En estos primeros días de Enero en que se está
llevando a cabo un Homenaje de reconocimiento y recuerdo a la figura de Juan Romero (q.e.p.d.), organizado por
el actual Club de Fútbol Alcalá Atlético en colaboración con el Ayuntamiento,
quisiera de algún modo sumarme a tan merecido acto.
Juan,
además de un hombre bueno, trabajador y entrañable, se entregó en cuerpo y
alma a conseguir siempre lo mejor para su pueblo. Y no lo hizo sólo en el plano
futbolístico, pues nuestro hombre puso el mayor empeño en todas aquellas
facetas a las que se dedicó.
Sobre los años cuarenta formó parte junto a Andrés
Guerra y Paco Puelles de un Grupo Musical que deleitaba a nuestros paisanos de
aquella época con sus ritmos, y ofrecían hermosas serenatas a la puerta o bajo
el balcón de alcalaínos y alcalaínas.
Más tarde se dedicó a la fabricación
artesana y venta de helados en un pequeño almacén que poseía en el Paseo de La
Playa. Fue representante comercial de diversos productos como refrescos,
cerveza, seguros, productos navideños, organizó excursiones… También
en El Paseo instalaría el popular kiosco en el que todo Alcalá pudo saborear
sus exquisitas patatas fritas en aquellas inolvidables noches de verano.
En la calle Real vivía Juan con su familia. Allí tenía una
tienda en la que, además de helados y
otras golosinas, podían adquirirse tebeos y novelas que luego, una vez leídas,
podían volver a cambiarse por un módico precio. Había por entonces una gran
cantidad de aficionados a este tipo de lecturas. Toda la labor que emprendió Juan fue siempre compartida por su
esposa María y por sus hijos.
A Juan Romero le propinó la vida el mayor
golpe que pueden sufrir unos padres. Fue la pérdida de su hijo Pepe, un buen y
divertido joven que al igual que él estuvo también integrado en un Conjunto
Musical alcalaíno (Los Rangers) junto a
Manolo Caro, Juan Rodríguez (Ulloa) y Carlos Sánchez “El Canario” en la década
de los sesenta y principios de los setenta. Padre e hijo tocaban la “batería”
en sus respectivos Grupos y épocas.
Como quiera que en los momentos
actuales sigue en el recuerdo de todos la interesante labor que llevó a cabo Juan Romero en un periodo de la
Historia de Alcalá en muchos aspectos, y en especial en el futbolístico, a continuación les doy a
conocer lo leído en una Mesa Redonda que tuvo lugar en la Peña Madridista en el
año 2.001 y de cuyo contenido era su
principal protagonista nuestro querido y recordado Juan Romero.
Paco
Gil. 3/1/2.013
PEÑA MADRIDISTA
ALCALAÍNA
MESA REDONDA: “PASADO, PRESENTE Y FUTURO
DEL
FÚTBOL EN ALCALÁ”.
INTERVIENEN:
José Coca
Visglerio
Juan García
Macías
Francisco
Gil García
MODERADOR: Antonio Ramos Bohua.
En verano
siempre iba
al Kiosco
de Juan Romero,
cerveza y
patatas fritas
por muy
poquito dinero,
y como
flojo no era
de pie las
iba comiendo.
En ese
mismo kiosco,
en Junio
del setenta y seis,
un grupo de
alcalaínos
hablábamos
de nuestro pueblo
y de su incierto destino.
Añorábamos
el fútbol
que en otro
tiempo tuvimos
pero que
veinte años atrás
había
desaparecido.
Aquellas
tardes de gloria
de Coca o
de Jorge Armario,
de Puerto o
Curro Romero,
de Vallejo,
Mena o Pizarro.
Aquellas
tardes del Prado
de
rivalidad y de hombría,
cuando
andando se bajaba
y cuando
andando se subía,
y cuando
Servicios y Vestuarios
estaban en
la Tenería.
Y cuando el
calor apretaba
al subir
por “La Calzá”,
era
obligado el descanso
en la
Fuente de la “Salá”.
Aquellas
tardes de fútbol
que antaño
nos ofrecieron
eran por
todos ansiadas
pues
seguían en el recuerdo.
Hacían
falta más cosas
en nuestro
pueblo querido,
pero este
grupo de amigos
intentó
cambiar al menos
la tarde de
los domingos.
Y allí
estaba Juan Romero,
emprendedor
y buena gente,
el hombre
que siempre luchó
por dar al
pueblo un aliciente.
Con razón
se lamentaba:
“Con lo que
fue el fútbol en Alcalá
y que no
tengamos siquiera
un equipo
en Regional.
Si a
trabajar estáis dispuestos
ahora mismo
os lo digo,
por
recuperar nuestro fútbol
ya podéis
contar conmigo”.
La semilla
se sembró
y pronto
germinaría,
pues la Gestora
y la Plantilla
dispuestas
pronto estarían.
Allí estaba
Antonio “Junca”,
Valdivia y
Jaime Cordero,
Quico el de
Lola y Martin
y Pepe
Japón el Carnicero.
Pepe “El
sastre” y Paco Gil,
Isidro y
Antonio Lozano,
Andrés
Agüera y Juan Sánchez,
Juan Pérez
y Antonio Ramos.
Chano el de
“Espejo” y Candón,
gente
sencilla y valiente,
y era de
todos con orgullo
Juan Romero
el Presidente.
Diseñamos
los colores
de la nueva
equipación:
Camiseta
gualda y negra
y color
negro el pantalón.
Hicimos
campaña de socios
y
bautizamos nuestro Club,
y por
nombre le pusimos
Club
Polideportivo Gazul.
Empezamos
desde cero
con un
“Prado” sin vallar,
sin dinero
y sin Caseta
pero con
ganas de luchar.
Y como
Alcalá es generoso
en los
casos especiales,
nos
ofrecieron hinques y brezos,
alambre y
otros materiales.
Trabajamos
a destajo
directiva y
jugadores,
pero al
llegar el domingo
nos
sentíamos campeones.
En pocos
meses tuvimos,
con
esfuerzo y voluntad,
unas
instalaciones modestas
pero llenas
de dignidad.
De algún
equipo de fuera
hubimos de
soportar
que por el
baldo de brezos
a nuestro
campo de fútbol
comparasen
con un corral.
Se carecía
de autobús
para hacer
los desplazamientos,
pero los
coches particulares
estaban
siempre dispuestos.
Los
fichajes del equipo
no eran
Raúl ni Romario,
pero
sudaban la camiseta
y eran
extraordinarios.
Pasaron por
nuestro Club
jugadores
de gran valía
que además
como personas
lo eran de
categoría.
Oliva, Mora
y Gallego,
Venegas,
Emilio y Luís,
Puelles,
Mateos y Ramírez,
Juan “El
Chato”, Cortés y Manolín.
Camacho,
Cerillo y Pastor,
Luis “El
Mauro” y Tomás
Antonio
Fernández y El Santi
que de
“cabeza” iba fenomenal.
Y porque
una vez persiguió
a un
árbitro en Puerto Real,
estuvo
dieciséis partidos
sancionado
sin jugar.
Y eso que,
según nos decía,
no lo hizo
con maldad,
pues tan
sólo pretendía
felicitarle
la Navidad.
De justicia
es destacar,
por su
entrega y pundonor,
al gran
Pedro Carrasco “Perico”,
que siempre
será recordado
y era el
alma del equipo.
Al frente
de todos ellos,
una persona
excepcional
que no por
ser de Algeciras
decimos que
fue especial.
Se trata de
Pepe “ El Sastre”,
nuestro
primer entrenador,
que trabajó
con entusiasmo
y realizó
una gran labor.
Con la
lluvia o con levante,
con el frío
o con calor,
el equipo
se entrenaba
con
constancia y afición.
Y hasta El
Prado se bajaba
dos veces a
la semana
y algunos
lo hacían después
de una dura
peonada.
Y olvidarme
no quisiera
de un
personaje singular
que
desempeñó su misión
de una
manera eficaz.
Con la
carpeta en la mano
para cobrar
a los socios
el pueblo
se recorría,
y cuando lo
veían venir,
según él
comentaba,
algunos
hasta se escondían.
De sonrisa
picarona
y de talla
muy humana,
entre
recibo y recibo
degustaba
el buen “Chiclana”.
Era
paciente y honesto
y lo podrán
imaginar
que este
gran colaborador
se llamaba
Joaquín Melgar.
En vísperas
del partido
el terreno
se pintaba
y alrededor
del mismo
las cuerdas
se colocaban.
Estas
cuerdas mencionadas
servían de
separación
entre el
terreno de juego
y la “sufrida”
afición.
Era lo más
frecuente
que en el
curso del partido
el balón
dos o tres veces
fuera a
parar al río.
El sueño
que comenzamos
duró hasta
los noventa
y se fueron
renovando
las
personas y las metas.
El
Prado se cubrió de verde
y mucho se
mejoró
pero llegaron
otros deportes,
se
construyó un Pabellón,
el fútbol
se fue apagando
y de nuevo
el recuerdo quedó.
Hacían
falta más cosas,
pero al
menos por unos años
nuestro
sueño se cumplió,
y la tarde
de los domingos
Alcalá
recobró la ilusión.
Ojalá que
siempre hubiera
un grupo de
alcalaínos
dispuestos
a trabajar,
y a mejorar
el camino
de los que
vienen detrás.
Ojalá que
siempre hubiera
alcalaínos
dispuestos
a trabajar
por el pueblo,
y luchen
como lo hizo
con
nosotros Juan Romero.
Paco Gil.
12.01. 2.001.
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