Adela Cortina
Ética
cosmopolita
Barcelona, Paidós, 2021
Para
superar la actual crisis sanitaria, económica y social es imprescindible que
los políticos, los profesores, los creadores de opinión y también los demás
ciudadanos seamos conscientes de nuestro papel de protagonistas en la búsqueda
del bienestar personal y de la paz colectiva, y es necesario que, previamente, tengamos
unas ideas claras sobre las cuestiones básicas de nuestros comportamientos
éticos. Por esta razón adelanto mi valoración de esta obra cuya importancia no
reside sólo en su oportunidad sino en la solidez de sus razonamientos, en la
agudeza de sus exámenes y, además, en la validez de sus propuestas prácticas. A
mi juicio, Ética cosmopolita es un
libro importante, profundo, documentado y útil.
En
mi opinión, el punto de partida de la reflexión de la profesora Adela Cortina,
premio nacional de ensayo 2015 y autora del libro Aporofobia, es la
constatación de la necesidad de una ética cosmopolita para poder enfrentar los actuales
desafíos del mundo. Tras señalar que la pandemia nos ha lanzado al mundo entero
y a cada uno de nosotros el reto de considerar la conexión inseparable que
existe entre la vida y la muerte, nos explica con claridad cómo esa dualidad
determina -debería determinar- los principios, los criterios y las pautas que
orienten la economía, la política, la sociedad, la cultura y la ética. Desde
sus primeras palabras nos advierte cómo la principal consecuencia de la pandemia
del Coronavirus debería ser la valoración de la vida humana y, por lo tanto, de
la salud como un bien humano primordial. En estos momentos los demás bienes
como la ciencia, el arte, el trabajo, la diversión y, por supuesto, la
economía, están o deberían estar al servicio de la defensa de la vida y de la
conservación de la salud física y mental. Este presupuesto deberían tenerlo muy
en cuenta, al menos, los políticos de las diferentes ideologías y de los
distintos ámbitos de la administración sin perder de vista que el objeto y el
objetivo de la economía es superar la escasez y, también, eliminar la pobreza.
La
alternancia vida y muerte, y la constatación de la fragilidad y de la vulnerabilidad
de las personas y de los países constituyen el punto de partida para el
análisis de la importancia de todas las decisiones personales y de las normas
dictadas por las instituciones políticas, jurídicas, económicas y sociales. La
toma de conciencia de nuestra insuficiencia y de nuestra interdependencia,
tanto en el ámbito local como global, lleva a la autora a concluir que es
imprescindible y urgente potenciar el trabajo conjunto de las ciencias, de las
tecno-ciencias y de las humanidades.
No
se trata, por lo tanto, de resolver el dilema entre la salud y la economía
porque, como bien muestra y demuestra la autora, en la historia rara vez se
presentan dilemas que exijan la elección de una de las dos opciones, sino de
“reflexionar creativamente buscando soluciones”. Dando por supuesto que el
responsable de esta dolorosa situación es el virus, en la solución del problema
debemos intervenir de manera responsable y coordinada los ciudadanos y las
instituciones políticas y empresariales. En esta grave situación
no existe otra opción que poner al servicio de la salud las investigaciones
científicas, los medios económicos y, por supuesto, las ideas, los objetivos y
las estrategias políticas. Todos deberíamos tener claro que el enemigo común,
el Covid-19, es más poderoso que cada uno de nosotros por muy importantes,
fuertes o listos que nos creamos. Su maldad estará por encima de nuestras
astucias estratégicas, de nuestros conocimientos científicos y de nuestros recursos
económicos si no colaboramos todos de una manera lúcida, generosa y
disciplinada. La profesora Cortina propone que, para combatirlo, se refuerce la
Unión Europea y los vínculos que nos unen a Latinoamérica, que cuidemos la
palabra para lograr una construcción ideológica de la realidad, que fomentemos
una democracia radical mediante un entramado de la razón y de los sentimientos
y que cultivemos una Ética cosmopolita apoyada en una justicia global.
José Antonio Hernández Guerrero
Catedrático de Teoría de la Literatura
0 comentarios:
Publicar un comentario