L O S V I E R N E S
¡¡Por favor no me los nombres!! . . .
los borraría si pudiera,
de mis recuerdos de niño,
pues
hieren mis sentimientos
y me llenan de tristeza.
Larga fila de personas,
muestra de la iniquidad
para varones y ancianas,
pobres de solemnidad;
almas
vivientes sin vida;
implorando una limosna,
los viernes
por la mañana,
de puerta en puerta en las casas
de los ricos de Alcalá.
Tiempos de gentes sin
nada,
sin protección estatal,
que malvivían cada día
esperando que el siguiente
hubiese una peonada
que aliviara
a la familia.
Por fortuna su destino
llegó el día que les
cambió,
y encontraron el camino
del trabajo
y
el
honor;
llegaron años de bienes,
y olvidaron para siempre
aquellos malditos viernes;
y
el hambre y la sumisión,
que mi memoria
retiene.
La pena fue que su pueblo
no fue quien los liberó
dándoles trabajo digno,
médicos y
educación.
Tuvieron que abandonarlo
marchando a tierras
extrañas
con sangre en el corazón,
y guardando
en
sus entrañas
el rincón donde nacieron.
Llorando porque sabían;
no
eran aves migratorias;
que el viaje solo
era de ida,
no había billete
de
vuelta.
La mayoría
se murieron
sin retornar a su tierra.
Fco. Teodoro Sánchez Vera - 2012
Cuaderno
Añoranzas
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