El encuentro con nuestra impotencia puede abrir la puerta del bienestar
Puedo
estar equivocado
El
camino hacia el verdadero bienestar
Barcelona,
Ariel, 2022
Esta
autobiografía nos descubre las cuestiones más palpitantes de nuestras vidas y nos
estimula para que cultivemos los valores humanos más liberadores. Christian
Bobin Björn Natthiko Lindeblad nos proporciona unas pistas saludables para que
nos acerquemos y nos alejarnos de la realidad, nos orienta para que penetremos
en nuestro interior y, desde allí, contemplemos y disfrutemos del mundo que nos
rodea. Nos hace pensar y reflexionar, sentir y emocionarnos, recrearnos y
sufrir, llorar y reír, y, nos sirve para que humanicemos nuestras relaciones
con las personas y con las cosas. Es una invitación amable para que
leamos, interpretemos, valoremos y disfrutemos con nuestras vidas.
Esta
es la conclusión a la que he llegado durante la lectura de esta obra en la que el
autor, con sencillez, con claridad y con belleza, nos relata cómo, tras
abandonar su profesión de economista, experimentó una profunda y grata
sensación de libertad, y cómo, tras sus primeras experiencias de meditación
–una senda directa para reencontrarse consigo mismo, con los otros y con las
cosas- se hizo monje budista en la selva de Tailandia. Fue allí donde, a pesar
de las escasas peripecias, fue descubriendo la importancia vital de la soledad,
del silencio, de la luz y, en resumen, cómo existe otra vida escondida,
sencilla y hermosa, en la que conocemos la persuasiva dulzura de los días sin
gloria y el esplendor abandonado de lo invisible que nos rodea.
Nos
explica cómo, a los ocho años en casa de sus abuelos, en una isla en las
afueras de Karlskrona, sintió por primera vez “de verdad” que el planeta era su
propia casa. Fue entonces cuando advirtió que los pensamientos, los
sentimientos y las sensaciones corporales nos descubren nuestra intimidad y la
de nuestro entorno. Paradójicamente se sorprendió cuando comprobó que el
encuentro con su propia impotencia era la llave que volvió a abrir la puerta
del bienestar, y que la mayor parte del sufrimiento psicológico que
experimentamos es “voluntario y autoafligido”.
Importantes
y concretos son, a mi juicio, sus análisis sobre, por ejemplo, los hábitos de
culpar a los demás de nuestras frustraciones, y la conclusión a la que llega de
que “nadie ni nada tienen que cambiar para que seamos y para que actuemos con
autenticidad: “Hay un nivel de conciencia humana al que le gusta mucho culpar
de todo a los demás”, y aferrarnos a pensamientos que nos atormentan. Me
permito invitarles a que, precisamente en estos momentos de agitación, de
inseguridades y de temores, lean este libro que nos dibuja diferentes caminos
convergentes para salir de los presentes atolladeros.
José Antonio Hernández Guerrero
Catedrático de Teoría de la Literatura
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