R E C
U E R D O S
En
la vida hay
un momento
que
tienes que repasar,
como
en las hojas
de un cuento,
cosas
que el tiempo
al pasar
dejó
como sedimento.
Recuerdos que regresaban
como
ráfagas de viento;
sobre
amores que acababan,
llorando pena
y lamento…
cuando apenas
empezaban.
¿Qué
persona en esta
vida,
no
sufrió desilusión,
si
alguna flecha perdida
le
traspasó el corazón…
y
dejó sólo la
herida?.
Yo
me tuve que
marchar
dejando lo
que quería,
sin
podérmelo llevar,
¡qué
pena negra la mía
cuánto tuve
que olvidar!.
Dejé
bien niño mi
hogar,
a
mi pueblo y
mis amigos
y
amores que al
empezar,
fueron sufridos
testigos
de
mi tristeza al
marchar.
Y
llegué a una
tierra extraña,
lejana y
desconocida,
que
me pareció otra
España,
por
lo poco parecida
al
Cádiz de mis
entrañas.
En
la maleta he
guardado
con
mimo, toda la
historia
de
la vida que
he pasado:
cartas, fotos . . . la memoria
de
todo aquello que
he amado.
Tan
lejos y solitario,
intenté en
vano olvidarme
del
pueblo y del
Santuario;
y
de tu boca
al besarme…
junto
a la reja
del patio.
Viví
con la “soledad”.
Sólo,
caminé conmigo.
Y
os prometo de verdad,
que
el vivir tal
como digo
es
vivir en la
orfandad.
Cama,
mesilla, ropero
y
una mesa de
caoba…
sobre
la mesa un
florero…
son
los muebles de
la alcoba
donde
vivo, pienso y muero.
En
el florero una
rosa,
que
al llegar la
primavera,
una
mano cariñosa,
como
si mi madre
fuera,
me
repone generosa.
Y
así pasaron mis
días,
entre
libros y cuadernos,
pensando en
las cosas mías …
rumiando sueños
eternos …
que
jamás conseguiría.
La
vida me fue enseñando
a
entender a mis
vecinos
y a sus
cosas valorando …
yo
les mostré mis
caminos,
y
el respeto fue
cuajando.
Cuando quieres
mejorar
con
ahínco y sin
descanso
empiezas a
trabajar,
y
el tiempo pasa
volando,
si
es que buscas progresar.
Y
un día llega esa persona
llena
de amor y
ternura,
esa
reina sin corona,
con
quien tienes la
criatura,
que
reina desde su
trona.
El
tiempo sigue pasando…
y
eres ya casi
un anciano,
pero
vives recordando
a tu
rincón gaditano…
con
el que sigues
soñando.
Con
el soñé cuando
estaba
viviendo en
el internado,
y
más tarde lo
soñaba
cuando a
cualquier otro lado
el
destino me llevaba.
Años
sin mirar su
cielo,
buscando tu
azul hermoso
por
el aire y
en el suelo
de
cualquier lugar vistoso…
que
sirviera de consuelo.
La
distancia se alargaba
cuando pensaba
en mi tierra;
¡ qué
lejana me quedaba
la
mirada de mi
sierra…
mi
verde sierra arbolada !.
Para volver
le rogaba
a
mi Patrona bendita
que
del cuello me
colgaba,
desde
niño, que a la ermita,
con
mi madre me
acercaba.
Tardé
mucho en regresar,
y
bendigo a aquel
amigo
que
me hizo reencontrar,
todo
el cariño que, os
digo,
guardé por
este lugar.
Cuando volví
aquel verano…
ya
mi niña caminaba
cogidita de
mi mano.
Francisco Teodoro
Sánchez Vera. 2016
1 comentarios:
GRACIAS PACO POR HACERME RECORDA ESAS VIVENCIA QUE EL TIENPO NUNCA BORRARA.
DIEGO DESDE SANTPEDOR
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