lunes, 15 de abril de 2013

HOMENAJE Y RECONOCIMIENTO A DON FERNANDO TOSCANO DE PUELLES






HOMENAJE Y RECONOCIMIENTO A
DON FERNANDO TOSCANO DE PUELLES
CON MOTIVO DE LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO
LAS CONSTITUCIONES DE DON DIEGO ANGEL DE VIERA MARQUEZ FUNDADOR DEL BEATERIO

Jaime Guerra Martínez
12 de abril de 2013

Damos hoy cumplida satisfacción a un anhelo que comenzó hace 13 años, cual es el de publicar las Constituciones de Ángel de Viera, fundador de este Beaterio. Lo hago con enorme satisfacción, aunque con el hondo penar de que el valedor y principal artífice de esta publicación no se encuentre hoy físicamente entre nosotros, aunque su espíritu y su recuerdo flote en este ambiente. Me estoy refiriendo a don Fernando Toscano de Puelles.

Hace 14 años comenzamos una andadura que tenía como objetivo publicar las Primeras Constituciones de Viera y homenajearlo con motivo del 200 aniversario de su fallecimiento en la epidemia de 1800, y al mismo tiempo participar activamente, con un modelo a seguir, en la celebración del Bicentenario cristiano en el año 2000. La publicación pudo completarse y fue presentada en este mismo salón de actos y entregada a las Hermanas del Beaterio para su libre disposición, renunciando públicamente los autores a cualquier derecho social, cultural o económico sobre la obra, puesto que el autor de ella no es otro que Ángel de Viera.

Fue en la Semana Santa de 1999 cuando D. Fernando Toscano me ofreció participar en este proyecto, ofrecimiento que acogí con gratitud porque si bien, y lo repito, el objetivo era convertir a Viera en autor, para mi unir mi esfuerzo a la personalidad cultural de D. Fernando Toscano era un regalo muy difícil de rechazar, quizás mas por vanidad personal, que por lo que pudiera aportar, pero Don Fernando era así, un intelectual, un humanista, un genio cultural, pero un hombre generosos, tremendamente generoso conmigo.

Yo conocí a Don Fernando Toscano en 1981, a raíz de un artículo que estaba realizando sobre Alcalá. Necesitaba consultar y aclarar algunos datos. Y una mañana me armé de valor, me acerqué por el café de la esquina del guardia, esperé que llegara y tras consultarlo con Vicente Fernández, me presenté, me invitó a sentarme y a un café y empezamos una amistad que duró desde entonces y que frecuentábamos diariamente en Navidades, Semana Santa y Verano, como los estudiantes antiguos. Desgraciadamente en los últimos años, su domiciliación permanente en Cádiz hizo que espaciáramos bastante los encuentros, a veces demasiado, lo siento. Pero aún así siempre me tuvo presente en su recuerdo, me consta, y yo le guardaré gratitud eterna por su amistad y sus enseñanzas.

Es mucho y todo bueno, lo que yo podría hablar de Don Fernando. Es mucho y todo importante, lo que ha aportado al acerbo cultural de los alcalaínos. A nadie le negó una información y él que era el maestro trabajaba como un discípulo buscando la ficha, el dato, la foto, la partida, que alguien le solicitase. Don Fernando era como el Google al que se acudía permanentemente. Su obra está ahí, y hoy no es el momento, pero está ahí y habrá que valorarla justamente un día y colocarlo en el nivel que los hijos nobles, leales e ilustres de Alcalá merecen estar, que no es otro que “en la memoria colectiva”. Como dato anecdótico diré que es el único alcalaíno que ha realizado los cuatro pregones más significativos de Alcalá: Semana Santa, San Jorge, Feria y Romería. Tuve la dicha y el honor de ser su presentador en el año 1985 cuando pregonó a la Virgen de los Santos.

Más de 70 años dedicados a la investigación sobre Alcalá, buceando en archivos y bibliotecas. Miles de libros escudriñados para extraer la más mínima información sobre nuestro pueblo, desde todos los puntos de vista, para colocarlas luego en un ficha que hilaba con prodigiosa habilidad mental, relacionando acontecimientos, personajes, situaciones especiales y temporales para construir auténticos puzzles, donde las piezas iban encajando unas tras otras, dando forma y vida a nuestras vidas pasadas y presentes. Una ingente labor de la que nos ha quedado una parte pequeña para lo que pudiera haber sido, pero es que el pastel era demasiado grande, y nuestra confianza en creer en su eternidad terrena nos hizo, salvo pequeños intentos frustrados, pensar que Don Fernando siempre estaría ahí, porque siempre estuvo ahí.

Demasiada prodigiosa su inteligencia, su tesón, su amor por la cultura de Alcalá como para que nos diéramos cuenta a tiempo. Pero ya no cabe el desconsuelo. Ahora toca y debe de llegar ese día que al menos podamos recuperar para las generaciones presentes y futuras su talla de buen humanista. Es una deuda de gratitud y de reconocimiento que tenemos los hombres y mujeres de Alcalá con Don Fernando Toscano de Puelles.

Lo primero, Jaime, es la cultura, un libro antes que nada me repitió muchas veces. La libertad de pensamiento es lo que engrandece al hombre y lo hace libre, como Dios nos ha creado. Porque Don Fernando era un hombre enamorado de la obra de Dios y por ende de la obra de Viera. Como el fundador asumió su vocación sacerdotal y dedicó su vida a seguir el camino de Jesucristo, poniéndose al servicio de la Iglesia de la que siempre fue fiel servidor. Ambos lustrados, ambos hombres de Iglesia, ambos pues al servicio de los hijos de Dios. Por eso su pasión por el Beaterio no tenía límite. Por eso esa necesidad de reivindicar la figura de Ángel de Viera como modelo de vida cristiana. Por eso esa permanente mirada hacia este Beaterio donde se nota y se siente la mano de Dios.

Ha sido el biógrafo de este Beaterio en una publicación extraordinaria y hoy con las aportaciones de este texto se da luz a algunas sombras históricas.

Gracias Fernando en mi nombre, en el de este Beaterio y en el de tantos amigos como dejaste en una mañana de frío y lluvia cuando volviste a tu pueblo, despojado de toda vanagloria personal, para descansar eternamente entre nosotros.  Gracias  y que Dios te lo pague.


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