María Dolores Flores
Ruiz, conocida en el mundo artístico como Lola Flores (1923-1995) acostumbraba
hacer parada, camino de su residencia de Marbella en Alcalá de los
Gazules, visitando Restaurante Casa Pizarro. Le gustaba el lugar. Aún no había
entrado en servicio la autovía. Uno de esos días, poco más de un año
antes de fallecer, acudió a la tienda de electrodomésticos que regentaba
Vicente Fernández, por aquellos días algo enfermo, aunque agarrado al timón.
Al tener conocimiento
su hija Nazaria, mujer activa y decidida, de que La Faraona se encontraba en
Casa Pizarro, no le pensó dos veces, se fue a buscarla y le solicitó un hueco
para conocer a su padre impedido, fiel devoto suyo. Lola cumplió su palabra
y minutos después se coló en la tienda. Fue un encuentro para la memoria. A
Vicente, emocionado al verse delante de Lola, se le iluminó los ojos y
más de una lágrima asomó por las mejillas de Nazaria, sus hermanas Paquita y
Gertrudis y algunos pocos amigos, que allí nos encontrábamos. La tertulia
resultó amena, divertida, llena de vivencias y ocurrencias,
atendiendo las preguntas que le hacían. Estaba a gusto.
La mismísima Lola de
España estaba sentada junto a Vicente con su peculiar estilo, como si estuviera
en el escenario, con ese don y genialidad que Dios le dio, sólo
reservado para los elegidos. Ahora que se cumplen veinte años de su muerte, es
bueno recordar este gesto generoso y humano, como fue toda su vida, de
quien fue una de las artistas más importante del baile y la copla del
pasado siglo. Sus canciones famosas y recordadas como “Ay pena, penita pena”,
“A tu vera”, “La Zarzamora”, “Torbellino de colores”, ésta con letra de José
Maria Pemán, que decía “Torbellino de colores, no hay en el mundo una flor, que
se mueve mejor que Lola Flores”, quedaron grabadas en nuestra mente. Se
movía en el escenario, como ninguna lo ha conseguido, Hablaba con
los brazos y sus profundos y bellísimos ojos. En Cádiz, en
los desaparecidos Teatro Andalucía y Cortijo Los Rosales, dejó huella de su
paso. Siempre agotaba el papel.
En el celuloide tuvo
especial relieve, algunas producciones, acompañada de Manolo Caracol.
Quien no recuerda Morena Clara (1954) El Duende de Jerez, su tierra natal,
María de la O, La hermana San Sulpicio y la dramática mejicana La Faraona,
entre otras. En televisión presentó varios programas. Madre de una dinastía de
artistas (Lolita,Antonio y Rosario), fue una trabajadora excepcional y
ejemplar. Su último programa en TVE tuvo que suspenderse por el agravamiento de
la enfermedad que padecía.
Pepín Cabrales, de
Cádiz, formó parte del cuadro de baile de Lola durante muchos años. Le acompañó
por los escenarios de todo el mundo. Retirado Pepín pasó a ser uno de los
hombres de confianza de José María García. Conocía los secretos del mundo
artístico y del mundillo futbolístico. Debido a la amistad personal
con Pepín, quien nos dejó hace varios años, pude conocer un poco de la
personalidad arrolladora de Lola Flores. Una mujer fiel a sus principios y
entregada al público desde que ponía el pie en el “tablao”. Carmen Sevilla,
Paquita Rico, Rocío Jurado, El Puma, Azúcar Moreno, fueron sus mejores amigas.
Será difícil que salga otra mujer, otra artista, como La Faraona.
Luis Rivas.
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