lunes, 18 de marzo de 2013

LA DOLOROSA


Rota el alma y deshecho el corazón
que, de amarga tristeza, le rebosa,
sigue al Hijo, callada y silenciosa,
y en su rostro refleja la aflicción.

Cada golpe al Cordero, del sayón,
a su cuerpo le pesa como losa,
y María, la Madre Dolorosa,
siente y sufre aquel Viernes de Pasión.

Vacilante, inestable, insegura,
va la Madre, Virgen de la Esperanza,
y es la viva expresión de la Amargura.

Cuando clava Longinos una lanza
en el Gólgota, el Hijo vuelve al Padre,
y es allí donde Dios nos da a su Madre.




José Arjona Atienza

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