El arte de mostrar y de demostrar la verdad y la bondad de nuestras convicciones
José Ángel Gascón
Manual de
Argumentación
El ámbito de
lo razonable
Madrid, Plaza y Valdés, 2024
La
argumentación, ese arte y esa técnica pluridisciplinares que se estudian desde
diferentes perspectivas y en diversas asignaturas como la Dialéctica, la
Lógica, la Epistemología, la Retórica, la Ética, la Psicología y la
Lingüística, constituye en esta obra una actualizada y documentada explicación
que, en mi opinión, además de profunda, es práctica. Puede resultar útil a los profesionales
de la palabra: a los políticos, profesores, comunicadores y escritores que usan
los diferentes lenguajes para transmitir mensajes y, a mi juicio, también, a
los demás ciudadanos destinatarios de los argumentos y de las explicaciones que
pretenden mostrar y demostrar “verdades” teóricas o hacer “propuestas”
prácticas.
Recordemos
que en Grecia comenzaron a elaborar “argumentos” cuando los representantes de
los ciudadanos asumieron que ya no valía repetir los mitos y cuando advirtieron
la necesidad de demostrar sus propuestas para solucionar los problemas de los
ciudadanos. Así empezó la Democracia –el arte de participar-, la Filosofía –el
arte de pensar- y la Retórica- el arte de hablar-.
Como
todos sabemos, el empleo de argumentos adecuadamente formulados es
imprescindible para discutir y para acordar las soluciones de los problemas
comunes. Si ya Sócrates, Platón y Aristóteles explicaron que argumentar era el
procedimiento razonable y eficaz para solucionar los problemas de la sociedad,
en la actualidad, aún resulta más necesario para evitar que identifiquemos esa
actividad “compleja e imprescindible”, ese “ámbito de lo razonable”, con otras
tareas, también necesarias, pero diferentes como, por ejemplo, la
“información”, la “publicidad” y la “propaganda”. Este manual constituye, a mi
juicio, un instrumento valioso para que los diferentes profesionales
desarrollen las destrezas de argumentar, de defender y de refutar propuestas y,
también para que nosotros, los destinatarios, aprendamos a interpretar,
valorar, aceptar o rechazar las argumentaciones.
Si,
por su amplitud, profundidad y rigor, es una herramienta apta para los
profesionales de los discursos y para los estudiantes de las diferentes
disciplinas de la comunicación, estoy convencido de que, por su claridad, por
su actualidad y por su importancia, es –puede ser- una ayuda para todos los que
desean interpretar y valorar los mensajes que recibimos por todos los cauces de
comunicación e incluso para mejorar nuestras destrezas en las conversaciones y
discusiones con los compañeros y con los amigos.
José Antonio Hernández Guerrero
Catedrático de Teoría de la Literatura
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