La
exquisita sencillez de Tomás Nieto Crespillo 
                                               
A través de un compañero y amigo común acabo de
recibir la noticia del fallecimiento de Tomás a los 91 años, ese hombre sencillo,
amable y de modales exquisitos, que nos llamaba la atención por no darse nunca importancia.
Esperanzado creyente en Jesús de Nazaret y en los seres humanos, estaba dotado
de una singular capacidad para conjugar la vida familiar con las actividades docentes
y pastorales. 
Su modestia, su sencillez y su generosidad nos han
demostrado el atractivo de unos valores fundamentales que pasan desapercibidos
pero que, a la larga, son reconocidos por casi todos nosotros. Encaró las
dificultades de la vida con vigor, afrontó las adversidades con fortaleza y
defendió sus convecciones cristianas con firmeza.
Su conducta, sus actitudes y sus palabras constituyen
unos estímulos fraternales para que compartamos la vida y una vacuna contra la
invasión del creciente sentimiento de desesperanza, de impotencia y de ansiedad
que, a veces, amenaza a muchos de los creyentes.     Estoy convencido de que el patrimonio más valioso y, si lo
administramos responsablemente, el más rentable, es la vida de estas personas
ejemplares que constituyen nuestros modelos de identificación. 
Si recordar es la forma humana de mantener con
nosotros la presencia de nuestros seres queridos, también es la manera
indispensable de seguir contando con el ejemplo de Tomás, y tratando de volver
a escuchar sus palabras y de agradecer sus estimulantes ejemplos. 
Además del dolor por su pérdida, reiteramos nuestra
admiración y expresamos nuestro de afecto, nuestra gratitud por su coherencia y
por su compromiso, y manifestamos nuestra alegría por haber convivido con sus importantes
experiencias. En este momento de dolor te agradecemos, querido Tomás, lo mucho
que hemos aprendido de ti. Tu modestia y tu sencillez nos han demostrado la
validez de unos valores fundamentales que pasan desapercibidos pero que, a la
larga, son reconocidos por casi todos nosotros.
Recuerdo las veces que hemos repetido que recordar es
la forma humana de mantener con nosotros la presencia de nuestros seres
queridos. Somos muchos los compañeros y amigos que acompañamos con pena a tu
esposa Charo y a tus hijas Verónica y Vanesa. Recordar tu vida es también una
manera de volver a escuchar tu voz. Descansa en paz querido Tomás.
José Antonio
Hernández Guerrero
Catedrático de
Teoría de la Literatura
 
 
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