Presentación
de
D.
Roque Alejandro Gallego Pérez
al
Pregón
de la Semana Santa Alcalaina 2017
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Buenas tardes a todos:
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Ustedes
se preguntarán cómo han podido convencerme para presentar al Pregonero de
nuestra Semana Santa. “Con el pánico que
le tengo a los atriles“.
Muy sencillo, estamos unidos como hermanos de
la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de los Dolores.
Su padre D. José Gallego Gallego, fue un padre para todos los Jóvenes de Cristo Vive, que con su
ayuda consiguieron reorganizar la Cofradía.
Muy particularmente nos tenía un
aprecio especial a mi compadre Juan Méndez y a mí, quizás porque los dos éramos
huérfanos de Padre. Él nos adoptó cristianamente, tratándonos como hijos, con
mucho cariño. Nos consideraba “su ojito derecho”, como nos solía decir a los
dos: sois mis manitas y mis pies.
Don
Roque Alejandro Gallego Pérez Gallego Barroso García Cubo Pérez (Ocho apellidos alcalaínos) nació en la
ciudad de Alcalá de los Gazules un viernes día 3 de noviembre de 1973. En ese
mismo día Estados Unidos lanzó la sonda espacial Mariner 10 (cosas de la vida),
ya tenía predestinada su profesión, él iba a ser Ingeniero, y lo consiguió.
Comenzó
sus estudios en el Colegio Sagrada Familia, luego en el Instituto Sainz de
Andino y por último en la Universidad de Sevilla.
Trabaja
actualmente en la línea de proyectos y diseño de los famosos AIRBUS en la
ciudad de Sevilla, es un apasionado de su trabajo.
Se
bautizó en la Pila de San Jorge cuando sólo tenía 15 días. Siendo sus padrinos su tío Miguel Pozanco
Álvarez y su tía María Antonia Gallego Gallego.
El
Padre Hermida le dio la primera comunión,
con su curso, el nueve de mayo de 1982 también en nuestra Parroquia de San Jorge.
Su
Padre lo hizo hermano de la cofradía del Nazareno cuando tenía 12 años, donde
ha realizado y realiza una magnifica tarea
como Celador.
Pero
una de las labores más considerables que realiza año tras año, es participar en
la recogida de todos los enseres. Trasladándolos uno a uno desde la Iglesia de
la Victoria hasta la Casa Hermandad, dónde todo se coloca, para que esté en
perfectas condiciones, para la siguiente Semana Santa. No falta ningún año, está
como un reloj dispuesto a todo. Él mejor que nadie, sabe el trabajo que
cuesta “la recogida” y que dos manos más,
suponen mucho.
Se
confirmó apadrinado por su Padre el día 24 de Junio de 1988, siendo obispo Don
Antonio Dorado Soto. Sobre esta época fue a la Pascual, que organizaba el Centro
Juvenil Cristo Vive, en el Santuario de Nuestra Señora de los Santos, dónde
participó con todos los jóvenes. Que buenos tiempos…
Y
entre Pascua y Pascua encontró el amor
Se
casó el día 13 de octubre de 2007 con María José Gómez Soto. Coincidencias de
la vida, están inscritos en el mismo libro de bautismo y en la misma página.
Coincide también que el día 4 de Noviembre (un día después del nacimiento de
Roque Alejandro) se bautizó María José. Ella es también hermana cofrade e hija
del cofrade y el que fuera fiscal durante 20 años D. Juan José Gómez Monroy. También
estoy muy unido a él, hemos pasado muy buenos ratos trabajando para la Cofradía,
como todas las personas que forman parte de la familia Nazarena.
De
su matrimonio han surgido “de momento” tres preciosos retoños: Jorge José,
Elena y Julia Eugenia. Le gustan los niños. Es un padre que se desvive por su familia
y echa de menos el no poder estar más tiempo cerca de ellos y también me consta
que es un buen amo de casa.
Le
gusta el deporte, especialmente la bicicleta y la vida sana.
Participó
en las conferencias de formación Cofrade con el tema: “la importancia de los
símbolos en las cofradías” en enero de 2010
Colaboró
en el pregón del cuarto centenario de la Cofradía del Nazareno, cerrando dicho
acto.
En
resumen, es una persona sencilla, que mantiene su arraigo con su pueblo, con su
familia, con sus amigos, con su Cofradía y con su Semana Santa.
Te
pido disculpas Alejandro, porque quizás he podido olvidar algún acontecimiento,
pero no soy biógrafo, ni por supuesto
orador.
Sólo
me queda decirte, que ha llegado la hora
de pregonar la Semana Santa Alcalaína 2017. Sé que desde el cielo tu
padre te acompaña, y te dará fuerzas, que comience el pregón.
Jesús Mansilla Romero
PREGÓN
DE LA
SEMANA SANTA
DE
ALCALÁ DE LOS
GAZULES
AD MMXVII
Por Roque Alejandro Gallego Pérez
Contenido
Motivo y Razón de estar hoy aquí: Mi
Padre
Sensación
que sólo el que subió entiende
Me despierto al llegar
a la hijuela de la Peña de la Negra. Casi podría ver a Pedro, un día de lluvia,
emulando a Roque Gallego.
¡Cómo se pierden
los recuerdos en la Noche de los Tiempos!
Me dejo llevar,
carretera abajo, hasta el rincón de mi memoria donde guardo la vieja “arcancela”. Pastos dorados al Levante. El
viejo acebuche y Arroyo Corchuelo. Mis primeras clases de conducción sin llegar
a los pedales…
Sin apenas darme
cuenta, me asaltan el pasado y el presente: Arroyo Caliche.
El Rocinejo trae consigo
su olvidada escuela, más clases de conducción –ya sí llegando a los pedales-, la
venta, con tus innumerables amigos y mi desespero por volver pronto a… cualquiera
sabe qué... ¿Qué tendría yo mejor que hacer? … ¡Prisas!
Apartar ganadería
brava a pie… la base de las primeras avionetas contraincendios…
Cerro del Peso. “¡Qué ha saltado fuego a la altura del Peso!”…
Por más empeño que le ponía… ¿Dónde diantres estaba el Peso?
Mire a donde
mire.
Ahora ya sí que
toca despertar de verdad. El Cerro del Lobo y el arroyo de la Peguera avisan: al
Sol pronto lo engullirá una bóveda tupida de frondoso verdor.
Falsa ilusión. Sombras
que se desvanecen con las primeras verdades del Puerto de la Suela:
Quién lo visitó un
día húmedo sabe de la verdad buena parte.
Ahí a todos nos
falta el agua, las piernas, los pulmones… ¡sólo sobra el hierro!
y aparece la niebla…
o las nubes… o el séquito de San Pedro.
Y se pierde la civilización.
Y el Puerto del Membrillo nos levanta para tomar las primeras decisiones: ¿Buenas
Noches?, ¿Loma de los Gallegos?... ¿Para
Matanza era por aquí? ¿no?... ¿Y a quién le pregunto yo eso ahora?
“Jota no,
será La Jota, ¿no? Que no: Jota… ¡y qué más da!” Esa eterna corrección.
Arroyo del
Membrillo abajo con los primeros madroños, algún venado. Garganta de Arnao y
Albina la Oliva.
Y el tinte blanco
del aire que parece querer difuminarse.
Lagane, Malabrigo,
Garganta de los Laureles y Cerro del Deleite… ¡Ya la mitad de los que suben ni
hablan! ¡Señores: qué luego hay que
volver! Esa siempre es mi frase. Quizás heredada de él: anteponer siempre a los demás.
Y Barrancones. Y
la niebla definitivamente se va, y la tierra desaparece ante mis pies… ¡¡¡Las nubes!!! ¡¿Estoy sobre las nubes?!…
En un rincón del
Sur. En un rincón en el que la gente cuenta que es feliz –mi Alcalá-, en una
reserva de la Vida como es nuestro Parque, ¡¿y sobre las nubes?!… ¿Será esto el
Cielo? ¡Cuando menos es el Paraíso!
El paisaje se ha
tansformado en un mar de islas: La del Castillo de la Estrella, la del linaje
de los Relinque, la del Reino del Guadiaro…
Y a esto es que,
sin saber cómo, me he dado de bruces con él. Agazapado en su guarida. Esperando
pacientemente su maná.
El Príncipe de la Corte del Barbate: el Alberite.
Ya no hay sombra.
Ya no hay árboles. Ya nadie habla.
El que tiene algo
fuerzas las emplea para mirar, ahora desde arriba, al Alberite en su Garganta. ¡Cómo Impresiona eso!
Garganta del
Madroño, ¡ahí va otra de vértigo!
Piedra de la Breña, ¡que no te quiero ni mirar!
No sabes de dónde
salen las fuerzas para esos escasos metros que separan Puerto de la Yegua y
Pico del Montero.
Y echas el pie a
tierra.
Y pisas lo más
cerca que se nos deja estar del Cielo.
Y desesperas
cuando compruebas que la Loma de la Primilla te sigue “tapando” la Casa
Caliche.
A pesar de ello, crees
oír a Morante y a Lucero reclamando la ronda por El Toril o El Acebuchal.
Y te emocionas imaginando
poder contar los chaparros que sí que se llegan a ver de los Hocajos de Larios.
Y asumes que es lo más cerca que vas a poder estar aunque,
para ti, ya sea el mismísimo Paraíso.
Porque allí
arriba, callado, se puede hablar con
quien quieras hablar.
Por mucho que no
se rompa el silencio.
Por muy solo que puedas
estar.
Y hablas sin
querer parar.
Sin aceptar el
tiempo.
Huyendo del
destino.
Y no quieres volver.
¡Pero el frío del Cielo no está hecho para
los de carne y hueso!
Y lo tienes que hacer con un “¡Hasta pronto!”.
Y cabalgas otra
vez.
Y sin mirar atrás
te giras para despedirte de nuevo: “¡Hasta
la próxima!”.
Y te vuelves a
dormir, deseando que vuele el
calendario para despertar, otra vez, de regreso a nuestro Cielo.
Va por ti Papá.
Saludo a Autoridades y Agradecimiento
al Presentador
Con la venia,
-
Reverendo Sr. Párroco
de la del Mártir San Jorge de Alcalá de los Gazules, D. Tomás Díaz
Artola. En su nombre también el Consejo Local de Hermandades y Cofradías.
-
Sr. Alcalde,
Presidente del Ilustrísimo Ayuntamiento de Alcalá de los Gazules, D. Javier
Pizarro Ruíz. Miembros de la Corporación Municipal.
-
Hermana Mayor y
Comunidad del Beaterio de Jesús, María y José.
-
Dignísimas
Autoridades Civiles y Militares.
-
Hermanos Mayores
y Juntas de Gobierno de las Hermandades y Cofradías de Penitencia.
-
Hermano Mayor y
Junta de Gobierno de la Hermandad de Nuestra Señora de los Santos.
-
Miembros del
Consejo de Pastoral Parroquial.
-
Alcalaínos,
Cofrades. Amigos todos.
No puedo comenzar
de otra manera que agradeciendo a D. Jesús Mansilla el afecto demostrado a mi
familia -Josefa, Pilar y a mí mismo-, al hacerse cargo de presentarnos aquí hoy
ante ustedes.
Jesús, es un
honor para nosotros que alguien:
-
de tu prestigiada profesionalidad,
-
de tu ejemplaridad ciudadana,
-
de tu acreditada entrega como cofrade,
-
y de tu recorrido como Católico
padre de Familia
nos dignifique al
acompañarnos hoy aquí en tan señero acto.
Por ello:
-
Gracias, Muchas Gracias.
-
Muchas Gracias a ti por el sí que
nos diste.
-
Muchas Gracias Mariló, Julia y
Manuel por el tiempo que de él nos hayamos podido apropiar en vuestro
detrimento.
-
Más que Gracias también, por
supuesto, por lo que quisiste a mi Padre.
-
GRACIAS.
Prólogo
Introducción al Pregón del Pregonero
Como hombre de
Ciencias que me considero, me van a permitir que haga mía una parte de las Sagradas
Escrituras. Me quedaré sólo con un versículo, uno nada más. Uno que reza un
sencillo: “Buscad y encontraréis”
Mt. 7,7.
Será la materia
prima.
Lo acompañaré con
Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida
(Jn.14,6) que tanto sirvió como bandera de “Cristo Vive” demasiadas décadas
atrás.
También pondré un
poco de:
-
Jorge José, el otro Pepe Gallego, el
que tuvo el honor de ser bautizado frente a Jesús atado a la Columna.
-
Elena, la que me pide vídeos de
Semana Santa y se enfada conmigo si los detengo por alguna razón. Apunta
maneras.
-
Julia Eugenia, que tuvo a bien
nacer hace hoy justo un año. ¡Felicidades querida Julia! ¡Qué cálculo el de mi
mujer María José, preparar un día tan intenso como el de hoy!
-
Uno de los pilares claros que
sostiene mi vida en Alcalá, la Semana Santa.
-
Mi diáspora, en la que no sé
hablar de la Casa Pilatos sin más. Siempre
me refiero a la distancia que separa la Casa del Ducado de Alcalá de los Gazules
-la de Per Afán de Rivera, el Adelantado Mayor de Andalucía- de la Cruz del
Campo y que coincide, en número de pasos, con los que distancian la Casa del Prefecto
de la Provincia Romana de Judea –la de Poncio Pilatos, 24 a 36 d.C.- del Monte Calvario
en Jerusalén.
¿Qué más añadir?
Pues que acojo a
bien lo que a mi Padre les pueda rememorar… -Por él va a ser-.
Y así, a pesar de
lo mucho personal y profesional comprometido con este reto, créanme, tomo la
palabra para, uniendo mi voz a las de Josefa y Pilar, y con su intercesión, con la del Esposo y Padre que nos
acompaña siempre, dirigirme a Ustedes.
La Rosa
de los Vientos
Presentación del Hecho en sí de la
Semana Santa
Versar sobre la
Semana Santa de Alcalá de los Gazules supone, como pueden imaginar, un reto
para los que, desde que tenemos uso de razón, hemos convivido con la
iconografía y los valores que emanan de los Hechos que representa.
De entre los
primeros recuerdos que conservo de mi niñez, atesoro el de una fría noche, acurrucado
en el asiento trasero de un Dyane 6, sin
atreverme a asomar más allá de un temeroso ojo por la ventanilla. ¡Pavor frente
a un cortejo de penitentes y tambores llegando al Paseo de la Playa desde Santo
Domingo! Tal y como les cuento: ¡así es la vida y así podemos llegar a cambiar!
Pero es que la
Semana Santa es mucho más que imágenes. Es una llamada silenciosa que nos evoca
recuerdos al pasar por la de San Jorge o por la Victoria. Que nos activa y
predispone cuando el Invierno emprende su retiro más allá de la Sierra del
Aljibe. Es el retorno a nuestros orígenes.
No sé qué día tomé
los votos con la Semana Santa, debió ser un día cualquiera de esos que algún
amigo me arrastró hasta la Alameda de la Cruz y me crucé, en la Iglesia de la
Victoria, con el revuelo frenético y la Vida que hace brotar lirios y claveles
a su alrededor.
Hay estampas que desde
entonces siempre me acompañarán:
-
Entrar en la Victoria y encontrar
esa mole de acero que era el primer paso con el que procesionó el Nazareno.
-
Llevar barreños y barreños de
claveles, Su túnico, Su manto, caídas y demás ajuares desde la casa de Vicenta,
Alameda a través, hasta la Iglesia de la Victoria.
-
Colaborar en la preparación de la
Estación de Penitencia en una iglesia desprovista de manteles, ornamentos,
orfebrería –incluso sagrario-… y en la que todo se limpiaba meticulosamente en
el ya desaparecido patio trasero de la Victoria.
-
Viendo salir al Perdón en la
medianoche.
-
Acompañando a Nuestro Padre Jesús
Nazareno en la visita al Santuario (03/06/1984) tras su recuperación en los
años 80.
-
Portando el madero de Cristo con,
entre otros, Jesús Mansilla, por la calle Real abajo durante los múltiples
traslados.
-
Encerando ciriales de penitentes.
-
Compartiendo dos caras de una
misma moneda el año que Jesús Nazareno hizo Estación de Penitencia sin
acompañamiento musical. La magia que envolvió ese día todo… Distinta, ni mejor
ni peor, sencillamente distinta… Aunque para magia, la que nos aguardó al día
siguiente con las marchas que en la Victoria sonaron y las lágrimas que los
allí presentes derramamos. Sin lo uno nunca se hubiera vivido lo otro.
-
Sufriendo por no poder participar
de la Hermandad lo que me hubiera gustado en los más que duros años Universitarios.
-
Peinando claveles o haciendo monte
de lentisco.
-
Ver al Atado a la Columna retomar
a su anhelada Estación de Penitencia en este último –y seguro que definitivo-
periplo.
-
Trasladando a nuestros Titulares –Nazareno
y María de los Dolores- en el interior del Templo.
-
Alineando bancos en la Victoria.
-
Barriendo.
-
Ver al Santo Entierro volver un
Sábado Santo desde el inesperado refugio de la Victoria hacia su templo.
-
Disfrutar de la salida procesional
por el XXV aniversario de la
reconstitución de la Cofradía del Nazareno (2005).
-
La Magna que recorrió las calles
de Alcalá con motivo de una venida de la Virgen de los Santos (2010).
-
Disfrutar a la Agrupación Musical
Nuestro Padre Jesús Nazareno abordar, en mitad de la Estación de Penitencia, al
Santo Entierro y, generosamente, acompañar a nuestros hermanos hasta la Plaza
Alta.
-
La Luna llena caprichosa durante
la salida procesional conmemorativa del IV Centenario Nazareno. Todos los demás
actos que se programaron. La medalla de oro de la Ciudad.
-
Las mil y una maneras en las que
se puede montar y desmontar un palio de Virgen.
-
El recogimiento de los Viacrucis
de nuestro Pueblo: Hermanas del Beaterio, Cristo del Perdón, Medinaceli...
… y seguiría. Como
muchos de los que estáis aquí que también las vivisteis y con cariño las
atesoráis.
Y en casi todos
los instantes habría alguien a quién recordar de entre los que ya no están:
-
Gabriel Almagro, del que menos
recuerdos tengo pero al que más le debemos los nazarenos contemporáneos. No hablaré
de especial relación familiar porque, sencillamente, os considero una misma
familia.
-
Melchor Domínguez, generoso donde
los haya. Cuando había cientos de papeletas que sellar, cuando había que estar
en el templo con los Titulares expuestos y todos marchaban a comer. Vigilante
siempre a cualquier detalle… Melchor siempre sabía estar ahí.
-
Juan García, no seré yo quien os
hable aquí de nuestro “Juan Méndez”. Esa constante pasión por todo lo que
hacía. Cuán cerca lo tendrá Jesús el Nazareno. Cuántos favores le debe este
hijo agradecido.
-
Jaime Cordero. Ese eterno recuerdo
de conversaciones con mi Padre. Su añoranza por el boletín Nazareno. Siempre
aportando, sugiriendo, colaborando… y si él no podía, mandaba a alguno de sus
hijos, ¡que a eso seguro nadie le ganaba!
-
Domingo Ruiz. Él y toda su
familia. Creo verlos pan de oro en mano con sus remiendos en el altar que
hiciese falta. Todo generosidad que llegó incluso, en su máximo derroche, a devolver
al Atado a la Columna, junto a su Virgen de las Lágrimas, a las calles de
Alcalá.
-
Manuel Hermida, siempre apremiando
pero siempre con algo de razón.
-
Pepe Gallego, mi Padre. Qué os voy
a contar. Desde las esperas de Josefa, mi Madre, ante sus “ausencias” muchas semanas
antes de la Semana Santa, hasta encontrarnos hoy aquí, pasando por las dos
flores –lirio morado y dalia blanca- que subieron el año pasado a su dormitorio
cuando transitaron nuestros Titulares frente a nuestra Casa. En medio, en medio: podéis imaginar.
Y la Vida sigue.
Y la Semana Santa
en Alcalá de los Gazules, Tierra de aires y de Naturaleza en estado puro, revuelve
la vida de sus habitantes como torbellino primaveral que conformasen, al
confluir en una misma encrucijada de calles empinadas, los vientos procedentes de
sus cuatro puntos cardinales.
Para los de esta
vieja atalaya es algo consustancial. Hemos aprendido a convivir con ellos y,
cuando no están, hasta los echamos de
menos.
-
Cálido. Asilvestrado y frecuente,
es nuestro Levante
-
Frío, inusual y marcando la pauta
del día, es nuestro Norte,
-
Recio y húmedo. Anhelado para
afrontar los meses estivales, así es nuestro Poniente
-
Imprevisible. Unas veces lluvioso,
otras veces abrasador. Así de variable puede llegar a ser nuestro Sur.
Incluso las
brisas y las calmas pasean distintas por nuestras calles y plazas.
Todo es singular a
la sombra de la Torre del Homenaje.
Todo torna en peculiar
cuando la Puerta del Sol se ha de atravesar.
Un día
en calma primaveral.
El
júbilo de los niños
Si con tres hijos
no predico la alegría que son los niños, no debería estar hoy aquí
dirigiéndoles estas palabras.
La felicidad
plena que los niños nos brindan es algo sin igual. Sólo la compararía -efectivamente-
con el festejo, el gozo, el júbilo del momento en el que necesitados, marginados,
oprimidos y olvidados por una sociedad intransigente se sintiesen proveídos, escuchados,
respetados y amados. Así se sintieron los primeros, siglos atrás, en una
sociedad no muy distinta a la nuestra, cuando Jesús, el Mesías, entró en
Jerusalén precedido de su Mensaje de Esperanza y de Vida. Por este motivo, por
la pureza de sus almas, es más que necesario que el Domingo de Ramos sean
nuestros infantes los que, ataviados con trajes de la época, nos rememoren,
junto a Jesús y a las tres virtudes teologales –Esperanza, Caridad y Fe-, lo
que debieron sentir las gentes de Jerusalén con la entrada de Jesús: su y nuestro Salvador.
Jesús les dice
–nos dice-:
<< Dejadlos, no impidáis a los niños acercarse a
mí; de los que son como ellos es el reino de los cielos >> (Mt 19,14)
En el Domingo de
Ramos en Alcalá, las generaciones que se preparan para el Sacramento de la
Comunión, no son las que procesionan desde nuestra Parroquia de San Jorge hasta
la Iglesia de la Victoria: Es el mismísimo
EVANGELIO, la Palabra de Dios en su más básica y directa lectura la que se nos
presenta. Debemos entenderlo para comprender la Palabra.
Nuestros hijos,
sobrinos, hermanos, amigos, nos son expuestos como Templo Vivo de Dios, como
Mensaje de Jesús, como encarnación del Espíritu Santo.
Si añadimos a las
mencionadas Virtudes, aromatizamos un
mensaje que nada tiene de Parábola y todo de Palabra Viva.
Si, además, contemplamos
el cortejo por San Juan de Rivera abajo, y colmamos nuestros pulmones con el
perfume de margaritas y tierra húmeda de la umbría, a la par que abrazamos con
nuestra vista la Cuenca del Barbate, el colapso espiritual y de los sentidos
bien podría firmarlo la mismísima Santa Teresa.
No habrá en toda la Semana Santa de Alcalá de los
Gazules un Mensaje más pedagógico y más tangible que el que Jesús, un niño, nos
ofrece cada Domingo de Ramos.
<< En verdad os digo que el que no recibe el reino
de Dios como un niño no entrará en él >> (Lc 18,17)
La paloma que
volará en la Alameda, el Amor y la Paz que simboliza como aplicación del
Espíritu Santo, será el sello que lacre nuestro compromiso como hijos del Padre.
Viento de Levante que templas y das
vida a la Primavera
Esa
pequeña composición de Jesús y los dos Sayones
Los que
conocieron a Juana Barroso saben de su especial celo por el Patrimonio y el Legado
de valores de Alcalá de los Gazules. En especial, por aquellos de su barrio, de
su entorno, de la Plaza Alta, de la de San Jorge. De entre los que tuvieron la
suerte, los más allegados, ese círculo más próximo, rescatarán un recuerdo que
a este Pregonero le marcó en su infancia: esa imagen de Jesús atado a la Columna
con sus dos sayones. Damado piso de lograda similitud con el de la Parroquia
que realza la composición. Todo cubierto –protegido- por una urna de cristal a
modo de guardabrisas que resguardase del polvo e incautos a las figuras.
Me recuerdo, con la
indiscreción propia del infante, contemplando:
-
Cada minúscula gota de sangre que
dibujaba la crueldad humana en el torso desnudo y expuesto del Hijo hombre,
-
El rostro desencajado de Jesús, de
mirada perdida, de boca resignada,
-
Las muñecas asidas sin
contemplación alguna, exclamando, implorantes,
-
Las rodillas a punto de rendirse
ante el inhumano dolor…
Habría de llegar el
final de los años 80 para que un particular “Domingo de Ramos” hiciese de nuevo
llegar a Jesús Atado a la Columna hasta las gentes de Alcalá, hasta sus gentes.
Con el Barbate
haciendo las veces de Jordán, se pudo oír a un aprendiz de Diácono Cantar el Evangelio
Vivo y Promulgar a los hijos de Alcalá: venid y seguidme y os haré pescadores
de hombres. Vayamos juntos que así seremos los pies del Señor.
Y así sería como,
de la Galilea que va desde la Salá al
monte Ortega, del Cafarnaún que dista desde San Antonio al Pozo Abajo, Jesús
tomaría a aquellos generosos jóvenes – y no tan jóvenes- que habrían de ser sus
discípulos entregados. Esos hermanos en Cristo dispuestos a retornar al Señor,
en su martirio de la Columna, hasta las calles de Alcalá.
Muchas manos y hombros
generosos me brindaron entonces la posibilidad de entender que aquella, la
pequeña iconografía en la alcoba del Archivero y Sacristán ausente, no era más
que la réplica de la majestuosa e intensa escena de Jesús flagelado según los
Gazules.
La Venerable y
Ducal a partir de entonces:
-
retoma en las calles de Alcalá el
camino sin retorno del Reino de Dios,
-
lanza al Viento de Levante la red del
Amor sagrado que a todos nos habrá de abarcar,
-
y siembra la semilla joven que
habrá de florecer con el brío y esplendoroso fruto del buen encaste y del más
que esmerado fraterno cuidado diario.
Y es que, de este
modo, con la que naciese en Santo Domingo, despliegan los alcalaínos el Primer
Mandamiento. El único mandamiento: Ama a Dios. Ama a Dios, porque Amar a Dios es
amar al prójimo. Y Amar al prójimo debe llegar a ser, en su grado máximo, como lo
hace Jesús atado a la Columna: amando incluso
a quien no quiere tu bien, al que lleva la tristeza a tu interior.
Es por ello que nuestros
hermanos, forjados en la Columna del Pretorio, exponen ante todos nosotros, al
abrir los Martes Santos la Puerta de San Juan, la más hermosa de las acepciones
del Amor, el Amor según El Atado a la Columna.
Pero, aún siendo
la catequética la faceta más importante de esta y de todas las Hermandades y Cofradías,
no sería justo dejar pasar de largo el compromiso innegable con el que honra
este conjunto de hermanos a sus Titulares. Con estilo singular y personalidad, con todo el buen hacer posible y más que
más:
-
¿Por qué no puede ser la Estación
de Penitencia esmerada, ensalzada y hermosa?
-
¿Por qué el cofrade no puede estar
alegre y jubiloso del regalo que Dios le dio y demostrarlo con el cariño del
andar sostenido y cálido…?
-
¿No es justo sentirse feliz de poder
honrar a tu madre llevándola sobre el costal? ¿En tus brazos?
o
La que todo por nosotros lo dio,
o
la que nunca abandonó a Jesús,
o la que siempre está ahí,
o a Ella a la que acudimos ante el desconsuelo…
¿No
es realmente justo a la par que hermoso?
Y así nos lo
muestran y así me siento orgulloso de transmitirlo.
Jesús, el que
viste:
-
canastilla de Sol y Luna,
-
carmesíes, naranjas, morados,
verdes primaverales ante sus pies,
-
paño de pureza y pliegue al vuelo.
-
Desnuda piel y encarnada pena de dolor.
-
Demacrada faz provocada por lo
sostenido de la penitencia.
Madre, la de las
Lágrimas:
-
la pura,
-
la hermosa,
-
la de azul cielo en la noche
cerrada.
-
la que consuela el alma de todo
hijo,
-
la que corona con Soledad lo más
alto de Alcalá.
-
La que reina en las noches de
Martes Santo
Y sus sonidos ya
grabados en cada rincón de Alcalá:
-
Madrugá, que envuelve el anochecer cuando
revira el cortejo buscando los que fueran arrabales de extramuros.
-
Compás compartido de Campanilleros, en el devenir por la Real
de nuestra ciudad.
-
Rocío seco del
Cielo, el que nos impregna el corazón cuando divisamos sus miradas.
-
Caridad que recorres, la verde y blanca desde
el Guadalquivir hasta el Barbate, en
las noches de Martes Santo.
¿Y si todo se fundiese en crisol de gentes de Alcalá?
¿Qué esencia se nos ofrecería?
¿Cuál sería la fragancia del perfume final?
¿Cuál la cálida melodía que nos envolviese?
¿Qué imagen esa
que perdurase en el recuerdo?
Sería, sin dudarlo,
la del Estandarte, la Insignia, el Mascarón de la Semana Santa de Alcalá de los
Gazules que sabe llevar con maestría el habla de nuestro pueblo más allá de
cerros y lomas cuando se oye:
-
el sonido de sus espartos,
-
el crujir de la candelería al
tocar tierra tras acabar el vuelo,
-
el crepitar de las bambalinas con
sus bellotas,
-
el silencio de las miradas
entregadas al revirar,
-
la voz del Capataz que siempre
llamará…
¡Ya
estamos en la calle!
Tensa espera la sufrida, todo un año vence ya
Yo no quiero recogido a mi Cristo en soledad
Aire fresco por metales, la obertura marcará
Sones claros y paso firme encaminando a la
Hermandad
¡Os quiero
listos mis valientes!
Que la alpaca repujada brilla más que el astro Sol
Y el bordón de los tambores aguarda presto ya el llamar
Las caídas libres descendieron con su sordo son
Y sin brazos la Zambrana ahora mismo vuelve a
estar.
¡A esta
es!
Levantá que aguardas presta el empuje del costal
Candelabros revirados en su sitio “pa” alumbrar
Llamador forjado en años del más noble metal
Acólitos, como uno solo, que comienzan a avanzar.
¡Menos
paso!
Que las prisas no son buenas si os paráis a
pensar
En lo pronto que el camino recuerdo finado será
Que ni el costero acompañado por promesa a saldar
Rauda indulgencia clemente al penitente otorgará.
¡Izquierda
atrás!
Son las sendas sus callejas heridas vivas de
Alcalá
Ríos plenos de Historia que empeñados siempre
están
En llevar con su Columna al atado más allá
Del tortuoso y empinado surco que la tradición
dictará.
Silencio en
la distancia cuando contempla el Capataz ¡Que también es voz!
Claveles y gladiolos que en parejas bailarán
Al compás del paso roto por patero al marcar
Brioso sesgo, vida propia, Jesús suspira el
ademán
Del camino libre y senda propia de la marcha al
sonar.
¡Qué
poquito nos queda ya!
Mil los sones que susurran desde el interior del
corazón
Cada uno palpitando: su motivo, su oración…
Dime tú, costalero, si acaso columna con tesón
Pesa menos que escrito Destino en camino de Sión.
¡Qué
orgulloso estoy de Ustedes! ¡Vamos juntos, como siempre!
Sentimientos en cuadrilla que llamada glosarán
Costaleros de pasión. Compromiso a Alcalá
Parihuela descansada como en único costal
Sustento a trabajaderas y al alma paz.
¡Pasos cortos
mis hermanos, para entrar a las puertas del Cielo!
En la mirada nos regala el Mensaje de humildad
Que la Columna no nos ata para Misericordia
entregar
Es sendero el recorrido con sincera Verdad
Por Jesús, por nosotros, en la Vida el
peregrinar.
¡Y ahí
quedó!
Racheao, pulso aliviao,
Derecha adelante, izquierda atrás
Al cielo con él, a esta es
De costero a costero en cada chicotá
Quedad dormidos, en reposo
Aletargados nada más
Que seguro el tiempo, bondadoso
En no más de un año nos volverá a llamar
Vosotros,
costaleros, que de esto también sabéis bastante más que yo, me podríais contar
cómo domeñáis el momento y cómo, con el hábito que da la maestría, templáis la
emoción del más difícil aún: mimar a
María. Tan difícil me resulta que, por eso, no encuentro similitud
cercana a lo admirable que resulta cómo
la paseáis cuando aplica la advocación de las Lágrimas.
María que apenada derramas tus Lágrimas
Lágrimas de Madre que humedecen tu rostro
Rostro Divino que sobrecoge a las almas
Almas sencillas que tu manto anhelan y no otro
Nada más doloroso que seguirle
Pena sin medida la que cobijas
Silencio guardado desde el parirle
Mas con Amor inmenso le abrigas
Bambalinas azules que aleteando secáis
Los pequeños brillantes del rostro a María
Pensad un momento que borlones lleváis
No vaya a ser que rocéis sus mejillas
Varales plateados que en el cielo dibujáis
Recodos y calles que beberisco marcaría
Perillas inquietas que en la noche brilláis
Guiando a los fieles tras el paso de María
Partitura en clave de emociones
Sinfonía de claveles, rosas y romero
Instrumentos que interpretan a los ausentes
Notas de lavanda y azahar suben hasta el cielo
Y allí, asomados al divino templete
Una legión de querubines jalean en verso
Que las marías rizadas ni son hermosas
Comparadas con Lágrimas bajada del Cielo
María, la del rostro que a las lumbres ensombrece
Lagrimas de Columna que coronada te hicieron
Rosario con las cuentas que a tus hijos obedece
Virgen de los Santos te acompaña en azul cielo
Plaza Alta mientras que el palio se mece
Piensa que sobran casas, farolas y templo
Ese es el trono que mi Virgen merece
Expuesta a Picacho y a Janda, a su Reino
Haberse suspendido el tiempo parece
Caídas colgadas al aire en cada racheo
Esto es un milagro incrédulas piensan
Primillas, zorzales, vencejos y jilgueros
Mientras en luceros el agua florece
Lágrimas de rosa, jazmín o majoleto
Estrellas de Cielo hermoso ellas parecen
Posadas en rostro frente a candelero
Lágrimas que nombráis a mi Virgen
Lágrimas de llanto que sois mi tormento
Rostrillo y pañuelo empapado estáis
Por más que apriete el Levante certero
Y recuerdo en tu nombre razón que arriare
La que por mi culpa no secan manantiales de hielo
Que soy yo con mis caídas y maldades
El que debiera cargar con tu peso al completo
Señora de Alcalá, María y Madre tú eres
Esperar a Pentecostés yo no quiero
Que en tu rostro divino a mí se me muestre
Verdad de Columna. No yagas ni heridas del hierro
Virgen de las Lágrimas que no nos encuentres
Asomados al visillo de nuestros recuerdos
Cuando plegaria en la noche te llegue
Tras lo que pudo haber sido y no fue hecho
Alamares de palio espantadnos los males
Que queremos cumplir mandamiento
Por tus hijos que oración nunca falte
Jesús mío a través de ella te cuento
Virgen de las Lágrimas qué más mi palabra
Si hasta en la Gloria de aquí sienten celos
Que los Martes Santos a Alcalá bajas
Y junto a Jesús os cuidan, como os miman en el Cielo
Viento del Norte, el que nos hiela el
corazón
Derroche
de Amor y Recogimiento en el Silencio y la Oscuridad
El acerbo popular
ha hecho suyo el refrán: “Las cosas realmente hermosas sólo se pueden ver con
los ojos cerrados”. Espero permitan a este Pregonero reformular este dicho con una
particular Segunda Lectura: “Las cosas realmente hermosas sólo pueden ser
vistas en la oscuridad de las noches de Alcalá de los Gazules”.
Enunciado de este
modo, quizás siga pareciendo aún más pretencioso si cabe. Un verdadero
sinsentido para el foráneo, aunque, abusando de la pasión que aquí hoy nos une,
compartiré con Ustedes como, en la muy Noble, esta manera de hablar -este aforismo-
adquiere, posee y reivindica para sí, toda
la verdad, el sentido y la pasión con el que el aroma de los sentimientos arriba
en las noches del Miércoles Santo. Que aquí, hermanos, no hay noche que
desmerezca al día.
La Oscuridad nos
abre el sentido de la vista a lo esencial, a lo capital. Almizcle de enraizadas
tinieblas ancestrales y Miércoles Santo alcalaíno. Ungüento que estremece y
resquebraja el alma. Recogimiento, en el Ecuador de la Semana Santa, que rememora
las “Cinco Yagas” y las hace presentes mientras amalgama en el Perdón: Palabra de Oración, Misericordia y Amor Infinito.
Palabra, Palabra de Oración. Esa
que se materializa en Oración Silenciosa, sí. La que encarna en nuestras
noches, los cuarenta días -con sus cuarenta noches- durante los que Jesús ora en
silencio en el desierto antes de ser tentado. Particular Getsemaní empedrado en
granito, Sermón de las siete Palabras en calles revueltas, Monte Tabor almenado...
Las gentes de San Jorge haremos que esta Palabra de Oración, en el Miércoles
Santo de Alcalá, se vista de Perdón y se escriba de Silencio. Y es que, no puede
haber mayor bautismo de tu pueblo, que el serlo con el estigma del Silencio,
porque Silencio, que nunca se nos olvide, es el nombre secular de Dios.
Misericordia. ¡Oh! Jesús misericordioso, rezamos. Virtud
expuesta ante nosotros en la advocación del Perdón. Jesús, el que me tiene a su
frente, nos cita en las dominicales con la gracia perpetua del que expira como errado
reo y, a pesar de ello, es divinamente compasivo. ¡Qué regalo para las gentes
de Alcalá de los Gazules poder tenerte presente en su Parroquia, Cristo del
Perdón! ¡Y qué afortunados somos por poderte alojar en nuestros corazones todos
los días!
Y finalmente, Amor Infinito. Ese
Amor -Catecismo Cristiano- es aquél que desde nuestra más tierna infancia, nos
inculca los Diez Mandamientos. Todos Ellos son sencillos, directos, cerrados a
interpretaciones y que, en la de El Perdón advocación, compila los primeros
deberes a modo del más hermoso y florido de los ramilletes que podamos
encontrar: Dios ante todo –por nosotros como le había sido encomendado- y al
prójimo como a ti mismo –incluso cuando le llevan a la Cruz-.
Pero esta Palabra
callada, la tierna Misericordia y el Amor de Dios no quedan en una mística casi
reservada al camino de la Santidad. No se pierden como palabras cinceladas para
una arquitectura de proclama. Tomarán forma en la del Perdón en su más simbólica
esencia: en la Cruz de Guía y en la propia Cruz de Jesús. Cruces que marcan, de
muy distinta manera, el mismo Camino. Cruces que tallan sus maderos del árbol
de las familias de Alcalá de los Gazules. Tradición que pasa, en el más
absoluto de los silencios, de Padres a hijos como la semilla del fruto
garantiza el sustento a la descendencia.
Que aquí es donde se conforma y repuja el sello del Silencio
según el Perdón.
Todo aquel que se
acerque será mi hermano, todo hermano será correspondido como tal. Así obran en
la Familia del Perdón:
-
Pues nunca faltaron brazos a
arrimar frente a la labor como nunca faltan manos para plantar la mesa del almuerzo
familiar.
-
Cortejo siempre nutrido, como
familia que se reúne y, por más que pase el tiempo, los comensales siempre completan
los sitios.
-
El orgullo de ser tradición del recogimiento como
valor e identidad que apellida y dinastía al Señor de los Miércoles Santos.
-
Mucho, muchísimo más que honroso Decanato
de la Familia de la Semana Santa de Alcalá de los Gazules. En nuestra Semana
Santa, ante la llamada al cofrade Manuel, en el Perdón, responden al unísono una
centena de orgullosos y ejemplarizantes años. Por más hermanos como Manuel
Gutiérrez en el Perdón y en el resto de Hermandades y Cofradías.
-
Hachones de luz como único
resquicio de presunción. Que entre los nuestros sólo ha lugar a valores.
-
Infantes participando de la
Estación de Penitencia con un sello especial: el acuñado por padres y abuelos,
el del silencio, el del rigor en el peregrinar que ejemplariza el respeto al
Crucificado.
-
Familia extendida a todos los de
Alcalá cuando los del Silencio revisan las Sagradas Escrituras y convierten en alcornocal al Gólgota de
los Cristianos. Amor y ternura que alfombra el símbolo de la
cristiandad con nuestro más preciado tesoro, con la seña de identidad que dio a todas las familias de Alcalá, de una u
otra manera, el sustento –la otra Vida, la que no es eterna-.
Cristo del Perdón de rendida mirada
Triste humanidad la del expirado
Cierto en la dicha que has donado
Y con Amor generoso del Hijo forjada
El Perdón a tus hijos es la morada
Eterna clemencia la del Padre amado
Indulgente también con nos y abnegado
Espina triste la que dejamos encallada
Entrega sin igual la del Jesús doliente
Llevando la Verdad del Camino enseñado
Con callado de Amor y Palabra a las gentes
Camino en las esquinas del Pueblo marcado
Rescoldos de alma del que fuera antes
Sendero errante y en el tiempo hallado
¡Qué alegría sentir esta ansia de reconoceros
públicamente, hermanos!
¡Qué alegría tener tanto que aprender de vosotros!
¡Qué alegría comprobar cómo lleváis el
recogimiento pleno a las calles y gentes de Alcalá en las noches de Miércoles
Santo!
¡Qué alegría saber que los valores cristianos
que tanto acobardan hoy en día son, para vosotros, hermanos del Perdón: seña de identidad y presentación!
¡Qué inmensa alegría que Jesús os escogiese
como Árbol de Familias con el que tallar su Gazul Cruz!
¡Qué Alegría!
Único Perdón
el que al paso bajo del Sol permaneces en la oscuridad.
Único Perdón
que el tañer de la humilde madera en sinfonía transformarás.
Único Perdón
que a la promesa en verso cumplida con el anónimo silencio responderás.
Cristo del Perdón al que el destino encomendó
Hojas pendientes del árbol de los Sonidos de
Alcalá
Con mudo arpegio triste al expirar nos brindó
Eterno silencio por siempre en Miércoles Santo de
Alcalá
Cruz de martirio que en penumbras avanzas
Buscando en silencio a la de San Jorge llegar
Repique en la noche resuena de campanas
Aunque a Gazules en Miércoles Santo no haga falta
convocar
Asomaron ya vigías que protegen las esquinas
Centinelas perennes del Mensaje a guardar
Cuatro las voces que escriben con distintas
letras
Una misma Palabra de Evangelio a proclamar
Jambas de Sagrado atrás han quedado
Luces sembradas en hachones amanecieron a la par
Pétalos de sangre y coraza de vida
Gólgota que en la oscuridad se puede adivinar
Dintel que por fin afrontas
En Griego, Latín y Hebreo para que nadie pueda
rehusar
Que Jesús de Nazaret, el rey de los judíos
En Cruz de pecado clavado está
Poco a poco llegas al empedrado rancio
Sobre la más alta de nuestras plazas te posarán
Con más cariño todavía y muy despacio
Larguero de Cruz a lo más alto se erigirá
Tus hermanos costaleros liberan entonces
Paso sobrio que identidad les ha de dar
El beaterio les espera con Ángel de Viera
Eterno y Debido ritual a saldar
Cara a cara, frente a frente.
Hermanas del Beaterio y el del Silencio ya están.
Y es que el que otrora fuera Estudiante
Necesaria formación cristiana nos insta a
recordar
Cirios de sangre custodian la escena
Lumbre muy tenue a la noche le dan
Más es la de Cristo única Luz Verdadera
Que en Penitencia y en Vida nos ha de guiar
Prosigue el Mensaje en camino de sombras
La mayor plaza del Pueblo pequeña se va a aquedar
Cuando Jesús en silencio encamina sus pasos
Hacia la que el Sol todos los días ve levantar
Allí donde arrecian los vientos
El que sopla frío del Norte nos hará recordar
Ni Torre del Homenaje conversa en los tiempos
Desgarros de su alma puede remendar
Cuán triste en presentes se vuelve la pena
Al ver al Amado, al Predilecto a punto de expirar
San Francisco se siente menos Santo
¡¿Cómo a tal punto pudimos llegar?!
Ríos de silencio remansan en quiebros
Arcipreste Roa y Plazuela en ello son ejemplar
Estanque de vida así se vuelve Alameda
Que la sed del creyente en Victoria se debe
saciar
Jesús entonces al volver la recuerda
La que morada del Perdón fuere ya
No mucho tiempo, lo justo y necesario
Hasta que la Parroquia hábil otra vez volvió a
estar
Su presencia desde entonces en Victoria rememoran
Ilusión no se pierde de volver a hospedar
Cofrades del Nazareno y Dolores añoran
Agradecido por siempre los del Camino
Neocatecumenal
La Cruz de Guía entonces desanda sus pasos
La Miga, Las Brozas y Cádiz de lejos la ven pasar
Guardemos el brillo de nuestras luces susurran
Hasta que El Cristo del Perdón pasado haya ya
Envuelto en silencio prosigue el cortejo
La noche en madrugada pronto romperá
Impaciente aguarda la estampa de estampas:
El Silencio en San Juan de Rivera al verlo
caminar
Los naranjos perfuman el aire
Parece que todo el azahar hubiese esperado a
brotar
Al comienzo, puerta de la Villa mira al horizonte
Al final, nuestro pasado con castillo a modo de
altar
La vida en la Tierra discurre por el valle
La Vida eterna cerro arriba en el madero va
Agua que alimenta nuestras tierras la una
Agua que limpia nuestros pecados, Crucificado
traerá
Cristo del Perdón que te detienes
Cuando San Juan y San Vicente se han de encontrar
Mirando a la Coracha tu rostro transfiguras
Amor y Perdón a los que se fueron quieres mostrar
Silueta en la noche preside
Oración que unidos hemos todos de rezar
El que más y el que menos tristeza
A todos añoranza nos ha de embargar
Quizás el perdón no dimos a su debido tiempo
Tal vez tarde vinimos a llegar
Recordemos la Palabra sobre servir a dos señores
Hijos de la Luz: sólo el Amor os ha de guiar
El Cristo del Perdón con Mensaje ha cumplido
El Hijo de Dios a la de San Jorge camina a buscar
Es justo entonces cuando los costaleros
Más por su Cristo se quieren esmerar
¿Será posible milagro si mezo
A Cristo como nunca antes se haya hecho ya?
Quizás Jesús se arrepienta
Y con sus hijos por siempre desee caminar
Pero el destino de Cristo es bien otro
Meced así con esmero, pero al que hayáis de
encontrar
Jesús nos dijo sobre hacerle al prójimo:
A mí también me lo hacéis a la par
Y así la de San Juan en silencio afronta
Con rostro a sus hijos sin querer apartar
No hay bullicio en la Plaza Alta
Y eso que con muchedumbre siempre ha de regresar
Otro año, nuevas gentes
La misma puerta se cerrará
A descansar en Parroquia del Mártir
Para en Silencio volverte a orar
Sólo una cosa yo te pido
Mi Cristo del Perdón de Alcalá
A un hermano este año
Yo he echado a faltar
Atento a esos Horcajos del Cielo
Quizás algún día te lo has de encontrar
Hazme el favor te lo ruego
Por si ahí arriba me lo puedes cuidar
Viento del Sur, el que enjuga con lluvia
y aire templado al Verde Primaveral, a nuestro Verde Esperanza
Verde
que te Que te Quiero Verde le oía con frecuencia susurrar con esa voz cantarina
moldeada por toda una vida educando a niños
Por lo general,
el color Verde de nuestra Andalucía, de la Sierra de Cádiz que nos parió y crió,
está ligado a la virtud de la Esperanza. Igualmente, el Verde, con todos sus
tonos, matices e intensidades, es siempre sinónimo de Vida. En esta ocasión, de
entre todo el arcoíris de Verdes que la Creación nos da con el paso de las Estaciones,
haré mío uno que ustedes conocen muy bien: el Verde que sacia nuestras retinas
cuando, en una tarde luminosa cualquiera, de esas que cabalgan entre el Invierno
y la Primavera, salimos de las entrañas de la tierra por el Puerto de Tablada
hacia la Loma de los Ratones.
Ese Verde que
delata días pasados en los que, el que sopla generoso desde el Océano, regó el
sustento de nuestras Retintas y Payoyas. Ese Verde que refleja el Sol del Sur
como en ningún otro rincón conocido se ha de encontrar. El que durante la Primavera
calienta sin quemar a las camadas, el mismo que alumbra la Vida sin marchitar yemas
ni brotes. Ese Verde que asombrará a los norteños por encontrarlo aquí, en el
Sur. El mismo. Ese mismo Verde abrazó a este Pregonero una tarde cálida de
Cuaresma cuando, tras otro desencuentro con la impotente Ciencia, y transitando
sobre el Álamo, contempló la mirada de su compañero de viaje: perdida en las
lomas que alzan el camino hacia el Puerto de Levante, entregándose a ellas con
la serenidad que tan sólo los años pueden dar.
En ese preciso momento,
en ese mismo instante, en el que puedes contemplar detenido el segundero del
reloj, es cuando entiendes que la vida te arrebata la protección que siempre te
brinda un Padre: esa que ves y de la que eres consciente, y esa otra que no ves
y de la que tampoco eres consciente hasta que ya es demasiado tarde. Entonces, comienzas
otra etapa de la Vida y das gracias por sentirte
acompañado del rostro amable de Jesús.
El resorte del
subconsciente templó en ese momento las emociones. Con larga cambiada, transformó
el caudaloso nervio de vida y las ondulantes yerbas alamedas en las lomas de
Isla Verde y en nuestro Rey Barbate. Podría haber sido cualquier otro cercano
humedal en las previas de la Semana Santa. Afloró el ritual de antaño en el que
se comprobaba si los lirios habían florecido ya o todavía los pétalos
aguardarían guarecidos del frío unos días más. Creí oírle casi recitar: que además de ser más bonitos que los de
invernadero, los silvestres, nos regalan su aroma. El mismo Mar Verde
ondulante y caprichosamente florido que la Naturaleza nos da.
El año pasado mi Padre, a quien lejanamente represento
hoy aquí, hizo la Estación de Penitencia más complicada de su vida al cargar
con la Cruz de la enfermedad. Esa Estación de Penitencia deja atrás, pero que
muy atrás, los muchos años sucesivos que llevo acompañando a Jesús, siguiendo
sus pasos con figurada Cruz. Alfil abnegado de la necesidad que surja tras de
la de Guía. Ya sea con cálido atardecer, fresco anochecer, levantera alcalaína
e, incluso, lluvia desconsolante que nos retiene en nuestra Victoria. Y es que yo
no sería el que hoy soy –ni seguro que estaría hoy aquí-, sin él. Tal vez algunos
de vosotros también conjuguéis la primera persona del “ser” armados de tan singular
razón: la del afecto y el cariño hacia
aquel del que algo aprendimos o algo nos enseñó. Al fin y al cabo, todos somos
vestigios, en mayor o menor medida, de lo que fueron, son para los Cristianos, nuestros
mayores.
Al que hoy le
pongo la voz aguantó sin lamento, reproche o rencor, y con la fuerza que sin
duda recibió, su Cruz. Ejemplo, otro más, de sus valores, de por lo que entendió
merece la pena sacrificarse, de aquello por lo que ciertamente nos debemos
encomendar. Así nos honró, nos educó:
-
Con la máxima del cariño sincero
de amigos sabedores que no habrían de aguardar denarios.
-
Mostrando en la Vida esa cosecha
estival del cariño y el respeto que a todos nos gustaría recolectar.
-
Aceptando el duro trance de la
enfermedad como parte de la Vida, la que se escribe con mayúsculas y es eterna.
La que viene de la mano de la Fe.
Y es que todo el mundo considera lo que José
Gallego, Pepe Gallego, aportó, sin darse cuenta de que, en realidad, él fue quien recibió de Jesús el Nazareno. De Jesús y
de todos los discípulos que con él peregrinasteis y peregrinamos:
-
No hubo Nazareno que ocultase su hombro
ni cuando San Juan acompañaba a Madre e Hijo los Jueves Santos en el recuperado
procesionar.
-
Nunca faltó el compañero de senda
Real arriba y Chamorro abajo hasta Patio de las Campanas cuando de la necesidad
se hacía virtud y cualquier rincón valía para reservar los enseres.
-
Nadie se sintió en soledad o
fatigado al forjarse los pilares de la que hoy nos cobija a todos como Casa
Hermandad. Encofrado legado generoso que brindar a los que vendrán.
-
Eterno baile de escobas que, en
silencio y sin haber sido llamadas, recogen afanadas lo que olvidado quedó.
-
Trabajo sin descanso como
distintivo de la Cofradía del Nazareno. Tomaré esta de cofrade curtido desde el
primer esfuerzo: «no hay descanso del
Nazareno de Alcalá hasta que todo quede listo para revista del año que ha de
venir». A algún presente le sonará.
-
Que no habrá Nazareno que camine en
soledad mientras Jesús, el Hijo, y María, la Madre, en su advocación de los
Dolores, ejerzan escuchando e intercediendo plegarias, susurros y favores.
Los Nazarenos,
los del olvido, los de antes, los de ahora, los que vendrán. Todos los de la túnica
morada, sin darnos cuenta y gracias a Él, al Señor de la Victoria, hacemos:
-
De nuestra Hermandad, modelo de
Vida.
-
De Jesús, el aire que hace a
nuestro corazón latir.
-
De la de los Dolores nuestro paño
de lágrimas.
Y es que, al
final, para todos nosotros como para Pepe, no se contempla la imagen de Jesús
el Nazareno sin la compañía de María de los Dolores. No nos contemplamos sin la
compañía de Jesús y de María tal y como ya quedó escrito en el Libro Sagrado
para los tiempos que hubieren de venir:
«En esto
consiste el Amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos
amó» (1 Jn. 4, 10).
Dios que amas y a tus hijos regalas
La bendición del día y el descanso eterno.
Jesús que esculpes con hechos de vida
Pauta de Amor al corazón enfermo
Espíritu Santo que en solo una contemplas
Resurrección y Perdón al hijo y hermano.
María discreta tú que siempre le acompañas
Con dolor humano por el pecado originado.
Verdades de un hecho que conforman
Semana Santa y resto de año
Quién pudiera con los que a tu lado caminan
Ser parte del consuelo de inimaginable tamaño.
Jesús Nazareno que caminaste por la Vía Dolorosa
Salvador de Judíos, Redentor de Cristianos.
Te negaron por tres veces con la voz temblorosa
Y a pesar del repudio amaste al hermano.
Nazareno que a Pilatos atrás dejas caminando
Ya en Pretorio de Judea el Prefecto ha
sentenciado.
Nazareno que Victoria abandonas caminando
Angosto pórtico no es reflejo del suplicio
soportado.
Con tres caídas cuenta el camino
Con madero de muerte es lastrado.
Nazareno que en Alcalá repites destino
De Cruz al hombro penado.
Se funde Sagrada Escritura en mis calles
Añado al Sanedrín mis pecados
Veo el túnico púrpura tapando los males
Latigazos o avaricias, da igual, todos malvados
Jesús no distingue del de Jerusalén al gazul empedrado
El Hijo no entiende de presentes ni pasados
Y nosotros con plegarias al favor anhelado
Mientras olvidamos tristeza del Corazón confiado.
Nazareno que en Alameda tienes
Reunido a tu pueblo aguardando
Espera callada que rompe
En la noche entrada atronando
Así las gracias tus hijos te ofrecen
Con aplausos en sencillo canto
Algún viva también se escapa
Más de una lágrima seguro ha brotado
Costalero que suena en metales
Silencio que atrona ahí abajo
Parece que Cristo caminase
Con pie izquierdo siempre avanzando
Jesús de humana pisada,
Nazareno a Cruz abrazado.
Mirada al monte que avanzas,
Sin huella marcada a tu paso
Mientras abiertas las puertas
Atrás de Victoria quedaron.
María, la Madre que anhela
Dolores de Madre callados.
Mi hijo penando en camino
Real arriba ha marchado
Entended su mensaje Divino
Abrid más las puertas, no aguanto
Imposible parece que salga
El carmesí, fuego y plateado
Mas obran entonces tus hijos
El sabio hacer de año tras año
Los Gazules ahora sí rinden cuentas
A viejo y sabio refrán Castellano.
Tres los Soles de las cuentas
Tres los días enmarcados.
Plazuela de Emigrantes e Ildefonso Romero,
Santo Juan de Ribera,
Santo Vicente otro tanto,
Irán acunando a Rocío, a Amargura o a Calvario
Granito tallado a pies de Cargadores,
Fragancia de incienso y lentisco a tu paso
Plegaria del enfermo tras los cristales
Oración y recuerdo al Campo Santo
Y justo antes de que descanse
La empinada que abre paso
A la que preside San Jorge
En su Parroquia de antaño
La Cruz de Guía quebrará el camino
El natural,
el esperado
Ante Soledad, irónico nombre
Para la muchedumbre que allí se ha agolpado
Más corto que de costumbre
Menos marcado ahora el paso.
Los barrotes y las lumbres
Son las lindes a cada lado.
Los vaivenes se reducen
Revirando ambos pasos
Voz de mando la que se oye
Tensión se palpa en los costados.
Los acordes de agrupación y banda
Modularán el son marcado
Beaterio y hermanas rezando
Salve María con los hermanos
Hermoso acto que agradece
Entrega, enseñanza y orden de tantos años
Nazareno y Dolores juntos
Alcalá de los Gazules acompañando
Ahora sí Plaza Alta,
Por Parroquia hasta Sánchez Aguayo.
Sánchez Díaz y Carril Alto
Sáinz de Andino ahora llamado
Real de vuelta y Alameda
Los mismos que salieron han llegado
Que nadie falta al Nazareno,
Que a la de los Dolores han acompañado
Madrugá ya es de Viernes Santo
Cansancio que a todos acabó alcanzando
Mas sin embargo bajo el paso tus hijos
La vez no dan ni aun rogando
Súbito puzle descompone
Laterales y caídas en presagio
De hornacina que en templo espera
A los que fueron y son más que Santos
La entrada parece más pequeña
No es tamaño y sí autoengaño
Quisiéramos con nosotros en las calles
Por siempre a María y Nazareno caminando.
Pero la voz del Padre a los hijos susurra
Está escrito en Calvario,
Que es sacrificio de Amor por vosotros
No toméis la lección nunca en vano.
Los gazules hijos al Padre obedecen,
Más de una lágrima el rostro ha bajado.
Ser aplicado hijo no redime
De la pena y tristeza hasta el próximo año.
Y los pasos entran dentro,
Y las puertas acaban cerrando
Soplo que apaga la vida
Cuando luz de cera ha expirado
Mar de abrazos, emoción en rostro
Corazones henchidos a cada paso
Todos rebosan alegres en reencuentro
Tras el noble desempeño logrado
Jesús descansa ya en casa
María mirándolo ha quedado
Última oración y suspiro
Que hasta las luces el sueño han buscado
Los pabilos enfrían su alma
Ni una voz en Victoria ha sonado
Cierra la pequeña puerta de la Sacristía
Adentro sólo la luz del Sagrario ha quedado
No sé el que viene cómo estaremos
Por ilusión mi Dolores, ¡ni dudarlo!
Si tengo salud Jesús Nazareno
Allí mis manos estarán otro año
---/---
Y es que hasta el próximo Jueves Santo Jesús mío
En este atril te estaría versando
Mi vida sin ti no la entiendo
Sin ti, duro camino es el año.
Dolores
de Victoria en Alameda poblada
Por ti
secaría Alberite, Montero, Rocinejo y otros tantos
Si
fuere ese el agua que aplacase
La sed de rezarte todo un año
El Viento
del Oeste, el de Poniente, el que trae la lluvia para que prosiga la Vida
La de
todos
Si se me plantease la pregunta, sin dudarlo respondería:
La manera más sencilla
y directa de entender la Semana Santa de Alcalá de los Gazules es ahondar en lo
que significa y representa para nosotros -sus moradores- La HERMANDAD DEL SANTO
ENTIERRO DE CRISTO Y NUESTRA SEÑORA DE LA SOLEDAD, o lo que es lo mismo, El
Santo Entierro, que así es como se la conoce popularmente en el mismísimo Corazón
de la Ruta del Toro.
El Santo Entierro,
desde su atalaya en la Parroquia de San Jorge, se alía con los vientos del
Poniente, los que soplan fríos y húmedos, para vestir de solemne duelo a la Semana
Santa.
Desde los Santos
Oficios ya nos obsequia con la esencia lejana, presente sólo en el recuerdo de
los más mayores, de la Parroquia en penumbras, la presidencia del Tenebrario ,
Salmos –Miserere- y Lamentaciones en ese Latín modulado que sólo los rituales
Católicos confieren...
Pero si
siguiésemos con una exaltación a la usanza, de ese modo, echaríamos a tierra el
peso que realmente los Hermanos del Santo Entierro han soportado y soportan
todos los años. No reconoceríamos el verdadero ser del Cofrade de Alcalá, que,
si me permiten, se aloja en su forma más ejemplar en el corazón de nuestros
Hermanos del Santo Entierro.
Hacer frente, año
tras año, a la adversidad, para permitir completar el muestrario de la
iconografía propia de nuestra Semana Grande de Fe: hoy en día, no encuentra igual en toda nuestra localidad. Acúñese
si es necesario. Si algo debe ser pregonado –y no solo al viento de Poniente-
es la generosidad y el latir cofrade
de la Plaza Alta y allegados aún cuando llegan “las duras”.
Si hay necesidad
de multiplicar panes y peces, en Alcalá de los Gazules, eso ha de suceder siempre
por la intercesión de María en su advocación de la Soledad. Que no nos quepa duda. El
encontrar recursos, hombros y manos generosas ante la carestía, es un claro
ejemplo de la intercesión de María para recordarnos, como Madre nuestra que es,
que:
-
El Camino de Jesús está escrito en
la Palabra,
-
La vida no debe ser una eterna
fantasía comercial y sí una realidad de Amor,
-
La guía de Jesús lo es esencialmente
al Compartir, al Ayudar, al Orar y al Amar.
Así de simple,
así de sencillo, así de ejemplar para todos nosotros.
-
No busquemos el paradigma de la
Semana Santa en fastos de capitales.
-
No creamos en rituales más que en
la Palabra que se nos entregó.
-
No dejemos de Vivir.
La Semana Santa
de un año entero la tenemos muy cerca, ante nosotros. Nos la traen nuestros
Hermanos del Santo Entierro.
Generosamente.
Todos los años.
Sepamos ver sin
necesidad de barro en nuestros ojos. Sepamos entender la Semana Santa.
Así, comprendamos,
que cuando Jesús ha traspasado el pórtico que le dista de los suyos,
efectivamente:
-
reposa en una urna sepulcral,
-
que Jesús se nos presenta ya despojado
de la vida terrenal,
Es ese Cadalso errante el que tiñe de sentida
culpa como nadie nuestros pecados. El que, cuando el peregrinar anual del Santo
Entierro nos sorprende en nuestro entorno diario, nos obliga a encontrarnos con nuestra alma desvestida
frente a Jesús. Con nuestra desnudez.
Con esta claridad
simbólica es como el Padre, de una manera sencilla, nos recuerda el inmenso
Amor que nos tuvo al entregarnos a su Hijo… El Cristo yacente que el Pueblo de
Alcalá, como reliquia histórica,
ha sabido atesorar desde hace siglos y al que devuelve su gratitud recordando:
-
lo que el Padre nos quiere para llegar
a ofrecernos a su Hijo,
-
la extrema entrega que Jesús hizo
por nosotros,
-
y la ejemplaridad de María, aquí
en la advocación de la Soledad,
o
Siguiendo a Jesús,
o
Siendo Libre por la gracia de la
Fe,
o Permaneciendo fiel en todo momento sin dar un solo paso atrás.
¿Qué más
necesitamos entender al contemplar el cuerpo de Jesús –entrega a Cruz por Amor-
como Camino del Reino de Dios?
¿Qué regalo más
inmenso podríamos recibir que el contar con intercesora de la talla de María de
la Soledad?
Y es que debemos
recordar como Jesús los enseñaba…
“Bienaventurados
los pobres en el espíritu, los mansos, los que lloran, los limpios de corazón y
los calumniados por mi causa…
Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será
grande en el cielo.” (Mt. 5, 2-12)
Bienaventurados
aquellos que sigan al Santo Entierro porque ellos habrán entendido que la Semana
Santa no ha hecho más que comenzar.
Bienaventurados
aquellos que sientan la Vida que la Urna aloja porque ellos habrán
entendido el Mensaje de Cristo.
Bienaventurados los
que entiendan que todos hacemos penitencia diaria con el Santo Entierro porque a
ellos les aguarda la Vida Eterna.
Agua y Sangre ya no manan
Del costado atravesado
Pies y brazos fríos descansan
El Espíritu se ha entregado
Manos de María mal sostienen
Cuentas de un rosario desgastado
Puñal en pecho nos recuerda
Dolor y pena. Llanto callado
Se ha cumplido la Escritura
Cristo reposa sin hueso alguno quebrado
Atrás quedó también el vinagre
Cruel mofa de desalmados
San Juan en rizada apoyo busca
Que perdidos los discípulos han quedado
Sólo las dos Marías en pie aguantan
Magdalena en Calvario se ha arrodillado
La Virgen Madre aún contempla
Crueldad humana con su Hijo Amado
Centuria romana que marcha
Cargando oprobio eterno en legado
La Magdalena triste y desolada
San Juan ausente a otro lado
Sólo mujeres mecen consuelo
A los que creen: todo ha acabado
Duro trance el aquí vivido
Que No hay Madre con preparo
Que soporte entregar a su hijo
Ante semejante desamparo
Mas María un instante
En Plaza Alta ha despertado
Aires que aquí arriba frescos corren
Del duro lance la han liberado
A su entorno mira entonces
Con sus hijos se ha encontrado
Ellos comparten su pena
Pero también piensan que todo ha acabado
¿Qué fue del oro, el incienso y la mirra?
¿Dónde quedó gratitud de peces y panes sobrados?
¿Quién ahora recuerda al Lázaro que camina?
¿Qué fue del Domingo y su palmar dorado?
Momento sin tiempo nos marca
Veinte siglos atrás en pasado
Mismos hechos en Plaza Alta
La misma Madre pena siente a su lado
Esbelta torre justo enfrente
Con dura herida de rayo al costado
Poca llaga se antoja ésta
Visto corazón de Madre desolado
Dos conventos que en pasado y presente
A María custodian por sendos lados.
Mis hijos muy poco necesitan
Su Fe siempre viva ha estado
La Virgen Madre se rebela entonces
Su Corazón vuelve a latir agitado
No será así, no lo consiento,
La Vida en sí ha comenzado.
Con Esta torre aún espigada
Y Un castillo amurallado
San Jorge paladín de indefensos
Beaterio de entrega un dechado
Alcalá y sus gentes merecen
Mensaje de Cristo Resucitado
Amor sin límite a sus hijos
Es lo que el Padre Dios ha regalado
La muerte como fragilidad solo entienden
Fugacidad y debilidad han tomado
Mas compasión y humildad en verdad requieren
Para por la dicha de Dios ser alcanzados
Jesús en cuerpo presente
A vivir Evangelio ha invitado
Morir sí pero a la arrogancia
Al egoísmo, a la envida,… al pecado
Jesús así encomienda
Nueva visión al sepelio llorado
Estoy aquí y así por vosotros
No es un reproche, es mi legado
Misericordia nos ofrece el Sepulcro
Vida Eterna en sí la que encarna
Vendréis algún día conmigo a los Cielos
Que el Padre bueno allí siempre aguarda
Jesús y María proseguirán entonces
Ritual del cargador con todo su esmero
Que aunque aquí sus rostros no cambien
Sonríen al vernos desde el Cielo
Al fin sus hijos entienden
Mensaje de Vida del Santo Entierro
Morir es Vivir en Jesucristo
Vivir según ley y así no yerro
Cuánto pesa el pecado en los hombros
Padre nuestro otra vez yo no quiero
Que el ejemplo que tu Hijo nos deja
Ponga penas de nuestra Vida a cero
De esta el semblante ya cambia
A Gloria incluso huele el manto negro
Que la Soledad como es sabia
Este rumbo esperaba en desvelo.
Tristeza Jesús también concilia
Aunando Esperanza, Mensaje y Credo
San Juan y La Magdalena se alían
Con Jesús y la Madre sin miedo
A tal cambia la escena
Que revive
anhelado el deseo
De estar con su barrio presente
En las calles y plazas del cerro
Estar con los nuestros en Coracha,
En Calle Las Monjas, del Levante o San Pedro
No quedan atrás Picasso o Callejón del Castillo
Ángel de Viera y Miguel Tizón. ¡Todos ellos!
Hermandad de barrio y de sus gentes que esperan
Las de Atahona, Alonso el Sabio, o Soledad, ¡nada
menos!
Plazoleta Collado y Villegas también cuentan
Sánchez de la Linde y Arcipreste Roa por los
pelos
San Vicente, San Juan de Rivera y San Jorge ya
están
San Francisco, Sánchez Aguayo y Díaz no más
¡Qué alegría en todas sus gentes!
¡Qué Esperanza a Cristo y Soledad!
Cofradía de todos los presentes
Realidad del camino por andar
Misericordia que así se entrega
Al pródigo, al que quedó y hasta al que no está
Soledad que a Parroquia regresas
Con recelo a la de San Juan afrontarás
Ya ves que no lo haces con tristeza
No lo sientas por el retornar
Vivimos a Cristo presente
Ves a tus hijos con Él caminar
Que Semana Santa encontró sentido
Cuando Santo Entierro Esperanza de Vida da
Soledad, qué hermoso nombre
Soledad, qué irónico en tu caminar
Soledad que protegiste a los míos en tu barrio
Soledad, no me vayas a dejar
Virgen de la Soledad, la de las gazules hermosa,
Virgen de la Soledad, tú sola nunca estarás.
El
cobijo y cariño mostrado en la fría noche
Por
siempre alimento de nuestra devoción será.
La Calma tras una semana entera de
Levantera
Abramos
las Puertas del Cielo
Esto hermanos ya se termina
Mi grano de arena irá pronto al viento
La sangre que me habita sigue siendo morada
Aunque a veces más que sangre parezca veneno
Sólo queda esperar a los Santos Oficios
Gallardetes cárdenos en balcones al viento
Que en Victoria aguardan inquietos
María de los Dolores y Jesús el Nazareno
Apremia el Levante en la Calle Carrera
Sánchez Díaz enluce mirador de La Janda pleno
La de los Dolores en un rato por allí pasa
Que no hay más hermosas otras andas en el Mundo
entero
Capirotes, túnicas y cíngulos se ajustan
Cargadores de Canastilla y Palio aplacan nervios
Monaguillos prendieron purificador aroma
Gloria de los Santos en granate Cielo
Notas de Costalero en partitura aguardan
Galán Caballero quedó dispuesta hace tiempo
Faroles y Candelería respiran cálida vida
Entibe el hombro aguarda desde que huele a
incienso
Alguien entonces se acerca a la puerta
A esas hojas de libro que paran el tiempo
Y antes de que el cerrojo libre su queja
Como tormenta que desencadena lamento
Un Fiscal divino el Templo recorre
Embriagándonos presuroso y certero
Aquellos que nos cuidan repasan entonces
Lo que a la hora que es, aún no está hecho
Se apremia la lumbre de antorchas
Esas modernas que trajo el progreso
Las calles lucen más hermosas
Gracias al que primera levanta dio al Cielo1
Óleo de colores que Jesús y Dolores presentan
Se ajusta al milímetro y corrige con esmero
Todo igualado, preciso, de tijera diestra
Como último repaso que dan los buenos barberos2
Letanía sabida con timbre de antaño resuena
“Paré, Paré, Reló, Ahí quedó” surge al tiempo
Quién mejor que el corazón noble de un niño
Para prender de pura emoción a su Lola luceros3
1Gabriel Almagro, Hermano
Mayor de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de los
Dolores tras su reconstitución, profesionalmente proporcionó soporte al
suministro eléctrico de nuestra localidad durante años.
2Melchor Domínguez, miembro de
la Junta de Gobierno del Nazareno, ejerció de barbero en la Calle Real durante
décadas.
3Juan García, miembro de la Junta de Gobierno del Nazareno,
durante años enceró junto a Ismael Almagro, la candelería de la Virgen de los
Dolores, su Lola.
Dentro rezamos un último Padre Nuestro
Como desearía seglar comprometido4
Como también querría el que fuera
Adoptivo de Victoria y casi Predilecto5
Entonces y Sólo entonces
Ese Fiscal Divino bajado del Cielo
Ese que sólo sienten presente
Los que están a este lado, en el Templo
Abrirá en silencio el Pórtico que separa
Nuestro pequeño trocito de Cielo
Para que Jesús y Dolores lleguen
Hasta cada rincón de nuestro Pueblo
Mas justo ahí, justo entonces
Antes que a la de Guía roce tenue Sol añejo
Sonrisa embriagará a Bandera y a Estandarte
A Acólitos, Celadores y hasta al mismísimo
Nazareno
El recuerdo de los que no están nos da fuerza
Igual que recordamos a los viejos Maestros
Es como si frente al Camino que nos espera
En la boca se paladease, un pequeño y dulce caramelo6.
4Jaime Cordero, siempre
cercano a la Cofradía del Nazareno y ferviente defensor de los valores
Católicos.
5Manuel Hermida, Director Espiritual
del Nazareno durante décadas y querido Párroco de la de San Jorge. Aunque
gaditano de nacimiento, fue nombrado Hijo Adoptivo de Alcalá de los Gazules.
6José Gallego, el que fuera Hermano Mayor de la Cofradía de
Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de los Dolores, Maestro de
profesión, acostumbraba a ofrecer con frecuencia, sin distinguir edades,
caramelos de anís, menta o regaliz a los que le rodeaban.
Epílogo
Que todo
debe de ser dicho
Este pregón se
hizo por la intercesión de José Gallego Gallego, sin cuya Vida y Ejemplo
hubiese sido imposible encontrar la inspiración necesaria para enderezar alguna
de las líneas que de ahí arriba se salvan.
¡Gracias Papá!
Roque Alejandro Gallego Pérez
Parroquia de San Jorge
2 de Abril de 2017
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