jueves, 19 de febrero de 2015

UN TORBELLINO PASÓ POR ALCALÁ DE LOS GAZULES



María Dolores Flores Ruiz, conocida en el mundo artístico como Lola Flores (1923-1995) acostumbraba hacer parada,  camino de su residencia de Marbella en Alcalá de los Gazules, visitando Restaurante Casa Pizarro. Le gustaba el lugar. Aún no había entrado en servicio la autovía.  Uno de esos días, poco más de un año antes de fallecer, acudió a la  tienda de electrodomésticos que regentaba Vicente Fernández, por aquellos días algo enfermo, aunque agarrado al timón.

Al tener conocimiento su hija Nazaria, mujer activa y decidida, de que La Faraona se encontraba en Casa Pizarro, no le pensó dos veces, se fue a buscarla y le solicitó un hueco para conocer a su padre impedido, fiel devoto suyo. Lola cumplió su  palabra y minutos después se coló en la tienda. Fue un encuentro para la memoria. A Vicente,  emocionado al verse delante de Lola, se le iluminó los ojos y más de una lágrima asomó por las mejillas de Nazaria, sus hermanas Paquita y Gertrudis y algunos pocos amigos, que allí nos encontrábamos. La tertulia resultó amena, divertida,  llena de  vivencias y ocurrencias, atendiendo las preguntas que le hacían. Estaba a gusto.

La mismísima Lola de España estaba sentada junto a Vicente con su peculiar estilo, como si estuviera en el escenario, con ese don y genialidad  que Dios le dio,  sólo reservado para los elegidos. Ahora que se cumplen veinte años de su muerte, es bueno recordar este gesto generoso y humano,  como fue toda su vida, de quien fue una de las artistas  más importante del baile y la copla del pasado siglo. Sus canciones famosas y recordadas como “Ay pena, penita pena”, “A tu vera”, “La Zarzamora”, “Torbellino de colores”, ésta con letra de José Maria Pemán, que decía “Torbellino de colores, no hay en el mundo una flor, que se mueve mejor que  Lola Flores”, quedaron grabadas en nuestra mente. Se movía en el escenario, como ninguna lo ha conseguido,  Hablaba con los brazos y   sus profundos y bellísimos ojos. En Cádiz,  en los desaparecidos Teatro Andalucía y Cortijo Los Rosales, dejó huella de su paso. Siempre agotaba el papel.

En el celuloide tuvo especial relieve,  algunas producciones, acompañada de Manolo Caracol. Quien no recuerda Morena Clara (1954) El Duende de Jerez, su tierra natal, María de la O, La hermana San Sulpicio y la dramática mejicana La Faraona, entre otras. En televisión presentó varios programas. Madre de una dinastía de artistas (Lolita,Antonio y Rosario), fue una trabajadora excepcional y ejemplar. Su último programa en TVE tuvo que suspenderse por el agravamiento de la enfermedad que padecía. 

Pepín Cabrales, de Cádiz, formó parte del cuadro de baile de Lola durante muchos años. Le acompañó por los escenarios de todo el mundo. Retirado Pepín pasó a ser uno de los hombres de confianza de José María García. Conocía los secretos del mundo artístico y del mundillo futbolístico.  Debido a la  amistad personal con Pepín,  quien nos dejó hace varios años, pude conocer un poco de la personalidad arrolladora de Lola Flores. Una mujer fiel a sus principios y entregada al público desde que ponía el pie en el “tablao”. Carmen Sevilla, Paquita Rico, Rocío Jurado, El Puma, Azúcar Moreno, fueron sus mejores amigas. Será difícil que salga otra mujer, otra artista,  como La Faraona.
                                                                    
 Luis Rivas.


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