Tres mensajeros, tres promesas y un misterio
Domingo 4º de Adviento. Ciclo B
Primer mensajero (Natán) y primera promesa (a David)
Al final de numerosas aventuras, David se ha convertido en rey del Norte y del Sur, de Israel y Judá. Ha conquistado una ciudad, Jebús (Jerusalén) que le servirá de capital. Se ha construido un palacio. Y ahí es donde comienzan los problemas. Mientras se aloja cómodamente en sus salas, le avergüenza ver que el arca de Dios, símbolo de la presencia del Señor, está al aire libre, protegida por una simple tienda de campaña. Decide entonces construirle una casa, un templo. El profeta Natán está de acuerdo. Dios, no. Será Él quien le construya a David una casa, una dinastía. A su heredero lo tratará como un padre a su hijo. “Tu casa y tu reino durarán por siempre en mi presencia; tu trono permanecerá por siempre”.
Lectura del segundo libro de Samuel
7,1-5. 8b-12. 14a.16
Cuando el rey David se estableció en
su palacio, y el Señor le dio la paz con todos los enemigos que le rodeaban, el
rey dijo al profeta Natán:
̶Mira, yo estoy viviendo en casa de cedro, mientras el arca del
Señor vive en una tienda.
Natán respondió al rey:
̶Ve y haz cuanto piensas, pues el Señor está contigo.
Pero aquella noche recibió Natán la
siguiente palabra del Señor:
̶Ve y dile a mi siervo David: "Así dice el Señor: ¿Eres tú quien me va a construir una casa para que habite en ella? Yo te saqué de los apriscos, de andar tras las ovejas, para que fueras jefe de mi pueblo Israel. Yo estaré contigo en todas tus empresas, acabaré con tus enemigos, te haré famoso como a los más famosos de la tierra. Daré un puesto a Israel, mi pueblo: lo plantaré para que viva en él sin sobresaltos, y en adelante no permitiré que los malvados lo aflijan como antes, cuando nombré jueces para gobernar a mi pueblo Israel.Te pondré en paz con todos tus enemigos, te haré grande y te daré una dinastía. Y, cuando tus días se hayan cumplido y te acuestes con tus padres, afirmaré después de ti la descendencia que saldrá de tus entrañas, y consolidaré el trono de su realeza. Yo seré para él padre, y él será para mí hijo. Tu casa y tu reino durarán por siempre en mi presencia; tu trono permanecerá por siempre."
Segundo mensajero (Gabriel) y segunda promesa (a Israel)
El
anuncio de Gabriel a María es como un cuadro que solo comprendemos bien cuando
lo comparamos con otro que representa la escena anterior del evangelio: el
anuncio de Gabriel a Zacarías. Entonces, contemplando las diferencias, captamos
mejor su mensaje.
[El cuadro de la anunciación a María en la página siguiente, tan distinto del de Fray Angelico, es de Henry Ossawa Tanner, 1898.]
2) Gabriel se aparece a un anciano venerable, casado con una mujer muy
piadosa, los dos israelitas modélicos; luego Dios lo envía a una pareja joven, todavía sin casar, de los que no
se menciona ninguna virtud.
3) En el
primer caso, el protagonista es un varón, Zacarías; en el segundo, una
muchacha, María.
4) A
Zacarías se le aparece provocándole un miedo sagrado; a María la saluda con
palabras tan elogiosas que se siente turbada y sorprendida.
5) A los dos se anuncia el nacimiento de un
niño, pero con enormes diferencias entre ellos: Juan será un profeta, al estilo
de Elías, y su misión consistirá en preparar al pueblo; Jesús será un rey que
gobernará en la Casa de David eternamente. A menudo se pasa por alto el fuerte
contenido político de las palabras relativas a Jesús: «Será grande, se llamará
Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará
sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.» Si tenemos en
cuenta que «Hijo del Altísimo» no significa «Segunda persona de la Santísima
Trinidad», sino que es un título del rey de Israel, las palabras de Gabriel
repiten insistentemente la idea de la realeza de Jesús. Pero su reino no es
universal, se limita a «la casa de Jacob».
6) En ambos casos, el nacimiento parece
imposible: Zacarías e Isabel son ancianos; María no ha tenido relaciones con
José. [La traducción habitual: “no conozco varón” se presta a malentendido, ya
que María conoce a José, es su novio; lo que quiere decir es “no he tenido
relaciones sexuales con ningún hombre”.]
7) Ante esa dificultad, Zacarías pide una
garantía de que eso pueda ocurrir [algo que solo se percibe claramente en el
texto griego: kata. ti, gnw,somai tou/toÈ]; María se limita a formular una
pregunta: “¿Cómo puedo quedarme embarazada si no he tenido relaciones con un
hombre?” [pw/j e;stai tou/to( evpei. a;ndra ouv ginw,skwÈ].
8) En consecuencia, mientras Zacarías queda mudo hasta el día del nacimiento de Juan, María es la que pronuncia la última palabra: “Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.”
Lectura del santo evangelio según
san Lucas 1,26-38
En aquel tiempo, el ángel Gabriel
fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen
desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se
llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo:
̶Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú
eres entre las mujeres.
Ella se turbó ante estas palabras y
se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo:
̶ No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios.
Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús.
Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de
David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no
tendrá fin.
Y María dijo al ángel:
̶ ¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?
El ángel le contestó:
̶ El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te
cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios.
Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un
hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada
hay imposible.
María contestó:
̶ Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.
Y la dejó el ángel.
Tercer mensajero (Pablo) y tercera promesa (al mundo entero)
Pablo
no ha visitado todavía Roma cuando escribe su carta a los romanos. Pero tiene
una larga experiencia de apostolado y de reflexión. Sobre todo, ha tenido una
experiencia fundamental en el momento de su vocación: el Mesías Jesús no ha
sido destinado por Dios sólo al pueblo de Israel, sino a todas las naciones.
Lectura de la carta del apóstol san
Pablo a los Romanos 16,25-27
Hermanos: Al que puede fortaleceros según el Evangelio que yo proclamo, predicando a Cristo Jesús, revelación del misterio mantenido en secreto durante siglos eternos y manifestado ahora en los escritos proféticos, dado a conocer por decreto del Dios eterno, para traer a todas las naciones a la obediencia de la fe al Dios, único sabio, por Jesucristo, la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
El misterio
Desde David hasta Pablo se recorre un largo camino y la perspectiva se abre de modo asombroso: lo que comenzó siendo la promesa a un rey, más tarde un pueblo, termina siendo la promesa al mundo entero. Como dice la segunda lectura, esta es la “revelación del misterio mantenido en secreto durante siglos eternos”.
Tres reacciones a tres mensajeros
¿Cómo
reaccionan los interesados antes los mensajes que reciben?
La
respuesta de David no la recoge la lectura, pero es una extensa oración de alabanza y acción de gracias
por la promesa que Dios le hace (2 Samuel 7,18-29).
María
reacciona con aceptación y fe.
No imagina los momentos tan duros que tendrá que aceptar por causa de Jesús
(“una espada te atravesará el alma”) ni la cantidad de fe que necesitaría
cuando vea a su hijo criticado y condenado por terrorista y blasfemo.
La
reacción de Pablo, la que desea inculcar a sus lectores romanos, es cantar la sabiduría y la gloria de Dios a
través de Jesucristo.
Tres
reacciones muy adecuadas para vivir estos días previos a la Navidad.
Padre José Luis Sicre
Díaz, S.J.
Doctor en Sagrada
Escritura por el
Pontificio Instituto
Bíblico de Roma
0 comentarios:
Publicar un comentario