Por
las calles de Alcalá
va luciendo su figura,
arreglá pero informá
sin perder la compostura.
Pausados los andares,
inocente la mirada,
apacible su talante,
transparente y confiada.
Achinados los ojillos,
los mofletes sonrosados,
la nariz respingoncilla,
y sobre su pelo una flor
que le sienta de maravilla.
Estampado su vestido
o una falda de lunares
holgados hasta el tobillo
que disimulan su talle.
Su cuello lo
va adornando
con dos vistosos collares
y en su pecho un corazón
que de grande no le cabe.
-¿Y adónde vas con disfraz?
-Al Carnaval.
¿Y adónde vas tan contenta?
-A la Feria.
-¿Y adónde con la toalla?
-A la playa.
-¿Y adónde ya sin temor?
-De excursión.
-¿Y con quién irás?
-Con mi Juan.
Al campo me
iré,
al mar o a la
sierra,
de noche o de día
me iré donde sea.
Que quiero vivir de prisa
el tiempo que queda,
que quiero sentir el viento
que todo lo seca
y se cierren las heridas
que me quedan abiertas.
Que quiero ver el Sol
y mirar las estrellas,
que ya perdí bastante
por esas veredas.
-¡Pero,… mamá, ¿qué te queda?
-¡Ya voy, hijo, ¡¡La pamela!!
“Ana, sigue viviendo,
Ana, no te entretengas,
que el viento y el Sol,
luceros y estrellas
harán de tu invierno
feliz primavera.
Porque eres buena y sencilla
y eso en la cara se nota,
sigue viviendo tu vida
Ana Jiménez “La Hinojota”.
Francisco Gil García
16 de mayo de 2013
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