miércoles, 27 de noviembre de 2013

ANÁLISIS DEL DOMINGO

“CONTRA LA VIOLENCIA A LA MUJER”

Según datos extraídos de Naciones Unidas, entre quinientas mil y dos millones de personas se calcula que cada año son víctimas de trata, y el 80%  de esa cifra son mujeres y niñas. Ese comercio, llevado a cabo por una compleja y oscura red de traficantes, las condena a la compra-venta, al rapto de niñas, al engaño de las adolescentes y a la debilidad como personas del género femenino. Es el más denigrante negocio del siglo.

El reto que la mujer del siglo XXI ha admitido frente al hombre ha supuesto, además, una auténtica tragedia para muchas mujeres. Las muertes de mujeres son continuas a manos de los propios maridos; continua también, el aumento de la prostitución; desbocadas las violaciones que se dan en los países envueltos en conflictos bélicos; desproporcionadas, asimismo, las destrucciones sicológicas de las jóvenes atrapadas por el alcohol y las drogas en los países ricos.

La cicatera mentalidad del varón llegó a pensar que la mujer era un ser inferior. Sin embargo, hoy somos conscientes de que la mujer es la criatura más perfecta que Dios ha puesto en el mundo, hasta el punto de hacerla su más estrecha colaboradora. Un proloquio persa dice: “No hieras a la mujer ni con el pétalo de una rosa, ni siquiera con el pensamiento.” Ya sea joven o vieja, fea o bella, frívola o austera, mala o buena, la mujer sabe siempre el secreto de Dios.” Y el hombre nunca podrá sustituirla por más que se empeñe.

El poeta mexicano Amado Nervo, uno de los más grandes líricos del siglo XX, decía: “Si el universo tiene un fin claro, evidente e innegable, al margen de las filosofías, ese fin es la Vida; y la única doctora que podrá explicar el misterio, es la mujer.” La prolongación de la Vida fue confiada por su autor a la mujer, porque es la colaboradora efectiva de Dios. Su carne no es como la carne del hombre, y la cantidad de sangre es superior a la del varón, porque tiene que alimentarse y alimentar a otros seres en su seno. “Incluso en la más vil de las mujeres hay algo divino. Dios mismo ha encendido las estrellas de sus ojos, irresistibles para el hombre.”

El amor de las madres es lo más parecido al amor de Dios. Todo lo perdona. Y cuando alguna mata a su hijo o a su hija, hay que concluir que es una enferma mental. Lo que el hombre no puede dar, lo da la mujer. Y lo que el hombre no puede hacer, lo hará la mujer. La mujer multiplicará los recursos para amar a su marido y a sus hijos. Y cuando parece que el mundo pierde el amor y el perdón, aparece la mujer dispuesta a producir el milagro.

Y, sin embargo, un buen número de mujeres sigue siendo perseguido por sus mismos compañeros. Ante la terrible situación de la mujer en el mundo, los gobiernos del planeta deberían unirse con todos los medios necesarios, para crear desde los primeros años de la niñez, una cultura de respeto y de amor a la mujer, en la que todos deberíamos estar implicados. En consecuencia, no se puede seguir manteniendo esta indefensión femenina en un mundo globalizado, donde el asesinato de mujeres convive ya con nuestra vida cotidiana. Pero la vida sigue dependiendo de ellas.  



JUAN LEIVA

   

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