viernes, 13 de junio de 2025

EL AMANECER DE UNA NUEVA ERA

 Una oportuna revisión histórica del complejo siglo XVI

Marina Münkler

El amanecer de una nueva era

El convulso siglo XVI

Barcelona, Crítica, 2025

                                                      

Por muy obvio que les resulte a quienes están habituados a leer relatos históricos no está de más que recordemos el hecho de que todos ellos están elaborados desde de la perspectiva personal de quien selecciona, analiza, interpreta y juzga los episodios. Esta advertencia es especialmente importante cuando se valora una obra que nos explica el siglo XVI –“el primer siglo de la “Edad Moderna”- en el que sucedieron unos cambios profundos y unas tensiones extremas que han sido contados de formas diferentes, parciales y, a veces, interesadas.

Marina Münkler, profesora e investigadora de literatura y de cultura alemana medieval y moderna en la Universidad técnica de Dresden, nos advierte, desde sus primeras páginas, cómo la palabra “Renacimiento”, inventada por los humanistas italianos, contenía una visión parcial y exclusivamente positiva porque estuvo asociada a esa fuerza emocional del “descubrimiento” tanto de escritos antiguos, como del ser humano y del nuevo mundo, y, por supuesto, que está conectada con los grandes artistas y escritores como Durero, Miguel Ángel, Tiziano, Shakespeare, Cervantes,  Maquiavelo o Bodin. Esas visiones optimistas a veces no tienen en cuenta que también se libraron guerras como, por ejemplo, contra los otomanos y las que se llevaron a cabo en las “conquistas” del Nuevo Mundo, que también podrían permitirnos que lo califiquemos como “un siglo de guerras”.    

La profesora Münkler explica con detalles y con claridad los tres grandes ejes de conflictos que caracterizan a esta centuria: el avance de españoles y portugueses hacia América y el océano Índico, la expansión del imperio otomano y la escisión de la cristiandad en dos bandos opuestos tras la Reforma Luterana. Resulta especialmente clarificadora la caracterización de los “descubridores” quienes, como Cristóbal Colón son “inspiradores” “audaces” y “perseverantes”, y los “conquistadores”, como Hernán Cortés, que son “codiciosos”, “brutales” y “crueles”.

A mi juicio, es oportuna la claridad y la precisión con la que detalla cómo unas “certezas” teóricas se desvanecieron y el orden social se derrumbó tras los insultos y las calumnias que se entrecruzaron los católicos y los protestantes. Si esta obra es oportuna para contrastarla con algunos manuales que adolecen de visiones incompletas y parciales, es especialmente útil para informadores y críticos que, desde sus diferentes perspectivas ideológicas, con la mejor intención, se dejan llevar de unas fórmulas tópicas y simples que, en la actualidad, deberían ser revisadas y explicadas con claridad y sin “prejuicios” doctrinarios.

 

José Antonio Hernández Guerrero

Catedrático de Teoría de la Literatura

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