El próximo sábado, 26 de los corrientes, se celebra en el Santuario de
la Virgen de los Santos de Alcalá de los Gazules, un encuentro de un grupo de jerezanos para
orar, para alimentarse de la palabra y del pan de la Eucaristía, para comer juntos y
hacer una transacción de ideas por medio del diálogo. El provincial de los PP.
Carmelitas, P. Rafael Leiva, celebrará la Eucaristía y dirigirá la palabra al
grupo.
Alguien nos dejó dicho: “Cuando dos o más os reunís en mi nombre, yo
estoy presente en medio de vosotros.”
Así lo dijo Jesús cuando estaba a punto de irse a la casa del Padre. Y eso es,
precisamente, lo que este grupo de feligreses, de la parroquia de San Juan de
Ávila, de la zona de San Joaquín de Jerez, vienen haciendo desde el año pasado
en el Santuario de Alcalá.
Los cristianos sabemos hoy, que tenemos muchas ligaduras que nos
impiden elevarnos sobre las dificultades. Y soñamos que hemos perdido las alas
para poder volar. No se trata de escaparse en solitario, sino de ir con otros
hermanos a convivir y compartir. Si quieres encontrar la liberación para cada
hombre, comienza por ayudarles a liberarse de la preocupación, de los prejuicios,
de los miedos.
Sin percatarnos de ello, la vida nos va creando a diario nuevas
cadenas. Y cuando somos adultos, nos pasa lo que al ave atada desde su niñez;
aunque nos suelten las amarras, nos olvidamos de volar, porque hemos crecido y nos hemos habituado a las ataduras. Llega un
momento en que no podemos volar, como prisioneros de nuestro propio cuerpo. Si
lo maduramos en nuestro interior, nada puede esclavizarnos, ni siquiera nuestro
soporte humano.
El cuerpo es un cerebro que se ha creado órganos para vivir libre, no
para aprisionarnos. ¿Qué ave ha nacido que se tienda sus propias redes? Los
alcalaínos hemos nacido y vivido al pie de Los Alcornocales, plagado de aves de
todas las especies. Cada mañana las vemos atravesar en bandadas los cielos de
Alcalá, perfectamente organizadas, con el deseo de volar alto. También nosotros
llevamos en el alma el deseo de volar, como los hombres que nacieron junto al
mar, que añoran atravesar las aguas para buscar nuevos horizontes.
Los mismos gusanos y las orugas se fabrican una prisión para poder
tener alas y cruzar la naturaleza en busca del néctar de las flores. ¿Quién se
atreve a hacernos creer que el alma no vuela por estar encarnada? El alma no
está encarnada, es libre y pertenece a los seres que Dios ha creado sin
ataduras. El Santuario es un lugar ideal para orar, para solazarse y para
compartir la comida y las ideas. A los visitantes, ¡Bienvenidos y feliz
estancia!.
JUAN LEIVA
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