Introducción.-Inauguramos
con este artículo una nueva sesión en el Blog www.mialcala.blogspot.com de
Alcalá de los Gazules, con el título de “Clásicos Alcalaínos actuales”.
Se llaman clásicos aquellas
personas o autores de obras, artes y
nobles actividades, que tenemos por
modelos dignos de imitación. En Alcalá hay un largo elenco de ellos, que vienen
a constituir un patrimonio cultural de gran valor y a los que tenemos que
acudir frecuentemente como ejemplos indiscutibles de nuestro acerbo riguroso
alcalaíno. En Alcalá los hay con una justa fama, pero muchos de ellos son
desconocidos, porque han desarrollado sus actividades lejos de nuestro pueblo, aunque hoy son
modelos ejemplares con valor permanente, y deben ser imitados. Uno de ellos es el
religioso dominicano Vicente Díaz Rodríguez.
Nacimiento,
Niñez, Enseñanza Primaria, Bachillerato y Comercio.-
El Padre Vicente Díaz Rodríguez
nació el 5 de febrero de 1928 en Alcalá de los Gazules. Hijo de Antonio Díaz
Montes de Oca y de María Rodríguez González. Sus abuelos por línea paterna
fueron Vicente Díaz Díaz y Francisca Montes de Oca Blanco. Y por línea materna,
José Rodríguez y Ana González. Tuvo tres hermanos: Ana, monja de Beaterio,
Francisco (q.e.p.d.) y José.
De los años 1934 a 1936 vivió en
el cortijo de Fraja, y de 1937 a 1939, en el del Rocinejo. Allí comenzó sus
primeras enseñanzas con maestros rurales. En 1940 comenzó el Bachillerato en la
Escuela de don Manuel Marchante. Después pasó a Comercio, obteniendo el título
de Profesor Mercantil con 19 años y la calificación de Matrícula de Honor en la
asignatura de aduanas.
Presidente
de Acción Católica y del Centro Cultural “Los Locos”.-Con esta
edad fue Vicepresidente Provincial de Acción Católica y, a continuación,
Presidente. Allí inició su vocación cristiana de formador de jóvenes.
De 1946 a 1949, fue Presidente
del Centro Cultural Alcalaíno, llamado “Los Locos”, situado en lo que hoy se
llama Plaza de Jesús Nazareno, detrás del Ayuntamiento. La Casa era propiedad
de Doña María Pizarro, viuda. Pertenecían al Centro Cultural Fernando Toscano
de Puelles, Antonio Mansilla Casas, Francisco Almagro Pizarro y José Díaz
Rodríguez, entre otros, donde se aprendía a jugar al ajedrez, entre otras cosas.
Ingreso
en la Orden de Santo Domingo de Guzmán.-
En 1949, Vicente marcha a Almagro
(Ciudad Real), donde inicia sus estudios eclesiásticos para ingresar en la
Orden Dominicana. En 1954 fue ordenado de sacerdote. De 1954 a 1968, fue profesor de los Dominicos
en Granada.
Alumno
en la Universidad de Salamanca y en la Gregoriana de Roma.- Cursó su
carrera eclesiástica en el Estudio General de los Dominicos en Almagro (Ciudad
Real) y Granada. Después pasó a la Facultad de Teología de San Esteban de
Salamanca, donde obtuvo el título de Licenciado y en la Universidad de Santo
Tomás de Roma, donde logró la licencia en Sociología.
Misionero
en África, Residente en Écija y Prior en Cádiz y Jerez
Hasta 1976, estuvo de misionero
en la República Centro-Africana de Bangui, siendo presidente Bocassa.
En 1976 lo trasladan a Écija para
reabrir el convento de los Dominicos que llevaba clausurado 200 años. Allí
estuvo ocho años.
En 1984 es trasladado a Cádiz
como prior, donde estuvo siete años, hasta 2010.
Desde esta fecha hasta hoy, está
en el Convento de Santo Domingo de Jerez de la Frontera. (Datos aportados por
su hermano José).
Mis
contactos con el P. Vicente Díaz.
Conocí a Vicente Díaz en mi niñez, a los 11 años,
cuando él tenía 14 ó 15. Al poco tiempo mi familia marchó a Jerez y no volví a
verlo hasta varios años más tarde. Mi hermano Gaspar pertenecía a la generación
del Padre Vicente y se reunía frecuentemente con Fernando Toscano, Antonio Mansilla,
Francisco Almagro, Antonio Caro Serrano, Antonio Moreno Serrano, Luis Blanco
Benítez, Manolo Romero “Trinidad”, Bartolomé Visglerio y otros…
Vicente Díaz, al finalizar la
carrera por libre de Profesor Mercantil en la antigua Escuela de Comercio de
Cádiz, ingresó en la Orden de Padres Predicadores de Santo Domingo en Almagro
(Ciudad Real).
Mi familia marchó a Jerez y ya no
volví a verlo hasta el año 1989 en la
Diputación Provincial de Cádiz. Por aquel entonces, yo era voluntario de la
Cruz Roja y subdirector de la delegación de Jerez, siendo director el
socialista Gabriel González Ríos. Acudimos a una asamblea convocada por la Cruz
Roja en Cádiz y allí me encontré con el Padre Vicente Díaz y Alfonso Perales y
evocamos nuestras antiguas impresiones alcalaínas.
Más tarde, volví a encontrarme
con él en la casa de su hermano Francisco, ubicada en el paseo de la Playa,
acompañado de Andrés Moreno Camacho. Echamos un buen rato y Vicente nos relató
su experiencia de la vida religiosa y sus destinos a través de actividades de
responsabilidad. De allí saqué una formidable impresión de su perfil tanto
físico como psicológico. Vicente seguía teniendo una saludable y sorprendente
salud y una fisonomía física estabilizada, que apenas había sufrido cambios de
ningún tipo. Lo hubiera reconocido en cualquier lugar.
Después de haber obtenido en
Cádiz el título de Profesor Mercantil, en 1949, inició su carrera
eclesiástica en el Convento de Almagro
de Ciudad Real y en Granada. A continuación, recibió la ordenación sacerdotal
en Cádiz, de manos del obispo Tomás Gutiérrez Díaz, en junio de 1954.
Seguidamente, se graduó en Teología y Sociología en Salamanca y Roma.
Al volver a España, fue profesor,
durante diez años, en el Estudio General de los Dominicos de Granada. De allí marchó como misionero a la República Centro-Africana, donde trabajó pastoralmente durante trece años. Posteriormente, nos
hemos visto varias veces en Jerez. Cuando murió mi hermana Lourdes, llegaba de
viaje, de Sevilla y, al enterarse de que mi hermana Lourdes había muerto,
concelebró con la misa de difunto que se iba a celebrar en la parroquia de San
Pedro de Jerez. Un detalle que hemos valorado toda mi familia.
El último encuentro con el P. Vicente
ha sido el pasado día 1 de octubre del 2015 en el convento de Jerez. Llegamos a
Santo Domingo cuando él estaba cerrando el gran portalón de la iglesia del
Convento, como si fuera un simple sacristán. Su sencillez y sus trabajos
humildes siempre le acompañaron, pero destacaba su perfil humano y religioso. De
allí pasamos a la monumental sacristía del convento, donde está instalada una
altísima escalera que da vértigo observarla a simple vista. Le pregunté qué
hacían los albañiles. Me contestó que no eran los albañiles, era él mismo el
que utilizaba la escalera para rehabilitar el techo y las imágenes deterioradas
de la sacristía. Su humildad y su agilidad, a los 87 años, me impresionaron
tanto física como espiritualmente. En sus venidas a Alcalá, rehabilitó el
facistol de la parroquia de San Jorge, gracias a sus estudios de arte que había
realizado durante su etapa de formación.
Su
obra cultural.-
En Cádiz, además del trabajo como
rector, dedicó parte de su tiempo a la biblioteca, a la investigación en el
archivo conventual y en otros fondos, especialmente en el Archivo Histórico
Provincial de Cádiz y en el Archivo Histórico Nacional de Madrid y en la
restauración artística. Fruto de esa pasión
de investigación y su esmerada preparación cultural, escribió un largo
elenco de artículos periodísticos en la prensa
local.
Asimismo, son dignos de encomio
sus colaboraciones en el archivo
dominicano de Salamanca, de cuyo comité
científico internacional formó parte el P. Vicente y, al mismo tiempo, fue
miembro del Ateneo Artístico y Científico de Cádiz.
También son dignas de admiración
las tres publicaciones de epígrafes y contenidos paradigmáticos: El Vía Crucis
de Ponzanelli (Cádiz, 2001), investigación en torno al desaparecido Vía Crucis
que el escultor genovés Jacomo Antonio Ponzanelli había enviado a la ciudad,
que los capuchinos instalaron frente a su convento en 1728, y del que ninguna
noticia se tenía en Cádiz. La Galeona Gaditana ayer y hoy (Cádiz, 2006), nueva
ocasión para rememorar el pasado de la Virgen Galeona, tan vinculado a Cádiz y
a los puertos de allende los mares, donde el recuerdo de esta Virgen Marinera
ha quedado grabado en el corazón de todos los marinos y en la memoria histórica
del pueblo sencillo y piadoso.” Y, finalmente, Negros y Frailes en el Cádiz del
siglo XVII (Salamanca, 2009), donde el autor se remonta por la historia para
esclarecer los orígenes del Convento de Santo Domingo de Cádiz.
En conjunto, este libro agavilla
cuatro preciosos estudios: El primero, “Negros
y Frailes”, que trata de las relaciones, siempre conflictivas de los
dominicos con la Cofradía de los Morenos, que fueron la piedra angular de la
fundación del convento; El segundo, “Una
Iglesia nueva para un mundo nuevo”, interesantísima muestra de la vocación atlántica de la iglesia,
galería de las devociones que los dominicos
trasladaron al Nuevo Mundo; El tercero, “La Ornamentación del barroco”, donde cuenta su personal dedicación
durante trece años a la restauración de la sillería coral y describe el retablo
del altar mayor y el púlpito, elementos imprescindibles de una iglesia de
Frailes Predicadores; Y El Cuarto, “Priores
del Convento”. Supone un paciente y logrado esfuerzo de investigar y contar
los personajes que han gobernado el convento desde sus albores hasta los días
actuales.
En la actualidad, Fray Vicente Díaz
Rodríguez, después de haber regido durante nueve años el convento de Almagro
(Ciudad Real) e incluso de haber restaurado personalmente su claustro e
iglesia, reside en el Convento de Santo Domingo de Jerez de la Frontera
(Cádiz), donde es prior del Convento de SANTO DOMINGO.
Su
perfil humano y religioso.- Si quisiera describir al Padre
Vicente Díaz con grandes pinceladas, sin detenernos en la formidable obra
reticular que ha dejado realizada, tendría que destacar cinco rasgos esenciales
que han estado presentes con una fidelidad impresionante durante toda su vida:
1º.- Su amor a Dios desde su más
tierna infancia.
2º.- Su amor a la Iglesia con una
fidelidad constante.
3º.- Su amor a su pueblo, Alcalá
de los Gazules, a su patrona la Virgen de los Santos y a su familia como los
mejores dones que Dios le ha regalado.
4º.- El amor a su vocación y a la
institución dominicana de Padres Predicadores donde ha desarrollado su vida.
5º.-La predilección por su santo
Fundador, Santo Domingo de Guzmán, como ejemplo a seguir en la piedad y en la
cultura.
Juan Leiva
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