martes, 21 de abril de 2009

PRESENTACIÓN DE TOMÁS ACEDO ALBERTO, XXIII PREGONERO DE SAN JORGE 2009

Buenas tardes y bienvenidos a nuestra cita abrileña que abre las puertas a una de nuestras Fiestas Grandes.

Sr. Cura Párroco.
Sr. Alcalde, Concejales, Autoridades
Hna. Mayor y hermanas del Beaterio.
Pregoneros, paisanos, amigos.

Santo Patrón. “Decíamos ayer…”
Bueno… este ayer hace referencia al pasado18 de abril, una fecha relativamente lejana en la línea del tiempo, pero un ayer cercano en el corazón. Porque aquella tarde de mi pregón tuve unas vivencias tan intensas, unos sentimientos tan profundos, que han dejado en mí una profunda huella para siempre. A lo largo de este año no ha pasado un día en el que no viniera a mi memoria algún momento vivido, o que no recordara una anécdota, un comentario. Es más, te he seguido pregonando mentalmente.
San Jorge, esta experiencia está dentro de las más emotivas de mi vida y me ha servido para unirme aún más, a tu devoción. En este año en momentos de dificultades te he invocado y he querido subirme a la grupa de tu caballo para que tú, como escudo, nos protegieras y para que tu lanza nos infundiera el espíritu de lucha y valor que necesitamos para vivir.
Estaré agradecida por siempre del regalo de haber podido poner voz a los sentimientos y vivencias que produce en un alcalaíno la fiesta de su patrón.
Y este año el regalo ha sido para ti Tomás. Aunque ahora mismo estés invadido por la inquietud o por la zozobra, dentro de un momento tus palabras, que son las nuestras, tus sentimientos, que los compartimos todos los alcalaínos, te brotarán y nos deleitarás. Empezarás entonces a disfrutar y nosotros contigo.
Tomás Acedo Alberto. Este nombre unido a este apellido te darán, Querido Patrón, las claves para situar a nuestro pregonero en el seno de la familia a la que pertenece. Nombre de pila del abuelo, del tío y de primos, porque así lo dictaban los cánones familiares de antaño.
¿Recuerdas, San Jorge, que el año pasado hablamos de tantos alcalaínos que tuvieron que emigrar? Pues la familia Acedo Alberto, Diego y Pepa con sus hijos Dora, Rafael, Tomás y Paquita fue una de ellas. Eran aquellos difíciles años y estos paisanos regentaban una tahona en la Veredilla, que en muchas ocasiones “servía de improvisado merendero para muchos niños de estómago vacío…” Todavía los mayores de este lugar al girar en aquella esquina de la calle de la Salá, cierran los ojos porque sus sentidos son capaces de recordar el olor a masa recién cocida, a roscos o a cortadillos.
De todos es sabido la fama que tiene nuestro pueblo por su buen pan y la familia Acedo Alberto sabe mucho de esto, porque de su horno salió receta tan preciada.
Las circunstancias hicieron que tuvieran que dejar atrás el color blanco de la harina, el blanco de Alcalá, el calor de la leña, el calor de su hogar. Serían momentos difíciles, pero de lucha, de espíritu de sacrificio y de entrega sabe mucho la gente de este pueblo.
Tomás, con once años, dejó su Veredilla, El Lejío, Los Pozos y La Salá. Dejó a sus amigos y vecinos, y llegó a Cataluña. Allí continuó con sus estudios y a los catorce años tuvo que compaginarlos con el trabajo que él siempre quiso que estuviera relacionado con talleres de ingeniería y naval porque, pregonero de ideas firmes y de horizonte claro, él se quería dedicar en su futuro a cuestiones relacionadas con la ingeniería.
Avanzaba en sus estudios y para ello tenía que trasladarse a la capital, a Barcelona, para asistir a las clases por las tardes, después de su jornada laboral. De regreso, en el tren, más de una vez, abatido por el cansancio, se quedaba dormido y despertaba cuando ya las luces de la estación de Mataró habían quedado atrás.
Todos los esfuerzos tienen su recompensa y en el año 1.980 finaliza la carrera de Ingeniería Industrial en la especialidad de Mecánica.
Tomás, pregonero constante, pregonero trabajador, se siente satisfecho de su formación profesional, laboral, pero algo no lo deja tranquilo, lo inquieta: es la añoranza, es el recuerdo de una infancia vivida en el sur del Sur, en su pueblo, en Alcalá.
Seguro que esos 20 años vividos en Cataluña sembraron mucho en nuestro paisano, pero la balanza se inclinó por el regreso. La nostalgia hizo que se decidiera a volver.
Desde 1.984 ha trabajado en nuestra Comunidad Autónoma en diferentes lugares: Algeciras, Sevilla, Jaén y Cádiz.
Posteriormente en la Universidad de Cádiz realizó el 2º ciclo de Ingeniería en la especialidad de Organización Industrial y actualmente compatibiliza su trabajo en la empresa Eléctrica de Cádiz con las clases que imparte en la universidad. Dicen que es la mano tendida para muchos paisanos que pasan por aquellas aulas. Así lo afirman estos alumnos y sus padres agradecidos, porque como sabéis, los alcalaínos somos una gran familia, una Familia en mayúsculas.
Pero a este currículum vitae le falta una parte, la del Tomás familiar, la de sus pasiones y aficiones.
A su regreso a su tierra, este solterito de oro, buen partido como dirían muchos lugareños, siente la inquietud del corazón, el palpitar acelerado ante la que sería su esposa, Isabel Moscoso, una guapa alcalaína, con la que comparte su amor por su pueblo, por las “cosas” de aquí. No se pierden un San Jorge, una feria, un festival de música, un paseo por La Playa hablando con unos y con otros… Nuestra pareja se casa en abril de 1.990. Esta relación ha hecho de Tomás el hermano mayor de la familia Moscoso. Así es considerado.
Este mes es significativo para ti Tomás. Naciste el 22 de abril, víspera de nuestro gran día, también contrajiste matrimonio en estas fechas, cuando con frecuencia el arco iris se traslada a los campos en flor. Y ahora, tu pueblo te hace pregonero para las fiestas abrileñas de nuestro patrón.
Mes intenso, mes que siempre pintarás de rojo en tu calendario particular por tantas conmemoraciones como contiene.
Isabel y Tomás tienen dos hijos, Diego y Laura, puertorrealeños de domicilio, colegios, juegos y amistades, pero sus padres han querido que sean también, como ellos, alcalaínos de corazón. Por eso cada fin de semana vuelven a nuestro pueblo, se relacionan con sus primos y amigos, estrechando lazos de unión, para que se empapen de todo lo que se cuece en Alcalá.
Pregonero espectador activo de baloncesto. Lo de espectador porque vives con tus hijos la práctica de este deporte en el Club Baloncesto Puerto Real. Activo, porque cuando los ves jugar, tú desde la grada, saltas con ellos, los acompañas en el rebote y lanzas los triples.
Pregonero habilidoso, la ingeniería incluso como entretenimiento, el aeromodelismo, una pasión. Pero los vientos de Patriste no te han sido favorables. Muchos aeroplanos terminaban aterrizando de forma estrepitosa, estrellándose.
Quizás con esta afición has canalizado aquellos deseos, aquellas ilusiones de ser piloto.
Tomás, lo mismo cuando escuchen esto las autoridades del EVA 11, te hacen un encargo de algún avioncillo o al menos te dan el diploma del Bautismo del Aire, que tantos escolares tienen por aquí.
Pregonero ansioso por crecer en tus conocimientos. Amante lector, inquieto por la poesía, por la historia. Quizás el nombre de tu pueblo te haya llevado a preferir la época de la España Islámica, porque profundizando en estos siglos has profundizado en tu Alcalá. Has preferido también los episodios de la España Contemporánea porque, sin duda, somos frutos de un periodo crucial de nuestro país, de una guerra y de una dictadura.
Pregonero amante de la música, del jazz y del flamenco.
Pregonero inspirador de nobleza, serenidad, porque así te han definido muchos paisanos cuando les decía que este año eras tú el elegido en las fiestas.
Pregonero sencillo, modesto, humilde. No te vanaglorias de lo que eres, de lo que sabes; quieres pasar inadvertido y esto lo has demostrado en tu forma de vida.
Desde las primeras conversaciones tras tu nombramiento, me pediste que, por favor, no hablara mucho de ti. Tomás, no he pretendido “sacarte los colores”. He contado a nuestro pueblo quién es uno de nuestros vecinos, porque para nosotros es un orgullo tenerte como paisano. Como orgullosa se ha sentido tu familia, tu madre; orgullosa pero reservada. No comentaba a nadie lo del pregón no fueran a pensar que alardeaba. Pero su cara se iluminó cuándo le pregunté qué le parecía que su hijo hubiera sido elegido para tal evento. Y ella, con emoción y satisfacción, me respondió no con grandes palabras sino con la grandeza del amor de una madre, porque su sentir estaba dentro y no se puede expresar de otra manera: “¡Ay, Tomás! ¡Ay mi Tomás!”

Patrón San Jorge, aquí tienes a nuestro pregonero.
Pregonero, aquí tienes a nuestro patrón y a tu pueblo.

¡Suerte paisano!

En Alcalá de los Gazules, a trece de abril de 2.009


María de los Santos Delgado Pérez

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