La creación de un universo poético original
Juan Rafael
Mena
El Jardín de Narciso
San
Fernando, Tertulia Río Arillo, 2024
En este breve análisis sobre El
Jardín de Narciso parto del supuesto de que, igual que la finalidad del
estudio de la Historia Universal es la interpretación del presente y la
proyección hacia el futuro, la lectura de las obras de los escritores y de los
poetas vale en la medida en que nos orienta y nos estimula para que
prolonguemos las sendas recorridas por ellos. No se trata, por lo tanto, de
imitar sus creaciones sino de tomar impulsos para continuar sus caminos por
unas rutas originales, nuevas y renovadas. La lectura literaria vale en la
medida en nos alimenta y nos reanima para que despleguemos las alas de las
sensaciones, para que afinemos las cuerdas emocionales y para que orientemos
los impulsos de la fantasía y creemos un universo personal e inédito. Ésta es
la lección que nos explica Juan Rafael Mena, poeta y profesor, aplicando sus
conocimientos profesionales en esta obra que nos descubre los rasgos estéticos
y los procedimientos estilísticos que definen la creación literaria de ayer, de
hoy y de mañana.
La línea de salida de este poemario es
el dibujo de las ideas de los filósofos y de los recursos de los poetas de la antigüedad
grecolatina –Heráclito, Demócrito, Platón, Epicuro, Teofrasto, Cicerón,
Lucrecio, Virgilio o Marcial y Juvenal. Son las presencias y las influencias noblemente
confesadas por el autor que, a medida en que ahondamos en su lectura meditada
descubrimos las hondas raíces en las que advertimos planos temáticos profundos que
constituyen amables invitaciones a la reflexión y originales propuestas para el
deleite de los sentidos. Parte de la inmersión en una naturaleza viva y activa
que nos proporcionan sosiego, introspección en el recogimiento y en la soledad.
Son unos cantos que nos descubren la íntima conexión entre los seres naturales
y nos sumergen en un mundo en plenitud de vida, en un incesante cambio de
colores, de sonidos y de olores que dan sentido al transcurso de los días y nos
responsabiliza del cuidado del planeta. Porque la naturaleza –como la vida-
está en constante transformación y se nos manifiesta de manera diferente y cambiante, que actúa en nuestro ánimo
produciendo una mezcla de sensaciones y de sentimientos diversos que nos
impulsan a contemplar la vida con ojos renovados. Son propuestas para que profundicemos
en las teorías y en las prácticas de las creaciones literarias, y para que
enfaticemos las llamadas a la libertad para lograr una conexión humana y
cósmica, y para que nos demos cuenta de lo pequeño que somos cuando nos
aislamos.
En mi opinión, estas invitaciones, que
generaron alteraciones en la conciencia del pasado y en la previsión del
porvenir del pensamiento, de las emociones y de las conductas, son amables
llamadas para que los creadores actuales se decidan efectuar cambios en la
conciencia del pasado y en la invención del futuro. A mi juicio, son también las
consecuencias de los progresos lingüísticos, de las investigaciones
psicológicas y de las teorías filosóficas, y, por supuesto, de las nuevas
actitudes ante la vida. Tengamos en cuenta, por supuesto, que algunas de esas
pretensiones de transformación adquieren en la actualidad nuevos impulsos
debido a los lenguajes audiovisuales y, sobre todo, a las investigaciones
neurológicas y a las transformaciones informáticas.
José Antonio Hernández Guerrero
Catedrático de Teoría de la Literatura
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