A MIS AMIGOS
DEL CIELO
Para
los familiares de
Antonio, Jacinto y
Vicente.
Éramos cuatro chavales
naturales de Alcalá,
que rondábamos sus
calles
desde el Parque
a la Salá
siempre alegres y
joviales.
Fueron los años pasando
y se fraguó
una amistad
que el tiempo
fue transformando
en auténtica hermandad.
Y ahora sufro
un desconsuelo
que destroza el
alma mía…
tres esquinas de
un pañuelo
mis tres grandes compañeros,
gente de clase
y hombría
honestos, buenos, sinceros,
los buscó la
Muerte fría
y se quedó
sin luceros
la noche de
Andalucía.
Vicente Ramírez Puerto,
hombre joven todavía,
cayó para siempre
muerto
por el mal
que padecía.
Hace poco tiempo
a Antonio
mi primo, Lozano Coca,
otro maldito demonio
quebró su salud
de roca.
Y ahora, hace solo
un día,
tras decirme que
marchaba,
Jacinto Pérez García
con rapidez nos
dejaba…
mientras la nieve
caía.
Suenan tristes las
campanas
del altivo campanario
y detrás de
las ventanas
se oye el
rezo del rosario …
Los ángeles con
sus cantos,
transitan por los
caminos
que llegan hasta
Los Santos,
como tristes peregrinos.
Está triste el
Santuario.
Lloran los verdes
olivos
y gime con pena el
Lario,
porque ellos no
están vivos.
Por las veredas
del viento
mis hermanos andaluces
clavaron con sentimiento
las tres más
preciadas cruces
que adornan el
firmamento.
¿Por qué el
Todopoderoso
os reclamó tan
temprano
a Su recinto
Glorioso…
si erais el
ejemplo sano,
de lo
bueno y generoso
que existe en
el ser humano?.
Son cosas que
El solo sabe.
Pero siendo
Dios de Amor,
¿por qué me
mandó esta nave
tan cargada de
dolor?.
Solo me queda
el consuelo,
que me dona
la certeza,
de saberlos en
el Cielo…
con la bondad
y firmeza
con que pisaron
el suelo.
Francisco Teodoro Sánchez Vera
Roma 26-2-18
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