; las restantes, una orquesta con su
cantante.
Estrenábamos lo que podíamos, lo
mejor; nos poníamos flores en el pelo y la solapa y algún día nos vestíamos de
gitanilla. Pero vestirnos de gitanilla era más por la mañana.
Cuando nos hicimos mayores, la
vestimenta para la noche era de fiesta. Bien guapas.
Lo más elegante posible. Y a
bailar.
Se bebía, se tapeaba y se pasaba
requetebién.
Terminaba el día 12, con la
Romería.
¿Qué os voy a decir de la
Romería? Hoy poco, solamente, que he llorado tantos años por no poder estar en
ella y con Ella…Ella, la advocación de Virgen más guapa y más cariñosa que te
puedas encontrar. Para mi es la imagen que más me recuerda a las madres de la
tierra ¿sabéis por qué? Porque cuando me meto bajo su manto es como si me
acurrucara mi madre.
Y pienso que la Virgen también
me acurruca y me siento acurrucadita por las dos…y por eso todos los años
quiero volver a verla a Ella.
Ahora la feria se ha convertido
en una velada de final de agosto y se apartó de la romería por motivos sociales
y económicos.
No me disgusta, así pueden estar
en la feria más alcalaínos. Al menos se llevarán algo de su pueblo a la tierra
a donde se tuvieron que marchar. Y los que viven cerca o pueden, aunque estén
lejos, vendrán también a la Romería.
La feria está cada día más
preciosa, con su Real, sus casetas, sus cacharritos, su entorno; el paseo hasta
llegar a ella es uno de los más bonitos de Alcalá; sus tenderetes, su puesto de
turrón con esa familia que ya es de toda la vida de aquí, su caseta de churros
o tejeringos ¡Qué palabra!... El trenecito… ¡Qué invento! Total, todo,
empezando por este día, que repito, para vosotras va a ser inolvidable, y todos
los actos que tendréis y que serán de suma importancia para todas vosotras.
Os felicito de corazón, deseo
que lo paséis muy bien y que si algún día os vais de Alcalá siempre lo llevéis
en vuestra alma.
Y para terminar: Por orden del
Sr. Alcalde se hace saber que desde hoy hasta el domingo por la noche quiere
que lo paséis muy bien, que vayáis a la feria que está en el monte Ortega, que
podéis ir andando o en el trenecito, que traigáis los caballos por la mañana,
que os vistáis de gitanilla, que subáis en los cacharritos, que bailéis mucho,
que vengáis todos, desde la plaza Alta, al Prao, Los Pozos, San Antonio, Blanca
Azul, La Salá, el Picacho, La Cañá Medina, la Parmosa, Patrite, El Lario , El
Jautor, Vega blanquilla, Peña Arpá, Las Cobatilla, el Rocinejo, las
Porquerizas, El Puerto la Pará, los Corzos, Tablada, Barbate… Todos, todos
desde los cuatro puntos cardinales de Alcalá, estáis llamados a la feria, a
pasarlo bien por unos días, a olvidar las penas, a ser generosos, a cuidar a
los visitantes, a estar con los amigos, a vivir Alcalá. A sentir Alcalá.
¡Viva la feria! ¡Viva Alcalá!
Petra Cordero Barroso, Valencia,
2012
Pregón dado en la “Caseta
Municipal” en el recinto ferial.
23-08-2012. Alcalá de los Gazules.
1 comentarios:
Precioso Pregón!!!. Enhorabuena pregonera!!!. Muchas gracias Andrés, gracias a ti todos disfrutamos mucho más de las cosas de nuestro Alcalá.
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