Pregón San Jorge
Alcalá de
los Gazules
Yo te
comencé a soñar
Más como
un nombre precioso
Que como
una realidad.
Hoy vengo
desde muy lejos
Para
saber, Alcalá,
Si eres
tan maravillosa,
Tan
erguida y tan juncal
Tan
blanca y pura de sierras
Tan fina
y lejos del mar,
Tan sola
entre los Gazules,
Tan Gazul
entre la cal.
Andaluza
gaditana
Gloria
del campo que está
Desangrándose
en sus
Hijos
Que se
mueren o se van
Lejos a
tierra extranjera
Para
poder trabajar.
Tú, Gazul
de los Gazules,
Reina de
estirpe inmortal
Alcalá de
los Gazules,
nombre en aurora de paz.
¡Hoy sé
que en tus blancos muros
relumbra
la libertad!
- Reverendo Parroco, Tomás Díaz Artola;
- Alcalde, Javier Pizarro;
- Delegado del Gobierno de la Junta de Andalucía, Fernando López
Gil, mi querido delegado;
- Delegado de Educación, Juan Luis Belizón, Juanlu;
- Delegada de Cultura, Turismo y Deporte, Remedios Palma, mi Reme;
- Parlamentario andaluz del Grupo Socialista, Luis Pizarro;
- Diputada provincial de Empleo, Ana Carrera, querida Ana;
- Concejala de Cultura, María José Córdoba;
- Concejales de la corporación;
- Hermana mayor del Beaterio, Ana María Cordón;
- Sargento de la comandancia de puesto de Alcalá y Jefe de la
Policía Local;
- Hermano mayor de la Hermandad de Ntra.Sra.de los Santos, Arsenio
Cordero;
- Hermanos mayores de Cofradías;
- Pregoneros que me han precedido;
- Presidente de la Asociación de Grandes Industrias del Campo de
Gibraltar, querido Manuel Doblado;
- Presidenta de la Federación de Mujeres Empresarias de Andalucía,
mi amiga y querida, Ana Alonso;
- Presidentes y presidentas de asociaciones y peñas de nuestro
municipio;
- Amigos de toda la vida;
- Amigos recién llegados a mi vida;
- Querida familia: papá, mamá, Cristina, Juanma, Patricia y
Carlos;
- Mis sobrinos: Javier, Marta y Gonzalo;
- Mis suegros: Jesús y Matilde; y
- Mi compañero y marido, Ángel;
- Vecinos y vecinas de Alcalá
Bienvenidos todos, gracias por estar aquí.
Muchos recordaréis que durante 8 años, fui concejala de Cultura de
nuestro pueblo, y en ese tiempo, conducía este acto, cediendo la palabra a unos
y a otros.
Nunca imaginé, en aquella época, que yo fuera a desempeñar un
papel distinto en el futuro.
El haber podido disfrutar, a lo largo de mi vida, de distintas
perspectivas en lo que se refiere a este acto, hace que sienta que hoy se
cierra un círculo en torno al pregón.
Agradezco a Pedro sus palabras de presentación; creo que captar verdaderamente la esencia de una persona es una
tarea difícil y minuciosa, de las que requieren mucha atención y también,
esfuerzo.
Por esto, quiero poner en valor esta tarde tus palabras, el
trabajo realizado, y que hayas sido capaz de captar lo humano frente a lo
público.
He arrancado dando las gracias y hablando de libertad, y te
reitero mi agradecimiento ahora como amigo, a ti, Javipi, por hacerme feliz con
tan grande honor.
El agradecimiento me sale de las entretelas de mi corazón, que
después se enreda en mis entrañas y sale hacia fuera, con mi voz…
Y a lo mejor parece que la palabras se quedan cortas y no reflejan
todo lo que siento, pero mi agradecimiento es grande, es enorme!! Es el
agradecimiento por permitirme expresar con palabras los sentimientos, las
emociones, lo que pienso y no he dicho nunca y lo que siento y quiero compartir
con vosotros y vosotras esta tarde.
Gracias, por dejarme decirle a Alcalá lo que ha hecho de mi, lo
que ha hecho en mi y lo que tengo de ella tan adentro.
Sé que en mi documento nacional dice que he nacido en Cádiz, pero
prefiero no enseñarlo, porque, “yo soy de Alcalá”.
Yo creo que llegué aquí en la edad del Bronce, con los primeros
pobladores. No os vais a acordar de mi y de mis paseos por la zona del Monte
Abajo, pero allí dejamos los grabados
tallados en la ladera del cerro.
Yo me echo a soñar y me veo Ayla, la protagonista de El clan del
oso cavernario, pero en los montes de Alcalá, que todavía no sabría que iba a
ser Alcalá.
Igual llegué con los romanos, me recuerdo con un traje largo
blanco y un brazalete dorado, danzando por la calzada Real... con 8 o 9 años...
yo tengo todo eso en mi retina aunque pongáis caras raras por no creerme!!
Como nos han querido tanto, esta Alcalá, disputada por culturas y
reinos, me llevó también a ser bereber tras la batalla del Guadalete, bereber
de la tribu de los Gazules.
Nos hicieron después depender de Algeciras, llegaron los Reinos de
taifas y nos mandaron al reino de Sevilla, y luego, los almorávides y almohades
nos entregaron a Jerez y hasta a Arcos.
Pero yo siempre fui de Alcalá. Al kalat, que cuando lo digo con
ese deje árabe, me suena a música: Al kalat, el castillo.
Igual llegué aquí en el siglo octavo, con un kaftan turquesa y
seguro que ya me había salido la vena de mandona y mandamos construir el
castillo sobre el cerro de la Coracha.
Ya os digo, que me hecho a soñar y me veo de Sherezade, contando
las mil y una noches, desde este castillo, que ha dominado el horizonte
islámico, que ha visto cómo las tropas de Napoleón derribaban sus defensas, que
ha convivido con la construcción de los depósitos de agua y que se ha hecho otra
vez con el cielo y la silueta gracias a una restauración recién estrenada que
nos obliga a sentirnos orgullosos de nuestro patrimonio, que es nuestra
cultura, que a su vez es lo que somos.
Lo mismo me dio ser mora que cristiana, como a esta Alcalá, que recogió
lo mejor de las culturas que la alimentaron. De todas, yo elijo la época en que
convivimos cristianos y musulmanes, que al principio fue dura y luego se
convirtió en costumbre, y aquí cupo siempre todo el mundo.
Pero de todas, aquella batalla en los campos de Pagana entre moros
y cristianos, me hizo devota de la Virgen de los Santos.
Los que me conocen saben que yo me encomiendo a ella en su
ermita. Ella ha sido mi tabla de
salvación en mis duros momentos, incluso cuando alguien la ha necesitado y no
ha tenido fe, yo lo he hecho por esa persona. Ella sabe que la fe que le tengo
es grande y que lo mismo voy a pedirle, que a rezarle, que a agradecerle. Pero
siempre a ella, ella sabe que con San Jorge gasto otras maneras, ella lo sabe y
San Jorge también.
Cuando en 1384 el Rey Alfonso undécimo nos concede el título de
Muy Noble y Muy Leal, se me saltan las lágrimas y lloro como una magdalena,
sentada en el escalón de la puerta de Josefina. Noble es una palabra grande, y
la gente de aquí es así, noble. Y leal es una palabra seria, que pone por
delante la responsabilidad, lo correcto, el buen hacer,... y bajo ella puso el
Onceno a la gente de este lugar. No poca cosa nos concedió. Gente noble y leal.
Puede que llegara yo a Alcalá con hambre allá por 1870, en ese
momento de bonanza económica que se vive aquí, cuando se trae el agua de los
Regajales y se termina la carretera de Medina, y de entonces me halla quedado
la querencia por las teleras del horno de Cuesta, de donde salió el pan que
alimentó a tantas generaciones de alcalaínos y que entonces llamábamos el Horno
de la Peñuela. Ahora sigo comprando las teleras en el horno de Cuesta y me las
llevo al despacho, y desayuno con los compañeros pan de Alcalá cada vez que
puedo, para extender las bondades de esta tierra que a mi me alimenta y que me
complace que los demás disfruten su sabor.
Yo me paseo por la historia de este pueblo, con respeto, con la
magia de los sueños, de los deseos, de ese deseo de haber podido vivirlo
todo... cuánto he aprendido de ti, Fernando Toscano, o de ti, Ismael Almagro
Montes de Oca. Los hombres o las mujeres que se empeñan en dar a conocer la
historia siempre han ocupado en mi, un alto rango, una alta distinción... esa
curiosidad desmedida y meticulosa de saber buscar en los archivos las pistas
para contar nuestra historia.
Igual llegué a Alcalá de los Gazules en la época de mayor apogeo,
cuando vivíamos aquí 12.000 habitantes y estaban en explotación muchas tierras
de cultivo... residiendo la mitad de ellos en el campo. ¿Llegaría yo en los
años 50, con todas esas maestras destinadas a las escuelas rurales que se
construyeron? Unas eran de aquí: Elvira Pastor, Ana María Gallego, María
Pérez... otras de fuera: de Antequera, de Ceuta, de las Islas Canarias, de
Castilla, de Galicia... Las primeras mujeres maestras que enseñaron a los niños
y niñas de Alcalá que tenían ganas de aprender tienen también un sitio en mis
sueños...porque la libertad la da el saber y el saber tuvo su lugar siempre en
estas tierras. Las primeras fueron mujeres, luego vendrían los maestros
también... ¿Llegaría yo entonces cuando se recorrían los campos cambiando una
docena de huevos por una tira bordà? Es probable... lo mío siempre han sido los
números... y la moda... eso lo traigo en las venas. De mis tías modistas, Las
Lozano, me corre a mi el gusto por la ropa. Esa pasión que ellas tenían por la
costura me ha llegado a mi en el gusto por la moda, porque desde luego, coser
coser, lo que se dice coser, no es mi fuerte... pero la pasión por la moda me
huele a esos botones de fantasía que traían mis tías para adornar los vestidos
de nuestras fiestas.
En abril de 1558 se lidian dos toros
en la Plaza Alta, que se cerraba para la ocasión. Uno de ellos costeado por el
Cabildo. El otro, por los ganaderos... hasta que se decidió que el Cabildo
pagara los dos por el perjuicio que suponía para éstos, que encima tenían que
garrocharlos, correrlos y lidiarlos.
El 2 de septiembre de 1893, con la
plaza llena hasta la bandera se inaugura la Plaza de toros de Alcalá, con una
corrida en la que torean Arturo Paramio y Agualimpia con 4 toros buenos.
Pues fíjense ustedes: a mi, con 9
años, mi padre me llevó a los toros la primera vez. En Algeciras, cuando Miguel
“el veneno” invitó a mis padres y a unos amigos a ir a los toros. Como mi madre
no podía ir, yo acompañé a mi padre aquella tarde y aquella tarde fue para mi
la primera de muchas, porque me quedé enamorada de la Fiesta... y no había
corrida televisada que nos perdiésemos mi padre y yo. Hasta el día en que mi
padre decidió que compartiría conmigo su abono en la plaza del Puerto de santa
María, no tenía ni 14 años.
Yo puedo contarles a ustedes tardes
magníficas de toros vividas con mi padre...
las tardes que me hicieron amar y entender esta fiesta y este arte. Pero
lo que de verdad hizo el toreo conmigo y con él, fue crear entre nosotros un
vínculo muy, muy, muy especial, una relación mágica que llevamos los dos a
gala.
Hoy nos une aquí a todos la figura de
San Jorge. Mucho se ha hablado ya de él. A mí me gusta destacar que se trata de
un santo protector, ejemplo de valentía, de superación personal, de la lucha
contra la tiranía y del triunfo del Bien sobre el Mal.
Hay algo más que considero destacable
de nuestro santo y que creo que nos trae un mensaje muy importante en nuestros
días: San Jorge es una figura que se ha extendido, desde la antigüedad por las
Iglesias de Oriente y Occidente. Es decir: se trata de un santo universal.
Venerado en Grecia, querido en Siria y Palestina, admirado en Irlanda, el
Vaticano, con especial devoción en lugares como Rusia, Polonia, Israel o Malta,
por citar algunos de ellos.
Admiro de nuestro patrón su capacidad para el sincretismo; un
personaje que ejemplifica a la perfección la fuerza de la unión, de la
conciliación… Una devoción en la que coinciden palestinos e israelíes, ¿se
imaginan? no se me ocurre una muestra mejor para inspirarnos, en estos tiempos,
en el camino de la paz.
Porque a San Jorge podemos verlo como un gran emisario que nos trae mensajes muy necesarios en nuestros días. Durante su batalla con el dragón, San Jorge se encomendó a Dios, mostrando una fe inquebrantable en mitad de momentos con mucha dificultad.
De esta confianza, fundamental para aferrarnos a ella sobre todo
en los momentos de oscuridad, no se habla tanto como de la valentía de nuestro
patrón. Cuando las cosas van mal, cuando la vida no nos da los resultados que
esperábamos o las cosas no nos salen cómo queremos, ahí es cuando la fe nos
dignifica a quienes somos creyentes. En esos momentos, las personas que somos
religiosas podemos aferrarnos a algo más Grande que nosotros mismos, más Grande
incluso que la Vida. Y eso hace que podamos encender una lámpara en mitad de la
noche. Imagino que más de uno ahora le estará poniendo nombre a sus propios
momentos.
Otro rasgo de todos
los que admiro de nuestro Santo, y sobre el que me gustaría poner el foco este
viernes, es su capacidad para exigir justicia. Dicho de otro modo: reivindicar
lo que es suyo. Cuenta la leyenda que San Jorge, que era soldado, ocultó su
religión cristiana en un principio, hasta que, pasado un tiempo, decidió hacerla
pública. Cuando el emperador se enteró de esta condición, ordenó la ejecución
del joven tribuno. Y, en ese momento -antes de que lo torturaran y
decapitaran-, San Jorge protestó y criticó la política persecutoria del
emperador. Admiro que nuestro Patrón eleve su voz contra la injusticia; admiro
que tenga el coraje de levantarse contra una autoridad que no lleva la razón:
eso también es valentía, y no sólo matar a dragones que atacan a princesas.
San Jorge también me recuerda la
propia superación de nuestro pueblo que es, en realidad, la superación de las
familias alcalaínas. Nuestra población comenzó a decrecer en los años 60 como
consecuencia de la emigración. Tener que dejar uno su hogar, sus vínculos, el
entorno que ha conocido desde niño, y, en definitiva, su sangre, también
representa otro dragón que, a lo mejor no echa fuego, pero al que igualmente se
combate con fuerza y valentía.
Quiero transmitir, en un día tan
especial y desde un lugar tan honroso como en el que me encuentro hoy, mi más
profundo reconocimiento a todos aquellos y aquellas que tuvieron que marcharse
por pura supervivencia o por mejorar las condiciones socio-económicas y, así,
darle un futuro mejor a sus hijos.
Yo lo cuento por rincones y
carreteras, que San Jorge es una fiesta especial, porque es una fiesta del
pueblo y para el pueblo, para el disfrute de todos, una fiesta en la Plaza
Alta, donde todos compartimos la misma música, y en la que todos nos juntamos
alrededor de una barra, para colaborar con las hermandades y asociaciones.
Yo no soy todavía muy mayor, vamos,
que no puedo hablar de toda una vida... espero que me quede, por lo menos, la
otra mitad de lo vivido... pero mi edad y San Jorge han ido de la mano siempre
del reencuentro, esa maravillosa palabra que me hacía volver a ver a todos mis
amigos, a todas mis amigas... volvíamos cada uno de un sitio, éramos niños y
luego jóvenes universitarios ...y San Jorge nos juntaba, era el reencuentro
esperado. Eran y son mis amigos de toda la vida, todos los de aquí, con los que
he compartido mi niñez, mi adolescencia, y mi juventud.
En san Jorge estábamos todos, en San
Jorge se podía pasar lista... yo elegí san Jorge para presentar el disco que
grabé, que se llamaba Mi cante, con la colaboración de Raúl Perales. Fue un
éxito... pero Arsenio se enfadó porque me llevé a la gente a la parte baja del
pueblo y me había cargado la fiesta arriba... eso me lo perdonó él y san
Jorge... San Jorge y yo siempre hemos tenido nuestros secretos.
El es el patrón y él
me ha dejado que cuando piense en su nombre, siempre esté mi pensamiento mi
primo Jorge, al que le mando un enorme beso allá dónde este.
Creo que he vivido cuarenta San Jorges pronto, pero lo he contado
cien o doscientas veces, porque al contarlo lo revivo y me gusta que quienes no
conocen esta fiesta sepan de ella y algún día tengan la oportunidad de correr
la vaquilla en estas calles que miran al Parque Natural de los Alcornocales.
Yo soy muy de Alcalá, siempre fui de aquí: de la calle Real, de la
calle La Miga, de las pipas, pero también del Río Verde, del Paseo la Playa,
del kiosko de Ana o de Juan Romero el de las patatas, de la confitería, del
parque.. yo siempre he sido de San Jorge... He pedido días libres, vacaciones o
lo que hubiera hecho falta, para venir a ver la vaca. Cuando suena el petardo
de que ya va para arriba, de que ya está en la calle... empiezo a sentir una
cosa por aquí por la barriga, por el estómago...como unos nervios...que es que
me encanta!!!! He corrido como una loca... que para eso, por San Jorge, era tradición
para mi estrenar unos tenis. Ahora me he pasado a las cuñas, pero corro como
una perdiz con ellas, que lo sabéis.
Voy a compartir con vosotros tres
hitos que han marcado mi vida, que me han hecho ser como soy... son tres
momentos importantes en los que San Jorge ha vuelto a hacer de las suyas:
El primero de ellos es la enfermedad
de mi madre. Yo tenía cuatro años cuando a mi madre le diagnostican su
enfermedad y yo sólo percibo que mi madre, que siempre iba en tacones, ya no se
los puede poner más... Recuerdo perfectamente los últimos zapatos de tacón que
se puso, los puedo hasta dibujar. Mis padres lo hicieron tan bien, tan bien,
tan bien...que yo no fui consciente de que mi madre estaba enferma: solamente
jugaba, y mi muñeca era mi hermana y mi cocinita era de verdad. Mis padres lo
hicieron tan bien que yo he heredado de mi madre la fuerza y de mi padre el
carácter, y esas dos cualidades me han hecho ser la mujer que soy. Creo que
tengo mucha fuerza, y también, bastante carácter.
El segundo hito que marca mi vida es
salir al extranjero a estudiar, a Alemania; porque hasta entonces, mi padre y
mi madre siempre habían estado ahí para darme consejos, para hablarme, para
alumbrarme el camino... pero me voy a Alemania y me desprendo por primera vez
de mi familia, tengo que dejar a mi madre sola, yo, que siempre había estado
con ella y ella, que me necesitaba... Mi padre toma esa decisión y
me empuja a decidirme. Y por primera vez tengo que vivir sola, aprender a
gestionar mi casa, mi dinero, mis decisiones, mis errores, mi día a día... en
otro país, lejos de ellos y debo cuidar no de mi madre, sino de mí misma.
Aprendí tanto sola, aprendí a caminar sola, y aprendí a hacer la vida sola.
El tercero de ellos es el día que me
llaman para ocupar el cargo de delegada territorial de Empleo de
la Junta de Andalucía, en la
provincia con más paro de toda España. Esa llamada tras el Consejo de Gobierno
del 1 de septiembre de 2015 me pone en alerta, me hace temblar, me sitúa en mi
afán por lo público, me regala un reto grande, me da la oportunidad de luchar
contra el dragón del desempleo… esa
llamada que acepto con valentía y responsabilidad, con pasión y con respeto.
San Jorge me ha puesto por delante a
tres dragones en mi vida, tres momentos gigantes. Él sólo llevaba consigo
una espada y su valor, y ante la
inmensidad del dragón, se hizo fuerte, ( la fuerza la da la necesidad, pero
también la ilusión y el optimismo) y eso le valió para luchar y combatir la adversidad que la
vida le puso por delante. Si él había
sido capaz de enfrentarse al gran dragón,
yo, con mi metro cincuenta y dos también podría hacerlo…estoy en el
último de ellos. Soy lo que soy, seguramente, por lo que he
vivido, cada uno es deudor de su historia, y que por lo que hoy os cuento con
la sinceridad por bandera. Estoy en plena batalla y voy a dejarme la piel en
ello. Los que me conocen saben que no dejo nada a medias, que voy al grano, que me gustan los retos
difíciles y que creo en la labor política para mejorar la vida de quienes nos
rodean.
Este lugar me ha dado tanto que no sé
si me dará este pregón para agradecerle lo suficiente. Como dice Saramago, “el
vocabulario humano aún no es capaz y, probablemente nunca lo sea, de saber,
reconocer y comunicar todo aquello que el ser humano vive y siente”.
Alcalá, yo amo tus calles estrechas,
largas y empedradas...lleno mis ojos con los colores de los alcornoques y si no
te tengo cerca, sueño con mis recuerdos, que corren para sentarse en todos tus
rincones. Esta es la tierra de mis padres, de mis abuelos, de ustedes y la mía.
El mayor de los tributos que vengo hoy
a ofrecer a San Jorge, con el permiso de
todos vosotros, es este : yo quiero que quien no sabe de San Jorge se acerque a
esta fiesta como lo hacemos los alcalaínos;
yo he querido mostrar a quienes no han podido vivir esto, un pedacito de
emociones y vivencia propias, para que puedan saborear de estas fiestas, que es
reencuentro, es familia, es la música de la Banda Municipal de Alcalá, estrenar
zapatillas, esperar el sonido de la salida de la vaquilla. San Jorge es justicia, es defender a un pueblo, es creer en el futuro. San Jorge
son risas, besos, recuerdos, acabar con la larga espera y abrazar a mis amigos.
Mis amigos y mis amigas que recorrieron las calles conmigo, que compartieron
mil confidencias, cien viajes, mis amigos de secretos y complicidades….
Por eso San Jorge es también para
quienes hoy viven por primera vez la fiesta, para mis amigos de ahora, de mi
día a día, que se sientan en la misma mesa que el los de antes. Porque tengo el
corazón grande, porque tengo el corazón ancho y me caben todos… y quiero que
se sientan cerca de mi y de Alcalá. Ni yo concibo mi vida sin San Jorge ni la
concibo sin mis amigos. Con la fuerza que me da San Jorge y la que recibo de mis amigos, yo consigo afrontar la vida. Así
fue desde que tuve en uso de razón y así quiero que siga siendo.
Alcalá, mi gran Alcalá de los Gazules… esta Alcalá
que hemos ido haciendo entre todos, a través de los siglos, de las banderas y
las lenguas, este lugar que habitamos y enriquecemos todos, esta tierra que San
Jorge protegió con toda su fuerza… se
vuelve grande, haciendo honor a nuestro nombre, y nos bendice, y nos
permite reconocer el rico pasado, el espléndido presente y el mejor de los
futuros.
¡¡¡¡VIVA SAN JORGE!!!!
Gema Pérez Lozano
0 comentarios:
Publicar un comentario