El rojo se ha
dormido
detrás del
verde olivar
en el
horizonte hundido,
la luz el
mundo ha perdido,
cielo y
tierra, campo y mar.
Se lo tragó el
horizonte
por donde
acaba la mar,
se perdió cual
polizonte
hasta mañana y
el monte
volvió de nuevo
a alumbrar.
El mundo
perdió su vida
y el disco su
resplandor
y en la
almohada dormida
queda mi alma
adormecida
quizás en
sueños de amor.
La oscura
noche adormece
la diaria
actividad
la lucha
desparece
y la ilusión
ya se mece
en hilos de
inmensidad.
Sigue, oh sol,
descansando
en otros
mundos lejanos,
sigue también
alumbrando
a otras gentes
que, labrando
la Tierra
están con sus manos.
Alumbra del
mar lo profundo,
calienta las
nieves eternas,
le da la luz a
las cavernas
y
escondiéndose del mundo
se apaga como
linternas.
Alcalá, 13 de enero de
2014
José Arjona Atienza
0 comentarios:
Publicar un comentario