viernes, 2 de abril de 2010

RESURRECCIÓN ES ALEGRÍA

No estéis tristes, Jesús ha resucitado. “¡Ha resucitado!” (Mat. 28:5-7). Si algo viene a trasmitirnos Cristo Resucitado es la alegría, la alegría de haber vencido a la muerte, la alegría de haber consumado su obra de amor, que no termina con Su muerte en la cruz, sino con Su resurrección.

Por eso no hay que complacerse en el dolor de Jesús, ni terminar en él. Su semana de Pasión no es una semana de dolor, que quizás también, sino la del triunfo del amor, de alguien que da lo más preciado que tiene, la vida, por AMOR a los demás, por desterrar la culpa de nuestros corazones, ofreciendo al Padre Su Vida a cambio de la VIDA de todos los hombres.

No estéis triste, no debemos estar tristes. Lucas nos cuenta que, en el camino de Emaus, Jesús resucitado preguntó a Cefas o Cleofas: ¿por qué estáis tristes? Él no quiere que la tristeza anide en nuestros corazones. Y la resurrección de Jesús, por tanto, debe llenarnos de alegría. Cristo ha resucitado para, entre otras cosas, traernos la alegría.

“(...) pero aunque vosotros estéis tristes, vuestra tristeza se convertirá en gozo. La mujer cuando da a luz, tiene dolor, porque ha llegado su hora; pero después que ha dado a luz un niño, ya no se acuerda de la angustia, por el gozo de que haya nacido un hombre en el mundo. También vosotros ahora tenéis tristeza; pero os volveré a ver, y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo. En aquel día no me preguntaréis nada." (JN. 16, 20-22). "Este es el día grande en que actuó el Señor: sea el día de nuestra alegría y de nuestro gozo" (Salmo 117).

Pero, si no creemos que Cristo resucitó nuestra fe es vana. “Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana también es nuestra fe... y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados. Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho.” (1 Corintios 15:14,17,20).

Fe y esperanza. Fe que fortalece nuestra creencia en otro mundo, en un mundo mejor, en UN MUNDO JUNTO A DIOS, un mundo junto al Padre, adonde Cristo nos ha llevado con Su muerte, pero, y sobre todo, con Su Resurrección. Jesús, además: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mi, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.” (Juan 11:25,26).

Esperanza en que así como Cristo ha resucitado, nos resucitará a nosotros. “Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos.” (1 Pedro 1:3).

Cristo resucitado representa, sobre todo, la victoria de la vida sobre la muerte. Cristo ha vencido a la muerte, se repite y repetimos de continuo. Con su resurrección dejo establecido en el mundo un Reino de amor, de verdad, de purificación interior y de gozo.

Solemos recrearlo en el Calvario, en la Cruz, agonizante, cuando deberíamos hacerlo RESUCITADO, TRIUNFANTE, PROTECTOR, TODO LUZ. Él nos amó y se entregó por nosotros, ya por sí debería llenarnos de gozo. Dios nos ama, eso debería bastarnos para inundarnos de alegría. "Si Dios está con nosotros ¿quién contra nosotros?" (Rm 8, 31)

No estéis tristes, pues el gozo en el Señor es nuestra fortaleza (Nehemias 8,10)





Francisco Jiménez Vargas-Machuca
Pascua de Resurrección 2.010

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