Seguir pensando frente a la imposición de las ideas definitivas
Sexto Empírico
Escepticismo
Demoler
la filosofía
Madrid,
Hermida Editores
Frente
a quienes interpretan el escepticismo como la radical negación de la
posibilidad de alcanzar alguna verdad o, incluso, como el rechazo absoluto y
definitivo de cualquier nuevo conocimiento, esta obra explica de manera clara
el contenido de esa teoría filosófica que, incluso en algunos manuales
filosóficos, es definida de forma excesivamente simplista. No se trata, como
algunos afirman, de negar todos los conocimientos ni siquiera todas las
“creencias”, sino de valorarlas situándolas en sus contextos teóricos y en sus
momentos históricos. Si repasamos la historia llegamos a la conclusión de que,
no sólo en la Filosofía, sino también en las diferentes Ciencias, muchas
“verdades” asumidas como definitivas se han alterado tras nuevas
investigaciones. El “escepticismo” más que una teoría de verdades es una
cuestión de certezas.
A
partir de las reflexiones de Pirrón (360-275), quien mostró una “sabia
indiferencia” ante las afirmaciones “científicas” y “filosóficas” proclamadas
por pensadores de diferentes escuelas, el médico Sexto Empírico fue rechazando algunas
argumentaciones teóricas de las diferentes escuelas filosóficas asumidas como
únicas y definitivas: la platónica, la aristotélica, la epicúrea y la estoica.
Se movió, sobre todo, movido por el empeño de apoyar los conocimientos
exclusivamente en la “experiencia” sensible.
En
sus tres libros explica con claridad los presupuestos en los que se apoya el
escepticismo cuya finalidad es lograr la serenidad, ese estado de ánimo que es
la condición indispensable para disfrutar y para evitar el sufrimiento mediante
el cultivo de la indiferencia ante los problemas indisolubles. Con un lenguaje
bello nos proporciona unas estrategias “psicológicas” que, expuestas
con agudeza retórica, debilitan la adhesión a las propuestas dogmáticas y
generan la indiferencia. Con la finalidad de rechazar algunos de los contenidos
de la Lógica y de la Física, asume que los relatos inventados en cada sociedad
puedan ser válidos, más que por su verdad, por la tranquilidad que
proporcionan.
En
mi opinión, esta obra, además de la claridad con la que explica una teoría y
una práctica del conocimiento, resulta especialmente oportuna para analizar,
entender y valorar los argumentos y los recursos de quienes también hoy
pretenden imponernos sus ideas o sus convicciones de manera definitiva.
José Antonio Hernández Guerrero
Catedrático de Teoría de la Literatura
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