Una especial cuesta de enero
Todos los pronósticos coinciden en que durante
este primer mes y, al menos, durante el primer trimestre de este nuevo año lo
pasaremos peor que en otras ocasiones porque ya estamos sufriendo la tercera ola
del Covid. La cuesta de este enero está siendo más empinada porque, además de
los problemas económicos, tras los dispendios de las navidades y de los reyes,
tenemos que estar pendientes de los riegos de contagiarnos e, incluso, de perder la vida. ¿No creéis vosotros que, tras
las dolorosas experiencias de la primera y de la segunda olas, deberíamos haber
aprendido algunas lecciones para evitar o para paliar algunos de sus
perniciosos efectos? Al menos deberíamos aceptar que hemos de cambiar algunas
de nuestras formas de pensar y de vivir.
Mis amigos médicos coinciden en que no
podemos ser demasiado optimistas aunque este año sea el de la vacuna y, ojalá,
el de una reforma de la sanidad que destine mayores medios y, sobre todo, que
proporcione un trato preferencial a los profesionales. Por eso todos hemos de
seguir apostando por la salud y por la sanidad siendo más generosos que en el
pasado. La rapidez con la que se han logrado
las diversas vacunas contra el Covid-19 demuestra que, cuando se apoya a la
investigación, sus frutos nos benefician a todos. Con los datos que tenemos
resulta vital que analicemos con tranquilidad lo que ha ocurrido para evitar los
mismos errores si se producen rebrotes o nuevas pandemias. También es urgente que
se aumente la financiación de la sanidad pública y de la investigación para
elevar el nivel de atención y de los recursos médicos.
El orgullo que sentimos por nuestros
médicos y por los demás sanitarios que conforman el Sistema Nacional de Salud
se debe demostrar apoyando sus justas demandas. Son urgentes mejores
hospitales, bien dotados, con unos profesionales reconocidos y con mejores
sueldos. Hacer fuerte a nuestra sanidad, a
nuestra ciencia y a nuestra investigación es apostar de verdad por un futuro
seguro que nos haga olvidar la pesadilla actual. Bienvenidos
sean los cambios si con ellos recuperamos la calma y la tranquilidad, nuestra
vida en definitiva, porque hay un antídoto que nos protegerá de este y de otros
virus.
José Antonio Hernández Guerrero
Catedrático de Teoría de la Literatura
0 comentarios:
Publicar un comentario