¿QUÉ PIENSAN Y EXPRESAN LOS ANIMALES?
Ángel García Rodríguez
El
pensamiento de los animales. Un modelo expresivo
Madrid, Cátedra, 2023
Las estadísticas nos muestran cómo, en
la actualidad, está aumentando hasta límites insospechados la adopción de mascotas
y de animales de compañía que ya no se reducen al gato o al perro, sino también
a otras especies como las tortugas, los loros o los cerdos. Muchos de nosotros
hemos escuchado explicaciones de amigos, que sin ser propiamente animalistas, se
refieren a sus caracteres afables, divertidos, sociables, y hacen comentarios
sobre su fina sagacidad, su aguda inteligencia, su rápida comprensión y, en
resumen, sobre sus maneras de “pensar”. ¿Piensan los animales? A esta pregunta,
que ya se hicieron los filósofos de nuestra tradición occidental desde
Aristóteles hasta Descartes, Gassendi, Locke, Hume, Darwin o Wittgenstein, nos
responde de manera detallada, rigurosa y clara esta obra que, tras definir los
significados de la palabra “pensamiento”, explica las diferencias entre los
pensamientos de las mascotas y los de los seres humanos.
El profesor García Rodríguez constata el
creciente interés teórico y práctico de la sociedad sobre los estudios de los comportamientos
animales y alimenta la esperanza de que la reflexión sobre la mente animal
sirva también para comprender mejor el desarrollo de nuestra mente humana. Para
ello sería necesario –afirma- que, previamente, se superara el prejuicio de que
la mente es únicamente la mente humana. Tras explicar la naturaleza y el
funcionamiento de la mente animal, él defiende que una de las funciones de la mente es la expresiva y explica cómo ese modelo
del “pensamiento” animal no necesita el uso previo del lenguaje verbal ni
siquiera del corporal.
A través de diferentes análisis
apoyados en criterios filosóficos y en pruebas aportadas por los experimentos
actuales, el profesor García Rodríguez caracteriza ese modelo expresivo y
defiende, por ejemplo, que sirve a los animales para conocer y reconocer el
mundo en el que están situados, explorar los objetos que los rodean, para
relacionarse con otros animales con los que conviven e, incluso, los seres
humanos con los que establecen diferentes tipos de lazos. Llega conclusión de
que esta concepción posee profundas raíces históricas.
Si los destinatarios principales de
este estudio son sus colegas, los profesores de los diferentes niveles de esta
enseñanza, en mi opinión, estos análisis pueden resultar esclarecedores a los
veterinarios y a quienes adoptan algún animal como ayuda, a los acompañantes o
amigos y, en resumen, a los que se sienten unidos a los animales por algún
vínculo profesional, terapéutico o afectivo. ¿No es cierto que la presencia, la
mirada y la ayuda de un animal ayuda a muchos a mejorar la calidad de la vida
humana?
José Antonio Hernández
Guerrero
Catedrático de Teoría
de la Literatura
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