Una oportuna revisión histórica del complejo siglo XVI
Marina Münkler
El
amanecer de una nueva era
El
convulso siglo XVI
Barcelona, Crítica, 2025
Por
muy obvio que les resulte a quienes están habituados a leer relatos históricos no
está de más que recordemos el hecho de que todos ellos están elaborados desde
de la perspectiva personal de quien selecciona, analiza, interpreta y juzga los
episodios. Esta advertencia es especialmente importante cuando se valora una obra
que nos explica el siglo XVI –“el primer siglo de la “Edad Moderna”- en el que sucedieron
unos cambios profundos y unas tensiones extremas que han sido contados de
formas diferentes, parciales y, a veces, interesadas.
Marina
Münkler, profesora e investigadora de literatura y de cultura alemana medieval
y moderna en la Universidad técnica de Dresden, nos advierte, desde sus
primeras páginas, cómo la palabra “Renacimiento”, inventada por los humanistas
italianos, contenía una visión parcial y exclusivamente positiva porque estuvo
asociada a esa fuerza emocional del “descubrimiento” tanto de escritos
antiguos, como del ser humano y del nuevo mundo, y, por supuesto, que está
conectada con los grandes artistas y escritores como Durero, Miguel Ángel,
Tiziano, Shakespeare, Cervantes, Maquiavelo
o Bodin. Esas visiones optimistas a veces no tienen en cuenta que también se
libraron guerras como, por ejemplo, contra los otomanos y las que se llevaron a
cabo en las “conquistas” del Nuevo Mundo, que también podrían permitirnos que
lo califiquemos como “un siglo de guerras”.
La
profesora Münkler explica con detalles y con claridad los tres grandes ejes de
conflictos que caracterizan a esta centuria: el avance de españoles y
portugueses hacia América y el océano Índico, la expansión del imperio otomano
y la escisión de la cristiandad en dos bandos opuestos tras la Reforma
Luterana. Resulta especialmente clarificadora la caracterización de los
“descubridores” quienes, como Cristóbal Colón son “inspiradores” “audaces” y
“perseverantes”, y los “conquistadores”, como Hernán Cortés, que son “codiciosos”,
“brutales” y “crueles”.
A
mi juicio, es oportuna la claridad y la precisión con la que detalla cómo unas “certezas”
teóricas se desvanecieron y el orden social se derrumbó tras los insultos y las
calumnias que se entrecruzaron los católicos y los protestantes. Si esta obra es
oportuna para contrastarla con algunos manuales que adolecen de visiones
incompletas y parciales, es especialmente útil para informadores y críticos
que, desde sus diferentes perspectivas ideológicas, con la mejor intención, se
dejan llevar de unas fórmulas tópicas y simples que, en la actualidad, deberían
ser revisadas y explicadas con claridad y sin “prejuicios” doctrinarios.
José Antonio Hernández Guerrero
Catedrático de Teoría de la Literatura
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