¡Anda hijo que te vas a quedar como Gasparito el del Lario, que lo cogió el gato y se lo llevó al tejado!
Ahora que he recordado esto, me viene a la cabeza que no conozco ni al referido Gasparito, ni su historia.
¿Has escuchado alguna vez este dicho? ¿Sabes la historia de este Gasparito? ¿Quién fue? ¿Qué hizo? ¿Dónde vivía?... ¿Me la puedes contar?
A ver si entre todos somos capaces de conocer quién esta detrás de este dicho alcalaino.
3 comentarios:
Mi madre, en Cádiz, también decía lo de "Te vas a quedar como Gasparito". La única conexión que veo es la del cuento "La sopa de Gaspar", del doctor alemán Heinrich Hoffmann en su libro "Pedrito el greñoso". ¿Qué cómo pudo llegar ese cuento alemán a este entorno gaditano? Seguro que por medio de Cecilia Böhl de Faber que se encargó de escribir y difundir cuentos. Esta es mi hipótesis: habrá que investigar. Saludos. Pepe García Oliva.
Rebuscando he encontrado esto. espero que os sirva
"Historias muy divertidas y estampas aún más graciosas" con 15 láminas coloreadas para niños de 3 a 6 años. Der Struwwelpeter pertenece al copioso grupo de textos que en el siglo XIX eran escritos para enseñar a los niños normas de conducta según los valores y costumbres vigentes. El libro reúne una serie de poemas narrativos que tienen a niños por protagonistas, y advierten acerca de los peligros de formas de actuar incorrectas. Una de las historias más impactantes es a nuestro entender la "Historia de Gaspar Sopas":
Gaspar era un niño sano,
rollizo, tragón y ufano.
La sopa se la comía
sin rechistar, hasta el día
en que se puso a gritar:
"¡No me la quiero tomar!
¡La sopa no me la como!
¡No la como y no la tomo!"
Al otro día —¡mirad!—
queda sólo la mitad,
pero se pone a gritar:
"¡No me la quiero tomar!
¡La sopa no me la como!
¡No la como y no la tomo!"
Al tercer día pasado,
anda muy desmejorado,
pero al ver la sopa entrar,
vuelve a ponerse a gritar:
"¡No me la quiero tomar!
¡La sopa no me la como!
¡No la como y no la tomo!"
Al cuarto día —¡qué feo!—
Gaspar parece un fideo.
Y como ya no comió,
al quinto día, murió.
Gracias por vuestros comentarios. Seguramente ahí está la solución al dicho que se escuchaba en mi familia.
Ahora me ha picado más la curiosidad y es cuestión de encontrar una edición de esa publicación por alguna de las tiendas de libros usados que aun quedan en Cádiz.
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