Pregón. Fiestas de San Jorge. 2015
Alcalá de los Gazúles
Los árabes tenían
por costumbre cuando hacían una alfombra, o cualquier otra cosa, dejar algún
defecto en señal de respeto hacia Dios. La perfección es sólo un atributo suyo.
Esperemos por ello que salga en esta charla alguna cosa mal, en señal de
respeto hacia el que está en lo Alto.
Ilustrísimo señor
Alcalde.; distinguidos Concejales; autoridades militares y religiosas;
predecesores en el pregón; Hermana Mayor del Beaterio; señoras y señores; amigos todos:
No hay título más
distinguido que el de alcalaíno, ni amor más profundo que el que siente uno de
ellos por la gente de su pueblo, sus paisajes, sus calles y su historia. Es un
honor muy grande pregonar ante todos la gracia y alegría de sus gentes, la
nobleza de su pasado, la belleza de sus calles y campos, el talento de sus
escritores en este pregón de las fiestas de San Jorge del año 2015.
El primer pregonero
de las fiestas patronales de San Jorge fue Fernando Toscano Puelles, tío abuelo
del presente alcalde D. Julio Toscano Gómez. Fue hombre de gran erudición, de
la que se burlaba su sobrino Andrés Mariscal Toscano, diciendo: “si por cada
cosa inútil que sabe le dieran una peseta sería millonario!” Lo cierto es que
su enorme cariño por Alcalá, que aún le debe un homenaje, su incansable labor
de investigación y su cuidada dedicación a la escritura han legado a nuestro
pueblo libros esenciales para conocer su historia:
Sáinz
de Andino : el hacedor de leyes
(Diputación Provincial de Cádiz, 1987);
Historia
de la Congregación-Beaterio de Jesús, María y José (Diputación Provincial de Cádiz,
1988);
Guía
breve de la Iglesia parroquial de San Jorge en Alcalá de los Gazúles (Cádiz,
1990);
Las
escuelas profesionales de la Sagrada Familia en Alcalá de los
Gazúles (Asociación
de Antiguos Alumnos Escuelas Sagrada Familia, 1995).
Entre éstos hizo
muchas aportaciones a la genealogía y a la heráldica (no en vano era professor
del C.S.I.C. en esta materia.)
Era un hombre culto
que hablaba con notas al pie de página pero que para otros aspectos prácticos
de la vida era una calamidad. “Tú siempre has hecho lo más difícil, Fernando,”
le decía su primo Ignacio. “Primero, te metes a sacerdote jesuita que son los
que más estudian, hasta tienen dos carreras. Después dejas los hábitos. Te
casas, y después no te divorcias sino que consigues que te concedan la nulidad
del matrimonio que es mucho más difícil. Y ahora te compras una casa en la
calle Real y eso sí en el cuarto piso y sin ascensor, tú que apenas puedes
andar.”
Yo siempre lo
recordaré como aquel joven postulante a jesuita de la Facultad de Teología de
Cartuja en Granada, que dijo su segunda misa en Alcalá y dio un memorable
banquete en el convento para celebrarlo. En los 7 años que mi familia vivió en
Granada lo vimos con frecuencia y yo ayudé como monaguillo (es la única vez que
lo he hecho) a una misa que ofreció en la iglesia de S. Isidro por el alma de
mi abuelo Mariano, recién muerto.
En mis 5 años
madrileños, que siguieron a la etapa granadina, procuré restaurar la relación
entre mi padre y él, resquebrajada por el asunto del abandono de la vida
clerical y su matrimonio. A partir de entonces a medida que pasaban los años la
relación se hizo cordial, como solía serlo desde la niñez de ambos. No en vano
compartían los 7 primeros apellidos (cosas de la endogamia en los pueblos).
Hace unos 25 años,
una noche de invierno, se hallaban Fernando, mi padre, Luis, mi tío Angel y mi
hermano Mariano (los tres primeros se
han muerto, Dios los tenga en su Gloria) en sendos butacones al amor de la mesa
camilla, cuando tío Fernando les explicó: “Me han nombrado pregonero de las
fiestas de San Jorge y tengo escrito el pregón. ¿Os importa que os lo lea? Así
me puedo hacer una idea…”
“¡Claro, claro! ¡Empieza!”
Con el calorcillo de
la copa y el murmullo de la voz empezaron los más viejos a dar cabezadas de
sueño. Primero mi tío Angel y después sin ningún empacho mi padre, que
acompañaba su dormitar con moderados ronquidos. Mi hermano Mariano, para
compensar, abría los ojos desmesuradamente y asentía más de lo necesario con la
cabeza a todo lo que se leía.
---“Menos mal que
tengo la piel muy dura y no me desanimo” decía con una sonrisa comprensiva tío
Fernando.
Al terminar la
lectura se hizo un momento de silencio, que despertó a mi padre que tras
restregarse los ojos opinó: “Mira, Fernando, está muy bien … pero quizás un
poquito largo.”
Cuando vea a alguien
dar cabezadas le haré una poda a mi plática.
Ya anciano e
impedido me procuró amistad con don Manuel Ravina, Director del Archivo
Histórico de Cádiz, donde dí una charla y presenté un libro en un acto
presidido por Bibiana Aído en su función de Delegada de Cultura.
Como la ilustre
Concejala de Cultura Zulema Sánchez Bazán me ha invitado por ser oriundo de
Alcalá, me veo obligado a admitir que soy (como dirían los mexicanos) “un
fuereño” ya que nací en Sevilla, eso sí,
por un error administrativo. Yo debí nacer como cuatro de mis hermanos en
Alcalá, como ellos ayudados por María la Partera o Pepe Moreno. Mi padre,
abuelos, bisabuelos, tartarabuelos hasta la sexta generación nacieron todos en
Alcalá de los Gazúles, todos ellos agricultores y ganaderos hasta llegar a mi
padre, y por la rama femenina muchos más. Luis Toscano Puelles, Mariano Toscano
Delgado de Mendoza, Pedro Toscano Dalmau, Pedro Toscano García, Pedro Toscano
Caballero y Pedro Toscano Vides, procedente de Trigueros, que se casó aquí en
este altar el 30 de junio de 1787 con Margarita Caballero del Río, y fue
Regidor del Ayuntamiento y Administrador de bienes estancos del rey. Fue el primero de la lista que llegó al
pueblo.
Para los que no
estén informados les diré que mi abuelo Mariano Toscano Delgado de Mendoza y el
bisabuelo del presente alcalde, D. Julio Toscano Delgado de Mendoza, fueron
hermanos.
Hasta hace dos años
no he tenido el gusto de estrechar la mano del ilustre alcalde de Alcalá, D.
Julio Toscano Gómez; como ya les digo soy un emigrado. Cierto es que en mi
juventud mantuve una buena amistad con los cuatro hermanos Gómez Armenta, María
José, Antonio, Inés Mari y Paco, y aún me suelo tomar un refresco con Antonio y
María José cuando tengo la suerte de venir a Alcalá.
Debo al tesón y la buena voluntad de Jesús Cuesta
Arana, que me aprecia más de lo que valgo, y que ha propuesto mi nombre
insistentemente, y a la discreción de
los concejales de Alcalá que han acordado invitándome poner el acento en ese
Alcalá de fuera, de los oriundos, que ha aumentado en los últimos años al doble
(unos 10.000) del número de alcalaínos que hoy día residen en el pueblo (unos
5.000) Hay dos Alcalás fuera y una dentro.
Si me apuran, de estos 5000 muchos tienen casa en Jeréz, Cádiz o
Sevilla, y mantienen otra en Alcalá. Tanto unos como otros llevan este pueblo
en las telas del corazón. Más los primeros, los ausentes, porque la llevamos en
el recuerdo y en la nostalgia, y todos sabemos que los poemas de amor son
siempre canciones de ausencia.
Cuentan de un
político que en su afán de ganar votos prometió al ayuntamiento de un pueblo:
“Les voy a hacer a ustedes una carretera para que vayan a la capital.” Un concejal
le hizo notar: "Mire usted que ya tenemos una carretera para ir a la
capital.”
“Sí, -contesto el
visitante,- pero la tienen ustedes sólo de ida.”
Va por ello este
pregón dirigido también al Alcalá de fuera, para que se unan a los de dentro en
la alegría del reencuentro en las fiestas de San Jorge, en la evocación del Alcalá
de antaño para cantar la belleza de sus campos y la alegría y encanto de sus
calles y de sus gentes. Es una exhortación para que se construyan carreteras de
vuelta.
El Alcalá del que yo
les puedo hablar es el de mi abuelo, de mi padre, y el mío propio, vivido y
leído en la distancia.
Mi padre, nacido y
criado en Alcalá, siguió a la familia a Sevilla cuando mi abuelo vendió la casa
en que vivían al Ayuntamiento con la intención de que sus hijos estudiaran
carreras universitarias. Era en la época de la República, los vientos soplaron
con fuerza y el aparcero dejó de pagarles el arrendamiento que les permitía
alquilar la elegante casa de la calle San Pedro Mártir. Tuvieron que embalar
los muebles y como habían vendido la casa del Ayuntamiento se metieron con
ellos en el cortijo de la Joya, haciendo de ella el cortijo mejor amueblado del
contorno. Allí pasó mi padre dos años que siempre recordó con cariño. Llegó la
Guerra y mi padre acabó las últimas asignaturas de la carrera en las
trincheras, gracias a la insistencia de su hermano Mariano que estaba con él.
“Estudia que te falta muy poco.” “Pero si no sabemos si vamos a salir vivos de
esto.” Mi abuelo malvendió la Joya y sus ingresos quedaron reducidos a las
tierras que mi abuela tenía en Santa María y en la Carretera de los Santos,
donde sembraba habas, trigo y garbanzos, su aparcero Manuel Gutiérrez, hoy el
hombre más longevo de Alcalá, acompañado de María Ramona y su hijo Agustín.
El Alcalá de mi
abuelo
Mi padre se ganó el
pan como funcionario del cuerpo de justicia, y con eso y con las pequeñas
herencias de tíos y abuelos sacó adelante a una familia preconciliar de 12
hijos y a todos nos dió estudios. Aunque llevara el campo en la sangre y en el
corazón, cuando admirábamos la belleza de las tierras de Alcalá nos decía:
“Véis ésos montes, pues dan menos dinero que una carrera. Así que … a
estudiar.” Pero hasta que me hice un hombre nos trajo a pasar todos los veranos
a Alcalá donde disfrutábamos de lo que llamábamos el campo de la abuela, de la
era de trigo que vigilaba de noche un hombre que se llamaba Jeromo, de echarle
alguna “varilla” a Juanillo Cabrera con la yegua o acompañarle con la burra a
llevar los cántaros de agua en la fuente de Repeta. También llevábamos, y
éramos dos chiquillos, a abrevar el ganado al río Barbate, cerca del cortijo
que había sido de mi bisabuela y ahora
lo era de mis tíos abuelos el tío Antonio Puelles y la mujer más desgraciada
del mundo, mi tía Luisa, cuyos 5 hijos murieron uno a uno, en plena juventud,
de tuberculosis: (Isabel, Francisquita, Jaime, Antonio, Pura). Cuando yo era
chico vivía en la calle Real. Por la cañada uno de los Alconchel, Gil, hacía gala de su habilidad como jinete
obligando al caballo a arrodillarse o tumbarse en el suelo.
Tres años desde San
Roque, donde mi padre era director de la prisión, 5 desde Tánger, donde fue
director de la prisión del Territorio Internacional de Tánger, y 7 desde
Granada, donde dirigió la prisión provincial, venía la familia en invierno y en
verano a pasar las vacaciones en Alcalá. Yo he seguido haciéndolo 50 años
más, muchos dos o tres veces, aunque en
visitas más cortas que se ajustaban a mi realidad.
El viaje en la
Valencianita de Algeciras a Alcalá es inolvidable por su belleza. Se tomaba el
autobus en la Marina, muelle donde fondeaban barcos de enormes bombillas, que
salían a pescar de noche, y donde se reunían manchas oscuras que se movían
cargadas de bultos. Muchos de ellos eran colocados encima del autobús de formas
redondeadas hasta que no cabían más, sujetos con cuerdas y toldos en un ritual
que prometía un viaje por lugares misteriosos y de resultado incierto. Con bufidos y rugidos de increíble esfuerzo
se adentraba entre chaparros y lajas de piedra gris y verde musgo a la
conquista de esa carretera serpenteante y llena de cuestas que paraba en los
Barrios (que era entonces un mero lugar de paso) y en la Polvorilla, y en
multiples ocasiones para dejar a algún pasajero que vivía en el campo, o dejar
un bulto de estraperlo para que alguien, sin nombre ni rasgos, lo recogiera
junto a la cuneta. En la Polvorilla se tomaba el café y una rebanada de pan de
telera con manteca colorá. Cuando mi tocayo Nicolás el de la Valenciana lo
indicaba nos apresurábamos todos los pasajeros a subirnos en el autobús que con
tesón volvía a rugir para subir las pendientes.
La Montera, La
Bovedilla, Cara al Sol, las Casas del Castaño, el Jautor, el Rocinejo, donde se
cargaba el corcho y el carbón, en camiones que se bamboleaban, hinchados,
inciertos y airosos ocupando con plenos derechos la carretera y el campo que la
rodeaba. Los piconeros y los corcheros, con el fajín negro y las lonas tiznadas
como sus caras, saludaban afables. La Mata, Vega Blanquillla, el Lomo del
Judío, el cortijo del Canito, los llanos de la Pelea, la Palmosa, el Puerto de
los Areniscos y la Peña la Negra (¡qué paso tan bonito había entonces!) entre
poyetes y rocas hasta llegar a la Pastoriza. Al llegar a la revuelta del
ventorillo Ortega, como si se abriera un telón, quedaba al descubierto la
belleza hasta entonces oculta de este Alcalá de casas apiñadas, de baja altura,
hechas al gusto y medida de sus dueños y no de las constuctoras en masa.
Alcalá estaba
siempre escondida en su nido de mochuelos, golondrinas y de cernícalos y tan
sólo se desprendía de sus velos al llegar al ventorillo Ortega y al Puerto del
Levante. Entonces revelaba su belleza traspuesta llenando de alborozo la vista
y el corazón.
El Alcalá de fines
del XIX y principios del XX quedaba aislada con frecuencia por lluvias
torrenciales que destrozaban puentes o caminos de bestias sobre los que se
había echado alquitrán, del que se desprendía facilmente la piedra suelta.
Contaba mi abuelo
que era costumbre en el pueblo mandar a una criada a casa del vecino que había
venido de Cádiz. “Fulanita, quiero que me hagas un mandado. Vete a casa de
María Montes que ha traido la hora de Cádiz.” El último viajero a la Isla traía
la hora de Cádiz y de ese modo los
relojes desajustados podían ser puestos en hora en sincronía con la capital.
Para mover la copa,
hecha de picón y cisco, los hombres anunciaban que iban a meter la cabeza
debajo de las faldas de la mesa camilla, para que las mujeres tuviesen tiempo
de juntar las piernas, que buscaban el calor del fuego, y con frecuencia
cuajadas de cabrillas, diciendo:
"Ave María Purísima”. Me han contado que había alguno que metía la
cabeza primero y después decía: "Ave María Purísima”.
El cine llegó por
esas fechas a Alcalá. Era una cosa nueva, muda, y que por no tener nombre
dieron en llamarlo “Los cuadros” Mi abuelo convidó a un hombre de campo amigo
suyo “¿Paco, te vienes conmigo a ver los cuadros? Dicen que es muy interesante.”
“ Ya l’ha visto” contestó su amigo. Ya lo he visto quería decir que ya sabía lo
que era y no pensaba ir nunca más a verlo. Que lo daba por hecho.
Con el tiempo
llegarían a haber en Alcalá cuatro cines, el Gazúl Cinema, el cine Avenida, que
veíamos gratis desde el monte Sarria, el cine Maravillas, de los Visglerio,
éstos sólo de verano, y el cine Andalucía, de los Gómez, en el que los
alcalaínos aprendieron el Charleston “Madre comprame un negro” o “Madre,
comprame unas botas que las tengo rotas de tanto bailar.”
Decidieron arreglar
la carretera de Alcalá a Medina y peritos e ingenieros descansaban y discutían
distancias en la Peña de Cazadores que regentaba el Café Nuevo, donde se podía
leer el periódico sujeto con unas varillas largas de madera para que nadie se
lo llevara. “Pues yo he medido con el teodolito la distancia de la torre de San
Jorge a la torre de Santa María de
Medina y si tenemos en cuenta la hipotenusa del triángulo, de Alcalá a Medina
hay 30 kilómetros.” Otro decía 26. Uno de los contertertulios, hombre de campo
y café de maquinilla, meneando la cara tostada por el sol sentenció
despaciosamente, “Con ` potenusa ` o sin `potenusa` tres leguas.”
Otro día en la
patronal, que también le decían al casino, se presentó un hombre furioso porque
le habían robado un caballo y acaloradamente amenazaba para que todo el pueblo
se enterara y entre ellos el ladrón. “Miren ustedes que voy a hacer y voy a
acontecer lo mismo que hizo mi padre.” Y volvió varios días con la misma
cantinela, pues el caballo no aparecía. “Miren ustedes que voy a hacer y voy a
acontecer lo mismo que hizo mi padre.” “¿Y que es lo que hizo tu padre?” “Pues
irse andando.”
Como mi abuelo en su
vejez pasaba muchas horas con jugadores de dominó que cantaban victoria dando
un golpe sobre el mármol con la ficha: “El seis doble”, para que todos los del
casino participaran en el juego, mi abuela a veces mandaba a Juana, vestida con
su toca de lana negra y con flecos para que le pidiera doscientas pesetas para
hacer los mandados en la plaza. Mi abuelo sacaba una cartera hinchada que
mantenía cerrada con una goma elástica y le decía “Aquí tienes. Veinte duros es
todo lo que tengo.” Cuando Juana venía toda compungida con tan solo la mitad
del dinero mi abuela la consolaba. “No te preocupes. En realidad son veinte
duros lo que nos hace falta, pero yo siempre le pido el doble porque lo conozco
y se que me va a dar la mitad.”
También en lo que
hay de una acera y otra de la Peña de Cazadores al Café Nuevo, que cruzaban los
camareros con bandejas de sifón y zarzaparrilla, y que ántes se llamó Plaza de
los Montes de Oca, le pasó lo siguiente a un médico que había en Alcalá, que
tenía el título con todas las de la ley, pero que por su situación económica
núnca había ejercido la medicina. Dejaron caer dos bombas en Alcalá y a un
hombre le dió un ataque al corazón. El
médico, que estaba al lado, apoyado de pies y manos apenas se podía levantar y
gritaba desaforado: “¡Que llamen a un médico! ¡Que llamen a un médico!” Debía
ser pariente de un Puelles alcalaíno, que tenía la farmacia de las columnas de
la calle de San Francisco en Cádiz y vivía justo en el piso de encima. Estando
muy grave en el lecho de muerte le decía a su mujer, “De lo de abajo, nada.”
Cuando el verano
llegaba a su fín, las despedidas eran tristes, pues nos decía mi abuelo. El año
que viene, cuando vuelvan ya no estaré por aquí. Ya estoy muy viejo y me
habré muerto.” Su hijo Mariano le
respondía. “Por qué no se espera usted
un poquito y nos vamos para allá todos juntos.”
Velatorio de mi
abuelo según Pedro Puerto el de la ferreteria
Pedro Puerto el de
la ferretería o el comercio, pues al
final vendía de todo, que estaba junto a la iglesia de la Victoria, me contaba
que estuvo en el velatorio de mi abuelo Mariano con Pepe Moreno, el médico que
tantos años cuidó a los alcalaínos. Temía mi abuelo que lo enterraran vivo y se
consiguió, por encargo expreso suyo, que se retrasara un día más de lo habitual
el sepelio, para asegurarse.
El velatorio tuvo
lugar en la calle Real 56 y para evitar que al tercer día empezara a oler el
cadaver insepulto le colocaron al muerto encima de la barriga un plato con toda
la sal que había en la casa. En Norteamérica del Norte existe entre los judíos
e irlandeses la costumbre de dar de comer a los que asisten a funerales o
velatorios. “El muerto al hoyo...” En Alcalá no, pero con tanta gente el
bullicio se extendía por todos los rincones de la casa y el velatorio se
prolongaba. Huyendo de los rezos se refugiaron en la cocina Pedro y Pepe a esa
hora en que a todos nos entran ganas de comer y vieron un un lebrillo unos
tomates recién cogidos, colorados y puestos en pirámide. “Que buenos estarían
con un poquito de sal. Mira a ver donde está la sal.”
Uno de ellos se
acercó sigilosamente a por ella.
Fuego en el Monte
Abajo.
Viniendo de Casas
Viejas una noche de verano vimos que en el Monte Abajo, finca poco antes
heredada por mis primos de su padre Diego Romero, se había declarado un fuego
en la cuneta que empezaba a extenderse por el monte. Mi hermano se saltó las
alambradas y con un palo y un saco intentó apagar las orillas de las llamas
menos peligrosas. Pensando que un coche de bomberos podría fácilmente apagarlo antes
de que se convirtiese en una catástrofe, me metí en el coche, y con el
acelerador pisado hasta el fondo, subí hasta la Alameda. En esa época las
rondas nocturnas de los empleados se hacían a pié. El jefe de la Policía
Municipal Pepe Puerto Gallego se paseaba tranquilamente cerca del reloj, sin importarle
las horas. Sería por los años setenta. Con voz entrecortada y presurosa empecé
a contarle el caso:
- “Hay un incendio
en el Monte Abajo que puede aún atajarse.”
- Me interrumpió,
“¿Tu eres sobrino de Diego Romero?”
- “Si, señor, pero..
¿hay en Alcalá coche de bomberos? Un incendio…”
- “Si que lo hay.
Pues … yo era muy amigo de tu tío y nos tomamos muchas copas juntos.”
- “Ya lo sé, los he
visto juntos muchas veces. Donde está el garaje del Cuerpo de bomberos?”
- “El coche lo
tienen en la Plaza Alta.”
- “Y los bomberos?”
- “Bomberos solo hay
dos.”
- ”Dónde puedo
encontrarlos a estas horas de la madrugada?”
- “Uno estará en una
taberna que hay en el San Antonio y el otro… Pero por allí hay algún pozo?
Porque usted sabe el camión hay que llenarlo de agua en algún sitio.”
Yo, que veía que la
cosa era más difícil de lo que pensaba quise salir corriendo hacia el San
Antonio, pero Pepe Puerto me detuvo:
- “No corra, por ahí
viene uno de ellos, bajando por la calle los Pozos.”
Así era un hombre
con la gorra calada bajaba sin bullas por la acera y yo quise correr hacia él,
pero el municipal me detuvo.
- “No, a ese no le
diga usted nada, que el que entiende es el otro.”
Real 56
La Valencianita, que
después supe llevaba y traía españoles por las carreteras del Protectorado
Español de Marruecos, de Tánger a Larache, Tetuán, Chefchauen, Ceuta, Melilla y
Alhucemas, nos llevaba y nos dejaba desde ese garaje de enormes portalones
junto al bar de la Pará, frente al monte Sarria y a donde tenían sus garajes
los coches negros, con estribos y transportines de Fernando Muñóz. Allí se
producía el trasiego de la bajada de los bultos, que iban amarrados encima del
vehículo, y poco a poco eran recogidos por sus propietarios. Mi abuelo, con los
prismáticos ya estaba oteando desde el balcón de Real 56 (hoy 6) la llegada de
“la diligencia” como él la llamaba. Cuando yo ofrecía a mi padre llevar alguna
de las maletas, él me decía:”Déjala que las lleve el Cucano. El se gana la vida
de ese modo.”
La subida, para
acortar, se hacía no por la Cuesta sino por el Río Verde, el verdadero, no el
de hoy. Se pasaba al llegar a él por delante de la casita de Carmen la
Pichorta, del corralón donde vivía Maria Dolores, su hermana, enfrente de donde
se criaron los Pizarro, la casa desde donde oteaba al que pasaba desde lo más
alto de unas escaleras inverosímiles Mercedes la estraperlista, la casa/tienda
de la Moñicli, que se enfadaba cuando íbamos a comprarle bolas de barro:”De
todas las tiendas de Alcalá teníais que venir aquí a la hora de la siesta.”
Tras mirar de refilón el callejón donde se ahorcó Luis el empleado, por donde a
veces salían fantasmas, subíamos por el callejón de la Botica mirando con
cariño y con temor el patio donde cosía Francisca Montes de Oca y donde tuvimos
alquilada un verano una casita. Yo conozco por dentro mil casas de Alcalá, pues
cada verano alquilábamos una distinta. En aquellas piedras cayó muerta María
Blanco, que se tiró desde la azotea de la casa de Andrés Mariscal.
Tras los besos a mis
abuelos y tías algún tío menos dado al besuqueo nos decía:”Bueno este beso es
para todo el verano.”
Mi abuela nos
mandaba inmediatamente a saludar a sus amigas para que vieran lo guapas que
eran las nietas y lo bien asemejados que éramos los nietos.
Maria Pizarro, en el
carril de la calle Osorio, una de sus mejores amigas, a la que llegábamos tras
subir unas escalerillas, nos llenaba de besos, Pepita la del teléfono y su
madre venían después. La seguía la tía Luisa Puelles, la mujer mas desgraciada
del mundo. Pepita la del teléfono interrumpía un momento su labor, se quitaba
los auriculares, nos abría una especie de barandilla de comulgatorio que
separaba la centralita del público y de las cabinas. Nos llevaba a un cuartillo
del fondo donde una ancianita, su madre, nos comia a besos. Una vez que mi tío
Mariano fue a poner una conferencia tuvo que esperar mucho tiempo para que
consiguieran la conexión. Se llamaba dandole vueltas a una manivela. El
telefonillo de mi abuela era así y tenía el número 60 de todo el pueblo.
!Cabina número tres.! “Luis, te llamo
para decirte que los niños ya están aquí. Han llegado bien. ¿Que dices? ¡No se
te oye! ¡Habla más alto!” Y acababan diciendo, “¡No importa, ya te escribiré.!”
Al salir de la cabina exclamó: “¡Esto del teléfono, una vez que lo inventen va
a ser un invento estupendo.!”
La visita a mi tía
Luisa, que vivía en la calle Real en la casa que ahora es de mi tío Ignacio,
era un caso trágico. Había que darse con alcohol por la cara y por las manos al
volver. Como he dicho antes, sus cinco hijos,
todos entre los 18 y los 26 años. uno a uno fueron muriendo de
tuberculosis, enfermedad que no se sabía curar entonces.
“¡Aquí estoy yo, sana y como una rosa, con
buen color, y mis hijos muriéndose todos!” Se puso gordísima pues le dio por
comer pasteles para compensar la depresión. Una criada fiel la acompañó hasta
el final de su vida. El mausoleo que se hizo para sus hijos y ella ya ha sido
destruido por el paso del tiempo.
Mi tío abuelo
Antonio Puelles, en atención a su Hermana, nos regalaba al llegar a cada
sobrino-nieto un duro de plata reluciente, que gastábamos poquito a poco
durante el verano. Como éramos 50, él perdía la cuenta. Recuerdo cómo un niño
que miraba y vio cómo en la Patronal a cada uno nos daba ese regalo después de
darle un beso a un respetable señor con bastón, se puso en cola y también
recibió las relucientes 5 pesetas.
La calle Real había
que recorrerla para asegurarse de que Alcalá era el lugar de siempre. Tras
sortear la barrera de Juana la Tuerta, que se sentaba en los escalones de la
casapuerta saludábamos a tía María Montes, que nos regalaba unas sandiítas.
Pepe Domínguez, o su
barriga, se perfilaba a la entrada de su tienda de tejidos haciendo de
conserje, de vendedor y de propietario de una infinita serie de telas de
colores.
D. Manuel Mansilla
daba clases a los cateados, con la puerta abierta, y al lado su padre anciano,
remachaba tachuelas y cosía medias suelas. Un niño gritaba a la puerta con
malicia:”¡Maestro vengo por cerote.!” Carcajadas exageradas interrumpían el
obligado studio.
En el escaparate de
Juan Lápiz seguía la misma cabeza de maniquí, con el mismo sombrero que antaño.
Ana Pérez en la confitería “La Purísima” nos regalaba un amarguillo. En casa
Vasconia se seguían vendiendo zapatillas, el escaparate de Juan Armenta
revelaba tras los cristales del cierro aros, trenes y trompos para los
chiquillos. Ana Benítez y la exhuberante Nina seguían con sus costuras y cortes
de trajes. Juan Romero por dos reales cambiaba novelas del oeste del Coyote
(José Mallorquí) o de Marcial Lafuente Estafanía. (Por las tardes le solíamos
comprar una gaseosa con una bola de helado dentro.)
Mas arriba, junto a
la casa de mi tía Julia, el último sacamuelas de Alcalá (tal vez porque se
empezaba a pedir título de dentista) se había ahorcado. Su viuda y dos hijitas
se fueron de Alcalá sin dejar rastro.
El Troli, zapatero,
hacía preguntas de matemáticas a los niños que nos parábamos ante su puerta
para mirar. Un hijo que tenía y pensaba ir al seminario se volvió loco y una
ambulancia vino con gran revuelo a Alcalá. Su hija Pepita, una de las jóvenes
más bonitas de Alcalá, trabajaba en casa de Juan Armenta. En Granada la vimos
casada con un Herrera alcalaíno, algo dentón, y a su hermano, mejorado de su
enfermedad, que vendía huevos como medio de vida.
Quiero hablarles de
tres mujeres de Alcala que llevo en el corazón y en el recuerdo con la mayor
admiración y sentimiento, María Dolores la Pichorta, Juana García León y María
Gago.
María Dolores “La
Pichorta” vivía en dos habitaciones que
tenía en un corralón empedrado que daba al Río Verde. Tenía varias hijas,
Antonia, Manuela y María Dolores, que trabajaban con Juana la Tuerta en casa de
María Montes. Nos vendía higos chumbos cuando se daban a dos reales la “jartá”
Recogía los desperdicios por las casas para engordar, mezclados con pellejos de
higo chumbo, un cochino que criaba en las madronas del Rabilero. Las hijas se
fueron a Mataró y cuando pudieron se llevaron a su madre. Le pusieron un
butacón cómodo donde consumió su vejez. Se murió llorando de nostalgia por
Alcalá, el Rio Verde, el Rabilero, las tagarninas, los higos chumbos, y por mi
abuela a la que quería mucho, y por la que preguntaba de vez en cuando. Lloró
mucho cuando le contaron que le habían derrumbado su casa para hacer casas
nuevas. Su hermana Carmen que crió a Sebastián nos contaba que ella había
conocido a un hombre que se murió de un sofocón. ¿De un sofocón? “Sí, le
contaron que a su hijo lo habían tirado por el tajo de Ronda y al padre le dio
un sofocón al enterarse y se murió.”
Juana Garcia León,
madre de nueve hijos, a los que crió con su marido Juan Díaz en chozas de por
aquí. Era delgada, recia como los espárragos, y tenía las manos gastadas de
restregar ropa en el lavadero de mi abuela y de otras casa alcalaínas. Yo era
amigo de Antonio que se embarcaba en Barbate par ir a pescar a las costas de
Mauritania y murió joven en un accidente. Con él iba yo a coger pájaros con
perchas en la Pastoriza. Frente al ventorrillo Ortega le hicieron sus hijos una
casa donde yo iba a verla de tarde en tarde. Mi padre le preguntó en una de
esas visitas:” A usted, Juana, se le murió un hijo después de la Guerra. ¿De
qué se murió?” “¡De que iba a ser, señorito, de hambre!” Mis respetos a Amparo,
su hija, que aún vive en Alcalá, por haber tenido esa madre tan adornada de
bondad y de fortaleza. Mi afecto a Juan Díaz Nieto, pariente de las dos mujeres
nombradas, que se casó con Teresa Meléndez, que trabajaba en casa de mi abuela
y a la que venía a pretender uniformado, para impresionarla, como infante de
marina, desde San Fernando.
María Gago. El
marido de María Gago, tísico, luchó por dar de comer a su familia rifando pollos por el sistema de
las barajas de cartas, y vendiendo chucherías frente al cine Andalucía en un
carrito lleno de pipas, altramuces y dulces. Nadie le compraba por temor al
contagio. A su muerte María Gago colocó a sus hijas, hacía mandados y la
buscaban para las matanzas pues entendía de asaduras, recetas de morcillas y
chorizos. Salvadora trabajó para mi abuela y se empleó en la farmacia de mi
tío, otra hija muy bonita hizo de taquillera en el cine y se casó con un
zapatero. Alguno de sus yernos se buscó el sustento en Alemania. Mi homenaje a
una mujer luchadora y fuerte.
Los tres
seminaristas
Al volver a Alcalá
me topé con Miguel, el monaguillo, al que no veía desde la niñéz. “No eres tú
Miguel el monaguillo?” “Sí.” “No te acuerdas de que en el patio de la Victoria
cogimos un pájaro y en un periquete lo pelamos, lo freímos y nos lo comimos.
¡Qué bien nos supo! ¿Que pájaro sería?” ”Un tordo.” Como si fuera ayer.
Yendo mi padre por
Salamanca se le acercó un hombre que llevaba una recua de mulas. “No es
usted Luis Toscano, de Alcalá de los
Gazúles?” “Así es. ¿Cómo lo sabe usted?” “Yo soy arriero y de Alcalá, y estoy
trabajando aquí en Salamanca arreando mulas.” “¿Cómo me ha conocido usted?”
“Por los andares.”
A mis hijos cuando
vienen por aquí les sacan el parecido con mis abuelos y mis padres. Uno de los
Tenorios que llevan la venta del Puerto de la Pará nos conoció que éramos
Toscano por el habla.
En mi niñez me unía
al grupo de amigos de mi primo Pedro Romero, formado por Antonio Visglerio,
Simón y Juan Antonio García, Juan Luis Ferrer y Santiago Romero Vera. Como pasa
en Alcalá esos lazos de amistad entroncaban con la de nuestros padres y
parientes entre sí. Es la época de esas ferias entrañables de las bandas de
música que nos despertaban al amanecer, de las cunitas que daban vueltas
completas y de los bailes de las casetas, donde aún recuerdo a Agustín
Marchante cantar sin ningún empacho desde el tablado aquello de “las parmichas
y de los madroños.”
Manolo Guerra,
Isidro Mateos y Paco Alvarez eran los tres seminaristas que se alternaban en el
rezo del Rosario vespertino y acompañaban al padre Jesús Alcedo Ternero con el
CAMIRRO (Capilla Missionera Rodante) por los cortijos, y gañanías alcalaínas
para poner al día confesiones, bautizos, bodas y comuniones.
Con mi primo José
María Toscano San Gil hicimos frecuentes paseos mañaneros a la Calderona desde
Alcalá. Los cinco kilómetros y medio no nos parecían nada pues quedaban
compensados con el baño en una alberca llena de sapos y culebras que tal vez
aún hoy se divise en lo alto del cerro.
Dos dejaron el
seminario, pues les gustaban mucho más las faldas que las sotanas. Paco
Alvarez, una semana antes de ordenarse de sacerdote me preguntó si hacía bien
tomando este camino. Yo le contesté: ”Tú te has preparado toda tu vida para
hacer esto. ¿Si no lo haces tú, quién va a hacerlo? Fue el único que procedió
con el plan previsto.
En este ambiente
eclesial recuerdo el interés con que se anunció la llegada y primer sermón del
Padre Mañéz. En ésta iglesia recordó el apotegma evangélico del rico y del
camello: “Más difícil es que entre un rico por el ojo de una aguja….”
Cuando visualizó al
camello por el reino de los cielos, cortó la frase y dijo: “¡No, no,! ¡al
revés! Pero ya era demasiado tarde.
Se sabe de Don
Eusebio, aquél ciego tan religioso, porque lo hemos visto, aunque no lo haya
visto él, que reunía en su casa de la calle Real a muchos devotos seguidores,
para rezar con ellos el rosario e ir a procesiones y actos litúrgicos.
Me cuentan que allá
por la Plaza Alta vivía un hombre que en el lecho de muerte pidió que le
trajeran al cura para confesarse, y al no dar con él, le dijo a su mujer:
“Tráete aunque sea a don Eusebio”. Paco Gallo contaba que cuando el cura le
dijo que no se preocupara, que iba a estar en un sitio maravilloso, lleno de
paz, el moribundo le contestaba:”Sí, padre, pero como en la casa de uno…”
Y ya que va de
difuntos les contaré que habiendo ido a enterrar, aquí cerca, en el cementerio
de Alcalá, a una prima de mi padre, Paca Castro Puelles, otro caso de personas
adineradas pero con desgracias, pues dos de cuatro hermanas que eran se
quedaron ciegas. Por eso mi padre decía que todos en la vida nos comemos un
pollo. Unos se comen ántes la pechuga y después los huesos, y otros ántes los
huesos y después la pechuga, pero que todos nos comemos un pollo. Pues les digo
que mi tío Angel y yo nos quedamos tras el entierro retrasados leyendo lápidas
y recordando a los amigos y familiares que estaban en los nichos.
Cuando nos vinimos a
dar cuenta era casi de noche. Nos vimos sólos en el cementerio, con la cancela
cerrada y el cerrojo echado.
Nos pusimos a dar
voces y un chiquillo que nos oyó fue a por el sepulturero, que, más lentamente
de lo que hubiéramos querido, bajó para abrir el candado. Al pasar al otro lado
de la verja que nos encarcelaba mi tío exclamó aliviado: “¡Por lo menos esta
vez hemos salido!”.
Mi padre vivió
sus años de jubilación, hasta los 92 de
vida que le concedió el de lo Alto, en
la calle Real 3. De vez en cuando hacía escapadas para verme en los Estados
Unidos o las hacía yo para verlo en Alcalá. Inmaculada Duarte le dio la ayuda
que necesitaba, y con su hermana Marina, cariño y amistad. Las hermanas
Nazaria, Paquita y Gertrudis Fernández Gallego se desvivían con él, como lo han
hecho conmigo desde la niñez. Sus grandes amigos de la niñez fueron Antonio
Barroso y Andrés Pastor. En la vejez, sintió la muerte de sus compañeros de
jubilación, en especial de Chaparro, que le traía limones luneros, y de
Francisco Cobos. A este último lo traía en coche a la Plaza Alta, donde un
ejército de gatos, que protegía y alimentaba, venía a recibirlo al escuchar el
golpear de la contera del bastón contra los adoquines. Francisco, que ya tenía
más de 90 años, se reunía con él y mi padre le daba consejos: Francisco, tu que
tienes ese huertecillo, si plantáras en él limones y granados, a largo plazo te
podían dar dinero.... ¿A largo plazo yo, Luis? Y así se distraían.
Me di cuenta de que
lo querían, cuando el año de su muerte, subimos a pasitos lentos, hasta la
plazoleta de las Collás, cerca de la cual los Toscano habían tenido una casa en
anteriores generaciones. Había un grupo de jubilados que estaban esperando el
caer de la tarde sentados en sus sillas de anea y palo de adelfa. “Mira, por
ahí viene Luis Toscano”. Dos de ellos se pusieron de pié. “Buenas tardes
señores”, saludamos. “Buenas tardes.”
En mi época había en
Alcalá ciertas familias, muchas de ellas numerosas, que en mi opinión eran eminentemente
alcalaínas y por lo tanto estaban destinadas a estar siempre por aquí: Los
Montes de Oca (Vicente era buen amigo mío), los Ahumada Vázquez, (Ignacio,
Manolo, Mari Carmen, Luis), hijos del último juez de Alcalá, que organizaban
obritas de teatro en el corralón de su casa, y con quienes también vivía su tía
soltera Rosario Vázquez, siempre simpática y alegre; los Serrano, (Guillermo,
Javier, Maribel), dueños de la Palmosa, donde tenían una vieja yegua que
llamaban Mortadela; los Pastor (Andrés Pastor y Antonio Barroso fueron los
mejores amigos de mi padre, según él nos dijo poco antes de morir); Los Cordero
Barroso, (Yo he conocido a D. Arsenio y al último sochantre, Antonio Cobos.)
(Con Jaime Cordero organizamos cierto verano unas fructíferas clases de inglés
dadas por alumnos de la Universidad de Dallas, en el Convento, siendo él
director de la SAFA.) Los Ulloa, los Pizarro, buenos en los negocios, en la
música y en la política. Los Marchante, familia de mujeres guapas y hombres
desenvueltos.
Muchos de ellos
viven fuera o han pasado a mejor vida. Mis primos, los Romero Toscano, vivían
en esa inmensa casa de tres pisos, en donde el huerto servía para criar
gallinas, aunque los cernícalos se beneficiaban de ello, y de inmensos berracos
que había que sortear para llegar a unos granados de frutas deliciosas, o para
ver la plaza de toros desde un balconcillo privilegiado. También tenían en la
cuadra dos monos que Mariano se había traido de su mili en Africa o en las
Canarias. De vez en cuando se escapaba el más grande, y destrozando tejas con
la cadena que arrastraba era seguido por los chiquillos por las calles del
pueblo, y por los mayores por las azoteas. (Es probable que en esta casa o el
granero que tenían fuese el alojamiento del general Quiroga, durante su cárcel
alcalaína).
En la novela Pedro
Páramo, del citado Juan Rulfo, muchos de los personajes con los que habla el
protagonista son gente ya difunta con los que se comunica como si aún
estuviesen vivos. Algo de eso nos pasa a los que vivimos fuera, pues esperamos
que toda esta gente desaparecida o ausente siga caminando por la calle Real, La
Plaza Alta o la Calle de las Brozas y nos topemos con ellas a la vuelta de la
esquina.
De los Pérez
Barroso, solo queda Josefita en Alcalá. A los diez años de edad, con la
complicidad de Bartolo o Santiago nos asomamos, trepando como lagartijas por
boquetes y vigas de esta cúpula que vemos sobre nuestras cabezas, hasta asomar
por un agujero que había en el cielo raso de yeso, y ver en la iglesia a cura y
feligreses rezando. No sé como no nos matamos. Después me abrieron con una
llave especial que tenían, un armario que está junto al coro, donde se guardan
los cráneos y huesos de San Servando y San Germán.
Este pregón mío ha
sido precedido por 28 anteriores. La hermana mayor del Beaterio, Ana María Cordón Franco. (Yo recuerdo, de niño, el
noviazgo de su madre Francisca Franco y Miguel Cordón consolidado en casa de mi
tía Elena y auspiciado por ella) nos proponía el año pasado un plan de acción
para mejorar el mundo y aprovechar nuestras vidas tras las huellas de San
Jorge, eliminador de las fuerzas del mal en la figura del dragón. Jesús Cuesta
Arana nos pintó hace dos años con palabras, pues también sus escritos están
llenos de color, todos los pregones que se han cantado a lo largo de los años
por esos callejones alcalaínos, que son como corredores de nuestras propias
casas, y por donde aún reverberan sus ecos.
Juan Leiva Sánchez
añadió a sus evocaciones una excelente galería de retratos de alcalaínos,
sacados de la historia, la literatura y el recuerdo personal. Varios políticos
de envergadura han puesto el corazón y la memoria para pregonar su cariño por
Alcalá desde éste púlpito, con motivo de las fiestas de San Jorge.
El escritor mexicano
Juan Rulfo se hizo famoso con tan sólo dos libros: Pedro Páramo y El
llano en llamas. Cuando le preguntaron qué razón lo había impulsado a
escribirlos respondió: Porque me di cuenta de que no estaban en mi biblioteca.
Andrés Moreno
Camacho pone a nuestra disposición en su portal de internet magníficas
aportaciones de artículos históricos y literarios, con espacio para fotografías
y comentarios. Este nuevo instrumento de información y los 28 pregones
anteriores van dejando poco espacio para la novedad.
Rebuscándome en la
mollera he llegado a la conclusión de que podía añadir dos cosas:
En primer lugar la
evocación personal y familiar del Alcalá que yo he vivido y añorado, desde el
punto de vista del emigrante que soy. En esta situación se encuentran más de
10.000 alcalaínos. Otros muchos se reparten entre Alcalá y una segunda casa en
Jerez, Cádiz, Sevilla o Algeciras.
En segundo lugar un
par de comentarios de tipo literario que añadan algo a lo mucho que se ha dicho
sobre escritos y escritores de Alcalá. Al fin y al cabo mi profesión ha sido la
literatura.
Aunque les prometo
que seré breve. El resto lo pueden hacer como tarea esta noche en casa.
Permítanme que, tras
recordar a los autores modernos, los lleve por lugares menos frecuentados. Mi
padre decía que yo me había dedicado a la literatura medieval porque al ser
cosas que poca gente estudiaba nadie podía llevarme la contraria. (Aunque se me
bajaron los humos cuando al decirle a mi tío Ángel que yo era medievalista me
preguntó: ¿Que tú eres medio qué?)
Antología de temas y
autores alcalaínos
(Citas tomadas literalmente de sus portales oportunos)
24- Espinosa de los Monteros,
Francisco;"Historia de los Rosarios Públicos en Alcalá". Apuntes históricos y de nuestro Patrimonio
2006.
23- Coca Pérez, Agustín; “El
18 de julio de 1936 en Alcalá de los Gazules: víspera del golpe cívico militar
y represión”; Revista de Apuntes Históricos
y de nuestro Patrimonio 20111. Ayto. de Alcalá de los Gazúles.
22- Juan Leiva Sánchez
El
periodismo en Jeréz, siglo XIX y XX
Cádiz,
tierra y hombres
Memoria
de Licenciatura
Mensaje
cristiano y medios de comunicación social
La
Barca de la Florida
El
penúltimo militante obrero
La
caña rota.
21- Manolo Caro. Canciones a Alcalá y a sus calles
20- J. Carlos Perales Pizarro./
Memoria histórica.
EL
MARRUFO. FOSA COMÚN.
La Sauceda de Cortes de la Frontera.
Málaga.
Alcalá
de los Gazúles
Golpe
de Estado. Julio de 1936 *
19- Cuesta Arana.
El
papa Clemente.
Juan Belmonte, por las caras del tiempo 2015
18 -Ismael Almagro
Montes de Oca.
Felipe Salas
Arrióla: periodista y escritor (1851-1892) (I) 7 febrero 2014
Los franceses en Alcalá
Alcalá
en 1894
La
Iglesia de la Soledad y sus cofradías
17- Guerra Martínez, Jaime; "Iglesias
alcalaínas desaparecidas". Apuntes históricos y de nuestro Patrimonio
2006.
Mercados de abastos en el siglo XX. Jaime Guerra Martínez. Apuntes Históricos y de
nuestro patrimonio 1993
16- Manolo Guerra. Desde Alcalá
hasta Hawai. 2006 (José Soto en 1911)
15- Andres Pastor.
Romances que recitaba en el bar De la
Rosa.
El Emigrante.
14- Fernando de Puelles y Puelles. (El Nani.)
Fermín Salvochea :
república y anarquismo (1984);
Oscura voluntad / Fernando
de Puelles. (Autoedición,
1986);
Los libros en la aventura
del espíritu. I (Cádiz,
autoedición, 1987);
13- Jose María Sevillano. “Ël
código penal al alcance de los niñós”. Madrid, 1880
https://books.google.com/books?id=jIrt4udW4YoC&pg=PA199&dq=%22Jose+Maria+Sevillano%22&hl=en&sa=X&ei=8lwgVbQkis2wBevxgHA&ved=0CDkQ6AEwAw#v=onepage&q=%22Jose%20Maria%20Sevillano%22&f=false
Tras el desastre de
Annual, José María Sevillano propone que, como es bastante
difícil que los españoles quieran invertir en estas tierras, sean ellos, los
renegados, los que compren las tierras, las colonicen y establezcan las
industrias. c) ...
12-
Felipe Salas Arriola: Periodista y escritor Ismael Almagro Montes de Oca
La Revolución social . Martínez y Parra, 1886 - 203 pages
Historia
de los Pontífices
Cristo acabada. Inédita a la que dedicó 12 años.
11- Fernando
Toscano de Puelles
Nacido en Alcalá de los Gazules y
fallecido en 2012, se dedicó a la investigación histórica, durante más de 40
años, llegando a ser un consumado genealogista.
Publicó entre otras las siguientes obras: Estirpes del condado de Cumbre Hermosa (Hidalguía, 1975 Sáinz de Andino : el hacedor de leyes (Diputación Provincial de Cádiz, 1987); Historia de la Congregación-Beaterio de Jesús, María y José (Diputación Provincial de Cádiz, 1988); Guía breve de la Iglesia parroquial de San Jorge en Alcalá de los Gazules (Cádiz, 1990); Bibliografía y recuerdo de Hipólito Sancho de Sopranis (Ayuntamiento de El Puerto de Santa María, 1993); Las escuelas profesionales de la Sagrada Familia en Alcalá de los Gazules (Asociación de Antiguos Alumnos Escuelas Sagrada Familia, 1995)
Publicó entre otras las siguientes obras: Estirpes del condado de Cumbre Hermosa (Hidalguía, 1975 Sáinz de Andino : el hacedor de leyes (Diputación Provincial de Cádiz, 1987); Historia de la Congregación-Beaterio de Jesús, María y José (Diputación Provincial de Cádiz, 1988); Guía breve de la Iglesia parroquial de San Jorge en Alcalá de los Gazules (Cádiz, 1990); Bibliografía y recuerdo de Hipólito Sancho de Sopranis (Ayuntamiento de El Puerto de Santa María, 1993); Las escuelas profesionales de la Sagrada Familia en Alcalá de los Gazules (Asociación de Antiguos Alumnos Escuelas Sagrada Familia, 1995)
10- Antonio Millan Puelles.
Fundamentos de Filosofía.
https://books.google.com/books?id=xK8_8jjiwzsC&pg=PP1&dq=Antonio+Millan+Puelles&hl=en&sa=X&ei=LkEdVe2-D8OegwS2hoMQ&ved=0CFEQ6AEwBw#v=onepage&q=Antonio%20Millan%20Puelles&f=false
https://books.google.com/books?id=EQm0AAAAQBAJ&pg=PR7&dq=Antonio+Millan+Puelles&hl=en&sa=X&ei=LkEdVe2-D8OegwS2hoMQ&ved=0CCQQ6AEwAQ#v=onepage&q=Antonio%20Millan%20Puelles&f=false
https://books.google.com/books?id=X_nOAgAAQBAJ&pg=PA2&dq=Antonio+Millan+Puelles&hl=en&sa=X&ei=LkEdVe2-D8OegwS2hoMQ&ved=0CEoQ6AEwBg#v=onepage&q=Antonio%20Millan%20Puelles&f=false
https://books.google.com/books?id=DMzDAwAAQBAJ&pg=PA4&dq=Antonio+Millan+Puelles&hl=en&sa=X&ei=LkEdVe2-D8OegwS2hoMQ&ved=0CDsQ6AEwBA#v=onepage&q=Antonio%20Millan%20Puelles&f=false
https://books.google.com/books?id=4LUeBQAAQBAJ&pg=PA4&dq=Antonio+Millan+Puelles&hl=en&sa=X&ei=LkEdVe2-D8OegwS2hoMQ&ved=0CEIQ6AEwBQ#v=onepage&q=Antonio%20Millan%20Puelles&f=false
https://books.google.com/books?id=iNUXDPxQ1XcC&printsec=frontcover&dq=Antonio+Millan+Puelles&hl=en&sa=X&ei=LkEdVe2-D8OegwS2hoMQ&ved=0CB0Q6AEwAA#v=onepage&q=Antonio%20Millan%20Puelles&f=false
https://books.google.com/books?id=apeuoAEACAAJ&dq=Antonio+Millan+Puelles&hl=en&sa=X&ei=LkEdVe2-D8OegwS2hoMQ&ved=0CFgQ6AEwCA
https://books.google.com/books?id=mwkRAQAAIAAJ&q=Antonio+Millan+Puelles&dq=Antonio+Millan+Puelles&hl=en&sa=X&ei=LkEdVe2-D8OegwS2hoMQ&ved=0CF8Q6AEwCQ
https://books.google.com/books?id=6umXAQAACAAJ&dq=Antonio+Millan+Puelles&hl=en&sa=X&ei=TUQdVejCOs_5yQSFlYCgBA&ved=0CBwQ6AEwADgK
https://books.google.com/books?id=Et8QGQAACAAJ&dq=Antonio+Millan+Puelles&hl=en&sa=X&ei=TUQdVejCOs_5yQSFlYCgBA&ved=0CDoQ6AEwBTgK
https://books.google.com/books?id=9mFTAAAACAAJ&dq=Antonio+Millan+Puelles&hl=en&sa=X&ei=TUQdVejCOs_5yQSFlYCgBA&ved=0CD4Q6AEwBjgK
https://books.google.com/books?id=1JjBRTl6rBgC&pg=PA15&dq=Antonio+Millan+Puelles&hl=en&sa=X&ei=TUQdVejCOs_5yQSFlYCgBA&ved=0CFIQ6AEwCTgK#v=onepage&q=Antonio%20Millan%20Puelles&f=false
https://books.google.com/books?id=lY-MAgAAQBAJ&pg=PA106&dq=Antonio+Millan+Puelles&hl=en&sa=X&ei=5EUdVdjEGIGHyASGxYGYCQ&ved=0CDIQ6AEwAzgU#v=onepage&q=Antonio%20Millan%20Puelles&f=false
https://books.google.com/books?id=BSbI4Rz649MC&pg=PA49&dq=Antonio+Millan+Puelles&hl=en&sa=X&ei=5EUdVdjEGIGHyASGxYGYCQ&ved=0CEEQ6AEwBTgU#v=onepage&q=Antonio%20Millan%20Puelles&f=false
https://books.google.com/books?id=o_SHINWbHMcC&pg=PA439&dq=Antonio+Millan+Puelles&hl=en&sa=X&ei=5EUdVdjEGIGHyASGxYGYCQ&ved=0CEgQ6AEwBjgU#v=onepage&q=Antonio%20Millan%20Puelles&f=false
https://books.google.com/books?id=BovfahnV3SUC&pg=PA97&dq=Antonio+Millan+Puelles&hl=en&sa=X&ei=5EUdVdjEGIGHyASGxYGYCQ&ved=0CFAQ6AEwBzgU#v=onepage&q=Antonio%20Millan%20Puelles&f=false
https://books.google.com/books?id=Qq43AAAAIAAJ&q=Antonio+Millan+Puelles+Fundamentos+de+Filosofia&dq=Antonio+Millan+Puelles+Fundamentos+de+Filosofia&hl=en&sa=X&ei=XkgdVaK6KIGryASnyoK4CQ&ved=0CDAQ6AEwAzgK
https://books.google.com/books?id=JQ0rCTcqFo0C&printsec=frontcover&dq=Antonio+Millan+Puelles&hl=en&sa=X&ei=LkEdVe2-D8OegwS2hoMQ&ved=0CCwQ6AEwAg#v=onepage&q=Antonio%20Millan%20Puelles&f=false
9- Manuel María de Puelles. Historia de la familia Puelles.+ Anuario
Medieval. 2014
La
Tribu de los Gazules ó Conquista de Alcalá : Poema histórico en seis cantos / Por Manuel María de Puelles. – Sevilla : Francisco
Álvarez y C.ª, 1863
Traigo conmigo este libro, recién salido de la imprenta, y que se
imprime por primera vez para celebrar estas fiestas de San Jorge del 2015.
Contiene una visión panorámica del Alcalá del siglo XIX, de gran interés.
Manuel
María de Puelles y Salas, (1823-1876) Nacido en Alcalá de los Gazules, en
el seno de la familia formada por don José María de Puelles y Scerri
(1804-1849) y doña Francisca Vicenta de Salas y Salas. Fue Licenciado en
Derecho, Caballero de Carlos III, Diputado provincial por Cádiz, y Secretario
de su Ayuntamiento. Escribió el poema romántico La tribu de los Gazules, o
Conquista de Alcalá (Sevilla, Francisco Alvarez y Cía, 1864),
obra elogiada por Menéndez y Pelayo en carta al Doctor Thebussem, y la presente
obra Historia de la Familia de los Puelles (1863), que aunque
digitalizada, no ha sido dada a la imprenta hasta ahora. Se casó en Cádiz con
doña Amalia Ruiz. En su familia abundan los escritores, entre los que destacan
su sobrino Jose María de Puelles y Centeno, autor de Recuerdos de mi
juventud (1807) y el hijo de éste, Antonio María de Puelles y Puelles,
también nacidos en Alcalá.
8- José María de Puelles y Centeno.
Recuerdos de mi juventud.+ http://babel.hathitrust.org/cgi/pt?id=uc1.b2802358;view=1up;seq=9
Los
velatorios. Cuadro de costumbres sociales.
https://books.google.com/books?id=_GyZ1bp4wJkC&pg=PA6&lpg=PA6&dq="La+tribu+de+los+Gazules"++Manuel+Maria+de+Puelles&source=bl&ots=KxDWSythhC&sig=icyowomT9l9Wbs2m
Vida:
http://books.google.com/books?id=_GyZ1bp4wJkC&pg=PA5&lpg=PA5&dq=Puelles+y+Centeno&source=bl&ots=KwKUYDtjlv&sig=wVtDK9OfVn7b1MVHAKUMPtRTAP8&hl=en&sa=X&ei=sXZEU6CiHYmysQT1noGwBw&ved=0CEMQ6AEwAw#v=onepage&q=Puelles%20y%20Centeno&f=false
7- Pedro Sáinz de Andino Pedro Sáinz de Andino (Alcalá de los
Gazules (Cádiz) 1786 - Madrid, 1863) fue
un jurista español.1
Biografía[editar]
Se educa en el Seminario
Conciliar de San Bartolomé en Sevilla, en cuya Universidad se gradúa de bachiller de Leyes y luego se doctora.
Ocupó la cátedra de Partidas de la Universidad y luego fue claustral.
Durante la Guerra
de la Independencia no
apoya a Lista para crear un
ejército patriota, mostrando Sainz de Andino una ideología afrancesada.
Ejerció el cargo de
promotor fiscal en las localidades de Tarrasa (Barcelona) y Tortosa (Tarragona). Escribió un proyecto de Código de Comercio, el cual fue promulgado en 1829, y una ley
de enjuiciamiento criminal, sancionada en 1830. A esta época pertenecen obras
como "Elementos de elocuencia forense" y "De los ministros sobre
el curso que debe darse al juicio de purificaciones". 1
A él también se debe el
"Reglamento del Banco Español de San Fernando" y la "Ley de
Bolsas". Sáinz de Andino ocupó varios cargos públicos, siendo presidente
de la Comisión Revisora de Leyes y Reglamentos, ministro del Consejo y Cámara
de Castilla y agregado permanente del Ministerio de Hacienda.
https://books.google.com/books?id=w6VjE6QegSgC&printsec=frontcover&dq=Sainz+de+Andino&hl=en&sa=X&ei=EUkdVZ6LHs-XyATBuYCgCQ&ved=0CCoQ6AEwAQ#v=onepage&q=Sainz%20de%20Andino&f=false
http://books.googleusercontent.com/books/content?req=AKW5QacOM0kWTY7Q5VoN3ccglKj7kyK6rJTurUR1504PgMRx1cHpbkkyBIELkDJ5kdLBOp_7hmD7vF0fvGi-2yLHbNG6889voA29m6X310YjiqS0h-qR-llHy7TCQeRjKMyhogYZCPpWq3-undrlEfDqtAv-bVBxOnzOR5CYTPxAR-5n-fkdyfX3SBTNAIoLy1DVL85-PPnoaentzRWS2XjdB0k1MvAY9kB1U_v8IBkXxV3MULneBvMWJ-ZvsdHxSWUnUwlRJk2A
https://books.google.com/books?id=Ut_t7Hl4f-YC&printsec=frontcover&dq=Sainz+de+Andino&hl=en&sa=X&ei=EUkdVZ6LHs-XyATBuYCgCQ&ved=0CEEQ6AEwBA#v=onepage&q=Sainz%20de%20Andino&f=false
http://books.googleusercontent.com/books/content?req=AKW5Qadwrahyx9ni7Lxwsm73jAy6SfmQC5k1pKCzlkJjXq8rM0XXuN2lXrnuZ-fK9bQAp7Lhai_1szGCLznsZvoSAqbol_lKS_WMIZEn__SJiUcEST63PX6jgPu6ThpNqhSAfW71UVGBYsn4s6tmfLyEMReBN367IEKEOFRa-MKCnXUaDoNmwTnRQ32Xiym_JmfGGVHEi9ptQimpwZUltZMWl9BHZv0yt_2leonkFbJweGrHjp23-BJr-FQE7MPB4ZY2scQtM5Pk
https://books.google.com/books?id=tBq_3iisHSQC&pg=PA270&dq=Sainz+de+Andino&hl=en&sa=X&ei=40odVbTOI4OpyASFy4KwCQ&ved=0CEAQ6AEwBjgK#v=onepage&q=Sainz%20de%20Andino&f=false
http://books.googleusercontent.com/books/content?req=AKW5Qacp7-JuP07K1iFEIqUXkGhpy95LrrTuHsLzZKT7GDNF-e120qc5X8gw5QV77RXpvIx-0TXPd81uz4waKxrtOT5CqNvTYNxV9dCCjiOLq8TjvNTk02V69f7qG0CZ15ZhLxYvcekBKYaMReNZwJc1AOGAtT8C_6T9KFxBSuBT0Qz4wOhsC4
http://books.googleusercontent.com/books/content?req=AKW5Qadjb6hEbMprAy-T6w-63ATYSxWEUrZc6p9Nao7bdLY7ry0eE_GDq87SHHvgv56H35yO-Eb7T9zFhsKnxkFLv72V0I8z8APdwJk_ZXrv_FaHjvgJ99JzZnr7ELaIGPRmT7j_TofrtifOefzvEDajKIM3FAvn2Tj81mj-fMp6RpthoTnQ56I8tsRzrT03dHPwT
https://books.google.com/books?id=xItfMwEACAAJ&dq=Sainz+de+Andino&hl=en&sa=X&ei=S0wdVf-vG4umyQTqwYKoCQ&ved=0CFgQ6AEwCTgU
https://books.google.com/books?id=eYQqQwAACAAJ&dq=Sainz+de+Andino&hl=en&sa=X&ei=S0wdVf-vG4umyQTqwYKoCQ&ved=0CFIQ6AEwCDgU
6- Abul Abas Ibn Farah al-Ishbili+
https://archive.org//Zawal.Tarah
los Banu Jawlan en
Qal’at Jawlan
-Alcalá de los Gazules-
Farah al-Lakhmi al-Jawlani (otro nombre)
A-
http://andalus-al.blogspot.com/2012/01/alcala-de-los-gazules-qalat-al-yazula.html
1226/27: In Sevilla of Alcalá de los
Gazules wordt de imam en asceet Abu al-Abbas ibn Farah al-Ishbili geboren. Hij
overlijdt op 2 maart 1300 in Damascus. Hij is de auteur van 2 werken
("Biblioteca de al-Andalus", Vol. 5).
B-
https://twitter.com/twitstoriadeesp/status/175605199770103808
Tal día como hoy, en 1300, muere Abu
L-Abbas Ibn Farah Al-Ishbili, tradicionista, imán y asceta nacido en Alcalá de
los Gazules, Cádiz.
C-
http://www.ibntufayl.org/index.php?option=com_glossary&id=32
IBN FARAH AL-ISHBILI, ABU L-`ABBAS
(Sevilla o Alcalá de los Gazules [Cádiz],
1226-7 ó 1227-8-Damasco, 2 marzo 1300), tradicionista, imán, memorizador y
asceta. Es autor de 2 obras. Más información en la ficha elaborada por Bárbara
Boloix Gallardo, publicada en el vol. III de la ""Biblioteca de
al-Andalus"".
glossary 2.5 is technology by guru php
D-
http://www.infonacional.com/2012/03/efemerides-del-dia-2-de-marzo.html#more
Efemérides del día 2 de Marzo
2 Marzo 1300 Muere Abu L-Abbas Ibn Farah
Al-Ishbili, tradicionista, imán y asceta nacido en Alcalá de los Gazules
(Cádiz).
E-
http://www.ixent.org/2demar.html
Efemèrides del 2 de març
2 de març del 672
2 de març de 1300
Mor Abu L-Abbas Ibn Farah Al-Ishbili,
tradicionista, imant i asceta nascut a Alcalá dels Gazules (Cadis).
F-
https://sites.google.com/site/jesuismouslem/hadis/mustolah
9'al-Qassidah al-Gharamiya fi Nazm Alqab
al-Hadith' oleh Abu Al-Abbas Syihabuddin Ahmad bin Farah bin Ahmad bin Mohammad
Al-Lakhmi Al-Ishbili (w679h).
The renowned Spanish Muslim poet and
hadith scholar, al-Ishbili ash-Shafe’i
On 9th of the Islamic month of Jamadi
as-Sani in 699 AH, the renowned Spanish Muslim poet and hadith scholar Shehab
od-Din Abu’l-Abbas Ahmad bin Farah al-Ishbili ash-Shafe’i, passed away in Syria
at the age of 74 years. He was born in Seville, which the Arabs used to call Ishbiliya
and was taken prisoner in 646 AH at the age of 21 years by the Christian forces
of Ferdinand III of Castile. He, however, managed to escape and afterwards went
to Egypt. In Cairo he attended the classes of prominent ulema and later left
for Syria to continue his studies. In Damascus, he lectured as a hadith scholar
and groomed several students. He has left behind numerous poems and books of
hadiths including “Mukhtasar Khilafiyat al-Bayhaqi”, which is a summary of the
work of Iranian Sunni Hadith compiler al-Bayhaqi.
5- Abu
`Imran Musà b. Salim al-Qal`i 1231-2
(Alcalá de los
Gazules [Cádiz]–¿?, 1231-2), poeta. Es autor de poesía
http://www.ibntufayl.org/index.php?option=com_glossary&id=414&fffd9f9b5dd01e71e7addcfa7be8c39e=95c5e4460daa50693849d686d1f17250
1226/27 : In Seville
or Alcalá de los Gazules is the Imam and ascetic Abu al-Abbas ibn al-Farah
Ishbili born. He dies on March 2, 1300 in Damascus. He
is the author of two works ("Biblioteca de Al-Andalus", Vol. 5).
1231/32
: dies in this year (where known), the poet Ibn Salim al-Qal'I Abu Imran (Abu
Musa ibn Imran Salim al-Qal'i). He comes from Alcalá de los Gazules. It is known
that he wrote one poem ("Biblioteca de Al-Andalus", Vol. 5).
1248 :
Momentary conquest of Alcalá de los Gazules by King Ferdinand III of Castile
(1217-1252) and Leon (1230-1252) .
1264 :
Another Christian conquest of Alcalá de los Gazules, now by King Alfonso X of
Castile and Leon (1252-1284). In one of the battles killed the lord of the
town, Fernán González de Aguilar.He gives the place to the religious Order of
Santa Maria of Spain.
1282 :
Alonso Pérez "the Good" de Guzman receives the place for services
rendered to Alfonso X.
file:///C:/Users/Johannes/Desktop/April%202015/Alcal%C3%A1/Bienvenidos%20a%20la%20Fundaci%C3%B3n%20Ibn%20Tufayl.htm
[1097] IBN SALIM
AL-QAL`I, ABU `IMRAN: Abu `Imran Musà b. Salim al-Qal`i (Alcalá de los Gazules
[Cádiz]–¿?, 1231-2), poeta.
Es autor de
poesía.
Más
información en el artículo que ha sido publicado en el volumen 5 de la
"Biblioteca de al-Andalus".
http://andalus-al.blogspot.com/2012_01_08_archive.html
1231-1232 : muere en este año (si se conoce), el poeta Ibn
Salim al-Qal'I Abu Imran (Abu Musa Ibn Imran Salim al-Qal'i). Él viene de
Alcalá de los Gazules. Se sabe que escribió un poema ("Biblioteca de
Al-Andalus", Vol. 5).
IBN SALIM AL-QAL`I, ABU `IMRAN
Abu `Imran Musà b. Salim al-Qal`i (Alcalá
de los Gazules [Cádiz]–¿?, 1231-2), poeta. Es autor de poesía. Más
información en el artículo que ha sido publicado en el volumen 5 de la
"Biblioteca de al-Andalus".
4- Poema
Alfonso Onceno. Abumelique.+/ (p.369-386)
http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/poema-de-alfonso-onceno-rey-de-castilla-y-de-leon--0/html/
Alcalá de los Gazules Abu `Imran Musà b. Salim al-Qal`i
debe tener todavía
cuarenta jinetes moros
guardándola noche y día.
Crónica
de Alfonso XI (500-504) (373-386)
http://books.google.es/books?id=AiEQAAAAYAAJ&printsec=frontcover&source=gbs_ge_summary_r&cad=0#v=onepage&q&f=false
3- Libro
Montería. Lugares y nombres de Alcalá.+p. 38-39
https://books.google.com/books?id=9vUo_Q0FocQC&pg=PP7&dq=Libro+de+la+Mointeria&hl=en&sa=X&ei=mqQgVcf9GcmTsQT404GgDA&ved=0CDwQ6AEwAg#v=onepage&q=Libro%20de%20la%20Mointeria&f=false
José A. Valverde 1387-1405 + Fotos
https://books.google.com/books?id=fTGDDzSOkEUC&pg=PA103&dq=Libro+de+la+Mointeria&hl=en&sa=X&ei=mqQgVcf9GcmTsQT404GgDA&ved=0CDUQ6AEwAQ#v=onepage&q=Libro%20de%20la%20Mointeria&f=false
2- Ginés Perez de Hita Historia de los
Vandos de los Zegríes y Abencerrages Cavalleros moros de ...
By Ginés Pérez de
Hita p. 339-566
https://books.google.com/books?id=E_LH6L504wAC&pg=RA1-PA550&dq=Guerras+civiles+de+Granada+Perez+de+Hita+Gazul&hl=en&sa=X&ei=BIcgVf6HIsaTsAW_r4D4DQ&ved=0CE0Q6AEwBg#v=onepage&q=Guerras%20civiles%20de%20Granada%20Perez%20
1- Romancero
general p. 12-23 Rom 45. Moro Gazul
https://books.google.com/books?id=HgYWAAAAYAAJ&pg=PA20&dq=Romancero+General+Gazul&hl=en&sa=X&ei=o6MgVffjDorEsAXyjYHoDw&ved=0CCEQ6AEwAA#v=onepage&q=Romancero%20General%20Gazul&f=false
Lectura del Poema de Ibn Farah al-Ishbili
el viernes, 17 de abril del 2015
en la iglesia de San Jorge, construida sobre la antigua
mezquita
de Alcalá de los Gazúles, (Qalat- Jawlan), su ciudad
natal,
Traducción del poema
Mi anhelo es auténtico, y mi esperanza en ti es
problemática
Mi pena y mi lagrima es enviada y continua.
Mi renuncia a ti demuestra que mi razón
Es débil, abandonada, mi humillación completa.
Y no está bien al menos que oiga tus palabras
Cara a cara, se me dictan y las transmito.
Mi caso depende de ti y no es así
Con ningún otro, pues sobre ti me apoyo.
Si fuese elevado a ti serías para mi,
A pesar de mi reproche, tierno y equitativo.
Los reproches de mis críticos me son desconocidos, no los
divulgo,
Mientras que las acusaciones falsas y los fraudes son
rechazados y me tienen sin cuidado.
Paso mi tiempo pensando en ti en pena continua
Y separado de aquel al que quiero acceder.
Y he aquí estoy en el sepulcro de tu separación
insertado,
Me obliga a lo que no tolero pero aguanto.
Hice mis lagrimas correr sobre mi mejilla como un adorno,
Pero no es sino mi corazón que se disuelve.
Hay acuerdo entre mis párpados, mi insomnio y mis
lagrimas,
Y hay separación entre mi paciencia y mi corazón
inquieto.
Y hay unión entre mi pasión, mi tristeza y mi ansiedad.
Y hay división entre mi suerte y lo que yo deseo de ti.
Toma mi pasión de mi, conectado y de persona en persona
Pues otro que no sea yo, en posición del deseo se hace
bello.
Eso son fragmentos del amor enigmático -para reflexionar-
y desconocido. Si anhelas explicación prolongaré.
Escaso con vos, locamente enamorado, humillado ante
vuestra grandeza
La más famosa cualidad del enamorado es humillarse.
Una extrañeza que hace sufrir por la lejanía con vos, y
para él
-Por tu casa!- de la casa de alcalina no hay posibilidad de
mudarse.
Se amable con aquel cuyos medios están cortados, que no
tiene
Un camino hacia ti, ni manera de renunciar de ti.
Sigues glorioso, inaccesible, elevado
Y sigues estando en lo más alto consolidado, pero ¡baja
ya!
Aludo a Su.da, Rabab y Zaynab
Pero tú eres quien interesa, y en quien se deposita la
esperanza.
O sea que coge el principio del fin y luego el principio
De la mitad de ello pues ahí está completo.
Seré honrado si juro que en mi amor por él
Estoy locamente enamorado y mi corazón con su amor
ardiente se enciende.
En la romería del
2014 vi por aquí a Francisco Pulido Torres, a Juan Tizón y a Francisco
Morillas. Francisco y yo nos compramos unas lonas y una faja negra. Muchos
emigrantes de antaño vuelven. Otros no pueden.
Hace años entrevistaron
a muchos emigrantes españoles y les iban preguntando si querían volver a su
patria chica a la hora de la jubilación. El que había ahorrado más quería poner
un hotel. El que menos, una taberna. ¿Y usted
para que quiere volver?: “Para tomarme un cafelito en una sillita baja.
Si ven ustedes a algún alcalaíno que vuelve y quiere tener aquí un apeadero les
ruego lo ayuden a conseguir ese cafelito y esa sillita baja. Aunque si el que ven por las calles es al
autor del poema que hemos leído, a lo mejor lo que les pide es un té moruno con
menta.
Recordemos en estas
fiestas que Ibn Farah significa en árabe "el de la alegría", y que su
poema nos aconseja la "Eliminación de la angustia"
Los Toscano Puelles,
mi padre, al igual que sus hermanos y sus padres, mis hermanas y hermanos, y
ahora, mis hijos y mis nietos nos llamamos todos, como los moros, con nombres
muy largos. Todos somos María de los Santos Jorge Rafael, y ellas María de los
Santos Georginas, Rafaelas.
Mi nieto Luis, se
bautizó en la iglesia de santa Inés, en Long Island, cerca de Nueva York, en
una ceremonia conjunta en la que otros diez niños eran bautizados al mismo
tiempo. El sacerdote preguntó a cada madre el nombre que quería poner a su
hijo. Todos eran nombres cortos: John, Peter, Mike, Jessie. Mi nuera respondió,
Luis, Roberto, María de los Santos, Jorge, Rafael. No saben la que se armó.
Señores...basta que
digan viva una sola vez, pero eso sí, de corazón, porque las tres cosas son la
misma:
¡Viva San Jorge! ¡Viva
la Virgen de los Santos! ¡Viva Alcalá de los Emigrantes!
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