HOMENAJE Y RECONOCIMIENTO A
DON FERNANDO TOSCANO DE PUELLES
CON MOTIVO DE LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO
LAS
CONSTITUCIONES DE DON DIEGO ANGEL DE VIERA MARQUEZ FUNDADOR DEL BEATERIO
Jaime
Guerra Martínez
12
de abril de 2013
Damos hoy cumplida satisfacción a un anhelo que
comenzó hace 13 años, cual es el de publicar las Constituciones de Ángel de
Viera, fundador de este Beaterio. Lo hago con enorme satisfacción, aunque con
el hondo penar de que el valedor y principal artífice de esta publicación no se
encuentre hoy físicamente entre nosotros, aunque su espíritu y su recuerdo
flote en este ambiente. Me estoy refiriendo a don Fernando Toscano de Puelles.
Hace 14 años comenzamos una andadura que tenía como
objetivo publicar las Primeras Constituciones de Viera y homenajearlo con
motivo del 200 aniversario de su fallecimiento en la epidemia de 1800, y al
mismo tiempo participar activamente, con un modelo a seguir, en la celebración
del Bicentenario cristiano en el año 2000. La publicación pudo completarse y
fue presentada en este mismo salón de actos y entregada a las Hermanas del
Beaterio para su libre disposición, renunciando públicamente los autores a
cualquier derecho social, cultural o económico sobre la obra, puesto que el
autor de ella no es otro que Ángel de Viera.
Fue en la Semana Santa de 1999 cuando D. Fernando Toscano me ofreció
participar en este proyecto, ofrecimiento que acogí con gratitud porque si
bien, y lo repito, el objetivo era convertir a Viera en autor, para mi unir mi
esfuerzo a la personalidad cultural de D. Fernando Toscano era un regalo muy
difícil de rechazar, quizás mas por vanidad personal, que por lo que pudiera
aportar, pero Don Fernando era así, un intelectual, un humanista, un genio
cultural, pero un hombre generosos, tremendamente generoso conmigo.
Yo conocí a Don Fernando Toscano en 1981, a raíz de un artículo que estaba realizando sobre
Alcalá. Necesitaba consultar y aclarar algunos datos. Y una mañana me armé de
valor, me acerqué por el café de la esquina del guardia, esperé que llegara y
tras consultarlo con Vicente Fernández, me presenté, me invitó a sentarme y a
un café y empezamos una amistad que duró desde entonces y que frecuentábamos
diariamente en Navidades, Semana Santa y Verano, como los estudiantes antiguos.
Desgraciadamente en los últimos años, su domiciliación permanente en Cádiz hizo
que espaciáramos bastante los encuentros, a veces demasiado, lo siento. Pero
aún así siempre me tuvo presente en su recuerdo, me consta, y yo le guardaré
gratitud eterna por su amistad y sus enseñanzas.
Es mucho y todo bueno, lo que yo podría hablar de Don
Fernando. Es mucho y todo importante, lo que ha aportado al acerbo cultural de
los alcalaínos. A nadie le negó una información y él que era el maestro
trabajaba como un discípulo buscando la ficha, el dato, la foto, la partida,
que alguien le solicitase. Don Fernando era como el Google al que se acudía
permanentemente. Su obra está ahí, y hoy no es el momento, pero está ahí y
habrá que valorarla justamente un día y colocarlo en el nivel que los hijos
nobles, leales e ilustres de Alcalá merecen estar, que no es otro que “en la
memoria colectiva”. Como dato anecdótico diré que es el único alcalaíno que ha
realizado los cuatro pregones más significativos de Alcalá: Semana Santa, San
Jorge, Feria y Romería. Tuve la dicha y el honor de ser su presentador en el
año 1985 cuando pregonó a la Virgen de los Santos.
Más
de 70 años dedicados a la investigación sobre Alcalá, buceando en archivos y
bibliotecas. Miles de libros escudriñados para extraer la más mínima
información sobre nuestro pueblo, desde todos los puntos de vista, para
colocarlas luego en un ficha que hilaba con prodigiosa habilidad mental,
relacionando acontecimientos, personajes, situaciones especiales y temporales
para construir auténticos puzzles, donde las piezas iban encajando unas tras
otras, dando forma y vida a nuestras vidas pasadas y presentes. Una ingente
labor de la que nos ha quedado una parte pequeña para lo que pudiera haber
sido, pero es que el pastel era demasiado grande, y nuestra confianza en creer
en su eternidad terrena nos hizo, salvo pequeños intentos frustrados, pensar
que Don Fernando siempre estaría ahí, porque siempre estuvo ahí.
Demasiada prodigiosa su inteligencia, su tesón, su
amor por la cultura de Alcalá como para que nos diéramos cuenta a tiempo. Pero
ya no cabe el desconsuelo. Ahora toca y debe de llegar ese día que al menos
podamos recuperar para las generaciones presentes y futuras su talla de buen
humanista. Es una deuda de gratitud y de reconocimiento que tenemos los hombres
y mujeres de Alcalá con Don Fernando Toscano de Puelles.
Lo primero, Jaime, es la cultura, un libro antes que
nada me repitió muchas veces. La libertad de pensamiento es lo que engrandece
al hombre y lo hace libre, como Dios nos ha creado. Porque Don Fernando era un
hombre enamorado de la obra de Dios y por ende de la obra de Viera. Como el
fundador asumió su vocación sacerdotal y dedicó su vida a seguir el camino de
Jesucristo, poniéndose al servicio de la Iglesia de la que siempre fue fiel servidor. Ambos
lustrados, ambos hombres de Iglesia, ambos pues al servicio de los hijos de
Dios. Por eso su pasión por el Beaterio no tenía límite. Por eso esa necesidad
de reivindicar la figura de Ángel de Viera como modelo de vida cristiana. Por
eso esa permanente mirada hacia este Beaterio donde se nota y se siente la mano
de Dios.
Ha sido el biógrafo de este Beaterio en una
publicación extraordinaria y hoy con las aportaciones de este texto se da luz a
algunas sombras históricas.
Gracias Fernando en mi nombre, en el de este Beaterio
y en el de tantos amigos como dejaste en una mañana de frío y lluvia cuando
volviste a tu pueblo, despojado de toda vanagloria personal, para descansar
eternamente entre nosotros. Gracias y que Dios te lo pague.
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