La trascendencia de los valores humanos.
Una obra interesante para los creyentes de las comunidades judías, cristianas y musulmanas.
Martin
Buber
Bien y mal
Madrid,
Hermida Editores, 2021
En el mundo actual nos resulta difícil llamar
por su propio nombre a esa “maldad” que a veces está inoculada en las intervenciones
de los poderosos y que también se aloja en el fondo secreto de muchas de
nuestras decisiones aparentemente bien intencionadas. Todavía más extraña suele
ser la valoración positiva y la denominación explícita de la “bondad” como la
senda más segura y más humana para lograr la felicidad personal y como el surco
más fértil en el que hemos de sembrar las semillas del bienestar colectivo.
Ésta es, quizás, una de las razones de mi grata sorpresa al leer este libro
que, a pesar de su profundidad, es claro, interesante y provechoso. Su autor,
Martin Buber (1878 -1965), filósofo judío austríaco-israelí y defensor del
diálogo entre judíos y árabes en Palestina, nos ofrece una interpretación sobre
el bien y el mal, apoyada en un lúcido y agudo análisis de varios salmos de la
Biblia.
Tengamos en cuenta que los salmos,
además de poseer unos valores poéticos y musicales, contienen claves proverbiales
para interpretar la vida humana e ideas luminosas para orientar los
comportamientos individuales y colectivos. En resumen, podríamos afirmar que proporcionan
unos fundamentos sólidos en los que asentar una antropología y una ética. Como
el mismo autor nos explica en el “prólogo”, Las
imágenes del bien y del mal, que proceden de mitos israelitas y persas nos
permiten señalar su correspondencia con la realidad biográfica del hombre
actual y algunas de las pautas que orientan o desorientan nuestros
comportamientos sociales. Con su
interpretación de unos salmos (el 12, el 82, el 83 y el 1) y tras relacionarlos
entre sí, identifica cómo la mentira alcanza un nivel supremo de perfección –y,
por lo tanto, de perversión- con el fin de ser usada como un instrumento de poder
y de dominio ingeniosamente controlado.
Clarificadoras nos han parecido sus
denuncias categóricas de las mentiras en la vida individual y en la colectiva,
y estimulantes sus explicaciones de los efectos que acarrea la pérdida de los dos
valores básicos sobre los que descansa la vida en común de los hombres: la
voluntad de corresponder a las expectativas de los otros y la coherencia entre
los pensamientos y los comportamientos que generan falsedad en el conocimiento
del mundo y de la vida, y que “falsifican las relaciones del alma con el ser”.
En mi opinión, esta obra, además de
explicarnos cómo la verdad es un elemento integrante de la justicia y de la
bondad, nos orienta para que miremos cara a cara la vida, nos proporciona unas razones
válidas para denunciar perversiones asumidas como normales y unos criterios seguros
para reflexionar sobre la trascendencia de los valores morales y sobre las
consecuencias de su menosprecio. Esta obra -interesante para los creyentes de
las diferentes comunidades judías, cristianas y musulmanas-, puede ser, una
valiosa ayuda para lograr el bienestar personal, familiar, social y político,
un estímulo para recorrer el empinado camino que conduce al crecimiento de la
justicia, al logro de la paz y, sobre todo, al fomento del respeto a los
principios, a los criterios y a las pautas de la convivencia humana.
José Antonio Hernández
Guerrero
Catedrático de Teoría
de la Literatura
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