LOS RIESGOS DE ACTUAR IMPULSADOS POR LAS EMOCIONES SIN RAZONAR PREVIAMENTE.
Gaad Saad
La mente parasitaria
Cómo las ideas infecciosas
están matando el sentido común
Barcelona, Deusto
Efectivamente
somos animales humanos, y, por lo tanto, no somos sólo animales. Somos personas
que pensamos, que imaginamos, que hacemos proyectos y que nos ilusionamos, que
nos alegramos y nos entristecemos, que practicamos acciones buenas y acciones
malas, que sentimos amor y odio, que nos relacionamos con otras personas que
son sujetos de derechos y de deberes. Nuestro mundo es un espacio compartido en
el que pretendemos movernos con libertad, y, para mejorarlo y para hacerlo más
habitable, necesitamos dirigirnos a otros seres libres, conversar con ellos,
dialogar y colaborar. Con estas afirmaciones tan elementales y tan sabidas,
llegamos a la conclusión de que, para entendernos, debemos estudiar y aplicar,
además de los principios de la Física, de la Química, de la Biología y de la
Genética, las nociones de otras ciencias que nos expliquen las maneras humanas
de actuar.
A mi
juicio, este es el punto de partida implícito y la conclusión clara a la que he
llegado tras la lectura detenida de esta obra en la que Gaad Saad nos cuenta
cómo su vida, y, más concretamente, sus dolorosas experiencias en la guerra
civil libanesa y en la guerra desatada, sobre todo, en los campus
universitarios estadounidenses contra la razón, la ciencia y la lógica, han
determinado que, como “librepensador alérgico al pensamiento de grupo”, se
decidiera a ser profesor tras comprobar que esa “intelectualidad universitaria”
generaba unas corrientes patógenas de pensamiento que influían en el resto de
la sociedad.
Reconociendo
que somos animales que pensamos, sentimos y actuamos, nos advierte sobre los
riesgos de invertir este orden y de actuar impulsados por las emociones sin
razonar previamente. A su juicio, esta alteración del orden racional genera
unas formas de pseudo profundidad enmascarada de verdad. En esta obra analiza
minuciosamente los elementos patógenos de la mente que determinan unos patrones
de pensamiento, unos sistemas de creencias, de actitudes y de modos de pensar
que parasitan la capacidad de emplear la razón, la lógica y la ciencia para
conducirnos por el mundo. Explica con detalle cómo “aunque cada virus de la
mente constituye una cepa distinta de locura, todos se rigen por el rechazo
total de la realidad y del sentido común”. Su conclusión, sin embargo, es positiva y
esperanzadora: “La cura está delante de ti: es la búsqueda y la defensa de la
verdad: es el nuevo compromiso con las virtudes de la revolución científica
occidental y la Ilustración. Marchen, soldados de la razón. Juntos podemos ganar
la batalla de las ideas.”
José Antonio Hernández Guerrero
Catedrático de Teoría de la Literatura
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