martes, 23 de septiembre de 2014

EL FÚTBOL ES YA HISTORIA EN NUESTRO PUEBLO

"El fútbol es ya historia en nuestro pueblo. Aquel Alcalá ya no vuelve y nosotros dentro de nada, como dice el cantar navideño, nos iremos y no volveremos más" (Carlos Cordero Barroso, q.e.p.d.)

Comienzo con esta nota de mi entrañable amigo Carlos, recordando una época del fútbol en nuestro pueblo y recordando un periodo que, para mí, representó un "hito", allá por los años correspondientes a la década de los cincuenta y posteriores.

Y no piensen que estoy engordando estos recuerdos como queriendo indicar que fueron los más importantes vividos. No, el fútbol no puede ser lo más importante que se pueda vivir, pero sí usarlo como inductor de una consecuencia que puede ser muy positiva.

Y a esto es a lo que me quiero referir. A las secuencias vividas por unos jóvenes (así éramos al principio de aquellos maravillosos días) que nos llevaron a ser felices conviviendo y confraternizando en unos quehaceres que casi, o completamente, aprendimos de manera autónoma.

¡Qué satisfacción interpretar que todo lo que hacíamos en aquel campo de fútbol del Prado era un quehacer agradable y que nos hizo felices!

Se podría deducir que aquí se cierra el capítulo, el último capítulo de aquellos partidos que inevitablemente acababan con montones de goles más o menos festivaleros...Pero no es ésta mi intención. Como decía mi amigo, el fútbol, aquel fútbol, ya es historia en nuestro pueblo. Para aquel puñado de jóvenes para los que aquellos tiempos ya no volverán.

Pero, afortunadamente, el sol sale a darnos calor todos los días, trayéndonos esa impagable sonrisa que no debemos dejar de escapar nunca. Y a este sol quiero acudir, a este sol quiero recordar para rendir el tributo de un recuerdo al que creo que estamos obligados.

En una de mis venidas a Alcalá, me llevo la gran y agradable sorpresa de encontrarme con muchos niños y jóvenes en las instalaciones del Pabellón Polideportivo, que sacudían (y bastante bien por cierto) a esa pelota que después hemos llamado balón. Organizados en sus correspondientes equipos, con sus entrenadores, jugadores, suplentes, equipaciones y demás etcéteras.

Y a ellos quiero decirles que sepan competir, luchando, pero respetando al rival, que tiene derecho a conseguir aquello mismo por los que vosotros lucháis. Con las mismas armas de respeto, con ese ejemplo que os han dado vuestros entrenadores y que siempre debéis tener presente.

Sólo así es posible triunfar, tratando, con humildad, imitar lo ejemplar y lo correcto.

Las épocas cambian, pero intentad siempre ser sencillos, pero entusiastas en este quehacer que me habéis descubierto y que siempre aplaudiré con entusiasmo.

Si para mi amigo Carlos hay "una etapa de fútbol del pueblo que ya no vuelve" (hay que admitirlo así, lamentablemente, por muchos aspectos que son obvios), para mí sí hay una etapa, hubo una etapa de un equipo de fútbol, de un grupo de jóvenes que aprendió a su manera a darle al balón "en un rincón del Prado".

Pecaríamos de presuntuosos alardeando de aquellos tiempos, en la que lo mejor que nos sentaba era el ser modestos. Para ir en consonancia con aquellos que sólo podían elegir el estar por debajo de la modestia. Y ya nos daban un ejemplo, porque allí nadie presumía de nada.

Pero hasta con la modestia termina esa plaga de la edad que es la mayor sinrazón que podemos encontrar cuando la misma no respeta la suprema virtud a la que debemos tener derecho: la vida.

Y así, este grupo que jugaba al fútbol en aquel "rincón del Prado" se fue haciendo poquito a poco, pero inexorablemente, cada vez más reducido por aquellos compañeros que nos han ido diciendo adiós, pero a los que sigo recordando con sus caras alegres. Recuerdo sus risas contando las anécdotas de los partidos, pero siempre haciendo cuerpo común con lo que era necesario hacer a la hora de llevar a la práctica aquello del fútbol.

Pudiera decirse que, aunque de manera breve, he pasado revista a dos grupos de jóvenes: una que va terminando y otro que comienza a germinar. Estoy seguro de que deseamos paz a los que la vida dio por cumplido su destino. A los que hoy están en plena flor, les deseo toda clase de suerte y que, el ejemplo de aquellos que ya se fueron, os lleve a practicar un deporte que, con toda seguridad, os dará momentos de satisfacción en muchas ocasiones y en otras os pondrán a prueba demostrando vuestro saber estar.

Adelante, que vuestra juventud os de la fuerza necesaria para superar estos momentos de crisis por el que estamos atravesando.

Abrazos a todos, sin olvidar a vuestros entrenadores y ayudantes.

Y prestad atención al mensaje que quiero transmitiros con mis palabras, porque: ¡cuánto tiempo tardamos en aprender que se hace camino al andar!






Francisco Romero Cuesta
23 de Septiembre de 2014

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Pon alguna fotografía de tu época para recordar.

El tiempo que hará...