Ahora la llaman calle de Nuestra Señora de los Santos porque, más abajo, conforme se desciende a la derecha, está la capillita de la Virgen de los Santos. Las letras de imprenta la denominan “La Fuente Salada” pero, en aquellos años, nuestros labios de niño la llamaban “La Fuente la Salá”. Y, por contagio, al descenso que baja de la Alameda al “Prao”, le decían “La Cuesta la Salá”. Este era el camino de la libertad infantil, el que recorríamos en primavera para poner liria y cazar pajarillos en la ribera del Barbate. Y, en verano, para bañarnos desnudos en los formidables charcos que dejaba el río.
De mañana, subían los verdones y los jilgueros a beber, cuando la fuente dejaba de soñar y se convertía en piedras ruinosas de sillares. Después, llegaban los muleros con sus recuas y los molineros con las arrierías del molino a dar de beber a la caballería. En los entresijos de las piedras dormían las sanguijuelas, al acecho de las bestias para entrar en su boca, adherirse a las encías y chuparles la sangre. Y también, durante todo el día, acudían los perros a beber en el desagüe de la fuente, mientras las garrapatas se aprovechaban, para agarrase a ellos y henchirse de sangre.
Sánchez del Arco dice que, en 1820, la cueva de La Coracha fue templo masónico y lugar donde se reunían los conspiradores que proclamaron la Constitución de 1812, llamada “La Pepa”; esa celebración de los doscientos años, que Cádiz prepara con ilusión para el 2012. Pero Gabriel Almagro Montes de Oca deja claro, en la nota 36 de la Hª de Alcalá, que es una mala interpretación del libro “Memorias de un Anciano”, del general Antonio Alcalá Galiano, acerca de su participación en reuniones masónicas en Alcalá, en 1820, preparatorias del “Pronunciamiento de Riego”.
Manuel y Salvador Montañés Caballero, arqueólogos, escribieron un artículo, el año 2003, titulado “La Fuente Salada de Alcalá de los Gazules. Dos mil años ofreciendo agua”. Sobre las obras realizadas en la fuente desde 1998, el resumen del artículo dice lo siguiente: “La Fuente Salada de Alcalá de los Gazules (Cádiz) es un bien cultural construido en época romana y utilizado sin interrupción en el medievo, la Edad Moderna y la Contemporánea. En la actualidad conserva visible los depósitos romanos de la fuente, así como algunas estructuras de época medieval y moderna, entre ellas un horno de cerámica. La construcción responde a una sociedad con desarrollado nivel tecnológico, tal era la sociedad romana, en la que se empleó una importante fuerza de trabajo, incluido una mano de obra especializada, la del cantero reflejada en el cuidado acabado de las estructuras visibles. La revalorización del sitio arqueológico representa el fin último del trabajo iniciado, pero en modo alguno ha terminado, ya que aún quedan espacios por excavar y conservar.”

Y, sin embargo, me gustaría decir con Juan Ramón Jiménez: “¡Olvido, hermoso olvido,/ libertador final/ de nuestro nombre puro,/ en la imaginación del tiempo feo! –Hombres, hombres, hombres...¡ay!”.
JUAN LEIVA.
1 comentarios:
muy buen fotografo y buena persona
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