El tiempo por sí solo no resuelve los problemas
En contra de lo que piensan algunas personas, me atrevo a
opinar que el tiempo por sí solo, desgraciadamente, no resuelve los problemas,
no cura las enfermedades, no proporciona conocimientos, no desarrolla las
facultades, no confiere sabiduría, no otorga dignidad ni siquiera madura a las personas. Un objeto
que sólo es antiguo o un ser humano que sólo posee mucha edad son, simplemente,
viejos.
La historia mal contada y la ciencia mal explicada nos ha habituado
a medir la importancia de los objetos y a calibrar el valor de los
acontecimientos por su dimensión temporal: el cosmos se describe por la
distancia que separa a las estrellas de nosotros, el átomo por sus
inaprehensibles oscilaciones, los acontecimientos sociales por su antigüedad y
la vida humana por su edad. La existencia y la vida están configuradas,
efectivamente, por el tiempo, pero no son sólo ni principalmente tiempo
El tiempo, la antigüedad y la edad son simples continentes:
frágiles vasijas de diferentes dimensiones y de distintas formas que han de ser
colmadas con experiencias vitales; cofres decorados destinados a albergar
tesoros; cauces abiertos por los que han de discurrir las corrientes de
energías; hilos conductores de la savia vital; pero todos ellos pueden encerrar
también una inútil basura o unos inservibles desperdicios e, incluso, pueden
estar simplemente vacíos.
Para que el tiempo sea vida, ha de poseer sentido y hemos de
reconocer que lo que de verdad proporciona sentido humano es el amor, la
amistad, el trabajo y el servicio a los demás; la mera suma de años o la simple
acumulación de bienes no aumenta la estatura humana, de igual manera que la
simple ingestión de alimentos no asimilados no hace crecer ni fortalece el
cuerpo. Sólo la comunicación y la entrega a alguien ensanchan, ahondan y elevan
la vida humana. Cualquier vino no se hace más rico con el tiempo.
José Antonio Hernández Guerrero
Catedrático de Teoría de la Literatura
0 comentarios:
Publicar un comentario