PIDE Y SE TE DARÁ
Hace algún tiempo, le pregunté a una niña de seis
años que me dijera qué le había pedido a los Reyes Magos. Y me contestó: “Nada,
porque los Reyes Magos no existen. Eso es mentira. Son mis padres y ya me han
enseñado lo que me han comprado.” Y le sugerí: “Bien. ¿Y si te dijera un ángel
o un hada: “Pide lo que quieras y te lo daré”,¿qué harías?.” “Entonces lo
pensaría muy bien y se lo pediría. Y le contesté: “Pues ese ser está dentro de
ti dispuesto a concederte lo que le pidas. Antes debes pensar muy bien lo que
quieres y estoy seguro que te lo dará. Te concedo tres minutos para que lo
pienses.
A los tres minutos, volvió la niña y me dijo: “”No
lo sé, me has dado muy poco tiempo para pensarlo.” “¡Qué pena” –le dije-.
Ignoras lo que quieres y no lo puedes pedir! “Bueno” –le contesté-, pues te doy
esta noche para que lo pienses y mañana me lo dices.” Al día siguiente, la niña
vino a verme y me dijo:”Ya sé lo que quiero ser y lo he pensado muy bien.
Cuando sea mayor, quiero ser
médico.
Eso es difícil, pero ¿por qué quieres ser médico?
–insistí-. “Porque he oído por la televisión que hay muchos niños y niñas
enfermas en el mundo, que mueren porque no tienen médicos que los curen. Estudiaré
y, cuando consiga ser médico, me iré a uno de esos países pobres del tercer
mundo, llenos de niños enfermos, para
curarlos.
Se hizo una mujer y un día me la encontré en la
puerta de la Facultad de Medicina de Cádiz y me dijo: “Ya estoy estudiando
Medicina en la Facultad y me gusta lo que hago. ¿Recuerda lo que hablamos
cuando yo era niña? Pues sigo con la misma idea y, cuando termine, me iré a
curar niños a África. “¿Y cómo estás tan segura?” –le interrogué-. “Porque un
día pedí de verdad en mi interior a un ser misterioso que me concediera ser médico de niños y me lo está
concediendo.
No he vuelto a verla más, pero sé de ella por una
amiga. Terminó Medicina, se fue a África con los “Médicos mundi” y allí pasa su
vida curando niños y niñas. Su amiga asegura que es feliz, que vuelve por
España, pero regresa de nuevo a África para seguir curando niños. Es dichosa,
porque ha dado con su vocación.
Y a mí se me ocurre que cada persona debería
descubrir lo que quiere ser y pedirlo al dios interior que llevamos dentro. Dar
con la profesión es averiguar cuál es su vocación. Ese ser tiene el poder de
darte lo que le pidas, si lo piensas de verdad y tienes fe en ello. Piensa que
muchas personas son desgraciadas, porque ignoran lo que pueden ser. Acaban
abrazando una profesión, aunque no les guste y pasan la vida de forma
desdichada, porque sus cualidades eran para desempeñar otra vocación.
Los padres y los educadores deberían ser expertos
en orientar a los hijos y alumnos hacia la vocación que realmente tienen. Ellos
serían felices, y el mundo, bastante mejor.
JUAN
LEIVA
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