sábado, 25 de julio de 2015

HACIA UN NUEVO HUMANISMO - AMISTAD

Parto del supuesto de que la amistad es un sentimiento, un estímulo, un compromiso y, sobre todo, un ámbito de comunicación más que una obligación de colaboración. Es una relación interpersonal que, basada en una afinidad espiritual, tiende a un acompañamiento vital.

El amigo es otro ser próximo y semejante que nos comprende, aunque no le expliquemos todas las razones de nuestros comportamientos; es el intérprete que identifica las claves de nuestra peculiar manera de ser, aunque no analice psicológicamente nuestro temperamento; es el exégeta que descifra el sentido profundo de nuestros pensamientos, aunque no se lo formulemos con palabras; es el experto que alcanza la razón última de nuestros deseos íntimos y llega hasta las raíces ocultas de nuestros temores secretos, aunque no haya vivido nuestras propias experiencias.

Los seres humanos, para llegar a ser nosotros mismos -sea cual sea el escalón temporal o social en el que nos encontremos- necesitamos que alguien nos explique, con claridad y con tacto, quiénes y cómo somos; necesitamos que nos diga cómo suena nuestra voz, cómo cae nuestra figura y cómo se interpretan nuestras palabras.


La amistad, como todos hemos podido experimentar, constituye uno de los factores más eficientes para fortalecer los mecanismos de defensa de la salud mental y biológica. Estudios recientes como, por ejemplo, los de la profesora  Julianne Holt-Lunstad, de la Universidad Brigham Young de Utah, en Estados Unidos, han demostrado cómo las personas que cultivan la amistad mantienen la tensión más baja, sufren menos estrés, sus defensas son más robustas y viven más tiempo. Sus análisis ponen de manifiesto que “aumenta en un 50% las probabilidades de vivir más si confeccionamos una sólida red de relaciones sociales”. No es extraño, por lo tanto, que el Papa Francisco nos anime para que establezcamos permanentes relaciones de amistad, con las cosas y, sobre todo, con las personas, y que estemos dispuestos a descubrir en ellas su sentido, sus valores y su trascendencia. 


José Antonio Hernández Guerrero

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El tiempo que hará...