En
los años 40, los Reyes Magos de Alcalá eran los carpinteros. Los niños no
teníamos muchas opciones para elegir, pero los carpinteros alcalaínos eran
auténticos artistas, tanto para elaborar juguetes para los niños como para las
niñas. El más célebre era Juan Barea. Durante todas las Navidades, los chavales
nos parábamos en la puerta de su carpintería y veíamos cómo creaba auténticos
milagros convirtiendo la madera en carritos, carretas, cochecillos, camiones,
caballos, toros, casas de campo, animales domésticos, pájaros, borriquillos,
pelotas… Para las niñas hacía cocinitas, sillas, camitas, muñecas y los instrumentos
para cocinar y comer; la cuerda para la comba, y los juegos de mesa, como el
parchís y la oca para casa. Cuando llegaban
los Reyes, ya sabíamos lo que queríamos.
Poco
a poco fueron llegando juegos más sofisticados. Generalmente llegaban de
Gibraltar, de Cádiz y de Chiclana -las célebres muñecas-. Eran para los más
pudientes. Pero las artesanías de los carpinteros alcalaínos las preferíamos
los chavales, porque eran fuertes, sencillas y duraban más tiempo. Recuerdo los
palos con cabeza de caballo de cartón, los patines con ruedas, los carritos
para tirarnos por las cuestas de Alcalá…
La
bicicleta llegó más tarde. Venían de Gibraltar y la vendían en La Línea de la
Concepción. Eran fuertes y altas y la traían los hombres que entraban a
trabajar. Las más célebres eran las “Rouge”. El ejército inglés las renovaban
cada año y las pujaban a precios económicos. Los mecánicos de La Línea las
reciclaban y las vendían baratas.
Por
aquellos años, no salían cabalgatas. Eso vino después, en la década de los 80,
cuando los socialistas abrieron la verja. La cabalgata de Gibraltar era muy
vistosa y entraban muchos campogibraltareños para verlas, comprar juguetes
modernos para sus hijos y pasar contrabando. Inmediatamente se organizaron las
cabalgatas en los pueblos de la bahía de Algeciras y de la Sierra.
Actualmente,
“los progres” quieren borrar la tradición de los Reyes Magos y aducen que a los
niños no se les deben echar mentiras con fábulas como la de los Reyes Magos.
Pero lo de los Reyes Magos no es una fábula, es una tradición histórica que
consta en el Nuevo Testamento, como sabemos por los Evangelios. En todo caso,
la fantasía es una cualidad del alma que la ejercitan los poetas, los líricos,
los narradores con sus géneros literarios, los creadores de cuentos con sus
estímulos para enseñar verdades.
Los
carpinteros de Alcalá, como Juan Barea, sabían que la sabiduría llegó a través
de las manos y no de la mente, imitando la realidad y asimilando lo que los
hombres han descubierto con el paso de los siglos en la misma naturaleza. De
Alcalá han salido muchas personas ilustres e ilustradas, que han difundido su
sabiduría por España, por América y por todo el mundo. Y los niños no perdimos
por eso la inocencia ni pusimos en duda la fantasía que nos dejan cada año los
Reyes Magos. Las mentiras llegan por otro camino y con otras intenciones.
JUAN LEIVA
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